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Pretender Mantener Promesas Perdidas por Eyrin

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Notas del capitulo:

Otro capi... tarde un poco en escribirlo y me di cuenta que de este no tenía dibujo xD, asi que me puse anoche a hacer uno... no salió muy bien pero de todas formas lo subi ya saben, al final del capi la imagen.

Espero que disfruten de este capitulo y nuevamente gracias por leer.

^.^

 

Capitulo 3:

Ángeles rojos del perdón divino

 

Antes de que dieran cuenta el Cristal Rose ya se había marchado de las costas de Marine y la semana que faltaba para las reparaciones había acabado. Mercury había estado continuamente al cuidado de Sanzo aquellos últimos días debido a que se encontraba aún delicado… claro está que Sanzo no había dicho nada de lo que en realidad había pasado.

Molooj se había marchado sin hablar, sin querer decir nada y no sabía como interpretar aquello. Creía que como mínimo, si no le daba una disculpa merecía que el otro le dijese la verdad… que le diera la explicación del porque había hecho aquello.

También había estado castigado… y había sido castigado físicamente por lo que había hecho. Desde siempre sabía el consejo que Mercury salía, pero nunca le había ocurrido nada, así que no le daban verdaderamente importancia, además de eso Sanzo siempre cubría aquellas pequeñas escapadas por lo que eran mínimas las consecuencias. En esta ocasión había sido imposible aquello.

Para aquel momento habían pasado casi ocho cambios de luna desde que el Cristal Rose estuviese ahí por última vez, pero era de esperarse por el tiempo que permanecieron. Mercury había estado deprimido y Sanzo había podido notarlo. Por más que no quisiera, o que no le pareciera correcto que el castaño le profesase tanto amor a alguien que no lo merecía… así era; estaba decidido a que la próxima vez que arribara el Cristal Rose a la costa, aunque fuera inconsciente, haría que aquel imbécil le aclarara las cosas a Mercury.

El Cristal Rose se apareció luego del quinto cambio en la costa. Era bastante tiempo lo que habían tardado en volver pero se volvía inevitable. Molooj, especialmente él, no quería ir a Marine…

No quería tener que volver a mirar a Mercury a los ojos.

Por supuesto que como marinos que eran les resultaba imposible no ir a aquel sitio. Su padre, claro está, no toleraría el hecho de que, por simple capricho de aquel muchachito imprudente que era su hijo se arruinaran los logros que habían hecho. Aunque no quisiera, Molooj tendría que ir.

El castaño era quien siempre les recibía, por supuesto que, con el anciano líder del consejo. Sin embargo aquella ocasión era diferente.

- Nos honra recibirle a usted y su navío en la costa de Marine capitán. – Molooj abrió grandes los ojos al mirar a aquel que le esperaba. No, no era su Mercury… era el muchacho que prometió hacerle sufrir si veía a Mercury lastimado, solo que ahora lucía el cabello en un tono rojo fuego. Que él supiera estaba prohibido para la gente del consejo cambiar el tono de su cabello con plantas y cosas de ese tipo. – estamos a su disposición para lo que necesite de nuestras tierras.

La gente del navío, igual que siempre simplemente comenzó a bajar cosas del barco y acomodar la bodega del mismo. Molooj notó que aquel muchacho no le quitaba los ojos de encima.

- Segundo al mando del Cristal Rose, sería tan amable de acompañarme un momento. – habló finalmente el muchacho una vez que el anciano líder hubo caminado hacia dentro de la isla.

- Debo desempacar primero las cosas del barco. – Sanzo le miró fríamente… estaba huyendo, sin duda alguna.

- Insisto, es algo de suma importancia.

- ¿Hay algo que mi hijo pueda hacer por usted señor? – Sanzo miró fijamente al capitán de aquel barco. Analizó su mirada (aunque le resultaba difícil) y no encontró ninguna clase de conocimiento de algo.

- No se si este enterado capitán, pero se presentó una situación con uno de nuestros miembros que estaba con su hijo en dicho momento y me gustaría que me informara nuevamente que pasó. – Molooj abrió con sorpresa y miedo sus ojos.

- ¿Está… Mercury está bien? – preguntó. Estaba visiblemente preocupado.

- Insisto en que me acompañe.  – dijo mirando fijamente al capitán del navío el cual asintió y, mirando a su hijo se dirigió a este.

- Si es importante debes ir con él.

Molooj solamente asintió y, comenzaron a caminar por la isla. No se dirigían directamente a la escuela que era el lugar donde Mercury debía encontrarse. No le tenía demasiada confianza a aquel muchacho pero, si era por Mercury, iría con aquel.

Durante todo el tiempo que estuvo en el mar estuvo pensando en el castaño y lo que había sucedido. No era tan sencillo simplemente aceptar que quería a Mercury mucho más que como un simple amigo. ¿Enamorado? No lo sabía del todo, pero aunque lo estuviese no lo aceptaría.

Había estado encerrado mucho tiempo en su habitación pensando en aquello. Imposible, no había tenido una conclusión. Caminaron largo rato en aquella forma, por caminos en los que no pasaba a menudo cuando estaba con el castaño. De pronto Sanzo solo se detuvo.

Molooj le imitó y prestó atención a lo que estaba haciendo. El ahora pelirrojo comenzó a quitarse algunas de las capas de ropa que portaba hasta quedar con algo similar a lo que generalmente usaba Mercury cuando se encontraban.

- ¿Por qué te desvistes? – preguntó curioso el muchacho y, de pronto, solo le vio adoptar una extraña posición.

- Por lo que he notado recuerdas que prometí cortarte las bolas si algo más le había pasado a Mercury y no me lo estabas diciendo. – Molooj inmediatamente se tensó al escuchar aquello.

- Esta bien – afirmó el muchacho – Mercury está bien.

- Si, físicamente está bien. – Sanzo miró a Molooj fijamente. Físicamente Molooj era bastante más alto que el pelirrojo y este, a su vez más fijo que el rubio. – Son otras cosas las que en este momento están preocupando a Mercury…

- ¿Tiene que ver conmigo?

- Eso no te importa. No te importa nada con él desde que te atreviste a tocarlo. – Molooj miró en otra dirección. Entonces aquel pelirrojo sabía lo que había pasado con Mercury en el río… detalladamente seguramente. – Y no se lo pagarás a él. Me lo vas a pagar a mí.

- Lo siento… pero no peleo con personas que parecen chicas. – Se burló el muchacho frente a lo antes dicho.

Sanzo le miró de forma desdeñosa y molesta por aquel comentario tan poco apropiado, Molooj se volteó y, cuando se dio por enterado estaba en el suelo, comiendo pasto.

- Lo siento por ti… pero aunque parezca chica, como has dicho, creo que peleo mucho mejor que tu.  – se burló de vuelta.

El rubio se levanto encolerizado y sin pensarlo se lanzó intentando golpear al pelirrojo que hábilmente le esquivaba. Un golpe, dos, tres… perdió la cuenta de cuantos había fallado. Aquel endemoniado evitaba cada ataque que el realizaba como su estuviera danzando… con la misma habilidad que una vez su castaño le mostrase como parte de una ceremonia de adoración.

¿Ese pelirrojo le tomaba como una broma?

Se enfureció… aunque sabía que lo que más furioso le tenía no eran aquellos comentarios, era una furia que llevaba consigo mismo desde lo de Mercury. Intentó patearlo y sintió como su pie era fuertemente agarrado por aquel sujeto.

- Mira si eres estúpido… dejarse tomar un pie de esta forma tan sencilla. – Levantó su brazo un poco descolocando al rubio quien, en el acto, lanzó un golpe con el brazo cuyo destino era la cara de Sanzo... el cual por motivos de distancia nunca llegó a su destino – deberían enseñarte a luchar realmente… ¿quieres saber cómo se lanza verdaderamente una patada?

Molooj lo único que sintió después de aquello fue como casi le parte el rostro del golpe y la sensación de tener metal en su boca. Escupió y logró ver en lugar de saliva una mancha de sangre. Aquello era sumamente humillante.

- ¿Qué demonios quieres que te diga? – Habló aun sin levantarse del suelo - ¡No puedo remediar lo que he hecho!

- ¿Y al menos te arrepientes de ello?

- ¡NO!... es ese el problema, no me arrepiento de haber tomado a Mercury. – Molooj suspiró, derrotado. Sabía cuando le sería imposible ganar una batalla, y aquella era una de esas oportunidades. – Y no se siquiera que siento por él. Es demasiado confuso.

- Crees que si hablas con él… ¿podrías aclararte? – los ojos amatistas de aquel pelirrojo le examinaban fijamente. Molooj había notado que no era sencillo… no, más bien era imposible mentirle a aquella persona.

- No lo sé. – fue sincero. Su mente le dictaba que lo único que podía hacer en aquel momento para remediar todo era aquello.

- Al menos deberías estar seguro de algo ¿no?

- Hay algo de lo que estoy seguro… no quiero perder a Mercury.

- Al paso que vas eso será lo que sucederá. – Sanzo suspiró – Mercury no está bien, a pesar de que lo aparenta, no lo está. Son dilemas que tiene consigo mismo sobre lo que pasó, sobre lo que siente y espero que sepas que para él tampoco es sencillo esto que está pasando. – El pelirrojo le tendió una mano al rubio y le ayudo a incorporarse mientras sonreía un poco – pero creo que a ambos les hará bien hablar.

- Pero yo…

- Se que es un poco pronto para enfrentarse uno al otro – comentó como quien habla del clima – pero entre más tiempo pase peor será, tendrán más tiempo para pensar… no es bueno pensar mucho esas cosas. El odio tiende a aflorar después de un tiempo sin verdaderamente existir y lo lastimará más. Yo no quiero que eso pase.

- ¿Por qué?

- Porque la confianza de Mercury en algunas cosas es demasiado pura y odiaría que algo la manchara… sígueme. – Ordenó nuevamente mientras emprendía el camino de vuelta a la escuela – sé como hacer para que entres y pases desapercibido.

Molooj dudó un momento. Le dolía bastante aun la cara por la patada que el otro le había dado y no podía tener confianza ciegamente en alguien que acababa de conocer. El de ojos amatistas notó que Molooj no le seguía y se volteó a verle.

- Si quisiera entregarte al consejo por lo que pasó, ya lo hubiera hecho – aclaró viendo a los ojos a Molooj – pero yo puedo patearte solo el trasero, como ya te he demostrado.

Sanzo sonrió en clara actitud de burla esperando la reacción del otro, pero aun así Molooj no se movió.

– Quizá te asuste hablar con él después de todo, pero solo para que lo sepas – habló nuevamente – Mercury si está seguro de lo que siente por ti… y por eso le lastima tanto lo que hiciste. Lo único que necesitas es hablar con él; será su decisión si quiere seguir contigo después de lo que sea que le vayas a decir… no planeo interferir más, ya ninguno de los dos es un niño.

Molooj suspiró y, cuando el amatista emprendió nuevamente el rumbo camino tras él. Necesitaba creer en algo, confiar en algo o al menos, que algo le diese la oportunidad de expresarse… de hablar, de explicarse. No había notado que tan profundo en el bosque de la isla le había introducido el pelirrojo pero caminaron largo rato, ninguno de los dos hablaba.

- Creo que comenzamos con el pie izquierdo. – comentó Molooj suavemente. – Me llamo…

- Molooj – respondió el otro – Mercury me lo dijo. – añadió segundos después. – Mi nombre es Sanzo, aunque dependiendo de lo que pase ahora no creo que te sirva de mucho. – completó y después de esto no hablo mas.

Antes de llegar a la escuela Sanzo se detuvo en un sitio donde aun los cubrían los arboles y las plantas. Y le tendió unas ropas extrañas a Molooj. Las mismas incluían una máscara y capa superior que cubría parte de su rostro y la totalidad de su piel. “Enfermero de Limpieza” susurró y volvió a caminar una vez que tuvo el traje puesto.

Anteriormente Molooj solo había podido estar en la sala inicial, no dio un paso más allá de donde le habían dicho estaba permitido esperar noticias de Mercury. Al final de todas formas se había marchado sin saber absolutamente nada. En esta ocasión pasaron incluso de largo aquel sitio, atravesaron un enorme patio con fuentes, bancas y arboles de miles de colores que no se encontraban en ningún otro sitio de la isla y entraron por una puerta al lado derecho del lugar.

Doblaron tres veces en los pasillos, atravesaron una puerta y salieron a otra estancia parecida a la anterior, solamente que esta vez las puertas que se encontraban dispersas por el sitio estaban todas vigiladas.

Cuando llegaban a Marine había notado que la escuela de Mercury, curiosamente era bastante amplia y que, sus territorios se extendían a la punta del acantilado. Era casi imposible para un barco aproximarse a la zona… era un casi porque solo las personas del consejo, guardias y estudiantes sabían en que momento eran capaces de hacer aquello con una embarcación. Había requisitos, claro, pero nadie más que aquellas personas los conocían.

Llegaron a una de las puertas y la travesaron fácilmente, más pasillos y otra puerta… otro parque pero este era mucho más pequeño y, solamente estaba una gran puerta en el lado izquierdo en el mismo.

- Demonios… - escucho al pelirrojo maldecir por lo bajo y suavemente.

Existían en aquel sitio lo que parecían diez puestos de guardia distintos pero los mismos no parecían ser externos. Al menos no para la revisión. Miró significativamente a Sanzo y este solo asintió levemente para sí mismo y continuó caminando hacia la gran puerta donde aguardaba el único puesto que notaba la revisión externa.

- Hola señor Sanzo – habló el guardia muy animado, se podría decir que hasta feliz de verle. Luego volteo la vista hacia él. - ¿Programa? – Sanzo le miró fijamente.

- Emmm… ¿Enfermero de Limpieza?

El guardia le miró fijamente y volteó a mirar a Sanzo. Este solamente sonrió.

- ¿Nuevo?

- Si. Esta apenas aprendiendo y hoy es su día de practica… hoy decide si se queda o no con el trabajo.

- Bueno, supongo que será un día difícil para ambos. – El guardia rió sonoramente y de forma alegre volvió a preguntar - ¿A dónde van por cierto? Bueno… si no le incomoda decirme señor Sanzo… es solo que hace mucho tiempo que no estoy de guarda en este sitio en concreto y casi no he podido hablar con usted y… y…

Molooj miró atentamente a aquel hombre. Deseo, eso se veía claramente en su mirada… cariño también. No podía culpar a aquel hombre, pese a que habían comenzado su amistad con el pie izquierdo el pelirrojo era muy bello... y sin duda se veía mejor de pelirrojo.

- No es problema, vamos a ver a Mercury. Sabes que últimamente no se siente muy bien y después de su desmayo no ha salido mucho, así que vamos a visitarlo y limpiar su habitación un poco.

- Si… me enteré de lo sucedido con el joven señor Mercury, aunque no me lo explico… siempre ha sido un chico muy sano.

- Creo que es debilidad por falta de nutrientes. Mi padre me ha dado un menú especial para él así que también se lo llevo. – Sanzo sonrió al guardia que, de ser posible se hubiera desecho – Bien, espero que continúe en este puesto. Gracias y hasta pronto.

- No, gracias a usted señor Sanzo. – y dicho esto les abrió aquella gran puerta. Cuando entraron Molooj quedó asombrado al ver la forma en que aquella estructura se retorcía sobre sí misma y como a lo lejos se notaba un puesto de control interno.

Ambos comenzaron a avanzar. Molooj había comprendido completamente que tenía que hacer en aquella situación cuando le preguntaran. En casi todos los puestos era lo mismo, saludaban a Sanzo como si fuera un dios o algo así y le preguntaban a él simplemente para que iba con el pelirrojo. Llegados a los últimos puestos notó que antes de cada uno de aquellos se encontraba una puerta en la pared. No comprendía para que cosa exactamente pero después, en el penúltimo puesto lo comprendió.

Una vez llegados a aquel sitio quien vigilaba la puerta le dejó pasar como si nada, sin siquiera hablar… bueno, al menos al de ojos amatistas. Sabía que los miembros del consejo eran veinte… los principales eran solamente diez y aquellos eran quienes tomaban cada decisión que se llevaba a cabo en aquel sitio. Esas debían ser las habitaciones de estos miembros, por eso estaban protegidas de aquella manera pero ¿Por qué iban por allí si Mercury y Sanzo aun no eran miembros del consejo?

Llegaron al último puesto rápidamente y el vigilante miro fijamente a Sanzo, le sonrió saludándole y susurró “el señor líder está en su habitación descansando… por favor no haga mucho ruido cuando visite al joven joven Mercury, señor” le miró a él y Sanzo simplemente asintió. Les abrió y caminaron por el pasillo hasta encontrarse la puerta característica de todos los lugares.

Ingresaron a una escalera, ascendiendo rápidamente pasaron frente a otra puerta la cual estaba llena de metales y piedras coloridas, muy posiblemente con más valor del que Molooj jamás llegaría a soñar, hasta que finalmente se encontraron frente a otra muy similar.

- No sé porque pide siempre que no haga ruido si el viejo duerme como roca. – Murmuró Sanzo – no sé si habrás notado lo que ha pasado anteriormente pero, el líder del consejo está abajo, así que no se te ocurra hacer algo estúpido. El sitio esta ordenado por la importancia que tenemos los maestros y aprendices… tampoco sé que tanto sepas pero Mercury esta designado a ser el futuro líder del consejo. Yo el segundo a cargo así que si algo malo le sucede a Mercury sabrás lo que puede pasarte… bien, creo que ya aclaramos estos puntos. Espera un momento aquí fuera.

- Oye – le detuvo el rubio – primero una pregunta ¿Por qué nadie sabe lo que le pasó a Mercury, solo tú?

- Soy hijo de un doctor, se cosas sobre medicina… bueno, muchas más de las que los del consejo creen que sé. Así que soy yo quien cura generalmente las cosas menores y pensaron que no era grave lo que le había sucedido… debiste verlo, lo recuerdo y me enojo, así que deja de hacerme preguntas. Espérame aquí y no se te ocurra quitarte la ropa que te di… si alguien sube estas muerto y yo castigado. – El pelirrojo tocó dos veces a la puerta. - ¿Mercury? – habló para que lograra escucharse a través de la misma y espero.

- Pasa Sanzo.

Aquella voz le erizó completamente la piel al rubio. El pelirrojo solo abrió suavemente la puerta e ingresó en aquel lugar.

Una vez estuvo dentro vio como Mercury miraba atentamente por la ventana., sin duda alguna estaba fija su vista en aquel barco de dimensiones colosales que sobresalía en la costa. Desde la ventana de Mercury era completamente posible ver gran parte de la isla, contando entre eso los barcos que llegaban.

- ¿Cómo estás? – preguntó el pelirrojo.

- Bien. – Respondió Mercury - ¿Por qué la pregunta?

- No me refiero físicamente. – El pelirrojo se aproximó al castaño lentamente y puso una mano en su hombro – es la primera vez que no eres tu quien recibe al Cristal Rose.

- Pero aun así estoy bien. – Respondió – tampoco es algo tan importante.

- No podrás huir de recibirles toda la vida si quieres y vas a ser el líder Mercury. – Sanzo suspiró – ¿es cierto lo que me dijiste anoche?

- ¿Qué de todo lo que dije?

- Que quieres que te explique las cosas o al menos hablar con él… bueno, que esa loca idea que tienes desde el día en que pasó no se te ha quitado de la cabeza.

- No – respondió – ahora que tengo su barco frente empiezo a dudarlo un poco. Aun así quiero una respuesta. No quiero que él piense que no me importó lo que ocurrió.

- ¿Y estás seguro que hablarías con él? Hipotéticamente si él estuviera aquí y estuviese dispuesto a hablar contigo, quizá no a explicarte del todo, sino a hablar simplemente… ¿aceptarías eso?

- Si. – siquiera lo dudo y aquello le resultó sorprendente a Sanzo. – si… si solo pudiera verle otra vez sería feliz Sanzo. Sabes lo mucho que le quiero. – Mercury suspiró – pero sabes que eso es absolutamente imposible en este momento.

- Bueno… ¿seguro?

- Si.

Sanzo miró fijamente hacia la puerta. Retrocedió ante la mirada atenta de Mercury y abrió la puerta. “Entra” susurró a la persona que se encontraba fuera y miró fijamente como uno de los que empleaban para la limpieza de materiales y cosas referentes a la medicina entró en el lugar.

- Espero que estén tranquilos y puedan hablar… - comentó el pelirrojo – y ya puedes quitarte ese estúpido traje que les ponen a los de limpieza médica.

Sanzo salió y el castaño miró como aquel que había entrado descubría su rostro, quitándose la máscara y la capa que traía puesta.

- Molooj… - susurró, sin voz, completamente sorprendido y asustado.

- Por cierto – escuchó nuevamente la puerta – no me importa si se reconcilian o pasa algo fuera de lo normal pero, está completamente prohibido que MERCURY mantenga cualquier tipo de relación sexual en este momento pues puede causarle problemas de salud… si algo sucede te mato – dijo dirigiéndose a Molooj.

Luego de esto Sanzo solamente salió de la habitación y, aunque los otros dos no lo supieran esperó fuera. Era obvio que no podía bajar en aquellos instantes pues ¿Qué había pasado con la persona que iba con  él? Solamente le quedaba esperar en esas aburridas escaleras.

Mientras dentro de la habitación Molooj y Mercury no se habían quitado la mirada de encima. Mercury no debía decir nada, no era su deber en aquel momento ser quien abriera el tema… no había sido él quien se comportó como un bárbaro.

Molooj simplemente no sabía cómo o por donde comenzar…

El castaño volteo la vista nuevamente a la ventana. Si el rubio no planeaba decir nada, el no pensaba torturarse mirándole mientras se mantenía allí, callado.

- Mercury… - llamó el otro casi como un suspiro. – bueno… hay una hermosa vista desde aquí. – había sido estúpido, lo sabía, pero necesitaba tener menos tensión que la que tenía en aquel instante… si continuaba así no iba a cambiar nada, especialmente lo sabía por la escasa respuesta recibida.

Molooj miró por la ventana. Aun Mercury no le volteaba a verle.

- Se que me estoy portando como un idiota – dijo y Mercury le miró. OK, ya tenía la atención del castaño ¿ahora qué?

Recordaba que en alguna ocasión escucho a su padre decirle que, si quería que las cosas funcionaran fuera sincero, lo más sincero que pudiese ser. En aquel momento lo único que se le venía a la cabeza era decirle a Mercury lo que pensaba en aquel momento.

- Y no es solo ahora – volvió a hablar – he estado comportándome de esa manera desde hace mucho… mucho más de lo que puedes imaginar.

- ¿Y de qué manera es eso? ¿Cómo un idiota?

- Si… por favor Mercury, perdóname. – el castaño no dijo nada – he estado pensando mucho en lo que paso… no te voy a pedir disculpas por lo que sentí o lo que paso realmente… solo por el hecho de haberte lastimado más que físicamente.

- No te arrepientes – afirmo.

- No… lo volvería a hacer de hecho. – Dijo el rubio – Mercury, voy a ser sincero porque no quiero que todo el esfuerzo de tu amigo sea en vano… no sé si te amo, es difícil para mí imaginarme que estoy enamorado de una persona de mi mismo sexo y no sé si lo pueda aceptar en caso de que así sea. Lo único que sé es que no quiero que nosotros terminemos así, sin hablarnos, o sin volverte a ver. No sé que sentí hoy cuando no te vi llegar a recibir el barco pero fue horrible y es por eso que no me gustaría que volviese a pasar… ¿te quiero? Es obvio, solo que no se aun de qué forma o hasta que punto. ¿Te tengo cariño? Si, también es lógica la respuesta. ¿Te deseo? Supongo que a eso siquiera necesitas una respuesta, pero Mercury que te quede claro que no entiendo porque, no puedo imaginarme sin ti. Esto es cuestión de saber o no, y me considero muy ignorante para asegurarte algo ahora.

El castaño desvió un momento la mirada hacia el horizonte.

- Yo tampoco puedo imaginármelo – respondió – pero si se que siento por ti… esa es nuestra diferencia.

- ¿Y qué es lo que sientes por mi?

- Te amo… no me importa que piense mi mente, se lo que siento Molooj. Nunca me han enseñado que es amar a alguien, el simple significado de la palabra era lo que conocía pero me he dado cuenta que enamorarse no es aprender el significado de algo e identificarlo cuando lo ves… es mas y es difícil.

- ¿Y sobre lo que paso?

- Siento mucho lo que pasó… no me gusta que haya ocurrido de esa manera… tampoco el hecho que te hayas comportado así pero no puedo arreglarlo, con el tiempo he aprendido que hay cosas que simplemente tampoco puedes arreglar. – Mercury suspiró – el que no te arrepientas de todo lo que ocurrió y solo lo hagas de haberme lastimado de forma emocional también es un poco doloroso, chocante incluso.

- Y para ti es imperdonable.

- No, no lo es. – Mercury miro fijamente a los ojos a Molooj – pero las cosas no son tan fáciles en este mundo. No podemos volver a como éramos antes de que eso ocurriera.

- Y tú ¿propones que nos lastimemos más, sin vernos?

- Propongo que aclares lo que sientes. No sé, como se te da tanto repetir, si te tome algo de tiempo, tampoco implica que esperaré por siempre pero si sientes que hay una mínima posibilidad estoy dispuesto a intentarlo.

Molooj miró fijamente los ojos de Mercury. Había decisión en ellos, una que jamás había visto en ellos. Los ojos de Mercury generalmente estaban llenos de dudas y sentimientos, ahora solo había decisión.

- ¿Estás tú dispuesto a intentarlo?

- Si – el rubio se aproximó y colocó una mano en la mejilla de Mercury. No había sido tampoco tan difícil como lo había imaginado en un inicio… el otro facilitó mucho aquella conversación. – estoy dispuesto a ello… no prometo nada aun Mercury pero si para estar a tu lado necesito hacerlo, lo haré.

Mercury sonrió… débilmente. Quizá hasta con un poco de amargura. Molooj había dicho que lo intentaría pero no prometía nada… y aquello le preocupaba.

- Vamos o Sanzo va a comenzar a preocuparse y no es muy paciente que digamos… - comentó el castaño al ver una abertura en la puerta y, por ella a una cabellera pelirroja perderse. No tuvieron que decirle mucho al otro… ya los había escuchado en cierta forma.

Notas finales:

Bueno... aquí esta el link como siempre ^ ^ es un poco distinto a los otros porque es mas reciente y con la universidad y el poco tiempo he perdido un poco la practica... espero que aun asi les guste ^-^

http://eyrin17.deviantart.com/#/d2uzsmp


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