Me encontraba frente a la ventana de nuestra habitación, admirando la nieve que había caído la noche anterior. Me había levantado en la madrugada, y sin poder conciliar el sueño, me dedique a preparar una taza de té; la extraña mezcla del calor interno de mi cuerpo y el frío asesino de la habitación me obligo a vestirme completamente, ya que solo tenia unos pantalones de pijama encima y andaba descalzo. Una vez resuelto este problema, reasumí mi estancia frente a la ventana, dejando que mi mente divagara por los lugares mas recónditos de mi memoria. Era temprano, y él no despertaría hasta dentro de unas horas, así que me di el lujo de recordar esos días que hace años no recordaba.
Cuando todo lo que yo era antes, cambio a lo que ahora soy.
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Draco POV. Meses después de la guerra.
Me encontraba en un limbo total después de que había salido con vida de mi primera y ultima guerra. Durante esos últimos años había visto cosas escalofriantes y terribles pero debía aguantarlas a causa del peso que yacía sobre mi, el hijo de un mortífago traidor; mi nombre había quedado marcado y no había vuelta atrás. Pero despues me sentí libre de todo, como si unas cadenas invisibles se hubieran roto, me sentí extasiado ante la idea de poder elegir y decidir, pero esos pensamientos fueron fugaces al darme cuenta de que mi nombre no solo estaba marcado dentro del circulo de mortífagos, sino que también en el mundo mágico entero, no era el muchacho que a última hora había decidido lograr lo improbable, sino la serpiente cobarde que no quería morir. Al parecer mis cadenas se habían roto, pero ahora debía arrastrarlas.
Me encontraba en el limbo mental y social. No había nadie a quien yo pudiese recurrir, solamente mis padres quienes ya tenían suficiente con su propia carga de marginación y alivio. No se que había sido de mis compañeros de clases ni de muchos de mis amigos, de vez en cuando leía nombres en el Profeta y sobre una condena horripilante; al principio me preocupaba por ellos, pero poco a poco todo comenzó a ser parte de la vida diaria a la que pertenecía y pronto me vi en atrapado en se limbo que parecía ser pasajero y ahora era permanente.
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Draco PoV. 7 años después de la guerra.
Ya era de mañana y debía preparar mis cosas para asistir al trabajo, era lunes. Antes, mis fines de semana no eran muy interesantes, me paseaba por el callejón Diagón de vez en cuando buscando artículos de colección y libros de pociones de mi interés o solo para mi lectura. Mi vida se había convertido en una clase de cuento en donde el personaje principal salía vivo a pesar de sus penurias y tenia un final de felices para siempre, pero en mi caso era distinto, había terminado vivo pero sin un feliz para siempre. A los 2 años de la guerra me mude de casa con mis padres a un pequeño departamento en Londres, muy cercano al callejón. Al principio me fue difícil adaptarme porque no encontraba trabajos fijos, no deseaba preocupar a mis padres pero me rehusaba a hacer un trabajo cualquiera y pronto las finanzas me obligaban a pedirle prestamos pequeños a mis padres; sin embargo, mi suerte cambió para mejor gracias a mi habilidad con las pociones, pues me brindó la oportunidad de fungir como maestro suplente por medio curso en Hogwarts, me había quedado como anillo al dedo; y cuando casi llegaba al final de mi contrato, para agregar más a mi suerte, me ofrecieron el puesto como maestro permanente por algún incidente que le había sucedido al maestro anterior, Slughorn creo que era, pero eso no era importante en el momento, ya tenia con que mantenerme y no debía preocuparme de futuros estragos económicos. Así que todo fue miel en hojuelas hasta que comenzó el curso, porque para mi propia desdicha y mala suerte, me había concentrado demasiado en mis propios planes que no me detuve a ver con quien iba a compartir trabajo, entre ellos era el maestro de Defensa contra las artes oscuras. Nada más y nada menos que Potter. San Potter.
Ya no le tenía ese odio infantil de mis años púberes, sin embargo no deseaba topármelo porque nada cambiaba el hecho de que simplemente no era alguien con quien quisiera relacionarme. Torpe, lento, buscapleitos y entrometido. No era lo mío.
Pero era lunes y debía asistir, abordar el expreso a Hogwarts para el inicio de curso, a mi estancia eterna en el castillo. A convivir con Potter. Sacrificios eran necesarios. Y este iba a ser uno grande.