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I Write Sins, Not Tragedies por Mary-chan6277

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Notas del fanfic:

Diré varias cosas: 

1) es la primera vez en varios meses que escribo sobre otra pareja q no sea Sebastian y Ciel xD

2)El título de la canción es obra d Panic! At The Disco... escuchen la canción, no tiene nada q ver con el fic, pero me encanta xD (aunq el título en sí si tiene q ver con la historia, pienso yo hahaha)

3) Mátenme... se que tengo fics sin terminar, y yo haciendo fics nuevos... ¡lo siento! los continuaré lo juro T-T

 

Notas del capitulo:

hahaha cuando en el hic digo "todas las noches"... se que no tiene mucho sentido dado q siempre es d noche en Las Noches (ok, en Hueco Mundo hahaha) pero... ps, hahah ustedes entienden xD

==> sin más preámbulo, el fic: 

1

Grimmjow se debatía en su habitación sobre qué hacer.

 

Se levantaba de su cama, se dirigía hacia la puerta, tomaba la cerradura en su mano… luego la inseguridad le traicionaba y volvía a su lugar sobre la cama de cobijas y sábanas blancas perfectamente tendida; desde dónde observaba la triste luna que parecía burlarse de él.

 

—¿Qué me está pasando?— se preguntó soltando una carcajada para recriminarse a sí mismo esa actitud tan reprochable, mientras se llevaba las manos a la cabeza, y despeinaba su cabello.

 

Una vez más desvío la mirada hacia la ventana, intentando despejar sus pensamientos. El paisaje era desolador, y si lo que buscaba era un aliento, una chispa de ilusión, era más que seguro que no lo encontraría allí afuera.

 

Aun así, Grimmjow observó como la brisa mecía suavemente los miserables árboles sin una sola hoja, y como la arena se arremolinaba en el desierto.

 

Cerró los ojos y se permitió suspirar.

 

Hacía algún tiempo que llevaba un tipo de extraña relación con uno de los Espadas de Aizen-dono.

 

Grimmjow no sabía exactamente como describir esa relación. Había empezado siendo un pacto de satisfacción mutua en dónde todas las noches, violando la seguridad del lugar y la exhaustiva vigilancia, Ulquiorra y él se reunían para tener una sesión de sexo sin barreras. Así de sencillo.

 

Al principio había funcionado de esa manera. A Grimmjow poco o nada le importaba si Ulquiorra tenía algún tipo de relación con otro de los Arrancar, o si Aizen le miraba de manera descarada con esa sonrisa.

 

Su relación era simplemente carnal. Se daban placer mutuo, un placer humano, pero no existían ningún tipo de sentimientos de por medio.

 

Pero en algún momento, las cosas cambiaron. En algún momento los lazos que los unían se volvieron más fuertes y más importantes para ambos que solo sexo. Pero ninguno de los dos quiso decir nada… después de todo, ambos eran demasiado orgullosos como admitir que habían caído por el otro.

 

Grimmjow no sabía cómo definir lo que sentía, porque el amor no era algo que uno de los Espada más prestigiosos se permitiera sentir; pero tampoco podía negar que le tenía cariño al condenado ese. Hasta podía decirse que le había robado el corazón, pero decir eso, sería admitir demasiado.

 

—Maldito Ulquiorra— se dijo con una amarga sonrisa, apretando los puños y pensando en esos encantadores ojos verdes que le gustaban tanto, pero que lo desconcertaban aun más.

 

2

Grimmjow caminó por los pasillos a oscuras, recorriendo con ayuda del Sonido toda la distancia que le separaba de su amante furtivo. Cuando hubo encontrado la puerta que buscaba, la empujó con fuerza, y la cerró a sus espaldas sin decir una palabra.

 

Se acercó al lecho en donde el arrancar de ojos verdes estaba leyendo atentamente su libro favorito, y acto seguido, se lo arrancó de las manos, tirándolo descuidadamente a algún rincón de la habitación.

 

Grimmjow se lamió los labios y tomó nota mental de cada uno de los rasgos de Ulquiorra: sus inexpresivos ojos verdes, su cabello negro medio oculto, y su blanquecina piel de porcelana que le hacía perder la razón.

 

Se acercó al otro, y antes de que Ulquiorra pudiera protestar, Grimmjow lo tenía capturado contra el suave colchón que hoy sería el testigo de su lujuria.

 

—¿Qué --?— Grimmjow no le permitió hablar, y presionó sus labios contra los del otro Arrancar en un apasionado beso que logró profundizar aun cuando Ulquiorra opuso resistencia.

 

Las manos del ojiazul no pudieron soportar la tentación, y casi actuando por voluntad propia se colaron por debajo de la camisa del otro, acariciando todo lo que encontraban a su paso con las yemas de los dedos, haciendo que el receptor de esas encantadoras atenciones se estremeciera levemente.

 

Se separaron de su beso por falta de aire, y un segundo más tarde, sus labios se volvían a llamar con ansias.

 

Ulquiorra empezaba a reaccionar torpemente, intentando llevar el desesperado ritmo que había impuesto su compañero, y enredó sus dedos en el suave cabello azul celeste, mientras sus lenguas se acariciaban y tenían una lucha frenética para obtener el poder.

 

Grimmjow se separó de los labios del ojiverde, para repartir pequeños besos por todo su rostro, y luego sobre la piel sensible de su cuello que se tensó ante el primer contacto.

 

El ojiazul sonrío complacido. Después de todo Ulquiorra no era tan insensible como parecía, y que se retorciera de placer en cuanto él mordiera el lugar indicado, un lugar que esperaba solo supiera él, le invadía la dicha.

 

Ulquiorra empezaba a respirar entrecortadamente, mientras que a Grimmjow también le faltaba el aliento. A estas alturas, ambos estaban lo suficientemente ardientes como para refrenar su pasión o pensar en que en un monitor en otra estancia Gin Ichimaru estaría teniendo un buen espectáculo. Pero nada importaba en ese momento, mientras que la lujuria los consumía por igual, y la ropa empezaba a ser un gran estorbo.

 

Como pudo, entre besos y caricias desenfrenadas, Grimmjow se deshizo de la ropa de Ulquiorra, y de la suya sin perder el tiempo.

 

Sus besos se dirigieron ahora a partes más sensibles del cuerpo del Arrancar de ojos verdes, que cerró los ojos y dejo escapar un leve gemido en cuanto Grimmjow envolvió su excitación con su boca.

 

El peliazul estimuló la hombría del otro Arrancar sacando de sus labios melodiosos gemidos que parecían la más perfecta música a sus oídos.

 

Siguió lamiéndolo con gula, como si esa porción del cuerpo de Ulquiorra fuera el manjar más exquisito del mundo, mientras sus manos se deslizaban sobre los muslos pálidos de su compañero que no paraba de suspirar quedamente, intentando frenar sus gemidos que le hacían parecer tan vulnerable y dominado.

 

Grimmjow paró sus caricias de repente, y se posicionó entre las piernas del Arrancar de cabellos negros.

 

Lo miró a los ojos por unos segundos, antes de penetrarlo de una sola estocada sin prepararle antes. Ambos sabían que eso ya no era necesario, luego de tantos encuentros de intensas pasiones.

 

Ulquiorra enredó las piernas en la cintura Grimmjow, y se sujetó de cuello para prepararse a recibir las embestidas sin compasión que le impartía el ojiazul.

 

—Hoy estás más ansioso que de costumbre, Grimmjow— le susurró al oído como pudo, mientras nuevos gemidos no paraban de salir de entre sus labios hinchados por los besos.

—Cállate— le ordenó cerrando los ojos, penetrando más fuerte y más adentro de Ulquiorra, tocando un punto sensible que hizo que el de ojos verdes arqueara su espalda complacido.

 

Los minutos transcurrieron largos y placenteros. Grimmjow sujetó más cerca el cuerpo pálido y perfecto de su compañero, y rogó en silencio que ese momento no terminara, tomando de nuevo los labios de Ulquiorra, que correspondió al beso con igual entusiasmo.

 

Al fin, luego de unas cuantas estocadas más, uno que otro suspiro, y un montón de gemidos por parte de ambos, los dos llegaron al inevitable clímax.

 

Se derrumbaron ambos sobre la cama, y Grimmjow observó las mejillas sonrojadas de Ulquiorra, y esa expresión tan pura e inocente que ofrecía sin ese velo de frialdad que usaba con todos, incluso con él en circunstancias normales.

 

Cuando el de ojos verdes hubo recuperado la respiración se levantó de la cama, e intentó empezar a recoger su ropa, pero el ojiazul se lo impidió, jalándolo una vez más a la cama, y robándole un beso.

 

—¿Qué te pasa hoy, Grimmjow?— preguntó en cuanto se hubieran separado— casi me destrozas hoy, ¿y ahora me besas?

—Estoy harto de tu frialdad.— le dijo mirándole directamente a los ojos en tono serio y confidencial. —Dime qué es lo que sientes por mí, porque yo por mi parte, quisiera arrancarle los ojos a Aizen cada vez que te mira de esa manera. —Ulquiorra lo miró sorprendido por un segundo en silencio, analizando cada una de las palabras que acababa de escuchar.

—¿El Espada número seis, Grimmjow Jeagerjaques, está celoso?— preguntó alzando la ceja en desconcierto.

—Si— dijo lanzándose de nuevo sobre sus labios, en un beso que si fue correspondido esta vez. —Y como no lo vas a decir, lo diré yo primero: Te amo— esas palabras le habían cogido desprevenido al Arrancar de ojos verdes, que por segunda vez abrió sus ojos en sorpresa.

 

¿Qué era el amor?, se preguntó internamente.

 

Debe ser este sentimiento tan molesto que he sentido desde hace un tiempo, pensó para sí mismo, relajando su expresión en una sonrisa, tomando ahora él la iniciativa para iniciar un nuevo beso que el peliazul recibió gustoso.

 

—Yo también te amo. —dijo, y retomando su tono calculado, agregó: — pero por ahora, tendremos que arreglar este desastre... y hacer algo con Gin Ichimaru antes de que todos se enteren de esto.

Grimmjow sonrío. Sabía que eran pocas las veces en las que lograría sacar una sonrisa y un comportamiento tan cariñoso por parte de Ulquiorra, pero se conformaba con haberle hecho confesar sus sentimientos. 

Notas finales:

hahaha me dieron ganas d escribir Lemon, y ya que he estado viendo Bleach como loca (es enserio xD ver 277 caps. no es fácil!!) decidí que esta sería la pareja perfecta para practicar con mis historias xD

Sigo teniendo bloqueo del escritor... esta es una más d mis terapias, así q d antemano me disculpo si kedo horrible :$ 

Gracias por leer... agradecería que comentaran y me dijeran que tan horrible kedo :S hhahaha todos los comentarios seran aceptados con gusto :)

 


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