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Ha Contraluz por Nekuri

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Notas del capitulo:

Otra parte mas de Ha contraluz. Que lo disfruten n.n

-Mamá, mañana voy a salir con mis amigas-.

Estaba en casa y era de noche. Mi madre se encontraba sentada a la mesa mientras leía una revista. Yo estaba sentada a su lado.

-¿Como que mañana vas a salir?-me miro extrañada bajando la revista-ni siquiera pides permiso-.

-Ahora te lo estoy pidiendo-.

-Me estas avisando-.

-Bueno... mamá, ¿puedo salir mañana con mis amigas?- le puse énfasis a la palabra "puedo".

-No- dijo secamente se puso a leer otra vez.

La mire con ojos suplicantes.

-Mamá... por favor...-pedí.

-¿A donde van a ir?- pregunto sin quitar la vista de su lectura.

-Al centro-.

-¿Estas loca?- cerró la revista y la dejó en la mesa -Es muy peligroso que vayas tú sola para allá- se estaba poniendo histérica.

-No voy sola- me defendí- voy con Cata y Aby-.

-Es lo mismo, tres chicas solas en el centro de la ciudad, ¿Que tal si les pasa algo?-.

-Me puede pasar algo en donde quiera que este, incluso aquí en casa- empecé a discutir.

-No Yasmín, no vas a ir-.

-Pero mamá, nunca salgo, déjeme ir-.

-No... además, no tienes ni dinero para salir-.

-Cata dijo que ella ponía el dinero para mí-.

-No, no y no-dijo moviendo la cabeza de un lado para otro- no me gusta eso que tus amigas paguen tus cosas-.

Suspire lastimeramente, mi madre no iba a ceder. Me dirigí a mi habitación arrastrado los pies y mirando el piso con ojos tristes.

Cerré la puerta con suavidad y me eche en la cama. Allí me quedé un buen rato mirando el techo. Ya me había hecho el ánimo de salir y mi mamá no me da permiso. Aunque ya sea grande igual le obedecía a ella, no me gustaba pelear, así que cuando me negaba algo, simplemente me iba a la habitación sin decir nada más.

-Yasmín- dijo ella al abrir la puerta- toma- me entrego un poco de dinero- promete que te vas a cuidar y no vas a andar tonteando en la calle-.

Mi rostro se ilumino al instante, había cedido.

-¿En serio me dejas ir?- ella se sentó a mi lado

-Si niña, solo cuídate y llega temprano- puso su mano en mi cabeza.

Yo la abrace alegremente.

-Gracias-.

Me sonrió y salio de la habitación.

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Estaba en una gran habitación, esta se encontraba toda desordenada y sucia. Apestaba a sangre...

Un fuerte estruendo sonó en la única salida que había. El pánico se estaba apoderando de mi -Yasmín- busque desesperada otra salida. Vi una ventana, me acerque a ella y otro fuerte sonido se oyó, también estaba allí - Yasmín- no tenia por donde escapar, sentía miedo. El vidrio se rompió y una gemido, agonizante y tétrico invadió el ambiente - ¡Yasmín!-

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-¡¡¡AAH!!! ¡¡LOS ZOMBIS ME VAN A COMER!! -grite al despertar, unas risas sonaron a mi alrededor.

- ¡Ay esta niña!, tienes que dejar de jugar esas cosas a tan altas horas de la noche -dijo la voz de mi madre.

Me senté en mi cama. Cuando logre acostumbrarme a la luz mire a mí alrededor. Estaba en mi habitación, había sido solo un sueño. En un rincón, vi la procedencia de las risas. Cataline y Abigail me miraban divertidísimas. Di otro grito de asombro y me tape con las mantas hasta la nariz. La noche anterior se me había ocurrido acostarme con solo una polera muy corta y ropa interior.

- ¡¿Que hacen aquí?! -pregunte avergonzada.

- ¿Como es eso? -dijo extrañada Cata-. ¿No que íbamos a salir?

-Deberás... ¡me quede dormida! -me senté alarmada en mi cama, pero luego me volví a tapar y me sonroje.

- ¡buuu! -bufó Cata y Aby se tapo la cara, riendo y moviendo la cabeza de un lado para otro.

-Ya hija, vístete rápido o llegaran tarde.

-Voy a bañarme primero -dije. Ni loca salía sin bañarme.

-A este paso no vamos a alcanzar a hacer todo lo que habíamos planeado -Cata ya se estaba poniendo malhumorada.

-Vale, vamos chicas, dejémosla sola para que se vaya a bañar rápido.

- ¡Ah!, tía -Cata siempre le decía así a mi madre-. ¿Me presta el baño antes que Yasmín entre?

-Si, sígueme -ellas salieron.

Abigail se quedo en el cuarto, se sentó en mi cama y me miro fijamente.

- ¿Así que los zombis te iban a comer? -yo me puse roja-. Que cabeza la tuya -sonrió dulcemente, se me acerco y me dio un pequeño beso en la frente. Luego salio de la habitación también.

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Este era un día muy brillante y caluroso, perfecto para salir toda la tarde. No subimos al bus público que nos llevaría directo al centro de la ciudad. Yo me senté en la ventana y Cataline al lado mió y Abigail se tuvo que sentar en frente. El bus no iba muy lleno afortunadamente. Me fui gran parte del camino en silencio. Miraba por la ventana. Veía como íbamos alejándonos de la zona residencia, casa tras casa fuimos dejando atrás. Miraba los árboles, los postes de luz, las rayas de la calle, todo pasaba velozmente por mis ojos.

-Mierda... -murmure.

Cata me miro.

- ¿Que te pasa?

-No me siento bien -me estaba mareando, siempre me ocurría eso. Mi piel se puso pálida y la cabeza me daba vueltas.

-No me digas que...

-Quiero vomitar.

Aby se dio la vuelta, nos observaba en silencio.

- ¡Ay! No jodas Yasmín, aguántate, nos queda poco.

-Me siento mal... -las nauseas aumentaban.

-Que ni se te ocurra vomitar aquí.

-Cata, cambiemos de puesto -dijo Aby de pronto. Las chicas se pusieron de pie y se cambiaron-. Yasmín, mírame -la mire, me maree aun más-. estas realmente pálida... apóyate en el respaldo de la silla, cierra los ojos y olvida que te sientes mal.

Le hice caso. Intente pensar en otra cosa, se me vino a la mente el sueño que había tenido. Me dio más nauseas. Sentí como la mano de Aby aferraba la mía. Me apoye en su hombro y  poco a poco me induci el sueño.

-Despierta, ya llegamos -dijo su dulce voz. Abrí los ojos. Estamos en otro sitio.

Cataline ya estaba de pie para bajar del bus. Aby y yo nos levantamos. No me soltó de la mano. Perdí un poco el equilibrio, ella me tomo de la cintura y me ayudo a bajar. El bus se fue y nos quedamos en silencio.

- ¿Como te sientes? -preguntó Aby.

-Bien... -murmuré, poco a poco se me pasaron las nauseas.

-Para la otra te vas sentada en el lado del pasillo -dijo Cata.

-Aun así no se le pasa, siempre le dan estas cosas en los buses.

-Bueno... me dio hambre, ¿vamos a comer? -ofreció Cataline, como si yo quisiera comer algo...

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A lo largo del día los mareos y el dolor de cabeza fueron aminorando, anduve por la calle como si nada hubiese pasado. Junto a mis amigas anduvimos por muchas partes. Fuimos al zoológico y luego a comer algo. Pasamos por unos hermosos museos que  exhibían toda clase de objetos.

La tarde estaba cayendo, al sol de ese día le quedaba poco tiempo de vida. Decidimos irnos por el borde del cerro. Caminamos por un lindo sendero rodeado de enormes árboles. Allí había un pequeño negocio que vendían recuerdos. Me detuve en seco.

- ¡Que lindo! -exclamé. Los ojos me brillaban al ver esa preciosura.

Las chicas me miraron.

- ¿Que ves? -preguntó Cataline. Sin responder lo apunte. Era un llavero que tenia un lindo gatito peludo de color negro con una franja blanca que le cruzaba la pancita. Me encantaban esas cosas.

- ¡Me encanta! -volví a decir.

-Pues cómpralo -dijo como si nada Cata. Volví a la realidad, no podía comprarlo, lo poco que conservaba de dinero era para emergencia y no lo iba a gastar.

-No tengo dinero -dije a penas moviendo los labios-. Vamos -continúe el camino. Me sentía triste. Ellas me alcanzaron y continuamos todas por el sendero.

El no poder comprar ese lindo llavero me deprimió, pensé que seria mejor que lo olvidara. Suspiré.

-Espéreme un poco -dijo de pronto Aby-. Ya vengo -ella se fue en dirección contraria a nuestro camino.

Yo no la mire, estaba observando los autos que circulaban por el borde del cerro.

Paso un buen rato y Aby aun no volvía.

- ¡Ay! ¡Que se demora! -Cata siempre había sido impaciente-. Voy a ver que hace.

-Ok -dije, tampoco la mire. Me quede sola sentada en un banco que había allí.

Mire a mí alrededor. Observe las maravillas de la vegetación, los grandes árboles que me rodeaban, en el piso había una especie de enredadera que lo cubría todo. En el horizonte se veía un naranjo sol, estaba a punto de desaparecer.

-Dame todo lo valioso que tengas -dijo una voz ronca. Sentí como me tapaban la boca y un objeto, delgado y frió tocaba la piel de mi cuello. Mi mundo cayó a mis pies. Di un gemido y moví la cabeza de un lado para otro. No andaba con nada de valor.

-Dije que me entregaras todo lo que tengas -dijo molesto y apretó un poco el cuchillo en mi cuello.

-No traigo nada -dije cuando logre quitarme su mano de mi boca.

- ¡Mierda! -exclamó secamente-. Vendrás conmigo, me voy a divertir mucho -dijo con una risa diabólica.

Me estaba envolviendo el pánico, no sabia que hacer. Me obligo a ponerme de pie y sin quitar el arma  me hizo caminar.

De pronto sentí como ambos caíamos al piso y él daba un grito de dolor. Me sentía confundida y aterrada. Aproveche la oportunidad y me alejé todo lo que pude de él. Las piernas me temblaban impidiendo que me pusiera de pie.

Observe al delincuente. Este tenía las manos en la cabeza y gemía de dolor. Vi como algo le golpeo en la cabeza nuevamente haciendo un sonido seco. Luego, alguien que no pude identificar se acerco corriendo a y le propino una fuerte patada en el rostro. Sangre salpico al suelo. La persona tomo el cuchillo y se lo enterró violentamente en la pierna. El hombre intento ponerse de pie y hecho a correr.

- ¡Lárgate, perro! -resonó una voz de mujer.

Se acerco a mí, el sol le daba justo en la espalda por lo que no podía verle bien la cara.

Ella me tendió su mano y me ayudo a levantarme.

- ¿Como estas? ¿Te hizo mucho daño? -preguntó la agitada voz.

Quede mirando a mi salvadora. Me perdí un momento en sus profundos ojos negros que me observaban preocupados. Me abrace a ella y lloré en su pecho todo el pánico que había sentido. El olor de Cataline me envolvió y lentamente fui tranquilizándome.

 

[Imagen de la escena: el cerro, rodeado de árboles, Cataline y Yasmín se abrazan. Detrás de un árbol se encuentra Abigail, esta mira el piso, el cabello le tapa los ojos, sostiene en su mano un pequeño objeto peludo]

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El bus de regreso iba muy lleno, así que nos vimos obligadas a ir de pie. Nos fuimos a un rincón, al lado de la ventana. Todo el camino estuve abrazada a Cataline, ella me abrazaba con un solo brazo y con el otro se afirmaba para que nos cayéramos si el bus giraba. Las personas que iban con nosotros nos miraban con extrañas expresiones en el rostro, yo no quise mirarlos así que puse mi cabeza de tal forma que podía ver el paisaje nocturno de la ciudad. En otro rincón del bus iba Aby. Esta anduvo todo el camino con los brazos cruzados y sin mirarnos.

-Cata -murmure.

-Dime.

-No le digas a mi madre lo que ocurrió, no quiero que se preocupe, además, si lo llega a saber no me dejara salir otra vez con ustedes.

-De acuerdo -afirmó y me abrazó más fuerte.

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El clima estaba raro este día. Amaneció muy nublado y frió, luego el calor subió y cayó una fuerte lluvia.

Ya era la ultima clase, ciencias, solo nos tocaba dos veces a la semana. Fue la misma rutina de siempre, dictar materia, una actividad (Cataline peleando por los libros), yo desarrollando, mis amigas copiando. La única diferencia fue que nos mandaron a hacer una presentación sobre las células. Mi grupo de trabajo es el obvio, Cata y Aby.

- ¡Ay!, ¡Que lata! -rezongó Aby que tenia la cabeza apoyada en la mesa.

-Pero si no es difícil -le dije.

-Para ti no lo será, pero yo... -se tapo la cara con las manos-. Odio presentar en público, me pongo nerviosa y se me olvida todo.

-No te preocupes, yo te ayudo para que te prepares bien.

- ¿En serio? -me miro sin mover la cabeza.

-Por supuesto, en eso habíamos quedado ¿no? -le sonreí, ella asintió y volvió a taparse el rostro.

- ¿Tu también necesitas ayuda Cata? -le pregunté.

-No -dijo secamente-. Yo puedo con las presentaciones -también apoyó la cabeza en la mesa y se puso a dormir. Volvía a ser "La Cataline" de siempre, fría y distante.

Fin de las clases. Llovía a cantaros y yo no había llevado ni paraguas ni chaqueta.

-Me voy a mojar toda -hice un puchero mientras miraba el cielo.

Ya me había resignado a lo inevitable cuando me cubrió una cosa negra. Aby estaba a mi lado sosteniendo un paraguas.

- ¿Realmente pensabas que iba a dejar que te mojaras? -preguntó con un gesto de incredulidad.

Yo le sonreí y me abrace a su brazo. Cata tenía un paraguas aparte y se fue caminando un poco alejadas de nosotras (para evitar que estos chocaran).

-Si sigue lloviendo así mañana tendremos que venirnos en una canoa -dijo mientras intentaba saltar un charco.

-Te imaginas a las tres en una canoa yendo al colegio, seria gracioso -dije con una risa picara.

-Nosotras dos remando y Cata dando órdenes -comento entre risas Aby.

- ¿Yo haciendo que? -preguntó confundida.

-Nada mujer, nada.

Llegamos a la esquina donde nos separábamos de Cataline, esta se despidió de nosotras y continúo su camino.

-Voy a ir a dejarte hasta tu casa -me dijo Aby.

-Estas loca, te desvías mucho de tu camino si me vas a dejar -dije preocupada.

-Te dije que no iba a dejar que te mojes y eso haré -en ese momento paso un auto muy cerca de la acera haciendo que toda el agua que había salpicara como una gran ola hacia nosotras. Aby me tomó y me cubrió con su cuerpo-. Lo ves, no lo voy a permitir.

-Pero ahora eres tu la que se ha empapado -dije.

-No te preocupes, vamos, rápido -dijo con una sonrisa.

Llegamos a mi casa.

-Pasa -dije-. Tienes toda la ropa mojada y te vas a pegar un resfrió.

-No -negó con la cabeza-. Se me hará tarde, además no sacaría nada, igual me mojare.

-Pero... -intente convencer.

-Pero nada -me interrumpió-. Me voy a casa.

-Bueno... -mire al piso, triste. Me disponía a entrar a casa.

-Oye -me tomó la mano el agua le caía desde el cabello-. ¿Como estas por lo de ayer?

La pregunta me atrapó de sorpresa, en todo el día no habíamos hablado del tema.

- ¡Ah! Ps, bien... -respondí entrecortadamente

De pronto sentí el cuerpo de Aby muy cerca mió. Me abrazo tiernamente.

-Me asuste mucho cuando me contaron lo que había ocurrido -susurró al oído-. Y me dio rabia conmigo misma por no haber sido yo la que te hubiese ayudado.

-No te preocupes Aby, si estoy bien, afortunadamente estaba Cata para...

-Pero debí de haber sido yo. Yo nunca debí de haberme separado de ti, si no lo hubiese hecho jamás nada te hubiera ocurrido.

-Aby -murmuré.

-Lo siento...

-Aby... no ahí problema...

-No quiero que nada nunca te pase

Nos mantuvimos abrazadas y en silencio un buen rato. La lluvia seguía cayendo sobre nosotras.

 

Notas finales:

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