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Pretender Mantener Promesas Perdidas por Eyrin

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Notas del capitulo:

Hola!! Tanto tiempo sin actualizar U.U... pido disculpas a quienes leen la historia por el EPICO retraso que tuve pero he estado con trabajos y exámenes en la universidad lo que me ha impedido escribir e incluso actualizar... en compensación este capitulo esta extra largo...

Muchas gracias a BICO por el review ^-^, espero te guste este capi, en el dibujo al final aparece Irving ^0^

ejem... ADVERTENCIA: al puro final del capi hay una escena de sexo explicito, está al puro final así que si desean no leerla pueden saltarla...

Creo que no me queda mas que decir, solo que espero que disfruten el capi y nuevamente gracias por leer!!

 

Capitulo 7:

Jaulas de Oro y Ángeles en vuelo

 

 

El calor del suave sol que se colaba escasamente en el sitio le despertó de forma pausada. Suspiró y abrió sus ojos lentamente. Recordaba perfectamente lo que había ocurrido con anterioridad y se preguntó mentalmente cuanto había dormido. Miró al cielo donde el sol no parecía estar completamente sobre sus cabezas; era temprano o ya pasaba la mitad de la mañana, no podía ubicarse bien pues nunca había navegado en un barco y podían estar en cualquier dirección. Buscó con su mirada en el sitio percibiendo el suave aroma a sal que desprendía el mar combinado al aroma de la madera y se incorporó.

 

Su cabello estaba levemente enmarañado por dormir con este sin amarrarlo. Sin duda resultaría doloroso cepillarlo. Buscó por el sitio y encontró una mesa con un espejo al frente. Abajo había diversas cosas entre ellas un asiento pequeño, en realidad un tronco de árbol y al menos cinco distintos cepillos. Se dirigió a este y comenzó a desenredar con suavidad lo mejor que pudo.

 

Mas allá había una larga mesa con, lo que parecían, mapas y otra que parecía para comer. Terminó su labor y desató la primera línea de su cintura para sujetarse el cabello; aquello de amarrarlo ya era casi un acto mecánico. Volvió a la cama donde subió a esta; era bastante cómoda y espaciosa… mucho más que la que tenían en el Cristal Rose.

 

Pensó en Molooj un momento. ¿Qué había pasado luego de que Irving le hiciera caer inconsciente? Bien, no era como si pudiera encontrar una respuesta. Había bastante ruido fuera, entre ello lo que parecían risas; intentó descifrar que decían pero no lo logró y mejor volvió a recostarse, en algún momento alguien debería entrar en el sitio.

 

De hecho no pasó mucho antes de que la puerta que había visto con anterioridad se abriera. No había intentado salir por esta pues no tenía caso, si estaban en medio del océano ¿A dónde podía escapar?

 

Irving la atravesó con lo que parecía una bandeja. Al mirarle despierto sonrió levemente, apenas perceptible y dejo lo que traía en la mesa que antes Mercury mirara; se aproximó lento y sentándose a su lado le acercó levemente hasta rozar sus labios de forma simple.

 

- No esperaba encontrarte despierto y arreglado – comentó suavemente mientras sonreía más ampliamente – te traje algo de comer.

 

Mercury no contestó.

 

- No me hablas porque estas molesto… es infantil. – se burló mientras se incorporaba para volver a tomar aquello y aproximarle la comida. Parecía una especie de guiso y hasta ese momento notó que realmente tenía hambre. Lo comió aun en silencio y cuando hubo terminado miró los ojos gatunos de Irving fijos en él.

 

- No lastimé a nadie – respondió antes de siquiera escuchar la pregunta que ya rondaba la mente del ojimiel – lo planeamos con cuidado y conocimiento, el objetivo era que salieras de la escuela… claro que no espetaba que lo hicieras con mas personas de la cuenta.

 

- ¿Y por eso tenías que intentar asfixiar a Sanzo?

 

- Sanzo simplemente se metió… solo quería dejarle inconsciente y sé que él lo notó. – Irving miró al castaño fijamente – Aunque no planeo que lo entiendas del todo.

 

- No entiendo porque me sacaste de la escuela de esa manera y me parece que es algo que merezco saber. – el ojimiel se fijó en los cabellos rojos de Irving cuando este se levantó y caminó unos momentos alrededor de la habitación.

 

- Te propongo algo – habló luego de un rato – Vamos a jugar al escondite. – Mercury frunció el ceño – combinado con atrapa al gato… te daré una hora para que te escondas lo mejor que puedas. Si no logro encontrarte o atraparte antes de que el sol se funda en el horizonte, tú ganas, te digo porque lo hice y te daré todas las explicaciones que necesites; tienes derecho a correr todo lo que quieras por el sitio y nadie te va a intentar detener… será entre tú y yo.

 

- Eso es si yo gano… ¿Qué hay si ganas tú?

 

- No más preguntas… - el pelirrojo se sentó en la cama y con cuidado de soltar sus zapatos subió los pies a la misma; miró a Mercury de forma significativa y le tomó con cuidado una de sus manos besando el dorso de la misma. – Solo te dedicaras a disfrutar del viaje y además de eso tendré derecho a privilegios extra.

 

- ¿Qué clase de privilegios?

 

- Bueno… - se aproximó a la oreja del otro susurrando – podré tomarte cuando me plazca… empezando por esta noche.

 

Mercury se estremeció ante la sola posibilidad de aquello, aunque ya se había imaginado que rumbo tendría aquella conversación desde el momento en que Irving le propuso un juego.

 

- No falta mucho para que comience el atardecer, así que tampoco te será tan difícil… solo daré la orden de que no te detengan con nada cuando corras y ya está, para que yo gane debo atraparte en mis brazos, no solamente arrinconarte… ¿Aceptas?

 

- ¿Porque me ofreces esa posibilidad cuando podrías hacerlo en este preciso momento? – le dijo mirando hacia la puerta. Si el Svart Ros era mínimamente parecido al Cristal Rose no tendría problemas ocultándose un buen rato… el resto del tiempo podía correr…

 

- Porque si gano no puedes decir nada sobre “forzarte”… de hecho espero tu cooperación.

 

El ojimiel bajó un momento la mirada y después, mirando fijamente a Irving asintió de forma decidida. Le estaba ofreciendo la posibilidad de escapar de todo aquello ileso si ganaba… si no jugaba de todas formas perdía así que una oportunidad no estaba nada mal.

 

El pelirrojo se levantó y asomándose por la puerta dio instrucciones a alguien quien, riéndose por aquello que hubiera dicho se retiró. Volvió a la cama y se recostó en la misma.

 

- Puedes empezar… en un rato comienzo a buscarte así que no te emociones buscando un súper escondite… recuerda que sigue siendo mi barco; te aconsejo que explores primero, un solo sitio no será suficiente.

 

- Creí que deseabas ganar – comentó dirigiéndose a la puerta - ¿Por qué me das consejos entonces?

 

- Porque así es más emocionante. Además confío en que voy a atraparte.

 

El de cabellos chocolate no tardó más en pensarlo, especialmente cuando de su bolsillo Irving sacó lo que parecía un contenedor de forma extraña lleno de arena y lo volteó… eso simbolizaba a sus ojos tiempo y no pensaba desperdiciarlo, si ganaba ya luego le preguntaría que era esa cosa.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Sanzo miraba como preparaban el Cristal Rose rápidamente, como lo cargaban con miles de cosas distintas que necesitarían para buscar a Irving y Mercury.

 

Cuando Molooj se enteró de lo que había pasado, justo como Sanzo había pensado, casi comete una estupidez; logró controlarlo pero no pudo evitar que el rubio aceptara de inmediato intentar recuperar a su ojimiel y llevar a Irving para que fuera juzgado en el sitio. Miriam se quedaría en Marine para asegurar completamente a Derios mientras que, para el pelirrojo sería su primera experiencia en el mar; estaba nervioso, mucho más por lo que simbolizaba salir de la isla con aquella misión.

 

Posiblemente tardarían mucho tiempo en hallar el navío; mucho más de lo que ellos mismos pensaban si no utilizaban la ayuda de alguien con los conocimientos del pelirrojo, era deber del rubio salvaguardar la integridad del mismo mientras desempeñaba sus labores de búsqueda.

 

El de los ojos amatistas sabía que habría en los próximos días muchas preguntas por parte del otro que debería responder, no iba a evitarlo aun si eran secretos del consejo. Tomó la gran caja que contenía todas sus ropas rituales y dejó que la subieran al navío mientras él, con la dificultad de la vestimenta que llevaba imitaba a la caja pero por sus propios medios.

 

- ¿Estás seguro que vas con nosotros? Sabes la mala fama que tiene el Svart Ros por ser destructivo… hay tantas posibilidades de ganar como de quedar hundidos en el agua.

 

- Lo sé, pero en parte me siento culpable por lo que pasó. – Suspiró mientras se alejaba de la barandilla – veré el sitio donde me quedaré. Avísame cuando ya estemos lejos de la costa para salir.

 

- ¿Por qué, no vas a despediste?

 

- No. Ya no aguanto tener este traje encima así que me lo quitaré… dile a tu gente que no pueden comentar siquiera en ningún sitio, especialmente Marine, que viajaré sin las ropas rituales completas, solo portare una parte.

 

- Me pones difícil salvaguardar tu integridad si haces eso, no tengo que decirte que eres… bueno, ya sabes…

 

- No tengo que decirte yo tampoco que si encuentras a uno de los tuyos cerca mío con el cuello torcido no será mi responsabilidad ¿verdad? – la sonrisa del pelirrojo le dejo muy claro que no pensaba hacer otra cosa. – ahora si me disculpas.

 

- Sanzo… necesito preguntarte algunas cosas cuando hayamos partido…

 

- Estaré esperándote entonces. – contestó, aun alejándose.

 

Molooj volteo nuevamente al horizonte donde Miriam se despedía de él moviendo la manita de su niño en señal de adiós. Él correspondió el gesto mientras que los últimos hombres entraban en el barco y empezaba a dar órdenes para salir, después de todo tenían que pasar las aguas en aquel preciso instante o no serían capaces hasta el día siguiente.

 

Estaba atardeciendo para aquel momento y no podía dejar de preguntarse como Irving calculo que las mareas en la madrugada iban a cambiar unos momentos… otra pregunta para Sanzo que esperaba tuviera respuesta.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Mercury se tensó al escuchar pasos junto a él. Ya el sol había empezado a bajar y en poco tiempo se habría ocultado en el horizonte. Toda la tarde había logrado mantenerse escondido del pelirrojo aunque en siete ocasiones le había hallado… a eso se refería con buscar, era mejor varios escondites que solo uno muy bueno pero prácticamente agotable.

 

Hablando de agotable ya se habían acabado todos los que encontró en su momento; al parecer Irving cumplió su palabra y nadie se interponía en el “juego”. De hecho nadie le había hablado al pelirrojo en todo lo que él logró ver…

 

Nuevamente escuchó pasos y se tensó otra vez. Prestó atención y noto aquel leve tintineo que aprendió a escuchar cada vez que Irving movía la pierna izquierda, aquel que se producía por el choque de su arma con alguna de las hebillas de su ropa. Intentó ponerse de pie para salir de atrás de aquellas cajas de lo que parecían piedras lo más sigilosamente posible.

 

“¡Maldito clavo!” pensó en cuanto la ropa dio un jalón enorme desgarrando cierta parte de la misma ocasionando que perdiera el equilibrio y estrepitosamente se llevase algunas de aquellas cajas.

 

Se soltó lo más deprisa que pudo en su situación, con la desesperación que sentía pues los pasos se volvieron presurosos. Miró al horizonte; quizá si se hubiera quedado quieto por la semioscuridad se habría confundido con la sombra que había pues el sol ya era solo una débil línea, pero el miedo le ganó. Corrió sin rumbo fijo, en ese momento lo único importante era escapar de Irving hasta que el último rallo de sol se apagara en el agua.

 

El pelirrojo al mirarle correr le imitó persiguiéndole, en la cubierta ya deberían estar encendiendo las lámparas de aceite para iluminarse. Mentalmente se preguntó si el ojimiel pensaría, igual que él, en lo bello que se veía el barco iluminado en medio del mar; apartó el pensamiento de su cabeza y finalmente le dio alcance; sonrió con superioridad mientras se aproximaba.

 

Mercury sabía que correr a derecha o izquierda no sería de utilidad alguna; fácilmente le atraparía si lo intentaba. Miró el borde que sus manos tomaban con fuerza y seguidamente al horizonte… el sol parecía arrastrarse para terminar de sumergirse y con ello sus esperanzas al ver al pelirrojo cada vez más cerca… se apoyó con fuerza y de un momento a otro sonriendo internamente dejó que su mano resbalara y con ella todo el peso de su cuerpo.

 

- ¡Mercury!

 

La distancia era realmente grande desde el borde del navío hasta el mar… el golpe fuerte y lo salado del océano incluso era asqueroso cuando no estás preparado para sentirlo en tu boca e introducirse un poco quizá por la sorpresa en tu nariz. Eso fue lo que Mercury pensó justo en el instante que su cuerpo se precipito a la profundidad… oscuridad, aquello era todo lo que percibía.

 

En ese momento se dio cuenta que quizá no pensaba realmente salir del lugar… o quizá sí. Irving no le resultaba desagradable del todo pero había algo que estaba en medio, algo que con solo pensarlo le oprimía el corazón y nublaba su razonamiento de que tan realmente “malo” o “bueno” era el pelirrojo.

 

Molooj…

 

Si alguien le preguntaba incluso podría decirse que aceptaba ese aparente placer que tenía cuando Irving estaba cerca pero siempre estaba aquella palabra, aquel nombre, aquel sentimiento…

 

Molooj…

 

“Quizá sea tiempo de darme por vencido con eso y permitirme la oportunidad de vivir realmente algo verdadero, algo tangible… algo como Irving”

 

Él pensamiento le asaltó, rudo, simple y limpio… tan claro como la luz que se esfumaba en aquel instante de sus ojos mientras los cerraba con resignación.

 

“Al menos el está dispuesto a enfrentar todo con tal de que estés con él” parecía otra voz la que decía aquello, no la suya… no su pensamiento y con tristeza respondió…

 

“Si es eso lo que buscaba, que estuviera con él… porque tendrá que darme una explicación”

 

“No lo hará” se burló aquella voz.

 

“Me lo debe… fue su juego y él lo prometió”

 

“Pero Irving no va a perder” algo se sujeto con fuerza de la cintura y arrastrándole percibió la sensación de su cabeza romper la superficie del agua con cierta violencia. Una gran bocanada de aire llenó sus pulmones por completo; no había notado en qué momento había perdido el aire que tenía…

 

Aunque siquiera recordara que lo había tomado antes de dejarse ir al vacío. Tosió con fuerza, un poco de agua salió de su boca y la siguiente inhalación le resultó incluso dolorosa. Levantó la vista intentando normalizar el ritmo de sus latidos y la agitación por la que pasaba en ese momento, controlando las punzadas de dolor interno que percibía, se aferró mas a aquel y cuando le enfocó completamente se encontró con un Irving bastante molesto… de hecho su enojo era más que visible.

 

- ¡Qué demonios! ¡¿Estás loco acaso?! ¡Pudiste morir Mercury!

 

No respondió, simplemente se quedó así… suspendido en el agua por los brazos del otro mientras que volteaba al horizonte.

 

- Pensaba en ganar… - comentó suavemente.

 

- Pues no lo lograste a pesar de esa estupidez. – Había furia en sus palabras – yo gané, el sol aun no se ha puesto del todo.

 

- ¡Pero no me has atrapado! ¡No estamos en el barco!

 

- Tu saltaste del barco, así que si estar en él era una regla la rompiste… pero es cierto nunca lo mencioné así que no se restringen los limites… aplica también para mí. – sonrió con prepotencia – y gané.

 

El castaño observó la suave línea de sol que en ese instante terminaba de desvanecerse… asintió y vio los ojos del otro. Este estaba haciendo señales a los del barco para que les subieran. Una vez estuvieron arriba Irving, aun molesto le señalo lo que parecía una cubeta de agua… el solo pudo mirarle de forma interrogante.

 

- No puedes estar lleno de agua de mar, no me gusta su sabor. Además estas todo mojado y esta oscureciendo, si permaneces así vas a enfermar; cámbiate de ropa. – señaló un montón que se agrupaba en cierto sitio. Lo máximo que pudo notar es que era de color rojo oscuro. – Cuando termines de asearte – en ese punto señalo lo que parecían sábanas colgando de unos ganchos, sin duda ese era el sitio para tomar el baño – llama a Lun o Aria… ellas te llevaran hasta mi habitación.

 

Mercury solamente asintió y miró como Irving se marchaba.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Sanzo percibía el suave movimiento oscilante que el navío mantenía contantemente. Al parecer había algo que no le sentaba bien en todo aquel movimiento; aunque era apenas perceptible y los demás parecían saber ignorarlo completamente estaba arruinando su salud.

 

Suaves golpes en su puerta le avisaron que Molooj ya estaba dispuesto a hablar con él sobre lo ocurrido. No es como si tuviera tampoco una explicación coherente, solamente había hecho conjeturas respecto al asunto pero sentía que no estaba tan desviado de la realidad.

 

- Pasa – respondió intentando sonar lo mejor posible. La puerta se abrió y el rubio, sorprendido por encontrarle sobre la que sería su “cama” en el transcurso del viaje, por un momento se permitió sonreír burlón antes de regresar a la seriedad que aquel asunto conllevaba.

 

- Si duermes bien esta noche mañana te sentirás mejor – comentó – no vas siquiera a notar que nos movemos.

 

- Gracias por el consejo aunque por el momento sea inútil. – respondió de mal humor por ser tan evidente que estaba absolutamente mareado – ahora bien ¿Qué querías preguntarme?

 

- Lo sabes Sanzo, necesito saber como hizo ese maldito de Irving para calcular las mareas en ese preciso instante y como saber que sitios de la escuela atacar para sacar a Mercury por la puerta de abajo.

 

- No estoy seguro completamente, pero siento que Lun y Aria tienen mucho que ver.

 

- ¿Lun y Aria?

 

- Si, Mercury las salvó indirectamente junto con Irving hace mucho tiempo de ser ejecutadas por el consejo. No se sabes de la estúpida creencia de los ancianos en que los mellizos son de mala suerte... o al menos creo que era por eso. – El rubio frunció el ceño – pues así de tontos son. Al creer que atraen la mala suerte estuvieron a punto de ser asesinadas cuando eran muy niñas; para que no causaran desastres en el pueblo se les mantenía en purificación dentro de la escuela hasta que se les ejecutara.

 

- ¿Qué tiene que ver eso? – era cierto, la historia estaba curiosa pero no comprendía del todo. Sanzo parecía estar escogiendo cuidadosamente la información que le revelaba.

 

- Al haber estado un tiempo en la escuela aprendieron sus pasillos, aprendieron las costumbres y seguramente investigaron sobre el sitio aun después. – el pelirrojo miró el techo del barco suspirando – Mercury y yo las ayudamos una vez, hace mucho tiempo a llegar hasta la salida del acantilado, parece que el Svart Ros estaba cerca y las sacaron del agua antes de la línea de mareas, formaron parte de su tripulación y los del consejo nunca supieron nada, creyeron que como seres malditos las gemelas habían desaparecido de Marine, es por eso que Lun y Aria cuando hay reuniones siempre se cubren el rostro.

 

- Entonces fueron ellas…

 

- Al menos eso supongo; solamente los cargos del consejo conocen la puerta por la cual las sacamos, a parte de nosotros solamente ellas dos sabían en donde estaba y como se accedía a ella. No es un secreto para nadie que el maldito de Irving es un genio, seguramente el anterior capitán le contó de las mareas mucho mas de lo que nosotros mismos sabemos; de alguna forma realizó cálculos de horas y notó que en cierto momento durante la noche son menos destructivas… continúan ahí pero un navegante con experiencia y habilidad no tendría problemas para cruzarlas de entrada y salida.

 

- Sanzo… ¿Qué quiere Irving de Mercury? – la pregunta le carcomía por dentro. Nunca había sinceramente analizado que entre los navíos que llegaban a Marine podía haber muchos hombres que miraran deseosos al muchacho.

 

- No lo se. Durante el tiempo que no estuviste por andar de… - dejó el comentario a medias, aquel no era momento de ponerse a discutir con Molooj sobre el hecho y no era quien, tampoco, para hacerlo -  bueno la cuestión es que Irving se volvió hasta cierto punto cercano a Mercury y estoy seguro que hay algo mas en todo esto… algo más que solo el deseo que le declaro.

 

- ¿A que te refieres?

 

- A que quizá nunca se lo diga… pero Irving siente mucho más hacia Mercury y es completamente palpable… es visible hasta para un ciego; no creo que sea algo que tú entiendas. – Molooj agachó la cabeza hasta cierto punto apenado. Tampoco había estado en sus planes que alguien mas quisiera a Mercury. – Tengo hambre… y ya me siento mejor – habló el pelirrojo - ¿Qué vamos a comer?

 

El rubio sonrió un poco ante la simpleza del momento y salió del sitio murmurando un “veré que te traigo” el cual fue audible perfectamente para el otro. A medio camino se recostó en la pared y se tapo los ojos con cansancio.

 

Tampoco pensó nunca, ni aunque en aquel momento que discutieron Mercury se lo mencionó, en el hecho de que este pudiera llegar a estar en los brazos de otra persona, indiferentemente si era un hombre o una mujer. Ahora lo pensaba… ¡Vaya que si lo pensaba! Su mente formulaba miles de imágenes del ojimiel en los brazos de Irving como lo había estado en los suyos.

 

Y la sangre le hervía, todo raciocinio se iba por el borde del barco y terminaba en la oscuridad del mar dejándole con ansias de despedazar a ese imbécil de los cabellos de fuego y ojos de gato.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Mercury miró lo que pudo la ropa que llevaba en aquel momento.

 

A Irving sin duda ya se le había pasado de todas formas por la cabeza que se cambiara seguramente, pues aquella ropa era justo de su medida y en el barco no había visto a nadie que fuera mínimamente parecido en contextura a él.

 

El pantalón holgado, muy por debajo de donde normalmente se llevaba uno, remarcaba evidentemente por su amarre con aquella cinta el inicio de sus glúteos, dando el efecto de que eran mas grandes de lo que en realidad poseía y el chaleco abierto y corto le hacía sentir casi desnudo. Muy amablemente le había mandado hacer unos cubre brazos (por lo que parecía) similares a los que normalmente llevaba en marine y aparte de eso nada mas. Nunca le había gustado mucho el color rojo y menos cuando debía vestir algo como aquello.

 

- ¿L-Lun… Aria?

 

Su susurro fue apenas audible, pero aun así pronto las dos muchachas ingresaron tras la cortina y sonrieron al verle.

 

- Te ves muy bien… - comento una.

 

- Sin duda al señor Irving le gustará como te quedó. – la otra tomó una de las amarras de los cubre brazos y la ajusto más dejándola correctamente puesta, lo mismo con la de junto.

 

- Nos costó mucho conseguirlo. – le dijo nuevamente Lun mientras su hermana terminaba con los lazos y ella empezaba en la cadera con la cinta de los lados.

 

- Pero ha valido la pena. – la otra, acto seguido tomó de los lados la prenda bajándola mas mientras que expandía las dos aberturas que tenia a los lados dejando la piel al descubierto… dándole a la sensación de no tener nada encima mas énfasis.

 

Le llevaron lentamente ante la habitación del pelirrojo. La puerta era inconfundible, por lo que no dudaron ni dos segundos en tocar a ella. Se escuchó “adelante” y las muchachas abrieron con lentitud pero no entraron ellas sino que le empujaron.

 

El de los ojos gatunos quedó sin habla al mirarle y dejando los mapas tranquilos se aproximó a él con lo que parecía fruta en la mano.

 

- Come algo, debes tener hambre…

 

El de cabellos chocolate le miró confundido; no estaba ansioso por ello pero creyó que el pelirrojo saltaría sobre él como fiera hambrienta y le devoraría de un solo bocado cuando le viera… le sorprendía que no hubiera sido así por lo que con suavidad tomó lo que le extendía y mordió levemente la carnosa superficie de aquella extraña cosa. Un sabor dulce y salado al mismo tiempo le llenó la boca al tiempo que de la fruta salía un líquido espeso.

 

En Marine nunca había visto de aquellas por lo que, fascinado ante el sabor y la sensación tomó un poco de lo que brotaba de la misma relamiéndose inconscientemente los labios al tiempo que se sentaba en la cama. El otro siguió en los mapas que antes ocuparan su atención.

 

¿Qué era aquello? ¿De donde provenía? ¿Cómo se llamaba? Tantas preguntas inundaban su mente como aquel sabor lo hacía en su paladar pero cada vez que estaba a punto de decir algo recordaba que había perdido y eso significaba “no preguntas”.

 

El de ojos gatunos trazó lo que parecía una línea completando algo que solamente el entendía y se volteó para quedar embelesado al ver como el castaño lamía suavemente sus dedos llenos del líquido de aquella cosa; aun sin pensarlo Mercury era un peligro… era demasiado sexy para no verlo.

 

- Por lo visto te gustó… podrías haberlo dicho ¿sabes? – el ojimiel se sobresaltó. Al parecer estaba muy concentrado, Irving entonces entendió que era lo que pasaba por aquella hermosa cabecita… inteligente y a la vez tan tonta, que no pudo más que sonreír aproximándose, mientras decía – El hecho que el trato dijera que no podrías preguntarme no quiere decir que no puedas siquiera hablar.

 

- Si hablo esto significaría que desembocaría, inevitablemente en una pregunta.

 

- Bueno, entonces digamos que el trato solo te prohíbe la respuesta a algunas cosas… que yo elijo cuando responder. – El pelirrojo mantuvo una sonrisa en todo momento mientras se sentaba en la cama junto a Mercury – apuesto a que lo que pasa por tu cabeza en este momento es preguntarme por la fruta que comes…

 

- Si sabes lo que quiero preguntar entonces solo dímelo.

 

- Es más agradable escuchar tu voz en el proceso – comentó mientras tomaba con sus dedos un poco de aquella sustancia y la lamía con satisfacción.

 

- Entonces ¿Qué es esto que como? – Mercury sonrió un poco. Negar que la compañía de Irving le resultaba agradable era como negarse a si mismo. Su boca tomó nuevamente un trozo de la parte carnosa de la fruta mientras los ojos expectantes de Irving le seguían. Sabía que jugaba con fuego en aquel momento pero en ese punto no le estaba importando mucho si resultaba quemado.

 

- Su nombre es aguamarina aunque suene extraño viniendo de una fruta; crece en las afueras de las costas de Cuarzo muy alejado de la ciudad principal. Hay una laguna hermosa en el sitio que se conoce como Varden y con ella riegan las plantas que producen esta fruta. Cuando no esta madura o lista para comer poseen un bello color verde azul, muy parecido al que tienen las aguas de la laguna y por eso es su nombre.

 

Mercury tomó otro poco y lamió con deleite el líquido que brotaba. Irving se le quedó mirando de forma hambrienta mientras que aquello ocurría sin embargo esperó a que el alimento desapareciera por completo para aproximarse del todo al muchacho, sus labios muy cercanos a la bella oreja del ojimiel y una de sus manos tomando su nuca para aproximarle de forma que no pudiera escapar.

 

- ¿Recuerdas la otra parte del trato? – preguntó con voz ronca y deseosa, quizá incluso un poco de excitación las impregnaba.

 

- Es solo eso ¿no? Lo único que te interesa. – Irving frunció el ceño a pesar de que el otro no podía verle y sintió la tensión que se apoderaba de Mercury por lo que le soltó y alejándose levemente le lanzó una mirada extraña… como de reproche combinada con algo mas. Luego le tomó con fuerza nuevamente y de forma algo violenta irrumpió en su boca besándole.

 

Se resistió lo mas que pudo comenzando a molestarse por la acción que realizaba el pelirrojo y cuando menos lo pensó le empujo lejos poniéndose de pie, el chaleco que colgaba de sus brazos resbaló terminando en el suelo. El de ojos gatunos le imitó aun sin decir nada y tomándole de las caderas se pegó a él por la espalda haciéndole sentir de forma directa la dureza que empezaba a formarse en el.

 

Irving apartó la espesa melena de cabellos chocolate, pasándola sobre los hombros del muchacho y empezó a besar el cuello del mismo mientras colaba una mano por la abertura de la ropa en su pierna, empezando a masturbarlo lentamente. Mercury gimió suave ante el contacto de aquella mano y nuevamente pensó en lo pornográfica que era aquella prenda que llevaba.

 

La mano de Irving abandonó su miembro y sus besos dejaron de sentirse en su cuello. Sonrió satisfecho por las reacciones que el otro había mostrado y Mercury al escuchar la ligera risita frunciendo el ceño apretó con fuerza uno de sus puños. Aquello sin duda estaba divirtiendo de lo lindo al pelirrojo. Un mechón de cabello fue suavemente tomado por la mano de aquel y lo llevó a sus labios para besarlo con deleite, aspirando su aroma.

 

Nuevamente la suave risita…

 

- ¿¡Que rayos te parece tan gracioso!? – preguntó sumamente molesto mientras intentaba darse vuelta pero percibió las fuertes manos en su cintura y segundos después el otro le arrojo a la cama. Mercury le miró desafiante. Estaba harto de quedarse siempre callado, de que en todo lo que sucedía parecía no tener siquiera opinión que valiera la pena.

 

Aquello quizás era lo que había arruinado su relación con Molooj… y en cierta forma no quería que lo mismo pasara con Irving.

 

El de ojos gatunos se puso encima de él trepando como si fuera un animal por su cuerpo aspirando suavemente hasta que estuvieron frente a frente. Irving intentó besarle y fue el momento que Mercury aprovecho para voltear el asunto quedando sobre el otro quien le miró algo sorprendido.

 

- ¿Entonces no eres tan pasivo como pareces? – comentó riendo nuevamente.

 

- Quiero que me digas ¿por qué te estás riendo? A mí no me parece que haya ningún motivo para reír. – Irving abrió la boca para reclamar posiblemente que no tenia porque responderle de acuerdo a su trato pero de forma rápida una de sus manos se posó sobre la entrepierna del hombre y frotó suavemente dejándolo sin palabras. - ¿Qué te causa tanta gracia?

 

Los ojos gatunos miraron fijamente el rostro del bello chico y de forma inconsciente detuvo su mano apartándola. Era turno de Mercury de estar sorprendido pero aun así no se movió, permaneció sentado en las piernas del otro exigiendo una respuesta con su mirada.

 

- No sé en qué parte de mi cabeza idealizaba que Molooj no te había hecho nunca nada… que estúpido ¿no? Es obvio que no se podría resistir, aunque en alguna parte de mi esperaba que lo hubiera hecho y que fueras completamente virgen cuando llegaras a mis brazos – Los ojos miel se abrieron sorprendidos – tus reacciones no son las de alguien que nunca ha sido tocado… menos si te pones a tocarme así, sin ningún tipo de pudor.

 

- No sé de que hablas – intentó disfrazar el terror que le embargó con disgusto y desagrado pero no le salía muy bien y, cuando intento bajarse de las piernas del otro el hombre le retuvo en ellas.

 

- Anda, niégame que has follado con Molooj… - Irving con suavidad le acarició el trasero y bajando su mano empezó, aun por encina de la ropa a buscar su cavidad anal; presionó un poco cuando la encontró ocasionándole un sobresalto – dime que nunca has tenido su miembro dentro de tu cuerpo pese a que no eres una mujer… si me lo dices convencido, soltando las frases desde tu corazón confiaré en ti, te creeré ciegamente.

 

Mercury apartó la mirada del otro y la sonrisa en el rostro del pelirrojo se volvió incluso amarga.

 

- Lo sabía – murmuró para sí mismo.

 

- ¿Qué acaso es tan importante? – le dolió la forma en la que reaccionó Irving y se preguntó si en verdad era tan evidente.

 

- ¿Cuántas veces has cogido con él… cuantas veces has…? – no terminó la frase. Mercury se quitó con suavidad los cubre brazos para tener un poco mas de comodidad mientras que se recostaba en el pecho del otro - ¿Pero me han dicho que tiene un niño… cómo…?

 

- No sé cuantas veces lo hicimos, solo sé que hace mas de un año no veía a Molooj… y que cuando volvió ya había alguien con él. – Mercury suspiró y no supo porque las lágrimas inundaron sus ojos o, porque confiaba aquello a Irving – siempre he creído amar a Molooj – el hombre bajo suyo se tenso – siempre había pensado que a pesar que él no lo dijera era algo reciproco, muy en el fondo lo creía o lo deseaba creer, ahora ya no lo creo.

 

- ¿Aun… aun lo amas? – la pregunta sorprendió al otro, no solo por la frase en si sino porque, al formularla pudo percibir cierto dolor en Irving que le consternó.

 

- No lo sé… han pasado tantas cosas que quisiera que todo lo que siento por él desapareciera y fuera tan sencillo como cuando éramos dos niños que juagaban en Marine. – un suspiró brotó de sus labios y sin poderlo evitar rompió en llanto – pero es imposible detener el tiempo… o retrocederlo. Sé que lo que siento por él no es sencillo de olvidar, pero ya no quiero tenerlo en mi alma como está, no cuando siempre me lastima ese sentimiento.

 

Las manos del pelirrojo se posaron suavemente sobre su cabeza y acariciaron con lentitud la misma, en ningún momento le pidió a Mercury que dejara de llorar y no lo pensaba siquiera. Dejó que se desahogara lo más que pudiera y lentamente el de cabellos chocolate se fue calmando; aun sin saber cuánto tiempo había llorado sobre el pecho del otro se quedó así, quieto, acurrucado… sintiéndose seguro por primera vez en mucho tiempo, aunque pareciera extraño.

 

Cerró sus ojos y lentamente comenzó a quedarse dormido.

 

- Siempre he pensado que Molooj es un idiota pero ahora estoy seguro de ello – le susurró Irving cuando notó que estaba completamente dormido bromeando para quitar la tensión del aire, o al menos la que el mismo sentía – Mercury… permíteme intentar sacarlo de tu corazón… no te prometo que sea capaz pero al menos lo intentaré lo mejor que pueda… - le miró permitiéndose mostrar ternura y decisión, depositando un cálido beso, casto y dulce en los labios del otro y al separarse sonrió volviendo recostarse jugando con el cabello de quien dormía sobre su pecho.

 

Mercury, por primera vez en mucho tiempo, durmió de forma que le resultó reparador el descanso, acompañado de la respiración profunda y el aroma a fuego que siempre tenía el otro.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Había pasado poco más de siete días desde que Mercury fuera “raptado” por Irving. Para aquel momento el de cabellos chocolates no estaba del todo seguro si en verdad puso toda la resistencia que en verdad podía ofrecer…

 

No era un secreto que luego de que Molooj le forzara la primera vez había empezado a entrenar como defenderse con Sanzo, mas por insistencia de su amigo que por la suya propia.

 

¡Incluso había llegado a pensar que el fondo lo había estado deseando!

 

Lun y Aria habían parecido seriamente decepcionadas de que no hubiera “hecho nada con el capitán” si ellas incluso habían preparado una ropa irresistible con el fin de “eso”. Era cierto, en todo el viaje Irving no le había intentado tocar nuevamente algo que sinceramente le consternaba; cuando podía rosaba con delicadeza sus labios y algunas veces se ponía incluso… apasionado.

 

Si llegaba a este punto parecía frenarse a si mismo pese a que el ojimiel no hacía nada por evitarlo y se apartaba con cualquier disculpa, la más común “no es momento para esto”. Mercury había dejado de resistirse sin saber porque después de los primeros tres días.

 

- No me digas que estas pensando en saltar nuevamente – bromeó el pelirrojo mientras sus ojos se desviaban al horizonte lo que ocasionó que Mercury riera. Por supuesto sus ropas estaban normales, eran como las de cualquier otro marino en aquel barco; tocó con suavidad su cabello y de forma significativa se quedó jugando un rato con este. Los ojos del pelirrojo se desviaron hacia el mismo. – ya hablamos de ello Mercury… no te lo cortes, me fascina como está así.

 

- Pero quiero verme diferente… y ahora q no estoy en Marine, te guste o no, es cuando puedo hacerlo. – aquello era algo que le agradaba, cuando hablaba con Irving podía hacerlo libremente, sin esa actitud respetuosa para con los del consejo… sin esa actitud sumamente pasiva que tenía casi siempre con Molooj; era como estar hablando con Sanzo.

 

- No necesariamente debe ser tu cabello; cambiar es algo más espiritual que físico.

 

- Nunca te había imaginado hablando de esas cosas y de esa forma… - se burló abiertamente y sus ojos se fijaron en los del pelirrojo – ya acepte no cortarlo para complacerte pero quiero cambiarlo en algo… aunque sea su color ¿sabes? Me gustaría que fuera… como luz, como el cabello de los ancianos.

 

Irving soltó una carcajada al tiempo que acariciaba también el cabello de Mercury.

 

- Si en verdad te resulta tan importante supongo que puede arreglarse. Mañana llegaremos a Varden para abastecernos de algunas cosas – Mercury inevitablemente pensó en el hecho de no poder volver a Marine por su causa y bajo la mirada – no es tan importante; sé todo lo que se comentaba sobre mí en Marine y te diré que no eran mentiras.

 

Mercury le miró expectante e Irving sonrió.

 

- Al menos no todo – sus ojos se fijaron en el horizonte – mi padre… antiguo capitán del Svart Ros me contó la verdad. Alura es un sitio peligroso en el Mar, hay unas extrañas formaciones de roca maciza desde el suelo marino hasta sobresalir metros del agua, cuando hay tormentas es sumamente riesgoso entrar al sitio pues pueden perforar la superficie de un navío como si fuera un cuchillo – Irving suspiró – para los piratas es sencillo pues los usamos como escudo cuando escapamos de las Marinas de Cuarzo; parece que una de las principales, perteneciente al quinto príncipe al trono de Cuarzo y en la cual viajaba con su hijo quedó atrapada en el lugar; cuando el Svart Ros la encontró estaba casi hundida y agarrado a una roca conmigo mi padre natural muriendo, solo sabía dos cosas… “conflicto interno y cuídalo” fueron sus últimas palabras.

 

- Aun así no podemos ir a Cuarzo… es…

 

- Varden es especial… la que fue mi madre en nacimiento aun vive y mi padre la logró encontrar en el sitio. Al inicio estaba asustada según me dijeron pero reconoció inmediatamente esto. – Irving sacó de entre sus ropas una cadena que sostenía lo que parecía en un principio una piedra con corte extraño… era como una herradura de bestia pero cuadrada muy similar al “palito” en que había dejado su Vesta (como lo había llamado Irving) al sacarle de la montura de oro pero este brillaba en plateado, con luz propia como un rayo reflejado de la tormenta. – la Artaith es como le llamaba mi padre… el Svart Ros es recibido en Varden con cariño pues mi madre lo ha logrado, nunca necesitamos realmente de Marine – sus ojos analizaron fijamente a Mercury – “pero me encantaba verte cada cierto tiempo…” – pensó.

 

- Por eso tienen esas deliciosas frutas…

 

- Si, y como se están terminando por un niño hermoso que no deja de comerlas – el pelirrojo se aproximó hasta tocar con suavidad sus labios y le robo un beso suave – debemos ir por mas… el capitán no puede quedarse sin su fruta favorita.

 

Mercury sonrió a pesar de que el otro le hubiera besado así, frente a la tripulación como si nada; notaba mucho más en las palabras de Irving de lo que captaba.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

La quinta vez el ave había vuelto, como tantas veces anteriores sin ninguna noticia especial del paradero del Svart Ros. Parecía imposible encontrarle y eso preocupaba a Sanzo.

 

- Deberíamos volver a Marine – comento el pelirrojo después de cepillar un poco las alas Amaya con las manos mientras volvía a meterla en aquella pequeña jaula. – quizá alguno de los ancianos de Marine decidan venir, aprendí esta técnica pero aun no la perfecciono.

 

- ¿En verdad crees que sea lo mejor? – Molooj vio a Sanzo fijamente y este asintió. – Está bien, pediré que cambien el rumbo de regreso a Marine.

 

El rubio se dio la vuelta con el fin de dirigirse a la tripulación para dar la orden pero Sanzo le detuvo de un brazo cuando estaba avanzando.

 

- Molooj – habló suavemente - ¿Crees en verdad que sea lo mejor buscar a Mercury? ¿No te parece que puede estar bien con Irving?

 

El rubio se soltó inmediatamente, molesto por el comentario y se dio vuelta rápidamente.

 

- No lo menciones siquiera. – Cortó inmediatamente – no me interesa, Mercury volverá con nosotros y ese imbécil pagará por llevárselo.

 

- Mercury no es un objeto que te pertenezca ¿Acaso no lo has pensado siquiera…?

 

- ¡Volveremos a Marine! – Grito de forma que le escucharan todos – y voy a traer conmigo a alguien que si quiera a Mercury de regreso – susurró aun molesto.

 

Dicho aquello bajó para seguir dando las órdenes del caso.

 

- No es que no lo quiera de vuelta – susurró el pelirrojo acariciando la cabeza de aquella ave que quedó a su lado – es solo que me he estado preguntando que significó lo último que dijo Mercury… cuando pidió que fuéramos con cuidado, no nos precipitáramos y que estaría bien.

 

Tomo con suavidad la jaula y mirándola la abrió dejando que aquel pajarillo volara libre encima del barco; a pesar de estar libre no se fue a ningún sitio y finalmente se posó en el hombro de Sanzo picándole con delicadeza y cariño la mejilla.

 

- A veces me pregunto si no es mejor que sea libre… libre de nuestra jaula de oro, como un ave que extiende sus alas y vuela lejos. – acaricio el cuerpo emplumado de aquel ser y camino lentamente hacia donde se encontraba la puerta a las habitaciones, entre esas la suya – al menos a ti no volveré a encerrarte mientras pueda.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

El ojimiel miró fijamente aquella hermosa laguna que reflejaba la luz de la luna. Jamás pensó en conocer otro sitio de tierra aparte de Marine; sin embargo allí estaba, en Cuarzo y tan tranquilo como si nada sucediera. Varden era pacífico y hermoso, después de tres semanas de viaje habían conseguido llegar al lugar en donde fueron recibidos como si aquel fuera su hogar. Los habían ido a recoger algunas personas y saludaron como grandes amigos a todos, nada de formalidad.

 

La madre de Irving (Adelia), una vez llegaron a la casa de este (solamente iban Irving, Lun y Aria), en un principio lo confundió con una chica, aclarado que era un hombre (con un guiño que no había podido ver de parte de las gemelas a la mujer, la cual comprendió al instante de que se trataba) de forma hábil le había puesto algo en el cabello que lo dejo de un tono blanco impecable…

 

El químico olía como mil demonios pero había sido sumamente útil, además sin decirle nada había cortado un poco su cabello, no mucho pero apenas perceptible al menos para él. Era una mujer amable y alegre que cocinaba deliciosos platillos con aquella fruta. Ella había insistido en que tuviera su habitación propia pero el pelirrojo pidió que siguiera durmiendo en la suya.

 

Irving tenía además una hermana menor que él pero esta ya tenía una niña de algunas semanas de nacida; su nombre era Ileana y el de la niña Elena, al parecer viajaría con el Svart Ros la próxima salida del navío. Según había escuchado era tradición que los infantes en la familia real viajaran a esa corta edad por las aguas… luego de eso se consideraba un mal augurio hasta que tenían un mínimo de 6 años; la niña al igual que su madre y tío poseía un cabello de color fuego dominante, la madre de Irving por el contrario poseía un negro brillante muy hermoso y al parecer habían confundido al padre con la familia real.

 

Según comentaron esa tarde para hacerle conversación toda la familia real de cuarzo tenía cabello negro y ojos claros… verdes en distintas denominaciones; solamente ellos eran pelirrojos a causa de su padre pero, por lo visto los ojos eran los de su madre.

 

Aquel día Mercury había descubierto muchas más cosas de las familias que en todos sus años. Las familias bromeaban entre ellas, las familias peleaban también… comprendió que Sanzo era su único hermano, su padre, su madre… su familia. En el consejo todo era demasiado frívolo, respetuoso y desde que fue escogido para ser de consejo sus padres se habían vuelto iguales. Le amaban, no había duda de ello pero no eran una familia.

 

Por eso había sentido la necesidad de salir un rato a ver la laguna que estaba muy cerca de la casa de Irving; quería asimilar todo lo que había visto, todo lo que había pasado…

 

Y claro está que todo lo que estaba sintiendo.

 

Aquella tarde había notado la gran atracción por el pelirrojo, el gran deseo que le profesaba y eso, era nuevo para él. Su amor por Molooj siempre fue, desde el inicio, más puro que cualquier otra cosa; sabía que amaba al rubio, comprendía lo que su corazón le dictaba pero hasta ese momento nunca había sentido verdaderamente deseo, solo la necesidad de un sentimiento que no parecía haber logrado. Con Irving creía que no lo amaba pero le deseaba enormemente… le deseaba en la forma que quizá Molooj siempre le había deseado; aquello no implicaba amor pero si una especie de necesidad y el ojimiel pensaba que sería claramente posible sentir algo mas por aquel.

 

Caminó de regreso a la casa. Irving confiaba en él y que no escaparía o al menos eso parecía pues le había dejado solo un gran tiempo, mentalmente se pregunto qué estaría haciendo. Cuando ingresó a la casa inmediatamente anunció que deseaba dormir y dio las buenas noches; solamente estaba en aquel momento la madre de Irving y este. Adelia le abrazó con fuerza y dándole un beso en la frente le deseo dulces sueños mientras que el pelirrojo solamente le miró sonriendo dulcemente.

 

Subió las escaleras de madera maciza e ingresó a la habitación. La examinó un buen rato pues era sumamente hermosa y con delicadeza comenzó a desvestirse para poderse algo más cómodo, dejó que la tela se deslizara apenas de sus hombros, quedando sujeta por la unión de sus brazos cuando la puerta se abrió y el de ojos gatunos entró en la misma.

 

Se detuvo instantáneamente y percibió los brazos del otro abrazarle desde su espalda mientras aspiraba el aroma de su piel y tomaba su cabello para olerlo levemente. Lo había lavado con aguas de Varden (una mezcla de agua de la laguna y plantas aromáticas del sitio que Adelia le dio para terminar con el olor que dejo el químico) y su aroma era por demás agradable.

 

- Hueles muy bien. – Susurró el otro mientras depositaba un beso suave en un hombro – y te vez hermoso con el cabello así, hace que tus ojos brillen mas.

 

Mercury sonrió recostándose levemente en el pelirrojo. Él por lo visto también había decidido bañarse con aquella sustancia pues su aroma era igualmente agradable para los sentidos. Se quedaron así un momento hasta que el pelirrojo intentó apartarse, el ahora peliblanco tomó con fuerza sus brazos y lo mantuvo así, pegado a él.

 

- No te apartes – susurro apenas audible, con un poco de vergüenza – quédate así…

 

- Si lo hago no seré capaz de controlarme – la voz de Irving en su oído hizo que se estremeciera acto que no pasó desapercibido – la verdad nunca he querido obligarte a tener sexo conmigo si no lo deseas, no me complace pensar que de otra forma solo te doy asco.

 

- Nadie ha dicho nunca eso Irving – Mercury ladeo el cuello levemente percibiendo los suaves besos del otro en su cuello, apenas perceptibles como si fueran el batir de las alas de una mariposa. – mmm… - no se preocupó en reprimir aquel gemido delicioso cuando la boca del pelirrojo comenzó a succionar un poco más fuerte y sus manos subieron por su pecho tomando entre sus dedos los pezones que ya se encontraban completamente erectos.

 

Irving observó claramente las reacciones de Mercury, sin duda alguna estaba deseoso y dispuesto a ello… - Si no me detienes terminaré haciéndote el amor – le susurró dejando que su lengua jugara seguido a aquello con el lóbulo de la oreja del muchacho.

 

Mercury en respuesta solamente se pegó más buscando contacto entre ellos aun con la ropa puesta y guió su mano hacia atrás de forma que sin previo aviso sujeto por encima de la ropa el miembro de Irving comenzando a acariciarlo, haciéndole despertar lentamente.

 

Al pelirrojo le volvió loco sentir la mano de su precioso chico en aquel sitio y sin previo aviso le levanto con los brazos hasta depositarlo en la cama suavemente donde se besaron apasionadamente.

 

Irving bajó por su cuello, besando y lamiendo, sacando suspiros y gemidos complacidos de Mercury, llenos de placer. Sonrió un momento con malicia cuando vio los pezones rojizos por las anteriores caricias, aun despiertos ansiosos por más y su lengua tocó, solamente con la puntita de la misma, uno de aquellos deliciosos botoncitos.

 

- ahh… - Mercury sin duda alguna era sensible a ese tipo de toques. Entre sus piernas podía sentir su miembro despertando completamente solo por aquello y ya duro empezaba a doler por la presión de los pantalones.

 

La lengua de Irving hacia círculos alrededor del trocito de carne logrando que el otro se curvara levemente por el placer y sin previo aviso lo tomó completamente en su boca succionándolo. Mercury aun sin pensarlo abrió levemente las piernas para que el pelirrojo se acomodara mejor entre ellas y levantó las caderas con este toque ocasionando que sus partes intimas se rozaran indirectamente. Una de aquellas manos subió hasta tomar el pezón libre entre sus dedos pellizcándolo con algo de fuerza y los dientes arañaron con delicadeza el que su boca mantenía preso.

 

Sus caderas inconscientemente volvieron a rozarse y, el pelirrojo abandonó aquellas deliciosas caricias para volver nuevamente a su cuello mientras, levantaba con sus manos las caderas del otro y simulaba el movimiento de una penetración para rozarse mutuamente.

 

- Irving… - gimió suavemente mientras tomaba la ropa del otro y comenzaba a quitarla. En aquel momento le parecía desesperante ese montón de prendas sobre aquel cuerpo que deseaba. El otro solamente se dejo hacer hasta que solamente tuvo puestos los pantalones y procedió a quitar él los del castaño sin dejar de besarle el cuello.

 

Mercury intentó cerrar levemente las piernas al sentirse completamente desnudo frente a aquel hombre pero las manos le impidieron hacerlo, al contrario, abriéndolas lo más posible e incorporándose un poco para ver a Mercury en aquella posición completamente desnudo.

 

Era más de lo que jamás había imaginado. La piel pálida como la que poseían las muñecas que regalaban a las niñas en Cuarzo, su cabello ahora de otro tono hermoso y brillante, cayendo como una cascada suelto por la cama y el bello sonrojo avergonzado pero a la vez deseoso por el brillo de sus ojos…

 

Mercury se removió un poco incómodo por cómo le miraba el otro ocasionando un corto beso del pelirrojo y el inevitable descenso del mismo por su cuerpo. Justo cuando estaba metiendo la lengua en su ombligo simulando una penetración le susurro contra la piel caliente…

 

- Date la vuelta, ponte en cuatro patas…

 

Mercury dudo un instante pero al final obedeció dejando su trasero levantado y completamente expuesto ante el hombre con ojos gatunos quien solamente se relamió los labios por la vista. Un dedo suavemente se deslizó por el área entre sus glúteos llegando a la zona anal del muchacho y se quedo haciendo circulitos ahí ocasionando suspiros en el otro.

 

Abrió mas el área y con lentitud dejo que su lengua se deslizara por aquel lugar.

 

- ahhh… - el largo gemido que brotó de la boca de Mercury le hizo sonreír y continuar con su tarea en aquel sitio, después de todo no deseaba ocasionarle dolor al otro cuando le penetrara. Se paseo con lentitud sin entrar al sitio, las manos de Mercury flaquearon por el placer que sentía y doblándose dejaron que su rostro quedara absolutamente contra las almohadas apoyado en sus manos.

 

- I… Irving… ahh… mmm… no, es vergonzoso… ahhh…

 

Su sonrisa se amplío y con placer hundió la lengua un poco abriéndose paso en la estrechez del otro percibiendo los suaves temblores y suspiros ahogados que lanzaba.

 

- Doy por hecho que nunca te había hecho esto – comentó refiriéndose a Molooj mientras enterraba mas su lengua en el sitio bordeando el área con un dedo para suavemente, con la puntita del mismo, introducirlo ensanchándola.

 

- No… no hables de él… - pidió deseoso aferrando más fuertemente los cubre almohadas entre sus dedos – solo estamos nosotros… olvida… lo.

 

Irving, casi inconscientemente dejó salir una pequeña risita. Le había gustado que el muchacho del cabello blanco no quisiera saber nada, ningún comentario del rubio en ese instante. Su lengua vagó por el área y quitando el dedo lentamente tomó los glúteos con sus manos abriéndolos más de forma que tuviera mejor acceso y dejó que su lengua se introdujera más que antes…

 

- ¡Ahh!

 

El gemido que Mercury profirió era casi un grito; se deleito con aquel mientras sacaba la lengua de entre sus glúteos y se recostó por completo en la cama quedando el miembro del muchacho expuesto, sus dedos dirigiéndose al ano del chico. Cuando introdujo sin aviso uno de estos y al percibir como el ojimiel se tensaba empezó a practicarle sexo oral...

 

Mercury se sintió venir con aquello. La posición no era excesivamente incomoda pero hacía que se sintiera sofocado; después de tanto tiempo sin hacerlo había olvidado lo doloroso que podía llegar a ser… y también lo placentero.

 

Claro que no le quitaba merito al pelirrojo, sin duda alguna y con lo poco que tenia para compararle era muy bueno en la cama. Su cuerpo se estaba tensando, sabía que aquello implicaba la llegada de un orgasmo por lo que intentó apartar al otro con sus manos pero no le hizo caso.

 

- Irving… me vengo… - gimió suave para que le entendiera; nada, no se movió ni un centímetro y Mercury se sorprendió al ver que no había siquiera notado el momento en que metió el segundo dedo pues, ahora estaba atacándole con el tercero intentando introducirlo completamente y una vez que lo logró meter completamente empezó a masajear y a simular una penetración con los mismos.

 

El pelirrojo buscó en el interior de aquel muchacho ese puntito dulce que le haría gritar y con suavidad le encontró, apresándole entre dos de sus dedos y masajeándolo con el tercero. Inmediatamente aquella sustancia salina pero a la vez dulce (sin duda por la cantidad casi insana de fruta que Mercury comía) le inundó la boca de forma cálida; salió de entre las piernas de Mercury y depositó el semen de este que había quedado en su boca sobre los dedos que dilataban deliciosamente la cavidad haciendo que resbalaran con mas suavidad… aun sus dedos podían notar lo deliciosamente estrecho que era el ojimiel, mucho más después de venirse.

 

El peliblanco estaba completamente sonrojado no solo por el orgasmo que tuvo sino por el hecho de que sabía lo que Irving estaba haciendo con su sustancia, usándola de lubricante. Aquellos calientes dedos abandonaron su cavidad para que el pelirrojo le tomara con ambas manos volteándole y posicionándose entre sus piernas, abriéndose completamente el pantalón y bajándolo levemente dejando expuesto y a la vista su miembro.

 

El sonrojo de Mercury aumentó aun más por la atención que había puesto en aquello y porque, inevitablemente se había relamido los labios aunque creía que Irving no lo notó pues, ya en posición sobre él se le quedó viendo pidiendo permiso para lo que iba a hacer.

 

Le miró un momento, a pesar de lo excitado que estaba, a pesar de lo que deseaba ese momento desde hace mucho pero aun así espero una señal del ojimiel que le dijera que él también quería realmente eso. Desde el inicio para Irving lo importante no había sido tener un cuerpo al que penetrar, si fuera así tenía muchos a su disposición que morían (y no alardeaba de ello) por pertenecerle al capitán del Svart Ros; sin embargo ya había escogido a quien le pertenecía él.

 

Mercury sonrió incluso de forma pícara y entrelazó un poco sus piernas a la cintura del pelirrojo indicándole que en verdad lo deseaba. No tuvo que hacer más, Irving tomó con delicadeza sus caderas y con otra mano su miembro introduciéndolo lentamente por aquel estrecho pasaje.

 

- Hmmn… - Mercury apretó sus manos en la espalda del otro, aun con toda aquella preparación previa resultaba ligeramente doloroso aunque, debía aceptar que había sido demasiado efectiva.

 

Irving se incorporó un poco esperando unos momentos antes de empezar a moverse. Cuando con delicadeza lo sacó casi por completo y volvió a meterla, por poco y el peliblanco lanza un grito de placer.

 

Nunca le había ocurrido cuando lo hacía con Molooj que inmediatamente y desde la primera embestida alcanzara ese punto tan delicioso en él y le transmitiera un goce tan colosal. Irving inicio el delicioso vaivén, en ocasiones rápido y profundo y en otras lento, acompasado y de ambas formas delicioso. Ambos gemían abiertamente y por lo que podía ver los dos estaban muy cerca de venirse, él nuevamente.

 

- I- Ir…ving… - su voz entrecortada le resulto incluso extraña a él pero no parecía importar realmente que sonara mas ronca de lo normal, el pelirrojo simplemente le tomó con más fuerza acomodándole y se recostó sobre él besándole al tiempo que le embestía de aquella misma forma.

 

No soportó mucho más aquella fricción, aquel deleite que se extendía por cada centímetro de su piel y con un grito que seguramente se había oído en toda la casa su espalda se curveó apretando deliciosamente su entrada en la que una placentera sensación cálida rápidamente se esparció al tiempo que el ronco gemido de Irving en su oído le mostraba que este había también acabado dentro suyo. Sus manos acariciaron una vez más la espalda al tiempo que sentía como el de ojos gatunos salía de su interior y la sustancia escapaba un poco de su cuerpo.

 

Los brazos del pelirrojo le atrajeron fuertemente haciendo que se recostara en el pecho de aquel. No supo el momento exacto pero se quedó dormido profundamente en los brazos del otro que le acariciaba con delicadeza el rostro y cabello.

 

Notas finales:

Bueno, espero les haya gustado ^-^

Aquí está el dibujo de rigor xD, en esta ocasión son Mercury e Irving --> http://eyrin17.deviantart.com/#/d30f7cf, espero les guste!!

Hasta la próxima ^0^


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