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EL RIESGO DE AMAR por AICEN

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del fanfic:

 

 

Aunque en los personajes los he puesto a todos, a algunos se les menciona de pasada.

Por favor, se que a lo mejor os quedais decepcionados, pues la diferencia entre esta historia y EL DIOS DEL CAOS va a ser abismal, pero yo agradecería sus reviews, ya que siempre me quedo con esa espinita clavada.

Veo historias con hasta 262 reviews y yo solo tengo aunque muy sinceros y muy agradecidos, 65 en EL DIOS DEL CAOS, y 2 en LA FLECHA DEL AMOR VERDADERO, y eso hace que me decepcione un poquitin, pues cuandoo veo que aumenta el número de reviews me alegro muchisimo y siento que lo estoy haciendo bien y que merece la pena.

Notas del capitulo:

Primero: esta historia no va a ser ni tan intensa ni tan movida como EL DIOS DEL CAOS, y se que posiblemente no tenga la misma aceptación.

Segundo: la historia de EL ELEGIDO que es la que prometí colgar cuando acabe con el dios del caos, la tengo atragantada y no avanzo con ella, asi que tardaré en colgarla.

Tercero: sigo agradeciendo que me envien reviews, asi que me gustaría que tambien lo hicieran con esta historia.

Inevitablemente Camus se había enamorado de él, de Shura, de su valor, de su lealtad, de su orgullo, de su templanza y sabiduría, incluso de ese carácter serio y su fuerza inquebrantable.

La batalla contra Hades, cuando tuvieron que fingir ser enemigos, cuando tuvieron que matar a sus propios compañeros, cuando junto a él y a Saga habían invocado la exclamación de Atena, había provocado que el simple hecho de permanecer a su lado, de luchar mano a mano, intensificara sus sentimientos.

Y cuando los resucitaron a todos, cuando les otorgaron una vida tranquila. Fue a él hacia el primero que dirigió su mirada, cuando le correspondió con otra acompañada de una sonrisa, creyó que tenía una oportunidad de ser feliz a su lado, que quizás con un poco de suerte, aquel caballero de oro, correspondía sus sentimientos.

Nada más lejos de la realidad.

Ahora se encontraba sentado en las escaleras de la entrada de su templo, con amargas lágrimas corriendo por sus mejillas, pero él no permitiría que nadie viese aquello.

No por nada le llamaban el caballero de los hielos.

Su educación, los duros entrenamientos a los que había sido sometido, le habían convertido en un hombre de carácter serio y pocas palabras. Aunque educado con sus compañeros, en cierta manera, todos trataban de evitarle, no pocos habían salido escaldados tras mantener una conversación con él.

Y aunque Camus era consciente de que en ocasiones la sinceridad de las palabras podía hacer daño, el no podía ocultar lo que realmente pensaba o sentía cuando alguien le pedía su opinión.

Pocas veces sus compañeros le invitaban a una reunión o fiesta, aunque estaban muy orgullosos de contar con un hombre como él entre sus compañeros, sabían que tarde o temprano, Camus aguaría cualquier evento con su rectitud, su seriedad, su carácter frio o sus palabras.

Uno de los pocos que comprendían al onceavo custodio, era Aioros, el caballero de sagitario.

Puede que el custodio de la novena casa fuese demasiado alegre, incluso que en ocasiones se comportase como un chiquillo, pero trece años en el otro mundo, habían hecho de Aioros una persona comprensible, bastante sabia, y dispuesta a dar consejos.

Camus disfrutaba de la compañía de ese muchacho, con él se sentía tranquilo, y sabía que los dos podían compartir prácticamente cualquier cosa.

Las horas que el de sagitario no pasaba con su hermano Aioria, las reservaba para permanecer al lado de Camus.

Al él y solo a él le contaba sus preocupaciones y miedos, como sentía que tras tantos años de ausencia había perdido en cierta manera su lugar en aquel sitio, pues a Aioros lo trataban con educación, con cierto respeto, incluso se podría decir que con camaradería, pero no lo trataban como a un amigo, ni como a un compañero, lo trataban como si el fuese un caballero del pasado al que hubiese que prestarle atención por respeto, pero a la hora de la verdad, le mantenían tan apartado del grupo como a Camus, porque no sabían que decirles o como tratar a estos dos.

También le contaba Aioros a Camus, la decepción y tristeza que sentía a causa de su hermano pequeño.

Era cierto que el custodio de leo, había pasado los primeros meses desde que resucitaron, completamente pegado a su hermano mayor, recuperando el tiempo perdido, contándole todo aquello cuanto había ocurrido en su ausencia.

Pero al pasar el tiempo, el de leo volvió a su rutina diaria, y fue alejándose poco a poco de la compañía de su hermano, descubriendo que trece años habían sido demasiados, y que una vez se habían contado todo, ya no tenían nada más que compartir, salvo quizás los entrenamientos, y alguna noche en las que se reunían y cenaban juntos.

Camus se dedicaba a escuchar a Aioros en silencio, ofreciéndole pequeños comentarios que en su opinión eran los correctos y adecuados para ese momento.

Y en ocasiones, era el de acuario el que se abría con Aioros y le contaba sus sentimientos y pesares.

Últimamente la carga de ser el caballero de los hielos se había vuelto demasiado pesada para él, quería en su fuero mas interno, acercarse a sus compañeros, afianzar lazos de amistad con ellos, conseguir algo de calidez en su carácter y menos frialdad en sus palabra.

Pero inevitablemente, cambiar lo que ha sido una persona durante toda su vida, no era tarea fácil, y sus compañeros, lejos de darle la oportunidad de conocerle mejor como persona, le daban respuestas rápidas cada vez que estaban frente a él, algunas excusas tontas, o pretextos inventados, para no pasar mucho tiempo al lado del de acuario.

Y un día, Aioros y Camus se sinceraron el uno con el otro, confesándose sus más íntimos secretos y sus más profundos sentimientos.

Aioros estaba enamorado de Saga, a pesar de que este ordenase su muerte cuando estaba poseído por Arles, aunque debido a este dios malvado que se hizo con la mente y el cuerpo del geminiano, el de sagitario no le culpaba de nada, ni siquiera del hecho de que durante trece años fuese considerado un traidor.

Y Camus, se había enamorado de Shura, el caballero del templo anterior al suyo, ese que tenía el poder de Excalibur en su brazo derecho, que le dio el golpe mortal a Aioros, y lucho contra Shiryu del dragón en la batalla de las doce casas. Camus supo que le amaba cuando murió en aquella batalla, luego lo comprobó cuando Abel les resucito y ellos lucharon mano a mano, juntos, para defender a Atenea, y en la batalla contra Hades, cuando estaban frente al muro de los lamentos, Shura estaba a su derecha, tan pegado a él que el de acuario casi no puede ejecutar su filtro glacial de la aurora al verse abrumado por el calor que desprendía el cuerpo del de capricornio.

Allí, sentado en los escalones de la entrada, de su templo, allí derramando saladas lagrimas, sintió el cosmos y la presencia de Aioros acercándose rápidamente a él.

Lo siguiente que supo el de acuario, fue que ese muchacho se había lanzado a sus brazos, y lloraba amargamente, compartiendo ambos el mismo dolor.

Lo único que pudo hacer Camus, para mitigar el sufrimiento de su compañero, fue ofrecerle unas suaves caricias en su espalda, y luego, en su castaño cabello.

-no es justo Camus, no es justo-decía Aioros.

-¿Por qué a nosotros?-le preguntaba.

-¿Qué hemos hecho mal esta vez?-le decía.

Shion les había convocado a todos aquella tarde con el pretexto de darles buenas noticias.

Aioros y Camus sabían que entre sus compañeros del santuario se habían formado diversas parejas.

Una de las más estables era la formada por Shion y Dokho, que a pesar de muertes, resurrecciones, y el estado envejecido al que por años estuvo destinado el de libra, llevaban a cuestas la fuerza, el amor y el cariño de una relación de más de doscientos años.

Les seguían muy de cerca Milo de escorpio y Kanon de géminis, el hermano gemelo de Saga. Kanon había sido aceptado como un caballero dorado más, y ahora, después de que entre Shion y Mu hiciesen una segunda armadura, era el segundo santo de géminis. Tras su peculiar batalla en el inframundo, Kanon y Milo comenzaron una relación que duraba desde entonces.

La tercera pareja más estable era la formada por Death Mask y Aphrodita, aunque el carácter opuesto de aquellos dos había sido motivo de discusiones bastante escandalosas, no había duda alguna de que ellos dos se amaban, prácticamente desde antes de la batalla de las doce casas.

La última pareja, que también era la más reciente, era la formada por Shaka de virgo y Aioria de leo, cuando el hermano pequeño de Aioros le anuncio la feliz noticia, el de sagitario no pudo más que darle la enhorabuena y felicitarle, Shaka era un hombre maravilloso, y una perfecta influencia para el de leo, y cuando el caballero de virgo tuvo el detalle de subir hasta el templo de Aioros para pedirle su permiso y su bendición,  el santo de sagitario le contesto con una sonrisa y diciéndole que se alegraba mucho de tener un nuevo hermano.

Así que cuando supieron que el motivo de la llamada del patriarca era el de darles una buena noticia, todos los caballeros se imaginaron, que el motivo sería el de anunciar la boda de alguna de aquellas parejas.

Y tanto Aioros como Camus se alegraron de eso, puede que sus compañeros no les tratasen demasiado bien, pero ellos dos les querían y tenían cariño, y no deseaban nada malo para ellos, al contrario, les alegraba que se amasen, y que fueran felices era un autentico regalo después de tantas batallas, muertes y sufrimiento.

Así que aquella tarde se reunieron en el templo del patriarca, no vestían sus armaduras pues no era necesario. Conforme iban llegando los de los templos más cercanos al del patriarca, iban esperando a los que vivían más alejados.

Conversaban entre ellos, reían, y alguno de ellos incluso hizo la típica broma de “te apuesto lo que sea a que se casan estos”, unas apuestas que algunos aceptaron divertidos.

Cuando llego Aldebarán que fue el último ya que Mu se había tele transportado, las apuestas sobre la posible boda estaban entre las pareja formada por Dokho y Shion, y la de Death Mask y Aphrodita.

Habían descartado a Kanon y a Milo, por que el carácter alegre de aquellos dos, les hacia incapaces de guardar un secreto por mucho tiempo, si hubiesen sido ellos, todo el santuario y más de medio mundo, ya sabrían la supuesta sorpresa.

Camus y Aioros, aunque habían hablado levemente con algunos de sus compañeros, permanecían un poco apartados en una esquina, conversando el uno con el otro, y haciendo una pequeña broma acerca de lo “bonito” que se verían Dokho o Aphrodita con un vestido de novia blanco.

Y entonces entró Shion y todos guardaron silencio, aquellos trece hombres sentían un gran respeto por el antiguo caballero de Aries, que tras la batalla en el inframundo, fue nombrado patriarca del santuario.

Fue entonces que aquel hombre de pelo verdoso y ojos color amatista comenzó a hablar.

-chicos, cuando hace unos días me enteré de la noticia que ahora os voy a dar, debo confesar que me quede sorprendido. No conocía de la existencia de esta relación y mucho menos que fuese tan intensa.

-va a haber una boda en el santuario, dos de vuestros compañeros han decidido contraer matrimonio.

Ante las palabras del patriarca, todos se quedaron pensativos, mirándose los unos a los otros con claro gesto de duda.

Shion había dicho que no conocía de la existencia de la relación, y eso solo quería decir dos cosas, la primera era que no era una de las parejas ya formadas y conocidas, la segunda, es que una nueva pareja se había formado entre ellos.

Una pareja que por algún motivo, había mantenido su relación o bien oculta, o en la más estricta intimidad, pues ninguno de ellos había notado en los solteros, ningún síntoma de que estuviesen enamorados o llevasen una relación con alguien.

Algunos de ellos miraron de reojo a Camus y a Aioros, pues estos dos siempre estaban juntos, pero cuando comprobaron que ellos también se miraban con claro gesto de duda, los descartaron inmediatamente, aunque quizás estuviesen fingiendo.

-chicos, vamos a darles la enhorabuena a esta pareja y a desearles lo mejor en su unión, ofrezcámosles nuestra bendición, nuestra amistad, nuestro cariño y nuestro apoyo-dijo Shion.

-la boda se celebrará dentro de una semana, y espero que todos y cada uno de vosotros ayudéis con los preparativos, ya que he recibido la gran noticia de que al evento acudirá nuestra diosa, y los caballeros de bronce.

-eso esta genial Shion-dijo Death Mask.

-pero haznos el pequeño favorcito de decirnos de una vez quienes son los que se casan-continuo el de cáncer.

-Saga de géminis y Shura de capricornio-anunció el patriarca.

Al principio, la sorpresa les pillo a todos desprevenidos, y no supieron cómo reaccionar, miraban a los dos caballeros que permanecían juntos y en silencio, y que ahora se cogían de la mano, en un pequeño gesto cariñoso, que daba a entender que aquello no era una broma.

Luego, poco a poco, recuperados de la sorpresa, fueron acercándose a ellos, felicitándoles y asaltándoles a preguntas.

Incluso hubo una escena divertida, cuando Kanon le echo la bronca a su gemelo por no decirle nada, y luego comenzó a bromear con el hecho de que iba a tener una cabra por cuñado.

Pero hubo dos de ellos que no se movieron, dos que simplemente no pudieron asimilar aquella noticia.

Camus mantenía sus puños apretados y se mordía el labio inferior con fuerza, se negaba a montar una escena en ese momento, y su orgullo le impedía salir corriendo de aquel templo. Y por otra parte, en ese momento también controlaba de alguna manera a Aioros, que había apoyado su frente en el hombro del de acuario, para esconder las lagrimas que rodaban por sus mejillas, en un momento dado, el de sagitario cogió la mano de Camus y la apretó con fuerza, intentando aguantar la compostura, necesitando la fuerza que en silencio le ofrecía su amigo y compañero.

Pero ambos estaban destrozados, sin saber muy bien cómo actuar. Los hombres a los que ellos amaban, se casaban, entre ellos, no era que si hubiesen elegido a otro compañero el dolor hubiera sido menor, pero ¿cómo iban a apoyarse el uno al otro cuando ambos sufrían en ese momento?.

Camus fue el primero en reaccionar, se giro hacia su compañero, le levantó la barbilla con una mano para que el de sagitario le mirase. Secó sus lágrimas con sus manos, y le dedicó una sonrisa tierna a Aioros.

-mantengamos la dignidad al menos, Aioros, démosles la enhorabuena-dijo Camus.

El de sagitario solo pudo hacerle un gesto afirmativo con la cabeza, no tenía fuerzas para nada más, cambió el gesto de dolor de su cara y fingió una sonrisa, y aún así, no pudo soltar la mano de Camus cuando comenzaron a caminar hacia la pareja.

Al encontrarse frente a estos, por algún motivo, todos los allí presentes guardaron silencio, temiendo las palabras duras que podría decir el de acuario sino estaba de acuerdo con tal unión, no por nada el caballero de los hielos era conocido por su falta de tacto.

-Saga, Shura, mi enhorabuena y mis felicitaciones, será un honor para mí que contéis con mi presencia en vuestro enlace-dijo Camus.

Todos los allí presentes incluidos los novios, no pudieron evitar soltar el aire que durante unos segundos habían retenido, así que fue inevitable no oír algún que otro suspiro.

Pero no pudieron evitar el fijarse como Camus y Aioros iban cogidos de la mano, y como el de sagitario había palidecido notoriamente, y permanecía con la mirada baja y en silencio, solo cuando el caballero de acuario dio un suave apretón en su mano, fue cuando Aioros reaccionó.

Le miró fijamente a los ojos, y Camus hizo una leve inclinación con su cabeza y una sonrisa en los labios, infundiéndole valor al muchacho, para que dijese unas palabras a los novios.

Aioros desvió más lentamente de lo apropiado su mirada,  viendo a aquella pareja que en una semana se convertirían en marido y esposo. Como pudo, fingió nuevamente una sonrisa y se aclaró la garganta para que en su voz, no hubiera ningún matiz de dolor o tristeza.

-me alegro mucho por vosotros chicos- fue lo que consiguió decir.

-gracias, a los dos-dijo Saga.

-y por supuesto que estáis invitados, sois compañeros al fin y al cabo-dijo Shura.

Ni para Camus ni para Aioros, paso desapercibido que el de capricornio había dicho “compañeros” al referirse a ellos, ni siquiera en ese momento, y aunque fuese por mera educación había dicho “amigos”.

Y fue así como ambos tuvieron que hacer su mejor esfuerzo y poner toda su voluntad en aguantar una pequeña celebración improvisada por Shion en honor a los novios.

Cuando aquel acto terminó, cada caballero fue dirigiéndose a su templo, inevitablemente, Camus solo compartiría su camino con los novios durante la bajada desde el templo de Shion hasta el suyo, pero sabía que Aioros, se encerraría en el de sagitario, donde esperaría a que llegase la noche y todos durmiesen.

Así que cuando llegaron a acuario, ambos hombres se miraron a los ojos, sabiendo el de acuario que debía esperar despierto al otro, pues tarde o temprano, Aioros iría a reunirse con él y desahogar su pena, su dolor y su sufrimiento con el único hombre que podía ayudarle en esos momentos.

Un hombre que compartía su mismo dolor.

 

 

 

 

 

Notas finales:

nos vemos en el proximo capitulo


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