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Pretender Mantener Promesas Perdidas por Eyrin

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Notas del capitulo:

Bueno... no se bien que decir xD. Me fue horrible en el examen de física y estuve un poco deprimida pero hay que sobreponerse a ese tipo de cosas... mas porque la felicidad llego cuando me enteré que me había ido bien en química :D

No hay mucho que decir de este capi... espero que no se note mucho que adoro a uno de los personajes ejemIrvingejem...

Bueno, abajo dejo el dibujo de rigor xD, creo que ya me he acostumbrado a dibujarlos... de hecho he estado trabajando en dibujar mucha gente junta nuevamente (porque en mis dibujos viejos tengo varias hojas de personajes con todo el elenco de las historias xD o al menos los principales) lo cierto es que me gusta hacer un dibujo por capi para no perderle la practica al dibujo... pero bueno... no más de mis loqueras xD

Ah! y una cosa mas...

*-*-*-* Muchas gracias a jobalmar por dejarme un review*-*-*-*

de verdad me hizo muy feliz ^-^

Bien ya no les quito más tiempo fuera de la historia... Espero que les guste!

 

 

Capitulo 6:

Guerra en el cielo ¿ángeles o demonios?

 

 

A pesar de haberlo dicho, el Cristal rose volvió a la costa cinco cambios de luna luego. Ya Mercury estaba más que acostumbrado a que el rubio nunca cumpliera su palabra, pero no podía hacer nada al respecto.

 

Lo bueno en aquel momento era que el día de su cumpleaños lo pasó de la mejor manera que se puede conseguir. Irving tampoco había vuelto a aparecer en Marine y aquello si le preocupaba.

 

Sabía que algo estaba planeando y si le había llegado  a conocer bien no era algo bueno o para tomarse a la ligera. Irving, como capitán del Svart Ros llevaba ya años; al contrario que Molooj él no era descendiente directo del antiguo capitán del navío ni tenían lazos de sangre de ningún tipo. Irving había sido, cuando estaba de brazos, parte de lo que había conseguido el barco cuando fue atacado por una de las marinas de Cuarzo, esto según le habían contado.

 

También contaban que la Marina quedó completamente destrozada y casi hundida en el mar, con toda su tripulación muerta solo el niño quedó con vida. Hijo del que parecía capitán a cargo de la guardia de uno de los príncipes reales o, en todo caso de ese mismo príncipe, era el único.

 

La historia no se relataba en Cuarzo, después de todo la muerte de uno de los príncipes no era buena para la soberanía del reino y, no quedó nadie para contar que había pasado; el barco se había hundido en las profundidades.

 

Esa era la capacidad, la fuerza destructiva del Svart Ros. Irving había sido criado a partir de ese momento como hijo del capitán de navío ya que este no poseía descendientes y no deseaba conflictos internos después por el mando del barco. Lentamente los demás navíos se habían puesto a la altura de este en cuanto a capacidad de destrucción, esto necesario para su supervivencia pero nunca con la violencia que actuaba el otro navío.

 

Así había sido criado Irving, conociendo la verdad de su historia pero sin querer cambiarla ya que, cuando cumplió doce años la muerte del que fue su tutor le convirtió, aun tan joven, en el capitán del navío. Le habían enseñado muy bien y el niño parecía orgulloso de eso.

 

El muchacho era respectado pero después de cierto conflicto con los líderes del consejo, parecía tener una especie de problema en ir a Marine, aunque no poseía muchas opciones. Irving para aquel momento tenía ya 25 años y por lo que había notado a lo largo de los años, Molooj y él se detestaban. El Cristal Rose y el Svart Ros competían por ser el mejor navío; uno con la ayuda de Marine y el otro lo más alejado de esta posible.

 

Independiente, casi completamente autosuficiente Irving había tenido problemas, por la violencia y calculadora frialdad con que atacaban y arrasaban los barcos de Cuarzo, con el capitán anterior del Cristal Rose; obviamente también con Molooj, pero en aquel tiempo que el rubio y su navío no se aproximaban a la costa Irving logró hablar con Mercury más libremente; Irving iba más seguido a Marine… comprendió que el repelente del Svart Ros de las costas de Marine no eran las personas de la isla o, el odio del navío hacia ellos…

 

Era la presencia y posibilidad de encuentro con el Cristal Rose.

 

Irving no era malo; por las pocas conversaciones que había logrado tener con él captó las cualidades que le llamaban la atención. Irving no escondía el deseo desmedido que sentía por él y no le importaba que los demás lo notaran, parecía no tenerle miedo a nada.

 

Esa misma cualidad hizo que no midiera consecuencias cuando estaban en la sala del consejo… si bien se habían convertido en algo parecido a “amigos” Mercury no deseaba nada mas con él aparte de esa pseudo-amistad que tenían. Irving no opinaba lo mismo.

 

El Cristal Rose se asomaba por la lejanía y aguardaba, aun de lejos el momento justo en que las aguas permitieran su entrada. Bajaría a recibirles, a él y a Mirian quienes estarían con el pequeño Derios.

 

Seguro se veía más grande… los bebés después de todo parecen crecer muy deprisa. Ya había discutido y aclarado sus puntos con Sanzo.

 

El pelirrojo estaba molesto con él aunque le prometió ayudarle si necesitaban que hiciera de niñera nuevamente, claro está que no aceptaba que Mercury saliera, debía permanecer en la escuela y si querían que les ayudara con el niño, debían dejar que fuera él quien lo llevara hasta dentro.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Mercury y Sanzo bajaron a recibir el barco. Posiblemente Molooj, como aun no sabía que estaba nombrado definitivamente sucesor inmediato jamás le había visto con el traje ritual que ahora llevaba. El mismo era bastante difícil de colocar, bastante difícil de quitar también…

 

Desde la parte de abajo, una suave tela con cualquier color inespecífico la cual estaba conformada por un pantalón corto y una camisa larga, abierta en el pecho y los costados, amarrada a la cintura suavemente por una cinta de blanco perfecto y dos cubre brazos del mismo material que acababan cerca de las palmas de sus manos, se colocaba encima otra capa muy parecida de un tono oscuro. Seguido a esto se ponía la manta blanca en la cintura con dos ligeros cortes que iban hasta sus hombros. La siguiente era verde y de esta sobresalía un poco en la siguiente aunque era apenas visible, junto con esta se le pasaban unas cuantas vendas blancas alrededor de las piernas y hasta los muslos. Después se ponía una especie de cubierta blanca sobre los hombros con el cuello medianamente alto, abierto ligeramente con forma de cuadro en el medio y con tantos sitios de cierre que parecían interminables, además de esto un pantalón sumamente ancho atado fuertemente bajo la rodilla.

 

Luego de aquello estaba la que dejaba al descubierto gran parte de la anterior, asemejaba a un chaleco azul sin ningún amarre más que las tres telas de diverso tamaño en su cintura y, finalmente estaba la cubierta superior; era larga hasta media pierna y pesada como ninguna otra. Las mangas tapaban sus manos y colgaban con el ancho hasta más debajo de sus rodillas si dejaba las manos reposando a sus costados. Su cabello debía ser atado en lo posible.

 

Pese a todo lo que realmente le molestaba en el atuendo (bastante extraño y excesivo si se lo preguntaban a él… pero claro nadie lo hacía a excepción de Sanzo) era el sombrero, casi del largo de sus hombros con el traje puesto y aquel adorno en la parte superior el cual, le hacía mas pesado de lo que ya era pues enorme y de oro casi le hundía bajo su peso. Estaba desesperado por que el barco llegara para poder quitarse aquello; y aun con ese aspecto tan cargado no pensaba contarle al rubio el hecho de su nombramiento sucesor.

 

Los minutos le parecieron eternos hasta que el barco estaba cerca y cuando finalmente llegaron comenzaron a bajar los marineros. Mercury miró alrededor esperando ver a Molooj, darle el mensaje de la bienvenida e irse a cambiar; apenas le divisó Sanzo y él se apresuraron para aproximarse pero al mirarle el rubio y sonreírle con Derios en sus brazos, el de cabello chocolate solamente sintió un peso que le impulsaba hacia atrás con fuerza seguido de una especie de gritito emocionado con su nombre.

 

- ¡Mercury! – luego… solo la arena bajo su cuerpo y la cálida sensación de un abrazo. Miró aun poco aturdido la cabellera azul y risada; la suave risa de la muchacha al tiempo que decía alegremente - ¡Perdón, no quería tirarte!... ¡¿Qué rayos traes puesto?!

 

- Es mi traje ritual de recibimiento – dijo mientras reía abiertamente con la actitud de la muchacha que le miraba aun encima de él. Sanzo se aclaró un momento la garganta mirando a la joven y Mercury le pidió que se incorporara, esta de paso le ayudó a él también a hacerlo; el pelirrojo no le miraba con desaprobación por el acto, Mercury sabía que era por la amistad que se había formado entre ambos.

 

La chica al sentir la vista del pelirrojo sobre ella de aquella manera se colocó al lado de Molooj y le pidió aun sin hablar que le diera a Derios ya sin ninguna sonrisa en el rostro; la mirada del pelirrojo se volteo hacia Molooj de esa misma manera. Sin duda la actitud de Sanzo hacia ella era bastante hostil pero la sobrepasaba por mucho el aborrecimiento que en ese punto parecía sentir por el de ojos verdes.

 

- Disculpa – se dirigió a Miriam aunque sus ojos seguían fijos en los del rubio – pero al menos en público las demostraciones de afecto de esa magnitud hacia los miembros del consejo no se permiten, espero que entiendas y te abstengas de ello, te lo digo con el fin de evitar futuros problemas.

 

- No se preocupe, entiendo. – la de ojos rojos aun consternada con la actitud tan fría del otro miró a Mercury interrogante quien solo bajó la vista un poco triste. La situación estaba bastante tensa en aquel punto.

 

- Bien, entonces nos honra recibirle a usted y su navío en la costa de Marine capitán. Estamos a su disposición para lo que necesite de nuestras tierras. – el pelirrojo cortante se dio la vuelta dispuesto a marcharse.

 

- Sanzo – le llamó Molooj débilmente, casi con miedo de la reacción que tuviera el muchacho y, volteando a mirar a Mercury continuo – necesito que nos hagas un favor.

 

Los ojos amatistas se fijaron en los miel de Mercury quien suavemente asintió y esquivó momentos después la interrogación en aquella mirada y el reproche que le daba desde que Miriam le abrazara.

 

- ¿Qué sucede Molooj? – sus ojos destellaban furia pero haría cualquier cosa por Mercury.

 

- Es sobre Derios…

 

Curiosamente y, en contra de lo que Sanzo pensaba el rubio parecía no tener un límite ni una mínima idea de todo lo que aquello le causaba a Mercury; lo primero que Molooj pidió fue que aquella noche le ayudara a llevar a Derios con él para que le cuidara.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

No comprendía porque esas cosas tenían que pasarle a él; sabía que esa era típica frase que todo el mundo utilizaba pero solo en la mente de ese idiota cabía dejar a Derios, su hijo, al cuidado de alguien que debía mantenerse dentro de la escuela y que si les descubrían podían sufrir un grave conflicto. Menos comprendía del todo el hecho de que Miriam también estuviera de acuerdo, aunque no estaba del todo seguro que Molooj le hubiera explicado correctamente las implicaciones del caso.

 

Después de todo ambos debían estar a solas (Miriam y Molooj)  pero no era algo que el castaño le agradece, ciertamente aun le dolía demasiado pensar en todo lo que estarían haciendo en aquel momento, a la luz de la luna…

 

Bueno, al menos esa noche no había luna; eso era bueno. Si Molooj no le había explicado las cosas a la chica estaba seguro que Sanzo (con cara de odio hacia la muchacha) debía haberlo hecho; él siempre había disfrutado asustando al rubio. Tampoco era como si él hubiese pensado mucho aquello, aceptó de inmediato así que no tenía derecho a estarse quejando.

 

Solo que algo en su interior le decía, tenía el presentimiento mejor dicho, de que algo no saldría bien en todo aquello. No quedaba de otra, y era riesgoso aun con Sanzo ayudándoles, Derios era un bebé y como era típico lloraba de más.

 

- Al menos aun no ha comenzado a llorar – susurró mirando al niño andar a gatas por toda su habitación tocando lo que encontraba a su alcance.

 

El horizonte lucía despejado, el mar calmo y oscuro por la falta de la luna al mirarlo. Se sentó en su cama esperando que Sanzo llegara a llevarse al niño cuando Molooj volviera y le diera la señal que habían planeado. Sabía perfectamente que podían pasar horas antes de que aquello ocurriera; se limitó a observar fijamente por aquella ventana oscura, vacía… y aquel cielo sumamente estrellado que se mostraba ante él.

 

No sabía que tanto tiempo había pasado. El niño se aproximó hasta quedar frente a él y pareció querer que le cargara, jugó largo rato con el colgante hasta que cansado Mercury lo puso nuevamente en el suelo para ver si el pequeño agotaba todas sus energías.

 

No sucedió y sin darse siquiera cuenta cayó en un estado de adormecimiento difícil de manejar. Con sus ojos cerrados perdió la noción de cuánto tiempo había pasado; completamente relajado se estiró un poco sobre la mullida cama pensando en que quizá Derios estaba ya dormido en el suelo… escucho un poco de ruido y descartó la opción.

 

Pero ese ruido… ese ruido no estaba dentro de su habitación, parecía más estar fuera.

 

*¡¡¡Brummm!!!*

 

Rápidamente se incorporó, agitado escuchando una especie de gritos a lo lejos y nuevamente aquel sonido retumbando en otro punto del edificio. Buscó a Derios con la Mirada sumamente preocupada y lo encontró en el suelo; al parecer si había caído dormido pero el ruido le había despertado y comenzaba a hacer un puchero que señalaba el inicio del llanto.

 

Nuevamente la escuela se sacudió solo que ahora mucho más cerca de donde estaba y escucho el sonido que producían las rocas al caer en el agua. Otro más mucho más cerca y aquello le espantó de sobremanera. Tomó al niño en sus brazos (quien no soportó más y comenzó a llorar con fuerza) y miro alrededor de su habitación pensando lo más deprisa que podía; su visión se encontró con el armario de la izquierda en su cuarto y sin dudarlo se aproximó a este.

 

Lo movió desbloqueando aquella puerta que ocultaba sujetando al niño fuertemente en sus brazos el cual no dejaba de llorar, esta servía como de escape en una emergencia y bajo por las escasamente iluminadas gradas de forma lenta. Escuchando explosiones en diversos puntos dentro del sitio y de pronto una más cercana seguida de aquella espesa nube de polvo que le envolvió.

 

Caminó un poco más, la oscuridad se intensificaba por lo que desesperado empezó a ir rápidamente, a ciegas intentando no tropezar con nada; fue ese el momento en que lo sintió… el sitio estaba derrumbado; su cuerpo dio contra una gran roca que bloqueaba el camino y cuando buscó con su mano no encontró paso por ningún lado.

 

La desesperación se apoderó de su cuerpo y comenzó a ascender nuevamente. Ahora más rápido que antes pensando por donde salir de ese sitio hasta que llegó a su habitación de nueva cuenta, el único sitio serían las gradas principales…

 

Tomó con más firmeza a Derios en brazos e intento salir corriendo del lugar aprovechando la iluminación de las lámparas que colgaban en aquel punto, cuando un sexto movimeinto movimiento en la tierra sacudió el lugar. ¡¿Dónde estaba ese idiota de Molooj, capitán que podría hacerle frente a aquello con su barco?!

 

Cayó de rodillas y rápidamente se incorporó, envolviendo más al niño mientras que corría, bajo las gradas lo más deprisa que pudo y se encontró con que los guardias que normalmente les vigilaban no estaban en el sitio… sin duda intentaban mantener el orden y otros peleaban contra quienes estaban atacándoles.

 

Giró y abrió la puerta de la habitación de Sanzo quien, no estaba en ella como se suponía debía para esperar la señal de Molooj y continuó bajando hasta que le encontró cerca de la salida, lo que parecía esperándole.

 

Una nueva explosión pareció impactar en el costado derecho de la escuela donde se escucharon momentos después nuevamente gritos. El pelirrojo abrió los ojos espantado y tomándole del brazo con el que no cargaba al niño comenzaron a correr hasta la salida. Habían cesado las explosiones y ahora solo quedaban los gritos proferidos por las personas asustadas dentro del sitio.

 

No tardó mucho hasta que, más adelante se escuchó otra explosión y Sanzo le soltó corriendo a lo que le daban las piernas hasta el sitio dejándole atrás.

 

- ¡Veré que pasó, no te detengas! – el pelirrojo se detuvo unos metros después… la salida de la escuela estaba completamente bloqueada de escombros por la nueva explosión que había impactado el sitio – ¿¡hay alguien atrapado!? Gritó lo más fuerte que pudo.

 

- Todos están bien – escuchó las voces desde el otro lado al tiempo que Mercury llegaba a su lado – la mitad de la escuela logró ser evacuada por este sitio, el resto están saliendo por la puerta oculta en el fondo del acantilado…

 

- ¡¿Mercury está contigo?! – la voz que sonaba era del líder del consejo, preocupada.

 

- Sí – respondió Sanzo – vamos por el otro sitio.

 

- ¡Sanzo! – le llamó la voz del segundo a cargo, el maestro de Sanzo. – ¡Protege a Mercury, no importa que pase o quien quede atrás no le dejes solo! - Una segunda explosión se escuchó en el lugar. - ¡rápido, vayan!

 

Comenzaron a correr mientras pequeños estallidos repetidos empezaban… sin duda alguna los guardias del consejo estaban contra atacando desde tierra. Cruzaron pasillos destruidos por las explosiones mirando alrededor…

 

No había nadie. Sin duda alguna la evacuación estaba siendo exitosa…

 

¿Por qué ellos seguían dentro entonces?

 

Mercury recordó desde donde provenía la primera explosión que escuchó. Había sido certera, justo sobre su habitación pero apenas rosando y las que siguieron parecieron en el intermedio de la línea que conectaba su habitación con la de su maestro, aquel pasaje secreto que se debía usar para escapar… por eso estaba bloqueado.

 

¡¿Qué demonios estaba pasando?!

 

Sanzo se detuvo escuchando una especie de llanto y en cuestión de segundos encontró a dos niños de unos ocho años que estaban inmóviles por el terror; se aproximo a ellos y levantando a uno jalándole del brazo para que corriera con ellos el otro, tomado de la mano de su amigo le siguió hasta que pronto dieron con un muchacho de unos quince años quien buscaba la salida al acantilado con manos temblorosas, esta estaba conectada a un túnel que acababa en tres secciones de aquel sitio, arriba en la montaña sobre una especie de planicie pequeña; luego un poco más abajo aproximadamente a media montaña y la ultima abajo en las rocas rosando el mar.

 

Esa salida todos sabían que existía pero solo altos miembros del consejo la podían encontrar con certeza pues estaba escondida, camuflada con la pared de piedra y de hecho el mecanismo para abrirla debía ser correctamente manejado pues de lo contrario, por su peso al ser de esa misma piedra resultaba casi imposible moverla; a punto del llanto y escuchando los pasos el muchacho volteó a verles aproximarse y murmurando aun de forma audible dio gracias a los dioses de Marine por enviarles allí.

 

No dijeron nada y Sanzo, soltando a los niños que se encogieron sobre si mismos abrazados por el mayor comenzó a soltar ciertas cuerdas en las puertas logrado que esta se moviera un poco. Una nueva explosión se escuchó más cerca y Sanzo, desesperado intentó abrirla.

 

- ¡Esta bloqueada, se trabó! – Gritó – Necesito que me ayuden a jalar para que se abra hacia este lado.

 

No lo dudaron ni un segundo y Mercury dejo a Derios con el niño de apariencia más delicada mientras que el otro, aquel muchacho, Sanzo y él jalaban las cuerdas que estaban amarradas a la puerta y sobresalían por abajo desde el otro lado. No cedía.

 

- ¡Vamos! – Grito el pelirrojo - ¡Maldita mierda, ábrete! – Sanzó estaba desesperado y Mercury soltó la cuerda escuchando con atención explosiones sucesivas que se acercaban a ellos.

 

- ¡Quítense! ¡Apártense de la puerta! – su grito alertó a los otros y salieron corriendo hacia un lado al tiempo que justo en el sitio que estaba la puerta la explosión hizo volar todo alrededor dejando un agujero de tamaño colosal. Momentos después la explosión salió por otro sitio más alejado y las que siguieron continuaron con el camino.

 

- ¡Ahora esta abierto! – el muchacho que encontraron se precipitó hacia la salida, Sanzo levanto a los pequeños y Mercury volvió a tener en sus brazos a Derios. Entrando por el agujero vieron que el inicio del túnel estaba levemente afectado por la explosión pero aun así podían pasar por ahí, el muchacho de hecho ya estaba dentro haciéndoles señas de que continuaran.

 

- No es seguro… - susurro Mercury pero Sanzo volteo al tiempo que hacía pasar por ahí a los niños y él se introducía pidiendo silenciosamente que le pasara a Derios.

 

- Es el único camino Mercury – el de ojos amatistas tomó un trozo de su ropa que estaba levemente rasgada y jalándola partió un trozo para él y le tendió el otro a Mercury – amárrate el cabello, no sabemos que pase abajo.

 

- Ya no hay explosiones Sanzo – los ojos miel miraban a su alrededor. Se había calmado un poco el ruido, de hecho incluso el bebé se había calmado bastante.

 

- No podemos asegurar que no habrán más. Mercury, debemos ponerlos a salvo – murmuró el pelirrojo volteando a ver el túnel por donde sin duda los otros tres avanzaban ya decididamente y terminando de hacerse un moño pidió al bebé para que Mercury hiciera lo mismo.

 

Una vez listo el castaño solamente asintió y Sanzo bajo por el sitio. El de cabellos chocolate le siguió y una vez dentro recibió nuevamente al niño. Pronto se encontraron nuevamente con los demás que les esperaban.

 

- La primera salida está bloqueada – habló uno de los pequeños que parecía estar más calmado incluso que el mayor - ¿Qué hacemos?

 

- Continuar bajando a las demás a ver por cual logramos salir – respondió el pelirrojo sin dudarlo siquiera y continuaron bajando por la montaña. Eran miles los escalones que había en aquel lugar; la segunda también estaba en la misma condición por lo que comenzaban a desesperarse. Llegaron  la ultima puerta de una madera gastada en su superficie pero gruesa como un muro y pesada, hinchada por la humedad que dejaba en ocasiones el agua cuando la marea subía demasiado y la golpeaba. Sanzo soltó la cuerda que habría el mecanismo rogando que abriera y como si un dios realmente escuchara sus súplicas la misma se abrió.

 

El pelirrojo suspiró e hizo que los otros pasaran para asegurarse que si algo sucedía en aquel momento se salvarían. Sus ojos se encontraron con los de Mercury aun en esa semioscuridad y asintiendo ambos salieron del sitio.

 

- Vaya que son lentos, creí que no salían… - la voz grave retumbó en los oídos de Mercury y levantó su vista rápidamente encontrándose con un cabello rojo oscuro y aquellos ojos de un tono verde amarillento como los de un gato. La sonrisa en su rostro era de completa satisfacción.

 

- Irving… - susurró Sanzo - ¡Qué demonios crees que estás haciendo! – Grito mirándole fijamente mientras que se lanzaba furioso contra el hombre quien le sujeto rápidamente un brazo y lo pegó con fuerza al muro.

 

Mercury jamás había conocido a alguien que lograra dominar a Sanzo en solo un movimiento. Los niños corrieron a su lado asustados al tiempo que el hombre ejercía presión en el brazo del otro pelirrojo haciendo que gimiera levemente del dolor que esto le causaba.

 

- ¿Creyeron que lo de volarme a cañonazos la escuela era broma? – Se burló, susurrando en el oído de Sanzo - ¡Me toman demasiado a la ligera! O es que… ¿creyeron que por ver a ese estúpido barco en la costa no haría nada?

 

Mercury frunció el ceño y le dio a Derios al niño de antes mientras que se incorporaba completamente; sus ojos mostraban miedo y furia mezclados.

 

- Suelta a Sanzo – ordenó y el de ojos amarillentos le miro casi burlón pero aun así le hizo caso. El de ojos amatistas intentó arremeter en contra suya nuevamente pero con otro rápido movimiento lo pego a la pared esta vez del cuello ejerciendo un poco de presión.

 

- ¿Ves? No puedo soltarle – su tono burlón no cambió en absoluto – Siempre he pensado que a pesar de ser tan sumamente hermoso es como una Fiera. – una risa leve brotó de sus labios y Mercury le miró ejercer más presión. Sanzo intentaba soltarse pero la fuerza física de Irving superaba con creces la suya.

 

- ¡Irving por favor le estas asfixiando! – Mercury corrió al lado del hombre y colocó sus manos alrededor del antebrazo de este, allí donde las manos de Sanzo intentaban apartarle. El de ojos amatista estaba comenzando a perder la conciencia por la falta de aire, el castaño cerró los ojos poniendo presión en el brazo del otro quien de forma lenta libero un poco el agarre al tiempo que con su otra mano soltaba en cabello del ojimiel.

 

- Así está mejor – dijo acariciando una de las hermosas hebras chocolate que se enredaba entre sus dedos.

 

Desde el sitio donde semi-oculto se encontraba el Svart Ros se escuchó un estallido pero ya no eran los cañones quienes lanzaban el estruendo, pronto en el cielo se vieron reflejadas chispas de color rojo e Irving, soltando completamente a Sanzo quien cayó tosiendo en el suelo intentando recuperar aire, sujetó a Mercury de la cintura.

 

- Logre que te sacaran de ahí – le susurró suavemente – ahora te vienes conmigo; si no Lun y Aria están listas para disparar contra este sitio y puedes irte despidiendo de todos ellos.

 

- ¿Todo esto fue por eso? – murmuró, aunque sus palabras eran perfectamente audibles para todos, al igual que las de Irving. Sanzo se incorporó nuevamente pero Mercury le miró pidiéndole que no hiciera nada de forma silenciosa.

 

- Mercury… - susurro suavemente y el muchacho negó con la cabeza.

 

- Cuida a Derios y pídele a los del consejo que vayan con cuidado… - sus ojos hablaban aun de forma silenciosa con Sanzo, se leían entre líneas – No dejes que Molooj haga algo precipitado. No importa lo que decida el consejo, yo estaré bien.

 

Irving frunció el ceño al escuchar el nombre del que (hace poco se había enterado) era el nuevo capitán del Cristal Rose. Sujeto más fuerte su agarre y tomando una botellita muy pequeña que contenía un líquido azul tomó un poco pasándola a la boca del ojimiel con la propia. El de cabello chocolate perdió rápidamente el conocimiento mientras una segunda aparición de chispas rojas salía en el barco; Levantó en sus brazos a aquella belleza y la puso en el bote que había amallado cerca de la zona subiendo minutos después al mismo.

 

- Vamos a encontrarte y lamentaras lo que has hecho – habló fríamente Sanzo al tiempo que Irving, sacando un arma del costado en su cintura disparó a la soga que los ataba y dejo que la marea les meciera.

 

- Bien, quiero ver si con la ineptitud de Molooj logran recuperarlo – sus ojos desafiantes sonreían aun si sus labios no lo hacían, se agacho un momento para tomar un trozó largo de manera semejando a un remo con el que se impulso hacia el mar – Dile que Mercury es mío y lo será hasta que yo haya muerto… que le reto a que intente arrebatármelo.

 

El joven de cabellos rojos se sorprendió frente a esta declaración. Irving ya estaba lejos cuando logró reaccionar frente a aquellas frases y comprendió que el otro pelirrojo no pensaba matar a Mercury… y que quizá el deseo que sentía y profesaba por este era mucho más profundo que eso. Los botes de Marine no eran rápidos y eran muy pequeños; ninguno podía acercarse al gran navío sin hundirse antes de siquiera tocarlo… Vio como subían el pequeño bote de Irving a la embarcación y comenzaban a alejarse rápidamente en el mar frente a la impotencia de todos los de la isla.

 

Había para aquel momento muchas preguntas en los ojos amatistas y solo le quedaba esperar a que lograsen sacarles de ahí antes que subiera la marea.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Irving miró desde la cubierta del barco como se alejaban rápidamente de Marine. Al igual que observó más movimiento en la costa pero, sin duda no había forma de que les alcanzaran. De hecho unos cuantos minutos después de que cruzaron las aguas turbias que rodeaban aquel sitio, estas entraron en un estado donde era imposible pasarlas… ellos apenas si las lograron cruzar.

 

Aquella era la mejor defensa de Marine, las aguas que le rodeaban y que si no se conocían destrozaban los barcos, así se fueron alejando lentamente del sitio. El Cristal Rose, en movimiento para intentar atraparles ya no podía perseguirles, era imposible para ellos. Comprendía que les darían caza y ahora no era solamente Cuarzo… pero ya tenía a Mercury allí, con él y eso era lo que en realidad le importaba.

 

Miró alrededor y observó a Lun y Aria aproximarse. Las muchachas le sonrieron levemente y se miraron entre ellas, ambas eran gemelas idénticas al menos en sus rostros porque, el cabello absolutamente liso de una no era comparación a las ondas que poseía la otra y, mientras una tenía los cabellos y ojos claros la otra los portaba oscuros; ambas apreciaban mucho a Mercury porque este las había ayudado, aun sin pensarlo mucho tiempo atrás y por aquel motivo no dudaron, como su segunda y tercera al mando, en apoyarle para aquella loca idea.

 

- Deberías llevarle a tu habitación… no puedes cargarle hasta que despierte. – Lun suavemente acariciaba el rostro del muchacho e Irving sonrió.

 

- Además seguro que cuando despierte estará agitado. – Aria sonrió a su hermana mientras ella también tocaba los cabellos del muchacho.

 

- Es mejor que este en un sitio cómodo y donde puedan hablar.

 

- O al menos explicarle que pasó.

 

- O donde al menos – Lun rió levemente – no pueda hacer algo tonto cuando no quieras decirle en realidad nada que le sea de utilidad para comprender las cosas.

 

Ya Irving estaba acostumbrado a aquella curiosa forma de hablar de ambas; no era como escuchar dos voces separadas con opiniones distintas; no comprendía que clase de relación oculta existía entre ellas que las volvía tan sumamente unidas pero parecía que siempre sabían lo que la otra iba a decir a continuación… e incluso lo que la otra pensaba.

 

- Supongo que tienen razón. – comentó y el también movió su manos lo suficiente para acariciar el cabello del inconsciente muchacho. – estaré allí por si me necesitan... ustedes ya saben qué hacer. – diciendo esto el hombre caminó rumbo a las escaleras que sobresalían en la parte superior del navío, la cabina del capitán.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

En ocasiones más que un sueño recuerdas un hecho que te ha ocurrido. No a todas las personas les sucede pero hay motivos y  ocasiones especiales en los que es posible. Mercury no estaba simplemente soñando cuando su mente dibujo un día, uno como tantos otros que había deseado ver el Cristal Rose aparecer en la lejanía aproximándose a la costa… un día que no había ocurrido tampoco hace mucho tiempo.

 

Aquel día, aun sin que el barco del rubio hubiese aparecido se llevó a cabo una de las reuniones con los navíos principales; por eso era que esperaba con toda su alma ver el mismo aparecer en cualquier momento… nunca sucedió y así se había quedado en una de las salas del consejo. Estaba bastante desanimado por lo que no pudo evitar que algunas lágrimas bajaran de sus ojos; no se preocupó en limpiarlas debido a que, comúnmente solo cuando el líder debía hablar personalmente con algún capitán se usaba aquel sitio (y esto normalmente se les informaba), mismo motivo por el cual solamente estaba con la parte de debajo de su traje y el cabello amarrado en un moño que dejaba la mitad de sus largos mechones sueltos.

 

Cuando la puerta se abrió quedó absolutamente sorprendido igual que aquellos ojos casi dorados que al mirarle fijamente cambiaron a una consternación total. Mercury intentó incorporarse e irse… logró hacer lo primero pero cuando pasó al lado de Irving este le sujeto con fuerza del brazo impidiendo que se moviera. Hablar con el pelirrojo era algo a lo que había acostumbrado enormemente pero no era lo mismo simplemente hablar a que este le viera con lágrimas en los ojos.

 

- Irving… por favor suéltame – su voz salió segura de sus labios, pero el otro no le hizo caso alguno, simplemente continuo mirándole, analizando la situación que se le presentaba. Irving era demasiado inteligente como para saber que estaba pensando en aquel preciso momento pero Mercury no pudo más que sorprenderse por lo que el otro dijo a continuación.

 

- ¿Estas llorando porque él no ha vuelto a Marine cierto?

 

- ¿De que estas…?

 

- Molooj – su frase cortó lo que el de ojos miel estaba a punto de decir – es por eso… no hay otra respuesta. – Mercury frunció el ceño, mitad molesto y mitad asustado por la afirmación tan clara del otro, Irving solo continuo mirándole. – Para mí siempre ha sido un secreto a voces que los del consejo tienen cierto favoritismo hacia el Cristal Rose… especialmente tus bellos ojos que siempre están mirándolo, desde que estabas pequeño, a él.

 

- No es gracioso lo que estás diciendo. – su voz fue seria e Irving simplemente le volteo arrinconándolo contra la mesa cercana. A Mercury le resultó una situación extrañamente conocida y no pudo evitar preguntarse mentalmente si en verdad lucía tan débil y fácil de dominar ante los ojos de los demás.

 

- No puede ser gracioso, es la verdad después de todo; y la verdad es cruda y en ocasiones amarga. – Irving le miró fijamente – siempre ha sido también un secreto a voces para mí que sientes mas por ese idiota que una simple amistad, aunque no se qué pasa entre ustedes… no puedo evitar preguntarme porque, entre todas las personas que existen en este sitio y los navíos debe ser él quien mueva tu mirar a cada momento.

 

- Eso no es…

 

- Si lo es, y en este momento estás nervioso y asustado de que comprenda algo más allá de lo que ya comprendo. – el de cabellos rojos con suavidad apoyó su frente contra la de Mercury y suspiró débilmente, estaban sumamente cerca uno del otro. – Ya ha sido bastante tiempo esperando Mercury y este tiempo que él no ha estado debo confesarte que ha sido grandioso… al menos para mí; si tus ojos siempre han seguido a Molooj los míos siempre te han seguido a ti… siempre he pensado que tu belleza y suavidad te hacen único y aun así tienes una fortaleza que no comprendo de donde proviene, está en tu alma.

 

- Yo no puedo… Molooj… es diferente… - el hombre se detuvo un momento y mirándole fijamente a los ojos soltó aquello que le había consternado tanto.  

 

- Molooj no es diferente de ninguno de nosotros; el Cristal Rose no es diferente del Svart Ros o el Shi no Bara. Cuando se sienten acorralados luchan con todo lo que tienen, cuando ven una tabla del navío que ha sido destrozado en lugar de pena sienten alivio porque son sus vidas las que se han salvado, aun si es a la deriva una tabla en el agua solo significa para nosotros un enfrentamiento menos con Cuarzo. Si crees realmente que Molooj es diferente pregúntale si nunca ha pensado en hacerte el amor hasta que desfallezcan ambos en el cansancio… no te lo negará, porque simplemente ese rubio no es diferente.

 

Mercury bajó suavemente la mirada y las manos de Irving lentamente rodearon su cintura, subieron por su espalda acariciando aun por encima de la ropa y finalmente le abrazó con fuerza. El de cabello chocolate no sabía qué hacer y al mismo tiempo no comprendía porque estaba permitiéndole que hiciera aquello. Percibió la suave respiración de Irving sobre sus labios y como lentamente estos atraparon los propios; no respondió el beso pero tampoco hizo nada por apartarlo.

 

El pelirrojo acaricio con suavidad los mechones de cabello que escapaban del amarre en que los mantenía y rompiendo con delicadeza el contacto con sus labios bajó a su cuello donde comenzó a acariciarle con estos aun sin besar, solo pasándolos levemente sobre la cálida piel, dejando que la respiración chocara lentamente contra la sensible zona ocasionándole un estremecimiento. Percibió la sonrisa el otro aun contra su cuello y como, finalmente comenzaba a besarle en aquel sitio.

 

- Irving detente… - el susurro, sin fuerza, salió de sus labios y quedó como una frase flotando en el aire.

 

- Si pudiera hacerlo no dudaría un solo segundo en sacarte de este sitio y llevarte conmigo aunque eso significara que no tuviera un puerto o tierra firme al cual regresar… lo haría con tal de que fueras libre… si es cruel encerrar un ave es peor cortarle las alas para que no escape de ese encierro.

 

- Por favor… creo que alguien viene. – efectivamente escuchaba pasos y lo que Irving decía podía ponerles en graves problemas; él sabía que muchas veces la terquedad del pelirrojo había ocasionado problemas en Marine con el consejo.

 

- Si en verdad te molestase tanto tus brazos no estarían en este momento rodeándome. – Los ojos de Mercury se abrieron con sorpresa y se sorprendió a sí mismo sin saber cuando los había cerrado, mucho menos en qué momento había pasado sus brazos sobre los hombros del hombre de los ojos gatunos y el mismo le atraía. Con sorpresa le empujo un poco apartándole levemente (aunque Irving continuase demasiado cerca de él como para decir que lo había hecho con todas sus fuerzas) y puso una mano en el lugar donde anteriormente Irving le besaba…

 

- Sin duda quedara una linda marca por algunos días – susurró aquel mirándole fijamente sonriendo y volviendo a aproximarse; Mercury puso sus manos, alejándole y el pelirrojo le tomó de las muñecas intentando apartarlas de su camino… en aquel instante la puerta se había abierto. Sanzo y el líder del consejo se asomaban por esta, el último al ver la escena que se exponía ante él se puso lo que puede decirse histérico; Mercury solo se había tapado la marca que sin duda asomaba por su cuello.

 

Sí, después de ese momento le habían prohibido salir cuando el Svart Ros estuviese cerca de las costas. Después de aquello era que Irving había gritado ante todos que lo sacaría aunque se volara la escuela completa… y lo había hecho.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Sanzo caminaba presuroso por los pasillos seguido de una hermosa chica de cabellos azules, atravesando algunos de estos aun de escombros mientras que otros parecían estar en perfectas condiciones. Apenas tuvo la oportunidad devolvió a Derios a sus padres sin que nadie se enterara de aquello. Molooj quería respuestas pero no era algo que estuviese en sus manos darle, al menos no por el momento pues, apenas lo tuvieron de frente los del consejo pidieron que fuera con ellos para hablar de unos asuntos sumamente importantes referentes a lo ocurrido.

 

Miriam quedó junto a Sanzo con el bebé en brazos y había insistido que aun con el niño no pensaba dejarle solo, ella además también quería comprender. El pelirrojo no quiso discutir su capacidad para mantenerse a salvo él solo y entonces la llevaba presurosamente por el sitio hasta que lograron alcanzar la habitación de Mercury; el otro aun sin detenerse observó que el sitio, a excepción de algunas cosas caídas estaba en buen estado igual que las demás habitaciones… movió aquel armario y le pidió a la mujer que se quedara en el sitio mientras encendía una lámpara.

 

Bajo por la salida que se disponía a los altos miembros del lugar. Estaba derrumbado justo antes de alcanzar  el inicio de la escalera para el siguiente miembro del consejo. Su mentor había salido del sitio sin problemas, el de cabellos chocolate no lo había logrado igual que los demás importantes en el sitio lo habían hecho, él habría logrado salir sin problemas de no ser porque estaba esperando a Molooj y Miriam para darles a Derios esa noche.

 

Subió nuevamente y una vez en la habitación se sentó en la cama pasando una mano por su cabello ahora medio suelto... estaba prohibido que les vieran este en su totalidad y no quería alterar más a los ancianos líderes por aquel motivo se lo había sujetado…

 

¡Pero eso no era importante por el momento!

 

- ¿Puedo saber qué pasó? – Miriam colocó a Derios en la cama sentándose al lado de este para mantenerlo en ella y miró a Sanzo con sus grandes ojos rojizos.

 

- Fuiste tú quien decidió dejar a Derios con alguien más, no reclames. – respondió el otro un poco molesto, creyendo que esa chica le iba a pedir explicaciones del porque no cuidaron bien al niño o algo así… esas cosas en las que las madres se vuelven expertas al ponerse histéricas por sus hijos.

 

- No me refiero a eso… ¿Por qué no hemos visto a Mercury? ¿Qué sucedió? ¿Por qué ese navío ataco? ¿Quiénes eran? ¿Qué…?

 

- Una pregunta a la vez ¿sí? – suspiro con desgana mirando el sitio. Bueno, al menos ella estaba preocupada por el otro muchacho y eso decía cosas buenas sobre ella. – O mejor te explico y al final preguntas – Tomó de una mesita que había junto a la cama las cintas que normalmente Mercury usaba para su cabello… aquel día había llevado con él unas de color rojo igual que su ropa durante la mañana. Normalmente nunca usaba de ese tono, no le gustaba mucho pero había hecho una excepción.

 

Las apretó con fuerza sintiendo su frustración crecer.

 

- Sanzo – dijo dirigiéndose a la otra – y tú eres Miriam, así que ya nos conocemos.

 

- Siento que no te agrado – la muchacha comentó – y no sé el motivo.

 

- Bueno, últimamente las cosas que se relacionan a Molooj no me simpatizan mucho. – sus ojos miraron suavemente alrededor. – Fue una trampa – comentó, era cierto, la muchacha no tenía la culpa de nada y en aquel momento necesitaban toda la ayuda que pudieran recibir del navío. Que Mercury y ella fueran ahora amigos era un punto que usaría a favor del ojimiel.

 

- No comprendo…

 

- La habitación de Mercury está intacta pero su escape por los sitios normales era nulo. – Suspiró – la entrada bloqueada, algunos pasillos derrumbados para guiarle por donde quería.

 

- ¿Entonces no hay nadie lastimado?

 

- No gravemente… solo raspones y esas cosas. Mi padre es el médico en Marine y ya está tratando a los que estaban lastimados. – Sus ojos miraron por la ventana – fue el Svart Ros, ese maldito de Irving se llevó a Mercury.

 

La muchacha se sorprendió y quedó sin habla frente a la noticia; recordó por un momento lo que había pasado la vez anterior en las costas. A ella aun le costaba horrores distinguir entre los distintos barcos y por ello no había captado. Molooj sin duda ya sabía quiénes eran cuando no dudo en hacer que el Cristal Rose intentara alcanzarles.

 

- Pero… este sitio es un laberinto ¿Cómo sabían donde…?

 

- No lo sé realmente – le cortó el otro – pero me temo que Lun y Aria tienen que ver mucho con eso.

 

Sanzó habló largo rato con la chica explicándole cosas que habían ocurrido, aun sin mucho detalle, con Irving mientras Mercury estaba presente. Miriam no se asustó, no vio raro el asunto ni aunque Mercury fuera un muchacho y según le dijo a Sanzo la gente del Circus Zone era más especial de lo que ellos creían… era más común de lo que pensaban que dos personas del mismo sexo estuvieran juntas en ese lugar.

 

No hablaron más y salieron del sitio rumbo a la sala principal de reuniones; Sanzo quería saber que resolvieron y por supuesto controlar a Molooj de hacer o decir cualquier estupidez cuando se enterara que el Svart Ros se llevó al ojimiel. Aquello sería una tregua momentánea.

 

Al menos hasta que encontraran a Mercury.

 

Notas finales:

^-^ Muchas gracias por leer!! Y espero el capi les haya gustado *-*

Aquí está el dibujito ---> http://eyrin17.deviantart.com/#/d2z5wak

La verdad es que no sabía que dibujar para este capi y me dio por meter a Mercury en traje ritual xD talvez para compensar en otro capi meta dos dibujos o algo así...

Hasta la próxima *-*


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