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Pretender Mantener Promesas Perdidas por Eyrin

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Notas del capitulo:

Bueno... quiero disculparme con aquellas personas que leen esta historia por la tardanza en la publicación de este capitulo. Ya lo tenía y fue un poco irresponsable no tomarme el tiempo para subirlo pero, acabo de iniciar semestre en la Universidad y el tiempo libre que me queda lo uso generalmente para dormir, hoy saque el tiempo para actualizar.

No se que mas decir, solamente gracias a las personas que la han leido y espero que les este gustando. El dibujo del capi para los que deseen verlo esta al final en el link q aparece... solo de copiar y pegar en la barra del navegador ^ ^

Bien, ya no me extenderé más... ¡espero que les guste!

 

Capitulo 4:

Predecesores de la Guerra en el Cielo

 

 

El tiempo pasó rápido. Cuando estaban juntos era como si aquel no existiera y se lo llevase el viento. Había pasado casi 40 cambios de luna desde que tomaran el acuerdo de hacer un intento y en ese tiempo tanto Molooj como Mercury habían aprendido muchas cosas.

 

La mayoría de las que había aprendido Molooj eran sobre el consejo. La mayoría para Mercury, sobre sexo.

 

El tiempo… el tiempo se media de dos formas según los del consejo. De una sola manera para aquellos que navegaban en el mar.

 

Tanto los marinos como los de Marine sabían medir este en cuantificaciones lunares. Cambios de luna como también se les llamaba. Un año estaba compuesto, dependiendo del anterior con 49 o 50 distintos cambios de luna, pasando desde las sonrisas de esta hasta el punto donde era completamente luminosa o cuando, como por arte de magia, desaparecía por completo.

 

Por otra parte, tanto las personas de Marine como en el gran reino de Cuarzo, sabían lo que era el calendario solar. Contando para una semana, siete días. Para un mes de 30 a 31 y, para el año 365. Al menos así había sido desde tiempos antiguos, grabado aquello en unos pocos libros que permanecían después de lo que hubiese pasado… aunque ahora no eran más que leyendas.

 

Esa era una de las cosas que Mercury había intentado enseñarle, a medir el tiempo de aquella manera pero para el rubio era más sencillo leer los movimientos de luna que el sol… para el contar los días que el astro salía eran demasiados. En aquella mañana habían visto salir juntos el sol después de un tiempo sin verse. Por supuesto habían pasado la noche completa en vela debido a otras actividades pero, para Mercury ese momento era especial, aun más que todo lo que habían pasado hasta ahora… aun más que la noche anterior, juntos.

 

- Es demasiado hermoso – comento en un murmullo, algo consentido pues aun estaba entre los brazos del rubio.

 

Molooj simplemente no contesto. Había estado pensando en muchas cosas recientemente. Claro está que ninguna de ellas conllevaba al hecho de aclararse con Mercury. Simplemente pensaba y aprendía.

 

- Mercury… se varias cosas sobre el consejo que antes no me habías dicho – habló suavemente - ¿Por qué me las has contado?

 

El castaño se levanto levemente y solo le besó. La respuesta, suponía, se encontraba en aquel beso. Prefirió no molestar al de los ojos de miel solo por no entender su mensaje y continúo viendo el sol salir.

 

Eso había aprendido después de una vez, los besos para Mercury eran muy importantes. Para el castaño eran algo que no debía entregarse a nadie más que a la persona que amaba. Si se lo preguntaban a él era una idea un poco loca aquella. En muchas ocasiones le había preguntado sobre aquello y, hasta hace poco le había respondido la pregunta. Era parte de mantener la pureza, aquello ya lo sabía.

 

Además de aquello Mercury le había dicho que el tener relaciones con él podía provocar que le mataran si se daban cuenta que eran con consentimiento. Si se daban cuenta que había sido forzoso, moría él. La pureza era algo muy importante para aquellos que habían sido elegidos, por su belleza y cualidades intelectuales como seguidores de los dioses del mar, aquellos que representaban la naturaleza y a los cuales rogaban por protección y beneficios en la isla de Marine. Habían templos dedicados a los mismos… eso también ya lo sabía. Pasaban por un ritual de total purificación antes de que los miembros del consejo fueran a los templos.

 

Había varios, seis en total. Los dioses regentes en Marine eran el fuego, el viento, la tierra (quien también dominaba el metal), el rayo y el agua. Finalmente se creía en uno supremo, capaz de dominar los seis anteriores. Según le había contado Mercury de los veinte miembros del consejo se dividían grupos para rogar en los distintos templos repartidos por la isla. Finalmente, el templo central dedicado al ser supremo era vigilado por los cuatro principales miembros.

 

El líder y su segundo eran encargados de este lugar. Sus respectivos aprendices se encontraban con ellos.

 

Recordaba haber preguntado porque debían mantener la pureza solo para rezar a sus dioses y lo que había recibido como respuesta era que, como respeto a sus dioses, solo debían pertenecerles a ellos; luego había recibido un beso igual al que le acababa de otorgar con el mismo fin que el anterior… callarlo.

 

Debía admitir que, en aquellas cosas Sanzo era un poco más explicativo…

 

-*-*-Flash Back-*-*-

 

Como muchas veces anteriores, Sanzo se había prestado para que Molooj pudiese entrar en la escuela. Habían inventado el desorden alimenticio que sufría Mercury por lo que, cada cierto tiempo debía estar en revisión. Durante estos momentos Sanzo les ayudaba para que se vieran en un lugar más cómodo y sin las sospechas de los del consejo. Aquel día habían subido con la mala suerte de darse cuenta que el castaño estaba con su profesor en práctica de artes.

 

Molooj estaba bastante incómodo. Realmente incomodo. Desde la última vez casi no había hablado con Sanzo y aquello le ponía tenso.

 

- Oye… ¿No te aterra que te descubran con Mercury? – escuchó la pregunta mientras esperaban pacientemente. Aquello le había tomado desprevenido por lo que no supo como contestar.

 

- Se que me matan si me encuentran… pero no veo porque tenga que aterrarme eso.

 

- Ya veo… mi pequeño Mercury no te ha contado que es lo que pasa con quienes infringen esa regla… ¿le has preguntado?

 

- No ha querido contestarme del todo…

 

- Bueno, déjame que te explique un poco más – había malicia en los ojos amatistas – según el decreto superior de ancianos… y cito textualmente, “Se considera pecado cualquier acto amoroso, de deseo o este tipo realizado con el consentimiento de un miembro exclusivamente dedicado al consejo. Los deberes de las personas del consejo, aparte de mantener la paz entre los navíos principales, de aquellos denominados piratas por el gran reino supremo de Cuarzo, es rogar por su bien a los dioses del mar, de aquellos quienes navegan, en especial por las personas que velan en este mundo. Un acto de placer como el sexo es impuro, por lo cual los miembros del consejo no pueden realizarlo… de hecho el simple acto de un beso puede resultar castigado”.

 

- Bueno… me parece un poco extremo.

 

- A la mayoría les parece así… o al menos a las personas ajenas al consejo.

 

- Sin embargo no veo aun porque debería estar aterrado.

 

- Bueno… es algo común. – Molooj le miró interrogante – me refiero a que Mercury no es el primero, ni será el último al que fuerzan.

 

- Oye… podemos olvidar eso ¿no?

 

- No… al menos no del todo – Sanzo sonrió. – es muy común que pase eso, como escogen a los miembros por belleza, entre otras cualidades, se han visto varios casos como el que ocurrió contigo y Mercury. El desenlace siempre es igual, a la persona que realiza el acto aplicando la fuerza se le deja amarrado en medio de una de las rocas del acantilado de nuestra escuela por tres días, sin nada que beber. Es riesgoso, lo has visto, ya que el sol es muy fuerte en esa zona y el agua demasiado helada. Si no muere ahogado en alguna marea o por el estilo, a los tres días se dejan alimentos en descomposición a su lado y se le alimenta para que sobreviva, al menos hasta que llegan algunas aves por las cosas descompuestas… te lo digo, no es agradable ver como les arrancan pedazos pequeños de piel a los que llegan a este punto…

 

- ¿Y si sobreviven? – preguntó Molooj viendo que el otro no continuaba.

 

- Si para este entonces han sobrevivido se le lleva de vuelta a nuestra escuela. Se procura que todos los estudiantes vean el siguiente paso que es cortarle… bueno, tú debes saber a qué me refiero. La mayoría de los actos… bueno, creo que todos han sido protagonizados por hombres… no se qué pasaría si fuera una mujer, seguro algo parecido.

 

- ¡Es monstruoso!

 

- También lo que ellos hacen lo es. – Sanzo estaba tranquilo. – después si no muere de inmediato por dolor y desangramiento se le pone otra vez en el acantilado y, al día siguiente en la noche, haciendo una fogata debajo del susodicho, se le cuelga y enciende fuego.

 

Molooj miró, ahora aterrado, al de cabellos rojos.

 

- Si hubieras dicho lo que paso con Mercury… yo….

 

- Si, de inmediato te hubieran buscado. – Sanzo miró al otro con prepotencia – creo que te fue demasiado bien con que solo yo te patee el culo.

 

- ¿Y si es… mutuo?

 

- Bueno… solo queman al extraño y decapitan a quien es del consejo. Creo que es menos cruel.

 

Molooj se quedó callado un momento y observó a Sanzo mirar atentamente por la ventana de la habitación de Mercury… había muy poco que dijera su mirada pero sin duda, veía a alguien. Prefirió no preguntarle más al pelirrojo. Con eso le bastaba, al menos por ahora.

 

-*-*-End Flash Back-*-*-

 

Para cuando se dio cuenta ya había amanecido completamente y el castaño le estaba mirando fijamente. Cuando esto pasaba, significaba que se estaba molestando, seguramente hacía rato que le estaba hablando y el no había respondido.

 

- ¿Sucede algo? – le preguntó. Intentó que la voz surgiera lo más dulce posible.

 

- Que yo sepa no duermes con los ojos abiertos.

 

- Solo pensaba en Sanzo… - Mercury le miró enfadado… - ¡No! No me refiero a pensar en una forma especial mientras estoy contigo… - ok, se estaba hundiendo sin sentido alguno - ¡Digo! Lo que pasa es que… cuando conocí a Sanzo ¿no tenía el pelo castaño también?

 

Aquello pareció calmar un poco a Mercury quien, más bien se sonrojó un poco y volvió a besarle… otro secreto del consejo.

 

- Debería volver ya a la escuela – dijo con la voz baja, acurrucándose en los brazos de Molooj. – No quiero que Sanzo se meta en problemas por ayudarme tanto.

 

- Tienes razón… vamos.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Cuando se habla que el tiempo vuela es algo que para algunas personas se vuelve literal. Cuando Molooj se dio cuenta ya tenía casi completamente el mando del Cristal Rose para sí mismo. De forma lenta su padre le había ido delegando las labores hasta ese punto… le había dicho que tenía un mal presentimiento.

 

Tres años después de aquel amanecer juntos Molooj y Mercury contaban ya con 20 años. Para Mercury habían sido tres hermosos años solares. Para Molooj se convertían en 148 cambios de luna juntos. Lentamente, su relación había tomado cierta estabilidad. Casi podía predecirse con exactitud qué día llegaría el Cristal Rose a la costa después de un corto periodo de tiempo de estar en el mar. ¿Sabía el padre de Molooj que pasaba? No tenían idea.

 

Aquella tarde el Cristal Rose desembarcó como de costumbre, esperando a que les recibieran en el puerto. Les dieron la bienvenida y él esperó a que Mercury pudiese salir de la escuela a hurtadillas por la noche. Estuvo la tarde en la villa principal de Marine ya que, ahí dormían los días que se encontraban en la isla y pudo observar algo que llamó su atención.

 

Un hermoso cabello largo y rojo avanzaba por las calles.

 

- ¿Sanzo?

 

Nunca antes había visto a aquel en el pueblo, al menos no vestido de esa manera. Sanzo siempre iba como si deseara llamar la atención con lo bello que era, mostrando su cabello atado pero rebelando lo precioso de sus ojos. Para el consejo también era prohibido mostrar su cabello suelto a las demás personas. De hecho nunca había visto a su chico con el cabello completamente desordenado, ni aun cuando se comían a besos entre las sombras y las sábanas.

 

La curiosidad le embargó y siguió al otro cuando le vio doblar en una sección de tiendas, acomodándose el gorrito de su vestimenta para que no le vieran pero le perdió de vista.

 

Pasó, como de costumbre la tarde esperando a que Mercury llegas pero, cuando la luna estuvo sobre su cabeza se dio cuenta que no podía esperarle más. Su preciosa compañía no llegaría en aquel momento y sintió, que el pelirrojo tenía algo que ver con aquello. A la mañana siguiente espero de la misma manera, y continuó esperando otro día más hasta que al tercero, nuevamente observó la pelirroja cabecita pasar, casi a su lado y por lo que notó, este siquiera se dio cuenta que estaba allí.

 

Esta vez no se le escaparía.

 

Caminó de aquella manera por largo rato, incluso entre el bosque hasta que llegó a otro poblado muy cercano del centro de la villa pero más hacia el Mar. En aquel punto específico era bien sabido que se podían conseguir productos del mar por lo calma que era la corriente; aunque de otra forma era una trampa mortal ya que, no muy profundo en el mismo había una corriente capaz de hundir cualquier cosa.

 

El pelirrojo dobló por las esquinas y se internó en el bosque; no por el camino, al contrario por entre los árboles. Hasta cerca de un río donde finalmente logró ver como este descubría su cabeza y bebía un poco de agua…

 

- Te he dicho que es muy arriesgado que vengas estos días Sanzo.

 

Una voz habló desde el otro lado del río. Sanzo solo sonrió mirándole. Y comenzaron a hablar sin aproximarse siquiera.

 

- ¿Me lo está diciendo la persona que espera en el sitio a que llegue?

 

- Sabes que no te espero… por aquí vivo así que no hay de otra.

 

- No deberías ser tan poco considerado… puedo tomarlo como que no me quieres ver.

 

- Últimamente estas más mimado que de costumbre… ¿es acaso porque ya no te presionan tanto en el consejo?

 

- Quizá necesito que cualquier tonto me ponga atención.

 

- Lo haces solo con ir al pueblo… - el otro comenzó a caminar hasta que llegó a la orilla del río y luego lo cruzó nadando.

 

¿Qué demonios estaba sucediendo allí? Más de cerca Molooj notó que el hombre era mayor que Sanzo o al menos eso aparentaba… aunque los del consejo dejaban mucho que desear con respecto a la edad que aparentaban. Aun así se veía como de unos treinta años y tenía el cabello rubio oscuro.

 

Observó con atención como de forma lenta aquel desconocido, aun empapado por el agua se aproximaba al pelirrojo y quitaba completamente cualquier cosa que usara este en el cabello dejando que el mar rojo fluyera de forma libre y la acariciaba.

 

- Estoy preocupado por ti. – Mencionó suavemente el otro hombre – no sé… si te ven pasar tan desprotegido por el pueblo alguien podría…

 

- Estoy bien… y lo estaré. No soy ningún idiota, Fenrri… se cuidarme.

 

- ¿Si?

 

- Si…

 

Ok… aquello ya no tenía por qué estarlo viendo. Se estaban poniendo demasiado cariñosos esos dos… ¿Sanzo tenía un amante? Bueno, parecía que si… mejor esperaba a ver si podía hablar con Mercury de eso.

 

- Fenrri…

 

Bueno, ya se iba. Ese gemido y las manos inexistentes entre las ropas del pelirrojo le decían que no quería quedarse más allí.

 

Aquel día tampoco logró ver a Mercury, fue hasta el día siguiente cuando, en la tarde, le encontró al lado del Cristal Rose.

 

- Creí que ya no te vería en esta ocasión.

 

- Me ha sido un poco difícil poder venir.

 

- Bueno… ¿pasamos? Creo que por ahora es el mejor lugar… dentro del barco en mi habitación.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Mercury estaba a punto de venirse. Si había un lugar donde le gustaba tener sexo era en la habitación del rubio, dentro del barco. Aquel lugar donde le había visto por primera vez. Había algo en aquel lugar que le hacía sentir que el sitio era especial.

 

Molooj aumento la velocidad de la penetración en el castaño y de pronto de detuvo. Tomó suavemente de la espalda a Mercury y le incorporó rápidamente hasta dejarle sentado en sus piernas, continuando con su labor de embestir ese delicado cuerpo que tanto le gustaba.

 

- Molooj… - gimió suavemente – Molooj… por favor… quiero acabar…

 

- Espera un poco Mercury. – Los labios del rubio buscaron la suavidad que poseían los del contrario y le besó. Con cuidado volvió a cambiar al castaño de posición, ahora colocándole nuevamente en la cama, volviendo al mismo ritmo que llevaban. Molooj también se sentía cerca del final.

 

Mercury sintió como el orgasmo empezaba a inundar su cuerpo, como cada musculo de su cuerpo se tensaba y una sensación de completo éxtasis le embargaba.

 

- ¡Molooj!

 

El castaño gritó. El rubio le secundó viviéndose dentro de la belleza de ojos miel y cayendo sobre el cuerpo del mismo, dándole nuevamente un beso. Luego de aquel se recostó a su lado.

 

Mercury se aproximó a Molooj y le abrazó. Le encantaban aquellos momentos cuando estaban juntos pero algo le estaba incomodando. Siempre luego de aquellos encuentros Molooj quedaba en estado de no hablo… al menos por cinco minutos pero eso luego cambiaba y comenzaba a contarle todo lo que había pasado en el último viaje. Aquel día aquello no era así. Estaba más callado y pensativo de lo normal.

 

- ¿Ha sucedido algo malo? - preguntó incorporándose un poco aun entre las sábanas.

 

- No se… - susurró – es solo que no he pensado completamente como analizar lo que he visto.

 

- ¿Y que ha sido eso?

 

- Mercury… ¿Sanzo aun es parte del consejo, cierto? – el castaño le miró fijamente. ¿Sanzo?

 

- Si. – Respondió – ¿hay algo que te moleste de eso?

 

- No es solo que… ¿no te ha contado nada últimamente? No se… algo... de personas mucho mayores que él. – Mercury le miró seriamente confundido. Molooj se rascó la cabeza levemente – Mercury… ¿Sanzo tiene algún tipo de pareja? O al menos ¿estás enterado de algo así?

 

- No me digas que lo viste…

 

- Bueno, digamos que solo un poco.

 

Mercury se incorporó un poco y miró fijamente a Molooj. Tenía una mirada muy preocupada en aquellos momentos que incluso, preocupó al rubio. Los ojos del castaño se pusieron ligeramente llorosos.

 

- Le he dicho mil veces a Sanzo este último mes que no debe ser tan descuidado de andar por allí de esa manera. Es cierto que por su conocimiento médico tiene más libertad que muchas de las personas del consejo pero no es algo con lo cual tenga que jugar… puede terminar muy mal…

 

- ¿Y él que te ha dicho?

 

- Que no seguirá las palabras de alguien que no predica con el ejemplo… - Mercury miró al de ojos verdes sonrojándose – pero le dije que ese no era el caso.

 

- Y tienes razón. No lo es, a como yo le seguí cualquier persona podría hacerlo.

 

- Lo se, pero no parece que él quiera darse por enterado – Mercury suspiró – Molooj, ciertamente no hay algo que tu o yo podamos hacer, créeme que lo he intentado pero no hay forma.

 

- Mercury, si sigue así no pasará mucho para que…

 

- También lo se, pero en verdad no sabes todo lo que lo he intentado. Sanzo en verdad quiere a esa persona y…

 

- Es un hombre – aclaro el rubio y vio como Mercury le miró quizás con algo de sorpresa pero, sin duda estaba atando cabos sueltos que se solucionaron con sus próximas palabras – y se llama Fenrri.

 

El castaño no dijo nada más durante un rato, asintió simplemente de forma breve y se quedo pensativo. Negó con la cabeza y suspiro.

 

- Siento que esto va a salir realmente mal.

 

La tarde siguiente el Cristal Rose partió de la costa de Marine y Molooj le prometió a Mercury volver lo más antes posible. El también tenía aquel mal presentimiento de que algo ocurriría y, si era así no deseaba dejar al castaño y el pelirrojo solos.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Sin embargo no fue tan rápido como debió serlo o como desearía haberlo sido. Para cuando volvió le esperaba un Mercury bastante preocupado que, en su recibimiento aunque no lo demostró el tuvo la certeza de que así era… esos ojos miel tenían una preocupación más profunda que la vez anterior. Sin duda aquello no había ido nada bien desde que él se hubiera marchado.

 

Espero toda la tarde y, casi ocultándose el sol vio a una figura completamente cubierta aproximarse al barco. La siguió y cuando se descubrió el rostro el castaño tenía lágrimas en los ojos.

 

- ¿Qué pasó? – no dudo ni un momento en preguntar al ver el estado del castaño quien, simplemente se hecho a los brazos del rubio.

 

- Molooj… ¿qué pasará si nos llegan a descubrir?

 

- ¿Qué sucede Mercury? Dime… - acarició suavemente sus cabellos – sabes que siempre tenemos el mayor de los cuidados, así que eso no nos pasará… ¿sucedió algo con Sanzo por lo que estés así? ¿Está bien él?

 

- Sí… físicamente Sanzo está bien, pero emocionalmente se encuentra destrozado.

 

- Anda, cuéntame que ha pasado; es lo más importante ahora.

 

-*-Flash Back-*-

 

Sanzo estaba siendo descuidado. Mercury lo sabía y el mismo pelirrojo lo comprendía pero no podía evitarlo. Quizá para el castaño el hecho de que Molooj se mantuviera lejos por cierto tiempo era lo mejor pues, la sensación y necesidad de ver a Fenrri no se iba en todo el día y si aquello era lo mismo que sentía el otro sería demasiado problemático.

 

Menos cuando sabía donde podía encontrarle siempre.

 

Aquella tarde, dos semanas luego de que Mercury le dijera que Molooj había logrado seguirle y verle, aun no lograba controlar ese deseo incontenible de ver y estar con el otro de forma que, al igual que siempre salió sin decir nada a los del consejo superior y llegó al sitio donde se encontraba siempre con Fenrri… este por primera vez en todo aquel tiempo no estaba así que, con sumo cuidado de desvistió y entró al agua fría de aquel río…

 

Esperó mucho tiempo hasta que, finalmente sintió las grandes manos del hombre en su cuerpo y suspiró. Aun sin verle sabía que era él por aquel delicioso aroma a hierba húmeda y madera que siempre portaba y sin darse tiempo a pensarlo de dio la vuelta para besarlo y comenzar aquello que se había vuelto casi un ritual.

 

Sanzo no se dio cuenta que, su mentor al verle salir tan seguido y notar su falta había mandado a seguirle y, los guardias que presenciaron el hecho (quizá para suerte de Sanzo) solo notaron que el fino muchacho al que todos apreciaban estaba siendo atacado por alguien.

 

Así de simple había sido. Para cuando se dio cuenta de lo que sucedía los tenían a ambos apresados y Fenrri gritaba que todo era culpa suya, que el había atacado al hermoso joven que se bañaba en el río esa tarde y que el otro no tenia nada que ver…

 

También pedía perdón, pero no era perdón por si mismo sino que pedía, de forma que solo ambos comprendieran, perdón a aquel hermoso pelirrojo que le miraba como si el mundo fuera a acabar incapaz de pronunciar una sola palabra.

 

Cuando Mercury vio llegar a Sanzo en el estado que se encontraba no se apartó de su lado. El pelirrojo lloró toda la tarde y la noche… lloró como nunca Mercury había visto a aquel fuerte muchacho llorar. Cuando ya avanzada la noche el chico se calmó, logró contarle lo que había sucedido y mucho más.

 

Sanzo le dijo que quería hablar con Fenrri, pedirle perdón por lo que había pasado y por lo que iba a pasar. Quería pedirle que se retractara de sus palabras, que el le apoyaría pero que no debía ser castigado solo, menos por algo que realmente no cometió.

 

El pelirrojo le pidió que lo intentara y Mercury, a pesar del dolor que aquello le provocaba lo intento pero no se le permitía acercarse a los sitios de confinamiento de aquella clase de prisioneros. Por más que lo intentó le resultó imposible. Sanzo quiso hacerlo también pero le fue negado, supuestamente por el estado de conmoción emocional en que debía encontrarse después de ser atacado de aquella forma, intento decir la verdad pero “Eres un alma bondadosa Sanzo… no intentes salvar a un prisionero que cometió ese acto tan atroz solo por tu corazón puro y lleno de la capacidad de perdonar” aquello había sido lo único que le dijeron. Sin duda no le creían y eso sentenciaba finalmente a Fenrri que no parecía querer decir una sola palabra respecto al hecho.

 

Al día siguiente daba inicio el proceso de ejecución de Fenrri.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*

Molooj no podía creerse lo que había ocurrido. Había sido tan rápido todo… tan sencilla la forma en la que terminaría la vida de una persona por otra…

 

Y la manera en la que Sanzo estaba dispuesto a sacrificarse él también.

 

¿Estaría el dispuesto a sacrificarse de esa forma por Mercury? La respuesta tardó tanto en llegar que la pregunta se esfumó de su mente casi en el mismo momento que no se respondió a sí mismo un si… y es que realmente no lo sabía y no quería torturarse pensando en ello.

 

- Molooj… tú podrías hablar con Fenrri, decirle las cosas como son y qué es lo que Sanzo quiere. – El castaño miró el rostro estático del rubio - ¿Molooj?

 

El de ojos claros reaccionó rápidamente y asintió con la cabeza. No era mucho, solo hablar con el hombre del hecho que Sanzo deseaba morir por él, que no lo hiciera solo… al inicio no parecía tan difícil.

 

Mercury inventó a los guardias que Molooj era un conocido cercano de la familia de aquel hombre y le iba a transmitir lo que su familia pensaba de aquel hecho, que iba a hablar con el prisionero antes de su muerte y, a pesar de que los guardias no se veían muy felices de que el rubio entrara en la celda donde se encontraba quien intento tocar a Sanzo le dejaron pasar por orden del castaño.

 

Molooj se pregunto hasta que punto llegaba la influencia que el de ojos miel tenia sobre las personas de aquel sitio.

 

Ingresó y camino por largos pasillos que parecían estar bajo la tierra y llevarle aun más profundo. Finalmente después de la quinta sección de escaleras que parecía podría caer en cualquier momento le encontró.

 

El hombre estaba demacrado y mas delgado de lo que le recordaba, mucho más de hecho, casi estaba irreconocible con algo de barba asomando por su rostro. Pareció no ponerle mucha atención y siguió mirando lo que parecía un medallón de oro que tenía entre las manos.

 

El rubio hizo una aclaración de garganta pero no inmutó siquiera al otro que seguía jugando con aquello.

 

- Sanzo quiere que digas la verdad para que no recibas el castigo solo… es peor si eres solo tú, créeme, me lo ha contado. – al momento que Fenrri escucho el nombre de Sanzo salir de los labios de aquel muchacho levanto la cabeza y al terminar de escuchar su frase negó levemente.

 

- ¿Conoces a Sanzo? – El rubio asintió – entonces sabes que no puedo dejar que por mis propios errores muera alguien con semejante dulzura.

 

Molooj rió levemente. Desde su punto de vista…

 

- Sanzo no es dulce, es malhumorado y no tiene ningún tacto para decir las cosas.

 

El hombre le miró con el ceño fruncido, pero no enfadado sino intentando recordar algo que pareció encontrar pronto en su mente. Sonrió y negó con la cabeza nuevamente pero esta vez para sí mismo.

 

- Tú debes ser el mosquito que mencionó – Molooj se sorprendió… ¿mosquito? – sí, ese que dice que pasa revoloteando cada vez que su barco viene alrededor de su “hermanito”, eres Molooj ¿cierto? – El rubio asintió – tu mejor que nadie debes saber que no puedo dejar morir a esa persona, es necesario en este lugar y más importante le amo… no puedo matarlo por mi egoísmo.

 

- ¿Egoísmo? – inquirió el otro con suavidad. Desde su punto de vista no estaba siendo egoísta sino un completo idiota.

 

- Sí – el otro le miró como si fuera tan sencillo y explicó – cuando decidimos meternos con alguien del consejo tenemos las reglas claras… sabemos que no debemos hacerlo pero nos resulta imposible. Los chicos de acá tienen algo extraño, son dulces, inteligentes y hermosos; cuando vez a uno de ellos crecer y convertirse en todo lo que deseaste siempre es difícil mantener las cosas como antes… mucho más si ambos se han enamorado.

 

- ¿No le entiendo?

 

- Si tienes tiempo puedo contarte como conocí a ese revoltoso y dulce pelirrojo… - el hombre volvió a girar el medallón entre sus manos y lo abrió dejando ver lo que parecía un retrato pintado en este. De un lado salía una hermosa mujer y una niña pequeña, del otro estaba el pelirrojo sonriendo pero con menos edad de la que tenia ahora. – no me gustaría morir y que él no sea capaz de vivir aun con tantos años por delante.

 

Molooj no dijo nada respecto a aquello. Le resultaba extraño lo que aquel hombre le decía pero igual se sentó dándole a entender a aquel hombre que le escucharía. El otro solo suspiro y sonrió.

 

- “Soy diez años mayor que Sanzo. Cuando lo vi por primera vez fue el día que mi esposa e hija murieron, no fue un momento muy grato para conocerlo la verdad… recuerdo que ese día caía una lluvia torrencial como pocas veces se ha visto, no creo que te sea de conocimiento pero soy leñador, vivo de la madera que se recoleta del un área cerca de otra aldea… tampoco espero que la conozcas pero fue en ese día justo cuando me visitaban para llevarme a casa muy entrada la noche que una serpiente se coló por la madera y mordió a la niña” – el hombre le tendió la cosa que tenía en las manos y observó una chica de aproximadamente ocho años – “mi mujer en ese momento intento que esta se fuera y termino también al borde de la muerte. Cuando regresé al sitio en que estaban después de haber dejado en un almacenamiento seguro de la lluvia la madera las encontré tendidas en el suelo… la niña casi no respiraba y el doctor más cercano era el que estaba en el muelle de Marine, el muelle principal del pueblo cercano a la costa de entrada de barcos”.

 

- Por lo que he podido ver ahí continua – comentó Molooj.

 

- Es la forma más rápida de sanar a los heridos de los barcos o revisar alguna enfermedad… te creerías que el doctor que está en este momento es completamente un genio por las cosas que ha desarrollado y que evitan muchas de las cosas que antes pasaban – el rubio asintió y el hombre sonrió de forma dulce – lo que los del consejo no dejan revelar es que en realidad se debe a un joven prometedor en el área de la medicina desde que era un  niño, que con sus pequeñas manitas ha realizado más medicinas eficientes que su padre y abuelo juntos. Nunca sabes porque los del consejo escogen a ciertas personas pero tienen ojo para ellos… tener a Sanzo en su poder es más de lo que esperaban.

 

Molooj miró sorprendido al otro. Nunca hubiese pensado que el pelirrojo fuera algo tan asombroso, que fuese tan inteligente.

 

- “No lo dude ni un momento, nunca se nos da la oportunidad de dudar cuando un momento como ese llega y esta, es la segunda vez en mi vida que no he dudado de lo que he hecho. Cuando entre por la puerta de la casa del médico su mujer me miró asombrada al igual que unas visitas en ese instante, cargaba a ambas en mis brazos, en aquel momento tenía mucha fuerza por la dedicación que le daba a mi trabajo, todo con el fin de tener en buena salud a mi familia. Me desplomé en el suelo del cansancio que aquello me provocó y fue cuando vi unos lindos ojos mirarme fijamente. El médico revisaba a ambas y negaba con la cabeza. Al mirar sus ojos creí que miraba a un ser mítico, algo sobrenatural, pero cuando me habló supe que no era así. ‘La cura para el veneno que las infecto aun no esta lista definitivamente… no sé si podamos hacer algo’ sé que le susurre que me ayudara, que las salvara o al menos lo intentara y él me tomó la mano… no lo había notado pero llevaba la serpiente encima al cargar a una de ellas y me había mordido a mi también, más veces de las que ellas recibieron pero eran más recientes… escuché un grito y nada más, perdí el conocimiento”

 

- ¿Era Sanzo verdad? El niño…

 

- Sí, era él. En ese instante tenía ya un tiempo de estar en el consejo pero, como ser médico resultaba un beneficio extra para ellos le dejaron seguir con su entrenamiento y los descubrimientos que desarrollaba. – suspiró. – pero no resultó en aquel instante…

 

- Pero estás vivo.

 

- “Cuando desperté una semana después estaba en una especie casa con sabanas limpias y paredes claras, un delicioso aroma inundaba toda la estancia y a mi lado el mismo niño estaba leyendo pacíficamente. En el momento que percibió movimiento a su lado me miró y me pregunté si había estado allí toda la semana. Llevaba esa extraña ropa que ahora sabemos tanto tu como yo, es parte de los rituales del consejo, solo nos quedamos así un rato, mirándonos sin hacer nada más hasta que finalmente sus ojos se llenaron de lágrimas ‘perdón’ me susurró suavemente ‘lo intente pero… ellas ya tenían mucho tiempo con el veneno y no he perfeccionado aun la cura, lo logré cuando era demasiado tarde… perdón’ nunca en mi vida he visto a un ser tan hermoso llorando, solo a él y no logre decir nada. Sanzo es un genio pero no por ello es completamente perfecto y aquello le dolió. Me cuido durante la recuperación y estudió la forma en que llegó al antídoto, lo que hizo y lo que logro. Me dijo tiempo después que lo que me salvo fue que me mordió llegando a la casa pues, con mi aceleración hubiera durado menos que ellas.”

 

- Pero Sanzo era un niño… ¿Cuántos años tenía? – el rubio miro a aquel y, sus ojos nostálgicos volvieron a la medalla que ahora sostenía el marino. – digo… era un niño como para que….

 

- Las cosas como están con Sanzo fueron recientes. – contestó. – Y si no fuera por Sanzo nada pasaría entre nosotros.

 

- ¿El lo comenzó?

 

- “En el momento que le conocí tenía 14 años. Yo 24 por lo que nunca hubiera logrado verle como algo más que eso. Nunca supe que fue lo que me sucedió pero regresaba después de eso cada vez que tenía problemas en algo a hablar con él. Pasaron los años y la confianza entre nosotros se volvió grande, yo comencé a notar lo hermoso que era y no sé qué pensaba Sanzo pero siempre levanté una barrera contra eso. Sabía que, aunque Sanzo no me lo dijera los castigos por tocar a esos chicos virginales eran grandes, para ambos y no me atrevería a que algo le pasara. Siempre, desde la muerte de mi esposa tuve momentos de depresión; bebía y hablaba con él, eso me calmaba… hace unos meses cuando desperté lo único que recuerdo es que tenia a ese pelirrojo sobre mí, sabes bien que hacía, y no lo detuve; pasamos juntos toda la noche y cuando desperté, ya completamente sobrio a la mañana siguiente me sorprendí mucho. Hablamos pero Sanzo no quería dejarlo estar… y yo tampoco lo deseaba del todo. El logró sanar muchas cosas de mí que creí nunca lograría y yo le di una libertad que jamás creí poder darle. Es por eso que no puedo dejarle morir… amo a Sanzo, quiero que él lo sepa pero me resulta difícil otorgarle la muerte por ese amor, prefiero que viva y me recuerde, y que logre quizá cambiar un poco las cosas en el consejo a como son ahora, se que él lo logrará y por ello soy egoísta, porque sé y confío en que por lo que ahora nos está pasando su amigo y él van a hacer un cambio cuando sean ellos los que lideren.”

 

Molooj le miró algo triste. La foto de Sanzo sonriendo le rompió por un momento el corazón y se prometió a sí mismo no dejarle solo hasta que aquel sufrimiento hubiera terminado.

 

- Dile… - escuchó el susurro – si puedes verle dile que no me retractaré y yo cargaré con esto. Y que me lo deberá, me deberá él no dejar que otro par de amantes como nosotros sufran tanto como ambos lo haremos, el al verme y yo al sentir su mirada triste y llena de lágrimas en mí, me deberá hacer un cambio en esas reglas sin sentido, sin ninguna razón y me deberá el descubrir la verdad, que enamorarse de alguien no es algo que deba ser castigado, dile que lo amo hasta que Sanzo se canse de escucharlo o caiga dormido, y pídele a su amigo que se lo repita cada día que pueda, cada momento que mi pelirrojo suspire con tristeza… y que tiene derecho a amar otra vez, no de forma tan loca e irresponsable, pero que puede hacerlo y aun así, si hay algo mas allá del fin de la vida e inicio de la muerte yo le estaré esperando con ansias, con todo el amor que siento por él.

 

Molooj sonrió de forma triste y solo asintió dejando en claro que el mensaje estaba completamente captado. Inclinó un poco la cabeza y salió de aquel lugar sin decir ni una palabra… Fenrri no lo necesitaba pues su convicción era absoluta; no necesitaba su aprobación o reproche y quizá lo único que necesitaba él lo inicio y cumpliría hasta la última palabra…

 

… ser escuchado y poder despedirse…

 

Salió de aquel sitio pensativo y antes de abandonar completamente el lugar se recostó en una pared. Dudaba mucho de lo que tenían él y Mercury… y ahora esas dudas habían cambiado a algo que notaba como dolor. No comprendía porque, pero ese dolor punzante no lo abandonaba desde que Fenrri termino sus palabras de despedida. Colocó una mano sobre sus ojos para tapar la escasa luz que se colaba en el lugar y sintió una lágrima bajar por su rostro. Se sentía en parte culpable.

 

Culpable por no poder descubrir el mismo que sentía por el castaño, culpable por no poder responderse si él haría lo mismo, culpable porque sabía que esas dudas no le llevaban a nada y terminarían en algo que no quería; o al menos lo presentía. Terminó se quitar de su rostro las pocas lágrimas que habían abandonado (por primera vez en mucho tiempo) sus ojos y salió encontrándose a Mercury sentado suavemente en la hierba lo que parecía recolectando algunas y poniéndolas en distintas partes de una caja de madera.

 

Los guardias no dijeron nada cuando salió. El castaño le vio pasar a su lado, no necesitaban palabras y solamente se levanto de donde estaba siguiéndolo… tampoco necesito decirle nada para que le llevase a donde se encontraba Sanzo.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Los días que siguieron fueron un infierno, no solo para Sanzo sino también para Mercury y Molooj, el cual pidió que no salieran de la isla hasta que la ejecución de Fenrri hubiera terminado. Fue algo devastador, Sanzo no dejaba de tener los ojos rojos en todo momento, hinchados de tantas lágrimas aun más luego de que Molooj hablara con él, y sabían que no se le pasaría pronto y que eso tardaría años el lograr cicatrizar… que jamás sanaría.

 

Molooj miró al horizonte una semana después cuando finalmente decidió que era completamente necesario partir. A partir de aquel momento sabía que nada sería los mismos, comprendía que tanto él como Mercury habían tenido un gran choque con lo ocurrido… pero al menos Mercury estaba seguro que se encontraba completamente enamorado de él.

 

A partir de ese momento y durante casi un año las visitas del Cristal Rose a Marine se volvieron como fueron antes de que la relación de Mercury y Molooj iniciara como tal. Cada vez que era estrictamente necesario, fugaces y hasta la siguiente vez. Casi no tenían tiempo de hablar, generalmente solo tenían sexo y conversaban un poco… luego no se veían.

 

Mercury notó el cambio y Molooj pareció no querer darse por enterado de esto, fingió no notarlo.

 

En su última visita notó a Mercury preocupado, serio… pero aun así lo hicieron y partió.

 

Notas finales:

Como siempre, espero haya sido de su agrado...

El dibujo de Sanzo y Fenrri para quienes deseen verlo:

http://eyrin17.deviantart.com/#/d2xfias (lo tuve q editar por la firma U.U)

y ahora... Ejem... es un poco incomodo explicar esto pero, una amiga lo leyó y me dijo que no se entendía muy bien esta parte... espero sea de verdad así porque sino moriré de verguenza por nada xD

Nota: sobre la parte de como se tortura a quienes infringen la regla de no tocar a los muchachos del consejo, se habla del cercenamiento de las partes íntimas del hombre y, en caso de supervivencia la continuacion de la tortura. Ambas cosas deben ocurrir en un lapso de muy pocas horas pues el desangramiento es inminente y, aun con la cauterizancion de la herida el dolor resulta insoportable, no todas las personas sangran a la misma velocidad, depende mucho de su sangre, alimentacion y otros factores... Cualquier duda o comentario pueden dejar un review y yo explico mas detalladamente o///o

Bien... hasta la proxima ^ ^


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