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Pretender Mantener Promesas Perdidas por Eyrin

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Notas del capitulo:

Hola! Lamento haberme tardado... nuevamente examenes >.< lo bueno es que ya pasaron y hasta en unos días tendré el próximo xD... estoy feliz porque ya termine la historia (he de decir que a partir de este son 2 capis mas) solo que aun no los subo para revisarlos xD, no me gusta subir las cosas sin revisarlas antes porque: si aun revisándolos se me van errores imagínense si no lo hiciera U.U

Muchas gracias a las personas que me dejaron review ^-^ en un ratito los contestare sin falta :D

Bien, ya no me extiendo más con esto... espero que les guste el capi.

P.D.: Creo q voy a tener que practicar mi descripción de momentos de acción >.>

Advertencia: implícitamente (si... no se muestra como sucede TT-TT no tuve la fuerza para ponerlo) se menciona la muerte de un personaje... así que ya saben.

 

Capitulo 8:

El llanto de los Ángeles

 

Para cuando embarcaron nuevamente en Marine habían transcurrido casi cuatro semanas de que se hubieran llevado a Mercury. Molooj estaba cada vez más con peor humor pues no dejaba de pensar en todo lo que podía estarle haciendo ese pelirrojo a su precioso chico.

 

Sanzo no le tomaba mucha atención pues según había visto los celos podían llegar a cegar al rubio. Una vez estuvo en la escuela dio su reporte a los superiores del consejo pidiendo que alguien con más experiencia en búsqueda por medio de aves le acompañara. Su mentor no lo dudo dos veces antes de ofrecerse y con todos los demás a favor de aquello el Cristal Rose nuevamente partió de Marine una mañana luego de haber llegado. Dos mañanas después de esto su mentor subió a la cubierta sin los trajes rituales y sonrió burlón al ver al pelirrojo abanicándose por el calor con una tapa gigantesca y sus trajes rituales firmemente puestos…

 

- ¿De verdad crees que es lo mejor estar con tanta ropa en este calor? Se consiente Sanzo, es peligroso si caes al agua pues vas a pesar mucho con tanto encima para volverte a subir. – y con una sonrisa se alejo.

 

El pelirrojo se sonrojó e inmediatamente corrió a cambiarse, después de todo ahora tenía permiso de su superior para hacerlo. Era extraño que estuviera callado pero con su mentor en el sitio prefería no meter la pata diciendo algo que le podría costar mucho; cuando se hubo cambiado salió nuevamente encontrándose a los marinos llevando cuatro jaulas el doble de grandes que la que él mismo poseía, cuando les descubrieron pudo ver a las hermosas aves dentro de estas, todas de un color distinto pero por lo visto de la misma especie.

 

- No esperábamos del todo que encontraras el Svart Ros tu solo Sanzo con el pequeñín que te dieron – comentó al ver su sorpresa – si lo lograbas sería genial pero aun así no teníamos muchas esperanzas y se necesita tiempo para que sirvan de búsqueda y no entrega – acarició el cuello de una de aquellas aves que poseía un hermoso tono azul. – encontraremos a Mercury, no te preocupes.

 

El viejo abrió todas las jaulas y dejó que las enormes aves revolotearan libres, después de un tiempo todas se posaron en la que era su respectiva jaula, esperando órdenes.

 

- Rust – el ave roja inclinó la cabeza levemente como si comprendiera su nombre y el viejo señalo un punto inconcreto mientras hablaba – hacia donde el sol se esconde. – inmediatamente el ave comenzó el vuelo en la dirección dicha perdiéndose de vista. – Oralie, hacia donde el sol sale; Cloe, al norte donde tus semejantes viven… y Labán al sur donde están los tuyos.

 

Sanzo observó admirado aquel derroche de color y belleza, hasta que su mentor le llamo.

 

- Sanzo… manda a Amaya con rumbo a Cuarzo, me enteré de algo y quiero ver si mi presentimiento es correcto. – el pelirrojo simplemente asintió y caminó con decisión a traer su ave, aunque lo primero sería lograr que esta volviera a entrar a la jaula porque seguramente después de tanto tiempo volando y brincando por donde le apetecía no querría ingresar nuevamente ahí.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Mercury abrió los ojos lentamente después de estar sintiendo durante bastante tiempo aquellas deliciosas caricias en su cabello. La verdad es que no había abierto aun los ojos porque no sabía de qué manera reaccionar o cómo comportarse ahora con el de ojos de gato después de lo sucedido la noche anterior; la primera vez después de hacerlo por voluntad con Molooj no fue tan complicado, después de todo terminaron y el debía volver a la escuela así que fue lo más normal del planeta.

 

Con Irving había pasado la noche entera, abrazado al cuerpo de este y por ello no sabía cómo comportarse… pero ya era hora.

 

El pelirrojo le sonreía dulcemente mientras continuaba acariciándole aun cuando el hubo abierto los ojos, el peliblanco le devolvió la sonrisa de forma tímida; cuando se dio cuenta tenía unos labios dulcemente unidos a su boca.

 

- Mi madre nos ha llamado hace rato para que bajemos a comer – comentó, ampliando su sonrisa al ver como Mercury se sonrojaba – no creo que le moleste, ella ya sabía de mis gustos.

 

- Siento que no podre verla al rostro sin morir de vergüenza.

 

- No te preocupes… ella lo entiende, además ya mi hermana le ha dado una nieta; no le molestara; prepararé el baño si lo deseas – el ojimiel asintió, aun avergonzado de que la madre de Irving supiera lo que había ocurrido la noche anterior entre ellos, pero el otro nuevamente le besó esta vez con un poco mas de pasión y, sin ningún pudor se levanto desnudo de la cama.

 

Hasta ese momento no había notado algunas cosas con respecto a Irving, la verdad es que no les quiso dar importancia antes pero en aquel instante no pudo evitar verlas. Tenía una herida… cicatriz mas bien, bastante grande que viajaba desde su hombro izquierdo hasta antes de la cabeza en el lado derecho. Tampoco había comentado nada al respecto pero se preguntaba seriamente porque usaba aquello sobre su ojo derecho… ya después preguntaría.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Varden había resultado ser un lugar mucho más hermoso de lo que pensaba podía existir en Cuarzo, pese a que se comentara que era bastante distinto a lo que se veía en la ciudad principal; la laguna, los campos de cultivo de frutas y vegetales… incluso los animales que se observaban por todo el sitio resultaban fascinantes.

 

Las cosas eran bastantes distintas ahí de lo que eran en Marine…

 

Además jamás se imaginó que pudiera caminar libremente en tierras de Cuarzo sin ser acechado o temer por su vida. Se preguntaba porque en el sitio no habían indicios de las marinas de Cuarzo, pero a este punto suponía estaban acostumbrados a ver el navío allí… después de todo pertenecía a alguien de sangre real.

 

- ¡Mercury!

 

- ¡Vamos a recoger fruta! – Las gemelas siempre le decían aquello por las mañanas y le llevaban por diversos caminos para que conociera el lugar. Irving por las tardes luego de efectuar algunas reparaciones en lo que su madre le pidiera también lo sacaba a dar vueltas por ahí…

 

- Ya voy – mencionó con una sonrisa en el rostro.

 

Los largos ratos que caminaban las muchachas le enseñaban cosas del sitio. Plantas medicinales que encontraban en el suelo entre otras… como la vegetación era distinta en marine no podía evitar maravillarse por los nuevos descubrimientos.

 

- Creo que ya va siendo hora de volver o Irving se molestara con nosotras… - Lun se sujetó su cabello liso y negro entre los dedos amarrándolo.

 

- Por acapararte de esta manera. – Aria al mismo tiempo ejecutó exactamente la misma acción sin pensarlo siquiera, de la misma manera que su hermana.

 

- Es un celoso sin remedio… - ambas terminaron la frase mirándole con una sonrisa.

 

Mercury se las devolvió. Estaba feliz con la forma en que su vida era ahora. Había preguntado a Irving que le había sucedido para que se vendara siempre el ojo derecho.

 

Le explico que antes de volver a Cuarzo como lo hacían ahora, cuando aun su padre vivía se habían encontrado con una de las flotas principales de Marina. Ninguno de los barcos sucumbió pero la lucha fue encarnizada. Había perdido la vista de su ojo y el mismo en medio de la batalla aun siendo tan pequeño… apenas si habían logrado escapar.

 

¿Alguna vez Molooj había estado en esa situación? ¿En algún momento habría sufrido algo como aquello y no le había contado nada? Su mente inevitablemente recordó al rubio y se sintió extraño un instante… confuso incluso porque sabía que quería al pelirrojo pero no había dejado de sentir el amor que tenía por Molooj.

 

- ¿Mercury?

 

- ¿Sucede algo? – las voces de las muchachas le sacaron de sus pensamientos y se dio cuenta que se había quedado quieto mirando a la nada.

 

- No, no es nada – respondió inmediatamente, volviendo a emprender el rumbo.

 

Era feliz como estaba ahora… debía dejar de pensar en Molooj.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Permanecieron en Varden más de lo que el Svart Ros nunca había pasado en Marine. Contaban más de cinco semanas desde que llegaron pero aquel día finalmente partirían. Mercury tenía que admitir que los momentos que había pasado con Irving eran de los mejores en su vida… adoraba a su familia y lo quería a él; había llegado a sentirse incluso suyo y comprendía que se estaba enamorando, quizá no de la misma forma en que se había enamorado de Molooj pero a pulso y fuerza de voluntad Irving estaba lográndolo. Lun y Aria le resultaban sumamente divertidas y las personas de la tripulación parecían apreciarle seriamente.

 

Ileana y Elena como era costumbre viajarían con ellos. Habían explicado hace unos días mejor aquella tradición de viajar de los niños pequeños y, según se contaba databa de una leyenda sobre los orígenes de la vida de todas las entidades desde el mar y cosas así según la cual, si aquella vida realmente estaba destinada a ser el océano le dejaría regresar a tierra para que volvieran a navegar por las aguas hasta que tuviesen la conciencia para agradecerlo al mismo mar que les otorgó la vida. Era por ello que la familia de Irving estaba tan nerviosa con el viaje de Elena; se relataba que muchas veces los bebés no volvían después de eso… el mar reclamaba lo que era suyo y no les permitía volver.

 

El padre del pelirrojo había roto aquella regla de no sacar a su niño en la etapa de su primer viaje y hasta los seis años solares, por ello se creía que el mar le había castigado con su vida y la de su hijo (al menos hasta que Irving regreso a su madre se pensaba de esa forma) pero por ello en Varden y entre las altas familias de Cuarzo la leyenda se mantenía intacta como un ritual en aquel momento; para ellos el viaje de Elena al mar era una profunda prueba llena de significado; Mercury se asombró de lo distintas que eran las supersticiones que poseían ellos de las que tenían en Marine pero no se consideraba quien para juzgar.

 

Al parecer a Irving incluso le parecía una tontería pero respetaba la opinión que tuviera su madre, y así partieron con la niña y todo lo necesario para pasar al menos ocho semanas en el mar. Mercury jamás notó como dos días antes de que partieran de Varden un hermoso pájaro, descansando cerca del sitio había reposado sus alas cansadas en el Svart Ros y, luego de unos momentos había retomado el vuelo por el mismo sitio del que había venido con una pequeña planta entre sus patas.

 

Al momento que aquella ave tocó el Cristal Rose Molooj se precipitó a recibirla y rápidamente llevarla con el anciano del consejo.

 

- Volvió esta – curiosamente reconoció aquella pequeña como la que anteriormente viajara con Sanzo y no alguna de las cuatro más grandes. El viejo sonrió levemente al verla y le pidió al rubio que le soltara, Sanzo al lado de aquel, la recibió gustoso, acariciando con cuidado su cabeza en señal de recompensa – Oye, has algo… ¡háblale o algo! – el pelirrojo le miró de mala manera y con cuidado la posó en sus rodillas donde esta dejó una especie de planta marchita en el sitio y el de ojos amatistas la liberó para que volara a tomar algo de comida; en el sitio ya se encontraban dos pajarillos mas siendo alimentados.

 

El rubio miro con decisión a Sanzo; era la primera que les dejaba algo como aquello y le hacía sentir esperanzado, después de todo el mar era sumamente amplio y podía ser más difícil (o imposible) encontrar al castaño. El pelirrojo con lentitud tomó la planta y la analizó, mostrándosela luego a su superior quien solo asintió.

 

- Está en Cuarzo – dijo frunciendo levemente el ceño – las aves nunca se equivocan y sin lugar a dudas están en la bahía de Varden… ese es el único sitio donde pueden crecer frutos de este color según los reportes del Shi no Bara.

 

- ¿Cuarzo? ¿Están seguros de eso?

 

- Si – el anciano fue quien respondió en aquel momento – hace mucho escuche algunas cosas sobre Irving que ignoré por no creerlas posibles pero parece que han resultado ser ciertas – suspiró – liberaré a Rust y Cloe con rumbo a Varden para que nos confirmen esto; después les contaré lo que pasa.

 

Después de aquello el viejo se había marchado, con nueve semanas solares y contando ya era hora para ellos de tener alguna pista, fuera de lo que pensara Molooj sobre la búsqueda en el Mar los del consejo eran expertos en eso.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

El Svart Ros tenía ya tres semanas de haber iniciado su viaje; más lento que de costumbre navegaban sin rumbo definido hasta que Irving decidió llevarles a conocer las grandes nevadas del norte donde el hielo dominaba sin un solo rastro de tierra… el lugar más inhóspito para la vida… y por razones obvias sin lugar a dudas no vivía nadie.

 

Mercury sabía que existía mucho más detrás de ese viaje de lo que el pelirrojo le estaba diciendo; más que nada lo intuía porque dentro de que aprendían en el consejo sobre el mar estaba el claro conocimiento de lo peligroso que era viajar en aquellas aguas; si no fuera algo verdaderamente importante sabía que Irving no iría a aquel sitio.

 

Los suaves besos en su cuello le sacaron de aquellas cavilaciones devolviéndole a la realidad.

 

- ¿En qué piensas? – preguntó aquel con interés, iniciando una conversación. Había notado después de algunas veces que a Mercury no le gustaba del todo el silencio después del sexo, así que le complacía hablándole un poco hasta que le comenzara a entrar sueño

 

- En la nieve – respondió – la verdad es que en Marine hay nieve en ciertas épocas del año, cuando todo se torna demasiado frío, pero solo se da en la parte superior de la isla justo llegando al templo de… - su voz se cortó drásticamente.

 

- ¿Secreto del consejo? – Mercury asintió y percibió como su cabello blanco era ahora acariciado levemente – déjame recordarte que en este momento ya no eres parte del consejo comentó sonriendo ante la reacción del otro - ¿Me contarías algunos secretos que quiero saber?

 

- ¿Para qué quieres saberlos?

 

- No se… solo para tener algo de qué hablar – se encogió de hombros levemente – siempre han existido cosas del consejo que me intrigan… por ejemplo porque todos los escogidos son varones altamente hermosos… y aun así no los dejan estar con nadie.

 

El ojimiel dudó unos instantes pero después de una suave risita comentó.

 

- Eso es para mantener nuestra pureza… de hecho ambas cosas. Cuando se eligen a los miembros del consejo se busca que todos sean varones para evitar problemas de embarazos o cosas por el estilo, se buscas que seamos “hermosos” como nos has llamado con el fin de que seamos lo mas andróginos posibles una vez estemos en la adultez representando así tanto a mujeres y hombres; se nos impide enamorarnos o tener una relación con alguien porque debemos mantenernos castos para la realización de las oraciones dos veces al año en los templos del mar; en Marine se cree en siete dioses que representan…

 

- Fuego, viento, agua, tierra, tormenta y el ser supremo ¿cierto? – Los ojos de Mercury se abrieron sorprendidos – son siete porque el viento se divide en dos partes – ahora frunció el ceño – y el ser supremo es omnipotente sobre todos los demás dioses.

 

- ¿Cómo lo sabes? – preguntó mientras fruncía más fuertemente el ceño.

 

- Bueno… digamos que me interesa el conocimiento en general. – la sonrisa no se borraba del rostro del pelirrojo a pesar de que Mercury le veía frunciendo el ceño. – anda, cuéntame más…

 

- ¿Para qué si seguro ya lo sabes?

 

- No es cierto… solo se eso.

 

- Bien… se nos hace dormir de niños en hojas secas, no podemos bañarnos completamente desnudos y, como has de percibir el cabello largo es una tradición como parte de nuestra condición andrógina.

 

- ¿Por qué deben atarlo?

 

- Para preservar nuestra belleza absoluta solo en conocimiento de nuestros compañeros y dioses. – Mercury sonrió – la primera ceremonia que se realiza cuando el niño entrara en el gremio se realiza cortando un pedazo de piel y lanzándolo al fuego para que este mediante el viento le haga saber a los demás dioses de nuestro nuevo deber. En el pasado al inicio del consejo se castraba a los niños con el fin de afianzar la condición necesaria pero, después de muchas muertes por esta causa se desistió; durante nuestras vidas se nos instruye en temas de artes, danza, letras y lenguas, alabanza a los dioses, política con los navíos y economía de las islas… la historia básica de Cuarzo, geografía de la tierra en que habitamos y ciertos puntos accesibles en las islas del reino de Cuarzo, oceanografía de lo que se conoce por medio de los navíos y en casos especiales, para a aquellos que deseen aprenderlo se nos imparten clases de defensa personal.

 

- Eso explica un poco porque Sanzo es tan violento – rio abiertamente pero no pregunto nada más, solamente continuo de aquella manera, acariciando los cabellos del otro hasta que este se quedó completamente dormido.

 

- No son dioses – susurró suavemente – al menos no como tú los imaginas Mercury.

 

El viaje continuó tranquilo al menos por una semana más. Si a Mercury le preguntaban aquella época podía decirse que era la más feliz de su vida; la libertad, el olor del mar… lo que comenzaba a sentir por Irving… todo se juntaba de forma sorprendente en un remolino de sensaciones difíciles de distinguir.

 

Así también era distinguir entre las muchas aves que pasaban de cuando en cuando volando por sobre ellos las cuales ya habían pasado más de una vez. Parte de la búsqueda se llevaba a cabo de aquella forma, una vez identificado el navío las aves volaban hacia él y de vuelta innumerables veces hasta que se les lograba dar alcance.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Para la mitad de esta quinta semana ya se encontraban muy cerca de las grandes nevadas; el peliblanco no tenía un buen presentimiento de aquello pero no había vuelto a decir nada sobre eso. Para quinta tarde cuando el sol comenzaba a ocultarse y las aves volvían al barco en el Cristal Rose divisaron a lo lejos, un navío cargado y hermoso que inmediatamente reconocieron como el Svart Ros, aguardaron a que oscureciera y lentamente se fueron acercando hasta que ya no era posible sin ser detectados.

 

Justo cuando vieron el navío en calma, con el ancla baja aguardando a que volviera el sol para retomar el viaje el segundo al mando del consejo levanto a Rust en un brazo y Sanzo a Amaya en el suyo, este ultimo aun con dudas sobre lo que estaba haciendo pero aun así dejándole ir. Vieron a ambas sobrevolar el agua y con sumo silencio clavarse en el punto vigía del navío para, de esta misma manera silenciar al hombre que se encontraba allí de forma permanente como habían sido mandadas.

 

Con lentitud pusieron nuevamente el Cristal Rose en movimiento con todas las lámparas apagadas para pasar desapercibidos, aproximándose de forma letal. Las órdenes eran solamente tomar de prisionero a Irving, Lun y Aria, quizá a dos mas pero mantenerlos completamente apartados entre ellos, sacar a Mercury ileso de aquel sitio y el resto de navegantes debían ser ejecutados en el sitio… ya las aves habían cumplido con uno o dos de esos que debían matar.

 

Subieron al barco sin el menor problema cuando de pronto escucharon un grito de mujer y para cuando Molooj se dio cuenta ya la mujer de cabellos rojos yacía en el piso atravesada por el cuchillo de uno de sus marineros, sin embargo había algo extraño en ella… su ropa era distinta de las que usualmente utilizaban los marinos en cualquier navío… el grito bastó para alertar a toda la tripulación.

 

- ¡No toquen a Mercury… es el muchacho castaño que fue secuestrado del consejo! – gritó al tiempo que tomaba la lámpara más cercana que tenia y la arrojaba contra el mástil principal de forma que comenzara a arder.

 

La conmoción no se hizo de esperar al tiempo que empezaban a salir de todos los puntos posibles hombres armados y la lucha iniciaba.

 

-/-/-/-/-/-

 

Desde el barco Sanzo miraba fijamente aquello con ojos preocupados.

 

- Maestro - habló de forma decidida al ver extenderse el fuego sobre la superficie del barco – escóndase en la habitación, yo le llamaré cuando ya todo haya terminado.

 

- Pero Sanzo, eres más importante que yo por ser la siguiente generación del consejo, deberías ser tu quien se esconda…

 

- Yo tengo que traer de vuelta a Mercury ya que por mis descuidos y mi culpa es que se lo llevaron. – Sonrió débilmente – estaré bien, y Mercury también. – el otro solamente asintió retirándose a sus aposentos mientras esperaba que toda la conmoción pasara.

 

-/-/-/-/-/-

 

En el Svart Ros la batalla inminente ya parecía haber cobrado muchas vidas, el fuego extendiéndose por la superficie del barco ocasionaba aun mas perdidas. Lun y Aria se encontraban luchando fuertemente mientras que Irving avanzaba con decisión por el sitio buscando a quien sabía, ocasionaba todo aquello y rápidamente le encontró con la mirada.

 

Sacó de la funda su arma y aun a la lejanía gastó su único disparo disponible en aquel instante para llamar la atención de todos incluyendo la de Molooj. Inmediatamente le vio el rubio corrió hasta donde se encontraba sacando la espada de su funda la cual, se vio detenida por el metal del arma de fuego que utilizó anteriormente el otro.

 

No hicieron falta palabras, simplemente era inevitable que aquello llegase a pasar.

 

- ¿Qué le hiciste a Mercury? – pregunto con fuerza mientras quitaba su espada de aquella arma, poniéndose en guardia para el ataque que vendría o, el impartir el próximo.

 

- No es de tu incumbencia los que le haya hecho o dejado de hacer, Mercury no es tu propiedad.

 

- Tuya menos Irving, y después de lo que hiciste no creo que te perdone nunca.

 

- Eso deberías preguntárselo después a nuestro hermoso pajarito. – el pelirrojo desenfundó su espada, manteniéndola en una mano mientras quedaba con el arma de fuego en otra – si es que sobrevives para volver a mirarlo.

 

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Sanzo se movía con agilidad sobre el barco evitando lo más posible la batalla, escuchó el disparo y justo en ese momento observó que, la única persona que no volvió a mirar aquello fue un chico de cabellos largos y de un tono blanco hermoso…

 

- ¿Mercury? – susurró para sí mismo mirando como el chico buscaba algo… o alguien. Simplemente comenzó a correr en dirección al muchacho.

 

Cuando le encontró divisó que estaba en el sitio donde el rubio había decidido que abordarían inicialmente el barco, allí, tirada estaba una mujer con un largo vestido, muy hermosa y de cabellos rojos la cual se notaba ya no tenía vida.

 

Mercury la abrazaba como si fuera algo muy preciado y susurraba para sí mismo “ha sido culpa mía, perdóname Ileana”

 

- Mercury – dijo en voz alta y sobresaltado el muchacho se volteó con los ojos llorosos. Se levantó y se echó a llorar sobre Sanzo. – Ya todo esta bien. – susurró intentando calmarlo y acariciándole el cabello – vinimos por ti, todo estará bien.

 

- Nada estará bien Sanzo… esto es culpa mía, lo sabía. Ayúdame a buscar a Elena por favor… es la hija de Ileana la hermana de Irving – el pelirrojo le miró consternado – hubiera sido mejor si no nos encontraban – aclaró el otro al tiempo que se separaba y salía corriendo seguido por el de ojos amatistas que, frente a aquella frase entendió que sus inquietudes estaban bien fundamentadas.

 

Mercury había encontrado finalmente lo que deseaba en aquel sitio, en aquel navío que le había llevado lejos de las ataduras que tenía en Marine, por su culpa lo habían encontrado y aquella ilusión que probablemente tenía el otro se había hecho pedazos.

 

- Tengo que sacarla de allí Sanzo – susurro y salió corriendo de la misma manera que antes hubiera hecho seguido por el pelirrojo quien, culpable y a la vez consternado no dudo en ir con él.

 

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Molooj no podía negar que Irving era, quizá por mucho, mejor que él en la batalla. Mientras atacaba con su espada el arma de fuego que portaba rápidamente bloqueaba cualquier movimiento posible de su parte…

 

Lo había llevado a un sitio relativamente alto donde la visibilidad del barco era casi completa, al menos en la superficie del mismo.

 

Pero había algo que lo estaba distrayendo en ese instante preciso y él no desaprovecharía la oportunidad.

 

Irving observó atentamente como Mercury corría en dirección a la parte baja del navío. Cuando logró localizarle finalmente de forma completa en su campo de visión y aun con el ajetreo de la batalla lo primero que logró ver fue como se aferraba a una mujer con un hermoso vestido y Sanzo llegaba hasta donde se encontraba… su corazón se estremeció al percatarse que era su hermana; al parecer ambos intercambiaron algunas palabras y seguidamente corrieron a las escaleras para la parte baja del barco.

 

De pronto el escozor en su brazo derecho le llamó la atención y se percató que por su distracción dicho brazo tenía una herida profunda y el rubio sonreía con superioridad. Soltó con velocidad el arma y quedó solo con su espada en mano…

 

Las cosas se le estaban complicando, mas por el hecho de que, para llevar mucha más comida de la normal debido a su hermana habían dejado casi la mitad de la tripulación efectiva en la costa de Varden; a su alrededor toda la tripulación del Cristal Rose estaba presente y sus marinos caían uno por uno muertos en el suelo.

 

- Demonios – susurró cuando las llamas comenzaron a avanzar por la superficie aproximándose peligrosamente al sitio por el que hacía unos segundos Mercury y Sanzo habían desaparecido.

 

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Siguió al chico hasta unas escaleras estrechas que parecían ocultas por algunas cajas del sitio y con cuidado bajaron por ellas, llegaron a los camarotes de los marinos de bajo nivel y subieron por otra escalera un poco más corta ingresando a una habitación con decoraciones de niña, una cama y una cuna en el mismo sitio.

 

Mercury se aproximo a la cuna y de ella sacó a una bebé, de apenas lo que se podrían decir meses de nacida, mucho menos de hecho que el hijo de Molooj… había un poco de humo en la habitación que les indicaba que el fuego se había expandido y sin pensarlo mucho el ojimiel sacó a aquella pequeña del lugar por mismo sitio que habían ingresado.

 

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Irving se vio rápidamente rodeado cuando lograron dominar a Lun y Aria, ambas muchachas se encontraban en aquel momento inconscientes en los brazos de otros marinos y el, completamente solo y rodeado únicamente podía pensar en Mercury y Sanzo al observar las llamas envolver el navío.

 

- Saca a Mercury de debajo del barco – le dijo al rubio mirándole fijamente, podía perfectamente ganarle aun con el daño que le había hecho pero ¿y después? Sus hombres estaban muertos así como su hermana, sus amigas inconscientes y su hermoso chico de cabellos blancos abajo donde fácilmente si no salía a tiempo podría morir – esta seguramente en la habitación del bebé.

 

- ¿Bebé? – susurró Molooj e Irving asintió tirando la espada.

 

- Me rindo, prefiero hacerlo antes de que algo le pase a las personas que quiero… con mi hermana es suficiente. – el rubio simplemente le miro consternado e hizo señales para que dos de sus hombres comenzaran a atarle.

 

Ya presentía que en Marine le habían pedido vivo para ser ellos quienes le cortaran el cuello… en el mejor de los casos sin torturas, no como a quienes tomaban a los muchachos de aquel sitio; no comprendía porque también a Lun y Aria las habían solicitado pero así era el asunto.

 

Suspiro aliviado cuando quitando unos pedazos de madera que ardían los cabellos rojos y blancos de ambos muchachos sobresalieron.

 

El barco estaba casi completamente en llamas, Sanzo notó que algunos les buscaban desesperadamente hasta que un marino del Cristal Rose dio con ellos. Inicialmente mostró actitud de ataque pero Sanzo rápidamente le detuvo.

 

- Es Mercury – gritó con fuerza – ten más cuidado con las estupideces que haces… - lo miró con odio evidente mientras el otro, frustrado de alguna manera bajaba la espada ancha que portaba en ese instante – como matar a esa mujer sin saber que había un bebé en el barco.

 

Los ojos de Mercury se fijaron en aquel como si fueran un par de espadas, como si quisiera matarlo con la mirada y, dejó grabada su cara en la mente. Lo haría sufrir de alguna forma por la muerte de Ileana.

 

- Creí que teníamos la orden de matar a todos – siseo con la voz rasposa, frustrada mientras veía al bebé fijamente, una mano pronto le hizo voltear el rostro.

 

- Asesino asqueroso – fue lo único que susurró Mercury mientras pasaba al lado de aquel dejando sin palabras a Sanzo. Molooj llegó hasta donde se encontraban (Irving le indico por donde ir) y pudo observar de lejos a Irving que le sonrió un poco triste mientras lo hacían caminar hacia el otro navío el cual ya habían aproximado completamente.

 

Los ojos del rubio analizaron a Mercury, su cabello principalmente y frunció el ceño. El de cabellos blancos volteo la mirada y continúo caminando aun con la niña en brazos.

 

- Sanzo – llamó – llévame a algún sitio donde no me vea el representante del consejo que dices viene con ustedes – susurro mientras pasaba al lado de Molooj sin mirarle más y el pelirrojo se consternó, los ojos miel buscaron la superficie del otro sitio hasta donde se encontraron a Irving, la misma sonrisa llena de tristeza le recibió y sus ojos sin poder evitarlo se llenaron de lágrimas – no me siento bien – comento con un nudo en la garganta y dejo que el otro le guiara hasta el sitio pedido.

 

El Cristal Rose comenzó a alejarse inmediatamente del sitio y en el lugar solamente quedó el Svart Ros ardiendo en la lejanía.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Estaba relativamente cerca de Marine, tardarían una semana aproximadamente en regresar a tiempo completo de navegación. Nadie había vuelto a ver a Lun y Aria, solamente el anciano del consejo… Irving estaba encerrado abajo, en las jaulas que tenían para este fin en el fondo del barco pero estaba absolutamente prohibido que cualquiera que no fuera el anciano, Sanzo (aunque este no hubiese hecho uso de aquel derecho) o Molooj se aproximaran al sitio donde este se encontraba.

 

De hecho Molooj después de la fría reacción del ojimiel en el barco tampoco había querido verle. Al quinto día de sucedidos los eventos que destruyeron completamente el Svart Ros sin embargo algo llamó su atención.

 

Sanzo que era el único que tenía contacto con el ojimiel se notó nervioso todo el día y en el atardecer fue rápidamente a la habitación de su mentor; salió del sitio con la bandeja de la comida, la dejo donde era debido y corrió hasta la habitación del otro joven donde permaneció encerrado de forma indefinida. Comenzaba a anochecer cuando presencio aun en la distancia a Sanzo salir presuroso del sitio y volver a entrar con una bolsa.

 

No era la primera vez que veía al pelirrojo actuar de aquella manera…

 

Con una velocidad casi pavorosa, más por lo silencioso que fue ejecutado el acto que por la velocidad en sí, Molooj descendió de la cubierta hasta la parte baja del barco donde Irving se sorprendió un poco de verle llegar en aquel estado.

 

- Si haces alguna clase de señal, cualquier cosa te juro que no esperaré a verte muerto en Marine y te asesino aquí mismo.

 

Esas fueron las únicas palabras del rubio antes de ocultarse tras unas cuantas cajas.

 

El tiempo pasó realmente lento o quizá fue solamente demasiado. De un momento a otro se escucharon voces en la parte de las escaleras, una de ellas le pertenecía a Sanzo; la otra era solo un murmullo.

 

- Hasta aquí puedo llegar… es privado y lo comprendo, estaré en la parte de arriba en las gradas antes de la puerta de salida.

 

La voz del pelirrojo les llegó con claridad y los pasos alejándose, otros acercándose. Una persona con capucha negra y evidente cabello largo de un tono blanquecino que sobresalía por los lados se dejó ver, caminaba ligeramente lento, encorvado, pero al llegar a donde las provisiones estaban y se mantenían los prisioneros dejó la actitud para proceder a quitarse por completo lo que le ocultaba.

 

- Mercury – susurro Irving – no deberías estar aquí.

 

- No podía evitarlo – los ojos miel se llenaron de lágrimas y la ropa normal del muchacho cuando estaba en su habitación del consejo se mostro bella, la parte trasera de su cabello trenzado, la delantera a medio amarrar.

 

Los bultos debajo de sus ojos mostraban que había pasado llorando quizás días, que no había dormido bien. Cuando sus brazos extendidos permitieron a sus manos tocar el frío metal de las rejas que mantenían al de ojos gatunos preso, las apretaron hasta que sus nudillos se pusieron blancos y sus manos comenzaron a dormirse por la presión. Bajo una delicadamente a la altura de su pecho, aun sujetando el barrote e Irving posó la suya propia sobre aquella.

 

- Cuanto te miró así desde este lado Mercury… no soy yo quien parece estar encerrado, quien ha perdido su libertad… eres tú a quien han vuelto a cortar las alas.

 

- Cuando yo te miro de este lado Irving, parece como si no te importara el sitio donde estas ahora. – Sus ojos buscaron los contrarios encontrando una sonrisa algo amarga – fue mi culpa, siempre lo será y tendré que vivir con eso a menos que…

 

- Te saque de Marine porque eran mis deseos, no los tuyos o al menos, no los que expresabas… - le cortó antes de que continuara hablando - si cuando estuviste fuera del sitio te sentiste libre, no es tu culpa, si cuando ya no había que te atará disfrutaste por primera vez verdaderamente tu vida tampoco lo es Mercury. Que hayan muerto personas por intentar rescatarte de mis garras, como ellos seguramente lo creen, nunca será tu culpa… será mía por lo que hice, por lo que dejé de hacer también pero si hay un culpable ese soy yo.

 

- Pero…

 

- No hay pero – la mano que permanecía quieta a su costado rápidamente salió por una de las barras y le acaricio el cabello – suéltalo nuevamente para mí. – le susurró aproximándole y el peliblanco desató rápidamente aquel.

 

Irving se aproximo a los barrotes que le separaban de su muchacho y Mercury simplemente le imitó, respirando su mismo aire compartieron un beso que pronto tuvo un sabor salado, las lágrimas del ojimiel habían llegado hasta sus labios.

 

- Aun así perdóname… - sollozó – necesito que me lo digas, necesito oírte decirlo…

 

- No hay porque, ya te lo dije.

 

- ¡Tu hermana murió por mi culpa! ¡Elena no tiene a nadie en este mundo desde ahora! ¿Aun así dices que no fue mi culpa? ¡Dime algo, enójate! ¡Grítame! ¡Has algo pero…! Pero… no te culpes tú… - Mercury cayó de rodillas al suelo – no puedes culparte… tu eres la única persona que ha sido capaz de demostrarme lo que es vivir en verdad, eres la única persona que… que ha hecho que olvide completamente a Molooj mientras estoy contigo y aun después… te quiero Irving, te amo…

 

- Mercury…

 

- Se que sientes lo mismo aunque no lo digas – sonrió amargamente – aun quiero a Molooj pero si esto no hubiera pasado lo hubiera olvidado fácilmente contigo… al menos eso creo, y por eso me duele tanto que me quitara de esa forma la felicidad que pude tener… se que él no tiene conocimiento de esto, pero aun así es egoísta… aun así…

 

- Voy a morir – la frase fue simple y el ojimiel al verse interrumpido nuevamente se sorprendió por lo dicho – lo sé, no sé si será de forma dolorosa, rápida o lenta pero sé que moriré; el idiota será lo único que te quede en ese instante Mercury, Sanzo no podrá consolarte pero él lo hará, después de todo el amor que sientes se divide entre los dos; me amas a mi pero también lo amas a él independiente de si estas o no molesto.

 

- Irving yo… no se… no se ya que siento por él. Tenias razón, el no es diferente.

 

- Ni yo – sus ojos brillaron con fuerza – quiero que tengas esto.

 

El pelirrojo soltó el Artaith que portaba desde su nacimiento depositándolo suavemente en la mano del peliblanco; la piedra pareció brillar intensamente y después de eso se detuvo.

 

- Se que en algún momento les será útil. En Cuarzo se comentan muchas cosas, no tan distintas a las que piensan en Marine sobre los dioses… ya te enteraras tarde o temprano de esto pero por ahora solo guárdala y no le digas a nadie que la tienes.

 

Mercury asintió y con decisión tomó un cuchillo que llevaba escondido entre sus ropas. Irving vio casi con terror como sujetó su cabello y de un solo movimiento este quedó suspendido por encima de sus hombros mientras, el resto de aquella hermosa melena quedaba en una mano de aquel.

 

- Esto es tuyo – susurró – eras tú quien lo deseaba así, quiero que te lo lleves contigo... – Con agilidad tomó una de las cintas de su cabello y lo amarró firmemente –que lo lleves contigo pase lo que pase.

 

- ¿Cómo va a explicar esto mi pajarito? – se burlo el otro mientras sujetaba con fuerza el cabello y lo olía. Mercury lo había aseado y perfumado recientemente con aquellas plantas que tanto le gustaban.

 

- Pocas personas me vieron realmente aquel día – mencionó – diré que se quemó y por ello lo corté… estos días han sido un calvario Irving, no he salido de la habitación hasta hoy, no me siento preparado para ello aún. Tendré que enfrentar las preguntas del segundo superior del consejo, tendré que decirle a Molooj la verdad porque no pienso mentirle… no he podido dormir pensando en lo que te harán cuando llegues allá y el cómo hacer que no te hagan sufrir por mi culpa… ha sido horrible.

 

- Se nota. – una sonrisa amplia y llena de alegría surcó el rostro de aquel, Mercury consternado le miró a los ojos hasta que el otro le hizo una señal de acercarse; se incorporó y cuando lo hizo sus labios volvieron a fundirse – no hagas más cosas tontas Mercury, tienes que vivir… no soportaría saber que moriste por una estupidez. – El muchacho asintió, con un suave cosquilleo causado por su cabello ahora corto – dile a Sanzo que lo arregle… te quedó pésimo.

 

Finalmente una leve sonrisa se asomó a sus labios y beso nuevamente a Irving de forma dulce.

 

- Te amo Mercury, mi hermoso pajarito enjaulado… - aun en el beso Mercury gimió de placer al escuchar aquello, pese a la situación en la que se encontraban - Me encantaría hacerte el amor una última vez... – las manos de Irving acariciaron sus mejillas, sus labios y le beso nuevamente. – supongo que tendré que conformarme con saber que también me amas… ahora es mejor que te vayas.

 

El peliblanco asintió; sabía que había pasado ahí más tiempo del prudente con los vigilantes en la puerta pero… era la última vez que posiblemente vería al pelirrojo con vida, debía aprovechar… y…

 

… Y simplemente se alejo después de un último beso cubriéndose nuevamente con aquella capa.

 

Tanto Irving como Molooj (que había presenciado toda aquella escena) lo vieron partir de forma triste. Había sido la despedida.

 

El pelirrojo pasó la mano por su cabello largo y miró el hermoso que el otro le hubiera dejado. Al oír la puerta cerrarse Molooj salió de su escondite y encaró a Irving o al menos, se colocó frente a este que puso en cabello del otro encima de una chaqueta que tenía en el sitio para evitar que se ensuciara.

 

- Sabías que vendría – afirmó el pelirrojo.

 

- Y tú que yo estaba allí y al parecer todo lo que somos uno para el otro, aun así hiciste esa escenita.

 

- Me dijiste que no dijera nada, actué normal, como si no estuvieras… de hecho por momentos lo olvide en verdad. – Suspiró – si lo que deseabas era ver que pensaba Mercury de mi o, como interactuaba conmigo y el porqué está molesto contigo ya lo sabes…

 

El rubio apretó con fuerza un puño. Si el pelirrojo le hubiera contado aquello nunca lo hubiera creído, pero salió de los labios del otro. Y aun con todo el enojo que sentía por lo dicho era él quien se sentía un miserable con Mercury.

 

Lo había lastimado, lo sabía y pretendía ignorarlo…

 

Escuchar a Mercury decirle “te amo” a Irving, sin embargo dolía más que todo lo anterior junto.

 

- Molooj… - dijo de pronto el pelirrojo mirándole – tienes que cuidarlo.

 

- Siempre lo he hecho.

 

- No me refiero a cuidarlo de esa forma en que siempre lo has hecho y la cual le ha causado más daño que ninguna otra cosa – reclamó molesto el de ojos de gato – con cuidarlo me refiero a hacerlo en verdad, a asegurarte que no comience a hacer cosas tontas como la que acaba de hacer de cortarse así el cabello aun sabiendo lo que puede pasarle… a no decir nada que le comprometa a él mismo y a sacarlo de Marine si te es posible…

 

- Eso no es…

 

- Nos dejaron vivos a mí, a Lun y a Aria… y otro marino para interrogarnos. Te diré porque pues de esa forma podrás hacer lo que te dije antes. – Suspiró – supongo que ya sabes de Lun y Aria por Sanzo – el rubio asintió – saben de mi origen en Cuarzo por el anciano y haberme encontrado allí – nuevamente asintió impacientándose. – en Cuarzo se comenta sobre demonios destructores de la tierra con los elementos primordiales… es una leyenda. Son los mismos que veneran en Marine.

 

- ¿Cómo lo sabes?

 

- Lo pensaba y Mercury hace un tiempo me lo confirmó. El Artaith y la Vesta que porta Mercury son símbolos poderosos… mi madre dice que mi padre contaba lo poderosos que son con la persona correcta y yo creo que Mercury sabrá a quien entregarlos después porque hasta donde he visto el no lo es; cada uno simboliza algo aunque aun no estoy muy seguro de que. – el rubio le miró confuso.

 

- ¿Qué tiene eso que ver? Digo… si por algo me lo estas contando supongo que tendrá alguna importancia.

 

- Pidieron a Lun y Aria porque son nacidas de un ritual… no dijeron nada pero ellos mismos lo efectuaron; son videntes del destino pero no han despertado, van a obligarlas a hacerlo y ellas quedaran atrapadas en el tiempo, no vivas, no muertas y escribirán cada trozo de la historia de las personas que se involucran en algo con estos “dioses”. – Molooj se sorprendió aun sin entender mucho – en Cuarzo se dice que cuando las cosas andan mal ellos son seres de muerte, que por eso la antigua tierra sucumbió y quedó en el fondo del océano; cuando la primera persona logró liberar un poco del poder destructivo del Artaith hace mucho tiempo… una tormenta de rayos arrasó un poblado entero dejando todo en ruinas.

 

- Ok, entiendo la relación de Lun y Aria en todo esto, entiendo lo que son pero no entiendo que tienes que ver TÚ en todo.

 

- Mi padre, el antiguo capitán del Svart Ros recibió de mi padre biológico cuando me encontró unos papeles importantes que hablaban de estas cosas… durante años el Svart Ros se encargó de buscar indicios de estas cosas y encontró casi todos. Son seis porque el ultimo ser, el supremo no posee algo fijo… se dice que lo es todo y es la nada al mismo tiempo… tenemos dos e íbamos a buscar el otro pero pensaba dejar a Mercury en el barco e ir solo yo.

 

- ¿Por qué? Parece que reaccionan de cierta forma con él a pesar que dices que no es el adecuado…

 

- Porque es peligroso donde se encuentran… no lo arriesgaría. Diré en el consejo que pueden buscarlos y un indicio de donde encontrarlos… por como son las cosas estoy seguro que te mandaran a ti, les daré lo necesario para que lo hagan y te pido que saques a Mercury de ahí; no lo lleves a encontrarlos contigo pero sácalo de Marine… nuestro pajarito merece ser libre hasta que el momento llegue.

 

- ¿Qué momento? – Molooj entendía cada vez menos la situación, comprendía lo que Irving le decía pero no significaba que creyera del todo en eso o que, en su defecto verdaderamente su comprensión fuera absoluta.

 

- Mercury, no sé si sabes será el próximo líder del consejo. – Suspiró – aun después de esto sucederá, por eso lo buscaron con tanto esfuerzo, porque su entrenamiento es diferente, es único y perderlo significaría perder años de esfuerzo. Cuando eso suceda, no habrá manera de que salga de Marine.

 

Molooj asintió nuevamente. A partir de unos momentos atrás no sabía muy bien que decir, pero después de aquello el pelirrojo solo se dio la vuelta y se sentó.

 

- Bueno, creo que era todo lo que necesitaba decirte… - pensó un momento - ¡una cosa más! – Dijo cuando Molooj estaba cerca de las gradas – no lo dejes ver cómo me matan… si lo ve no superara lo que ha sucedido, haz lo que sea pero llévalo lejos cuando eso pase.

 

El rubio no dijo nada, solo salió del sitio de forma lenta.

 

Aun le ardía en lo más profundo haber escuchado las palabras de Mercury.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Cuando llegaron a Marine y los del consejo tuvieron la oportunidad de ver frente a frente a Irving, a Lun, Aria y Mercury (con el cabello de otro color y corto por encima de los hombros de forma que no se podía sujetar) no tuvieron ninguna duda. El juicio fue rápido y cerrado de los alumnos, solo los altos mandos lo efectuaron.

 

La pena impuesta a Irving por todo fue morir quemado… y era muy poco (como dijeron ellos cuando la sentencia se hizo pública) por todo lo que había hecho. Molooj cumplió su palabra pero no fue él quien mantuvo al peliblanco lejos de la ejecución, le contó a Sanzo la petición y este no dudo en acatar lo pedido.

 

Unos días después antes de que el Cristal Rose partiera de la costa de Marine, aun Molooj sin haber visto a Mercury, los ancianos del consejo llamaron al capitán para que este pensara, en el tiempo siguiente la propuesta de buscar lo que Irving intentaba encontrar…

 

- Acepto – no tuvo siquiera que pensarlo, mucho antes de que se lo dijeran y luego de haber hablado por última vez aquella noche con el pelirrojo se había decidido.

 

Los del consejo le miraron con aprobación y simplemente se le pidió que regresara en un tiempo de cuatro semanas lunares a Marine… ahí se le darían las condiciones del viaje y lo que necesitara saber de aquello.

 

La búsqueda de los que Irving ante el consejo hubiera llamado “Arcanos” comenzaba.

 

 

Notas finales:

Bien... espero que les haya gustado ^-^

Cualquier duda, comentario o lo que sea me dicen...

Dibujos:

---> http://eyrin17.deviantart.com/#/d31wlzl <--- no hace falta ni decir de que momento es TT-TT

---> http://eyrin17.deviantart.com/#/d31wm41 <--- este es más viejito pero aun así lo subí xD, se supone que son Lun y Aria...

Hace unos días me di cuenta que he cambiado más el estilo de dibujo o.O... tengo q arreglarlo xD


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