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Así es Nuestra Historia II por Yojiromi

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Notas del capitulo:

Advertencias: Lemon, Uke Reita (!)

Comentarios: Quien narra la historia es Reita. Cuenta desde el comienzo de la historia, no es como la de Uruha (no es tipo espiral), pero en sí es muy bonita <3

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Porque todo fue escrito uno vez que nos conocimos. (...Reita)

Ese día había empezado en una nueva escuela. Mi madre nos había hecho mudar luego de que mi hermana quedara embarazada. Teníamos problemas económicos, por ello mi madre trabajaba como costurera para importante fabricas, y mi abuela se dedicaba a cuidarnos a mi y a mi hermana, y por su nuevo empleo nos había hecho mudarnos al otro lado de la cuidad.

Y, como consecuencia, he tenido que entrar a una nueva escuela. Cuando llegamos a nuestra nueva casa, pensé que tardaría algo de tiempo en desempacar y conseguir un colegio donde estudiar, pero mi madre fue muy rápida y poco más de una semana ya estaba inscrito en una.

a293;Puedes sentarte donde quieras. Bienvenido.
a293;Gracias a293;respondí.

Las miradas de todos estaban siguiendo cada uno de mis movimientos, estoy nervioso, como nunca en toda mi vida –hasta hora de doce años- he estado. Solamente atiné a sentarme en un puesto vacio que estaba cerca a la ventana. La clase comenzó poco después, y fue un gran alivio, hasta que dijeron que había examen de matemática.

Y, como no me sabía nada del examen, solamente me dediqué a ver por la ventana a los chicos que estaban jugando futbol, quería salir corriendo hasta allá y golpear al portero por haberse dejado meter un gol tan estúpidamente, ¡Tengo que entrar a ese equipo! Tiene jugadores muy buenos -sacando al portero claro-, como ese chico larguirucho, corre muy rápido y parece una maquina de meter goles, ¡Dos goles en menos de veinte minutos! Definitivamente quiero conocerlo.

a293;Sensei, ¿me da permiso de ir al baño?

Creo que esta ha sido la peor excusa que he dado. Y luego de que me dejaran salir, corrí hasta las escaleras buscando la salida al patio trasero, pero, este colegio es un laberinto de verdad y cuando finalmente salí ya no había casi nadie en la cancha. Me decepcioné por mi lentitud y volví sobre mis pasos, hasta que escuché el sonido de la victoria en un gran ‘¡GOL!’ que me hizo regresar hasta el enrejado a ver quien estaba por allí.

Era el mismo chico larguirucho que metió los dos goles, me quedé viendo como practicaba sus pases, era realmente muy bueno, seguramente se convertiría en mi rival, yo tengo que estar en ese equipo.


Me costó un poco adaptarme a este nuevo sitio, ya había entablado conversaciones con algunos de mis compañeros pero ninguno de ellos cumplía los requisitos como para ser mis amigos. Después de que logré cumplir con las exigencias para unirme al equipo de futbol, definitivamente, el profesor me presentaría como un nuevo jugador.

Como había dicho el sensei, fui primero a su oficina y luego fuimos al campo. Estaba algo nervioso porque quería enfrentarme al larguirucho pero no quería ser muy obvio. El sensei estaba explicando las estrategias para el nuevo juego que sería el fin de semana contra el instituto J, luego de ello me presentó.

—Hoy se integra un nuevo jugador, su nombre es Akira Suzuki, denle la bienvenida por favor.
—Es un honor —me incliné haciendo una reverencia. Ya había visto la expresión que había puesto el larguirucho, incluso, lo oí reírse.
— ¿Es una broma sensei? Ese niño parece muy endeble. —la risa de todos los demás se escuchó después. Le miré con odio. —Además que tiene nombre de niña, A-ki-ra-chan
—El hecho que tenga nombre de niña no me quita que pueda darte una buena patada por el culo. —Quizás me pasé un poco en las palabras, pero logré borrarle esa risa estúpida del rostro.
— Kouyou, Akira, tres vueltas al campo inmediatamente. —ordenó el sensei.

Cumplir mi castigo fue algo aterrador, desde que comenzamos a correr él no había apartado su mirada de mi y yo tampoco de él, si el corría rápido yo tenía que estar a su lado aparentando que no estaba cansado, pero estaba reventado por dentro. Le dimos más de seis vueltas al campo mientras competíamos demostrando nuestra resistencia físico-muscular. Después de eso, tuvimos un corto entrenamiento y por culpa de la lluvia todo paró.

— ¡Bueno señoritas! A los baños, la práctica de hoy terminó.

Los baños aquí eran comunales, es decir, todos nos teníamos que bañar juntos y eso me ponía muy incomodo, tal parece que no era al único que le entraba el pudor. Kouyou tampoco entró sino hasta que todos ellos salieron, igualmente hice yo. No puede despegar mi vista de su cuerpo, el era mucho más delgado que yo, su piel era más blanca que la mía, sinceramente me dio envidia cuando le vi el trasero.

—Larguirucho tenías que ser. —susurré bajito.

El fin de semana llegó rápido, y con ello el juego contra el instituto J. ¡No podía perder la oportunidad de demostrarle al larguirucho que yo era una maquina de meter goles! Y así lo hice, aunque lo odiase, jugué en conjunto con él y gracias a eso logramos la victoria en el partido. Estuve más que satisfecho cuando le vi aplaudirme por el gol. Me entraron ganas de saltarle encima y decirle que ya no era ninguna nena.

Esa vez antes de entrar a los baños, llamé a mi madre para decirle que habíamos ganado. Cuando regresé ya no había nadie en los baños, y eso me dio cierto alivio, aunque, quería volver a verte el trasero. Me bañé y cuando iba saliendo, te vi tapándote la cara, estabas sonrojado hasta las orejas.

Tus mejillas tenían un bonito color rosa, igual que tus labios. Me acerqué hasta él y sonreí al descubrir que temblaba un poco. Le tomé de las manos y las aparté de su rostro, me miraba con vergüenza, me incliné y besé sus labios. Sus labios eran cálidos y tenían un agradable sabor.

—Felicidades por nuestra victoria.

Luego que dejé el colegio para ir a casa, no podía para de chuparme mis labios, aun tenían tu sabor. Esta vez, fui yo quien te ganó.

El lunes que siguió, me quedé esperándote en las gradas del patio trasero. No creí lo que escuché de tus labios aquella vez, hasta que me demostraste que decías la verdad. Escapamos de clases y nos fuimos al rincón escondido que había detrás de las gradas y allí empezamos a ablandarnos, conocí de ti y tú conociste de mí.

Desde entonces no dejabas de besarme cada vez que tenias la oportunidad, me encantaba cuando tus labios saboreaban los míos, me sentía muy bien cuando me tocabas.

Una tarde después de clases te invité a mi casa, a que conocieras a mi madre, sin pensarlo dos veces le dijes que eras mi novio. Mi madre no reaccionó de la mejor forma y su mano quedó marcada en mi mejilla, en ningún momento me soltaste y no me despegué de ti aunque mi madre me gritara que lo hiciera, mi madre con escoba en mano te sacó de la casa. Lloré mucho aquella vez, y tú también, te vi por la ventana cuando te ibas.

Sin embargo, no hice caso a mi madre en alejarme de ti, por el contrario, quise estar más cerca de ti como fuese posible. Era un día catorce de febrero, y yo quería regalarte algo bonito. Corté flores del césped de mi vecina, y te las llevé a tu salón.

—Feliz día del amor, Shima.

Recibiste mis flores y con una lagrimita de alegría te tiraste sobre mí a besarme, estábamos en un salón de clases, aun así no te importó. Pero, al profesor no le gustó y habló con el director sobre lo que había visto.

—Fue solo un beso, no tiene nada de malo. Hoy es catorce de febrero. —explicó Shima.
— ¡Akira Suzuki! No quiero verte de nuevo cerca de ese enfermo. —mi madre te trataba muy mal, y esa vez hizo que me cambiaran el horario de clases para no verte nunca.
— ¡Mamá no le digas así! —lloré mucho cuando llegamos a casa. Y seguí llorando hasta que ya no hubo lágrimas que derramar.

Hace poco había enfermado con anemia, ya no iba a las prácticas de futbol, y no tenía ánimos de estar en clase. Mi madre me había dado la ‘gran noticia’ que había conseguido un nuevo empleo en Toquio y que debíamos irnos pronto. Estaba viendo por la ventana a los chicos jugando en el campo hasta que sentí unos brazos rodearme por completo. Te pedí que fuéramos a los baños y allí te conté todo.

— ¡Por favor! Quédate ¡No me dejes!
—No puedo hacer nada, mi madre es quien manda en mi vida.
—Aki-chan, no te vayas… yo te necesito.

Lloramos por horas abrazados en los baños. Y cada jueves, llegaba temprano a clases solo para verte. Aquella vez me dijiste que nos escapáramos, que había algo que me querías mostrar. Era una casita en un árbol, que tu vecino había construido para ti y para mí.

Era muy linda, era espaciosa porque no tenía casi nada en su interior. El olor a madera era especial. Me recargué de tu espalda y te susurré al oído algo que nunca pensé que te pediría.

—Shima, hoy… aquí… yo… quiero decirte que te amo. Y no importa cuan lejos esté, recuérdame por lo que haré hoy. Quiero ser uno contigo, en cuerpo y corazón.

Tomé tus manos cálidas, las mías temblaban por los nervios, y las llevé a mi camisa del colegio, desabrochaste botón por botón mientras yo moría de vergüenza, besaste mi pecho y mi cuello, besaste cada rincón de mi con paciencia como queriendo recordarlo perfectamente. En mi impaciencia he inexperiencia arranqué tu uniforme, tomaste mis manos y me dijiste algo que me avergonzó demasiado.

—No hay prisa, tenemos todo el tiempo del mundo.

Y comprendí que realmente era así. Nos besamos sin apuros, para luego recostarnos en el suelo de madera. Sentir tu piel contra la mía por primera vez y fue muy agradable, abrí mis piernas y te acomodaste en ellas, me aferré a tu espalda con temor a estar haciéndolo mal, y bajé la tela que cubría nuestras partes, tu ropa interior junto con la mía dieron en algún lugar dentro de la casita. Sentí tu parte baja rozar con contra la mía, cerré los ojos cuando sentí mi cuerpo arder y respirando el mismo aire te susurré que estaba listo.

—Estoy listo… para lo que sigue.

Vi tu cara arder en un bonito rosa de nuevo, acariciabas mi cuerpo explorando mi sensibilidad, y mi parte baja no dejaba de palpitar, seguramente de alegría.
Soportando el dolor, compartiendo el mismo dolor, te sentí, me sentiste, estábamos probando el cuerpo ajeno. Me abracé a ti con fuerza, llorando y gimiendo ‘Te amo, te amo, te amo’ era lo que sentía, tú también me decías bellos ‘te amo’ al oído, mezclado con algún hipo. Te sentía tocar lo más profundo de mi ser y empecé a temblar de placer, un inmenso placer me recorrió el cuerpo enteramente, tu también lo sentiste y ante cada beso mi cuerpo seguía temblando.

Así fue nuestra primera vez juntos, y así fueron muchas más, incluso más hermosas. Como el día en el que llovía torrencialmente y nosotros estábamos allí dándonos calor corporal mutuamente de la mejor forma, había escuchado algunos gritos de la parte de afuera, así que salimos a ver que pasaba.

No contamos con encontrar a tu madre y a la mía juntas, tenían horas buscándonos, y apenas mi madre vio las marcas de mi cuerpo, me prometió la paliza de mi vida. Halaste de mi mano y nos echamos a correr por los charcos de agua, corrimos por las calles y tu madre detrás de nosotros gritó, el sonido de los frenos de un auto me asustó mucho. Me estabas abrazando, el auto te había golpeado, me habías protegido.

—Shima… ¡Shima!

Lloré cuando te vi sangrando, ¿perdería a mi Shima de tal cruel forma? Tus ojitos se apagaron poco a poco. Entonces todo se volvió oscuro para mí también. Cuando desperté estábamos en un hospital, tú aún no habías despertado y yo estaba allí tomándote de la mano cuando tus ojos se abrieron, lloré de alegría cuando me sonreíste y yo lo hice también.

Mi madre perdió aquel empleo, no me fui, yo quería estar contigo siempre. Ni mi abuela ni mi madre se opusieron a los nuestro después del accidente, comprendieron que eres capaz de dar tu vida por mí, y que yo la daría por ti. Desde entonces, estamos juntos, somos inseparables. Porque yo soy lo ultimo que ves antes de dormir, y por tu eres lo primero que veo al despertar.

El perfecto buen día siempre es sonreírte de la forma que te gusta. Cuando acaricias mi cabello y me acercas lo que con amor siempre preparas para mí. Y nunca me cansaré de preguntarte siempre, desde que te volviste mi héroe desde aquel día en el hospital.

—¿Me amarás por la mañana?

Siempre mi miras de esa forma tan especial, sonríes para mí solo para mí, respondiéndome de la misma forma como aquella vez.

—Más que ayer y todos los días.

Porque así comienzan nuestros días. Los días del resto de nuestra vida juntos.
!FIN
Notas finales:

;w; haciendo Justicia !!  Uruha x Reita

Tenía algo de tiempo colgado en el LJ

Ya lo colgué por acá, soy feliz ♥

Ya salí de todos mis exámenes ¡Estoy libre! bueno... libre desde la próxima semana uwuU ¡Pero seré libre!

Awww... se me da tanto el genero dramático y romántico tan natural ;O; joder, yo soy antiromantica (?) y es lo que siempre me sale bien uwuU

Aww, por cierto... ya fui al psicólogo :D ¡No tengo remedio según él! :D

Yoroshiku POP* !

 

-Yojiromi@hotmail.com-

Seguiré haciendo de las mías


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