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Asesinos de cartón. por capazzo

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Notas del capitulo:

Espero que os guste, si teneís alguna crítica que comentarme las agradeceré.

No salio por la puerta principal como el resto de los alumnos.Sabía que la esperaban y que si la encontraran la harian pasar un infierno. Ahi ya estaban fuera del colegio, por lo tanto no habia profesores para vigilar. Agarró la mochila con fuerza y tomo aire. Apretó su peluche en su mano izquierda. Era un osito rojo carmesí de ojos adorables que había ganado en una tómbola. Siempre lo llevaba consigo, lo llamaba ojitos. De repente la cabeza del muñeco se giro hacia ella.

-¿Qué te pasa, Mireilla?-Preguntó con voz chillona.

-No se si doblar la esquina. Puede que me esperen en el patio.

-Enfréntate a ellos.

-Si claro, no tuve bastante con la vez que me partieron el labio en los lavabos. O aquella otra en la que me tiraron por las escaleras.

-Eres una cobarde. Si se la devolvieras te dejarian en paz.

-Joder, cállate ya. Ni siquiera hablas tú. Es imaginación mia.

-Eso quiere decir que mentalmente no estas muy bien que digamos.

-Que te calles!

-No sabes ni silenciar a tu subconsciente. Patético.

La discusión seguiría. Asi que Mireille tomó una decisión. Sin previo aviso cruzó la esquina y corrió hacia la puerta trasera del patio. Sonrió cuando lo vio vacío, pero se alegró mas aún cuando la puerta estaba abierta. Ya no tendría que escalarla. Aceleró el ritmo casi esprintando. Nunca habia corrido tan rápido. La salvación estaba cada vez mas cerca. Lo iba a conseguir.

Sin embargo, todo eso cambió en una milésima de segundo. De la nada surgió un pie que golpeó su espinilla. Cayó hiriéndose las manos con la gravilla del suelo y torciéndose el tobillo. Ahi se quedó echada con la respiración agitada. No se dio la vuelta hasta que oyó la voz del autor de la zancadilla.

-Vaya, vaya.....Parece que la zorrita intentó usar la salida de emergencia.                              

Reconoció esa voz como la de Frank. Un chalado con varias amonestaciones por sus toqueteos con chicas de primaria. Al instante salieron de detras de los arbustos Lester e Ismael, seguidos de Jan, primo del segudo. El mayor de todos, Mellic, vino el ultimo con un palo largo en una mano.

Miró alrededor. Al instante lo comprendió todo. Estaba sola, sin nadie a quien pedir ayuda con cinco chalados en un lugar apartado. Se preguntó como podía ser tan estúpida.

-Bueno, Mireilla- Apuntó Frank- Como ya te dije a la hora del recreo, te esperaba a la salida. ¿No crees que es un poco maleducado darme plantón asi como asi?

Ella no dijo nada, se levantó dolorida. Hasta estar a la misma altura que Frank

-Como no salias por el pasillo, pensé que mejor te esperaba aquí.-Prosiguió-Ah y perdona por lo de el tropezón Jan es un puto bestia. Yo te hubiera dicho educadamente que pararas.

A lo mejor fue la adrenalina del momento, pero Mireilla no pensó en lo que decía.

-No me das miedo, soplapollas-Dijó con la voz temblorosa.

La cara de Frank mostró sorpresa y luego una forzada sonrisa.

-Me das plantón y encima me insultas. Que poca educación.

Acto seguido su mano golpeó la cara de Mireilla. No fue un golpe fuerte, pero si lo suficiente como para que cayera al suelo. Cuando se quiso levantar la sujetaron los hombros entre dos.

-¿Sabes?. Eres una buena chica. Por eso yo quería hacerte un regalo, solo eso. Para empezar de nuevo.

Le hizó una seña con el dedo a uno de sus amigos.

-Mellic...-Susurró- Trae el peluche.

Entonces se acercó con el palo hacia ella. Las lágrimas la impedian ver con claridad. Asi que no distinguió lo que en realidad se le venia encima. En el extremo del palo estaba clavada una rata muerta y putrefacta. Lo único vivo en ella eran las hormigas que correteaban. Intentó moverse pero la sujetaron mas fuerte. No puedo reprimir una arcada.

-Vaya.- Apuntó Frank- Parece que no te gusta mucho.

-Pero si es suave....Mira, acaríciala- Mellic se la acercó a la cara

Ella cerró los ojos. Fue inútil. Tan pronto como sintio el olor a descomposición, devolvió todo el desayuno y el almuerzo a los pies de los sorprendidos chicos. Que la soltaron al instante riéndose.

-Joder. Que sensible es la zorra.-Apuntó Lester.

-Si es que no aguantan nada.

Se recogío el pelo para no manchárselo. Estaba dispuesta a aguantarlo todo, a humillarse para que se cansaran de ella y la dejaran. Simplemente se haría un ovillo y lo soportaría sin dar muestras de resistencia.

-Venga vámonos-Dijo Mellic-He quedado con unos amigos.

-De acuerdo- Aceptó Frank dando un largo bostezo- Hasta el Lunes Mireilla. Te espero a la salida, y como esta vez no vayas te juro que usaré el palo para otro fin. Aunque a lo mejor hasta te gusta.

La dejaron ahi arrodillada, con la mirada al vacío. Al fin. Todo se había acabado. Sintió un alivio indescriptible, había vuelto a sobrevivir. Lo primero que hizo fue recuperar a Ojitos de un charco. Lo abrazó con fuerza a pesar de que estaba empapado.

-¿Estas bien Mireilla?- Preguntó con dificultad por su aplastante abrazo

-Si, Ojitos. Estoy viva. Aunque ahora mismo pienso que ojalá me hubieran matado.

Miro con calma las heridas. Tenía un corte que sangraba en su rodilla derecha. Ambas manos tenian laceraciones con gravilla incrustrada. Su labio se habia hinchado por la bofetada. Además al ponerse de pie, notó un esguince en su tobillo debido a la caida. Tomó aire. Estaba viva. La única parte positiva de los abusos era ese llamado "impulso vital". Apreciaba la vida mucho más porque sabía que quizá cualquier dia moriría. Ella lo prefería a palmarla en un asilo con gente limpiándote el culo.

-¿Como estas tú, Ojitos?

-Mojado, pero triste por ti .Esto no es vida.

-¡Que dices! ¡Esto es la puta definición de vida en el diccionario!

Rió sin muchas ganas. Recogió su mochila y se dispuso a ir al orfanato. Por suerte allí no había abusones. Simplemente pasaban de ella. Cosa que le gustaba.No necesitaba amigos, no necesitaba nada más.

Una vez llegó, pasó por delante del portero del edificio. El señor Joss, era la unica persona que le caia bien. La saludó con su entusiamo habitual

-¿Que hay, Mire? ¿Que tal el colegio?

-Bien, de fábula.

-Cielo santo...¿que te ha pasado?-Preguntó preocupado señalando el labio.

-Me caí por las escaleras.

-Pues ya te caiste la semana pasada y el mes pasado.

-Ya, es que soy un poco torpe.

-Bueno...-Sonrió-Si quieres vamos mañana que es Sábado a subir y bajar unas cuantas escaleras. Yo soy un experto escalerizador. Podría enseñarte. ¿Que me dices?

Había momentos en los que la hacía reir aunque estuviera triste, como ese.

-Mejor en otra ocasión. Voy a lavarme la herida, hasta luego.

-Vale cielo. Cuídate. Ya sabes a quien acudir si tienes problemas.

-Si...claro. Lo sé.

Subió las escaleras sin disimular demasiado bien la cojera. Una vez en su habitación puso a secar a Ojitos en la cuerda de tender. Se desnudó completamente, echo toda la ropa a un cesto, y se metió en la ducha. Dejó que el agua la purificara. Que penetrara en ella como si de una caricia cálida se tratara. Una sensación de humedad la abrazó perfilando sus contornos en su cuerpo delgado. Se secó con fruición al salir del baño y envolvió el pelo en una toalla. Había pasado solo una hora y media desde la humillación, sin embargo parecía otra.

Echada en la cama tan solo con la toalla en el pelo como vestuario. Pensó en si debería vengarse de todos esos hijos de puta y en como lo haría. Podía hacer dos cosas, aguantar los cuatro meses restantes de curso y librarse de ellos al ir a la universidad o devolvérsela con todas sus fuerzas. Una decisión así no podía tomarla sola. Bajó de la cama de una salto y descolgó a Ojitos de la cuerda.

-¿Que haces Mireilla? Aún no estoy seco.

-Tengo que hacerte una pregunta.

-A ver, dime.

-Imaginemos por un momento que un día en vez de ser yo la presa, soy la depredadora....

-¿De repente te ha dado por los documentales de animales?

-No, escucha me refiero al tema de esos cinco gilipollas. Hablo de vengarme.

-Ya claro. ¿Y como piensas vengarte?

-Matándolos- Afirmó con fiereza-Matándolos a todos.

Ojitos paso a llamarse Ojazos cuando en su cara se dibujó una expresión de sorpresa.

-Estas jodidamente pirada.

-¡Pero si dijiste en el patio que me enfrentara a ellos!

-Enfrentarte a alguien no es mandarlo al otro barrio. Si siginificara eso, tu matarías a tus contrincantes de la liga de ajedrez.

-Mira, yo solo se que esto tiene que acabar. Si no se te ocurre nada, estas mejor colgado.

Luego en la cena apenas probó bocado. No fue a la tienda de cómics como hacía los viernes. En vez de eso se quedó dibujando en su mesa. Lo unico que hizo fue un grabado al carboncillo de una ataud flotando a la deriva en el mar. Imaginó que ella estaba ahí, muerta, en vez de morir con lentitud pensó que era libre. su cuerpo se descompondría y pasaría a formar parte del aire que respiraban los habitantes de las estepas o se mezclaria con las lluvias del algun país tropical. Retuvo ese bello pensamiento en su cabeza durante unos minutos. Sin darse cuenta cerró los ojos poco a poco, hasta dormirse profundamente. Mañana seria otro día en el calendario y ella despertaria como un dia diferente en su vida.

 

 

 

 

 

 


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