Nuestra Aflicción. por Schreitwc

«Te amo, pero no podemos seguir»

Una simple oración que destruyo su corazón. Una oración que le hizo romper su promesa, porque él le prometió que siempre iba a estar con él, siempre.

Nada es para siempre, y ahora lo comprobó. Ni siquiera el amor era para siempre.

—Tal vez el mío si sea para siempre —susurró a la nada.

Él si lo seguía amando con todo su corazón, con cada parte de él.

Estaba ahí, esperando que saliera de su apartamento y le diera una explicación que, seguramente, no tenia.

Al fin lo vio, con sus rastas rubias, su ropa holgada y su cara que reflejaba tristeza.

¿Cuánto se necesita?, para ya resolver, destruir este dilema, que me tortura en las noches; no me deja soñar. Amplifica mis temores, simple o cabal.

—¿Qué te falto conmigo, Tom? —saludó.

—¿Qué haces aquí, Bill? —pregunto nervioso.

—Vengo por una explicación —respondió.

—No hay nada que explicar —Tom no lo miraba a los ojos—. Te amo.

—¿Entonces?... —cuestionó emocionado. Si lo amaba.

—No podemos seguir.

“Encerré y acabe con mis sueños y la llave arroje, ¿para que los necesito? sólo me causan angustia. Me hace falta un plan, me hace falta astucia y paz mental”.

—Hablemos adentro —dejo pasar a Bill.

Se sentaron para hablar más.

—Acabe con mis sueños… y los tuyos —suspiró— no los necesito.

—¿Qué hay de mí? Yo los necesito —tomó la mano de Tom, se sorprendió al ver que Tom no la rechazaba.

—Lo siento.

“Dicen que el amor mancha y ya me ensucie”.

—Te amo —repitió Bill.

—Me manchaste de tu amor, Bill…

—¿Me amas? —preguntó, ignorando la palabra “manchaste”.

—Me manchaste… y te amo —admitió con voz débil.

Ahora todo estaba tan confuso. Si lo amaba, ¿por qué terminó con él?

—¡Demuéstramelo! —le pidió.

Tom simplemente no dijo nada. Se quedo callado y viendo sus manos, como si fuera lo más interesante, como si el amor de su vida no estuviera enfrente de él.

Bill se cansó de esperar.

—Parece que mi amor no te es suficiente. Todo el mundo me miente, todo por ser  “Bill Kaulitz, la gran estrella de rock” —le expresó dolido.

“No lo puedo evitar: sentir que me rompen las piernas cuando no estás”.

—Tomi, te necesito —una lágrima se escapo de sus ojos miel.

Tom al verlo tan vulnerable, se arrepintió de sus palabras. Él amaba a Bill, pero tenía miedo. Temía por Bill, no quería verlo sufrir por su culpa, otra vez.

Se acercó más a él y lo envolvió en sus brazos con predilección. Lo lastimó, pero él no permitiría que alguien más lo lastimara.

—Bésame, Tomi, porfavor —le pidió ansioso por probar, de nuevo, esos labios.

Tom obedeció, juntando sus labios suavemente, transmitiéndole todo el amor que sentía por él, demostrándole que estaba arrepentido.

Se separaron por falta de oxigeno.

—Tus labios son mi droga y mi medicina, Bill —murmuró cerca de ellos, con los ojos cerrados. Disfrutando de la cercanía.

“Necesito un favor, un poco más de medicina, para poder evitar sentir que me rompen las piernas, cuando no estás”.

—Te amo —confesó Bill.

Tom volvió a unir sus labios con los de Bill, recostándolo delicadamente en el sofá, dejándolo debajo de él.

—No me dejes nunca, mi amor —le susurró al oído.

—Nunca —afirmó Tom, besando la mejilla de Bill.

Bill esperaba que Tom cumpliera esta vez.

—Tom —llamo la atención del aludido—, aún sigo esperando una explicación.

—Yo… uhm, no la hay, Bill. Yo lo hice esperando que dejaras de sufrir por todo lo que te dicen.

—Tomi, ¿quién dijo que a mí me importaba?

—No lo sé, Bill… tu carrera y… —no termino porque Bill le robo un beso.

—Shh —siseó—, no importa bebé. Te amo —no le importaba la razón por la que Tom lo había hecho, ahora estaba con él.

Eso era lo que importaba, ahora y siempre.

—“Me hará feliz que mi cantar te haga sentir muy especial, que mi cantar te pueda dar placer” —empezó a cantar Bill al oído de Tom.

—Bil, te amo, te amo, te amo —le dijo sonriendo entre besos.

—Yo también, Tomi.

Bill vio la oportunidad perfecta para darle una gran noticia a Tom.

Se quito a Tom de encima y se sentó en su regazo, con sus manos en el cuello de él, y las de Tom en su pequeña cintura… que pronto perdería.

—Siéntelo —tomo una mano de Tom y la llevó a su corazón.

—Late por mí —reconoció sintiendo los latidos acelerados.

Bill sonrió asintiendo y bajo esa mano hasta su vientre.

—Siéntelo —los ojos de los dos brillaron de emoción.

—Bill, estás… ¡estás embarazado! —cargo cuidadosamente a Bill y lo beso en toda la cara.

—Si, Tomi… nuestro hijo —suspiro, cuando Tom lo soltó y lo abrazo por la espalda, acariciando su vientre.

—Gracias, Bill. Te amo, hermoso —escondió su cara en el cuello de Bill.

Y le sorprendió lo que dijo.

—Vamos a continuar, con alegría y felicidad. Vamos a continuar con nuestra aflicción.

—No, Bill. Nuestra aflicción, no.

—Tomi, siempre va haber altibajos, pero yo siempre te voy a amar —se volteó en sus brazos para ver los ojos de Tom.

Siempre los habría. Y siempre sentirían esa aflicción por no poder mostrar su amor en público, por dos grandes razones: Bill era famoso, Tom era su gemelo.

Sin embargo, Tom estaría siempre para Bill y viceversa, porque así es el amor.

Se dieron un último beso antes de quedarse dormidos, abrazados, recordando todas las cosas buenas que pasaron e imaginando las que iban a venir.