-Bien, estamos avanzando- dijo bromistamente el tensai, levantando los brazos y estirándolos –O eso es lo que pienso, al menos ya no siento tanta tensión- estiró los dedos y los contrajo en repetidos movimientos de abrir y cerrar el puño, dobló las muñecas. Al castaño mayor le pareció peculiar la manera de su amigo de demostrar alivio, peculiarmente física Veo que Syuusuke es una persona muy de contacto informó para sí refrescándolo en su memoria, para después aplicarlo con mayor provecho.
-¿Estás ansioso por entrenar?- preguntó, observando como su compañero de partidos hacia zancadillas –Podría decirse, aunque realmente es una forma eficaz de despejar ideas- se detuvo y lo miró de frente –De lo que si estoy deseoso, es de ver ciertos resultados mañana- sonrió enigmático, posando su pálida mano sobre la mejilla del otro, Tezuka la tomó con delicadeza y la retiró, para acunarla en la suya propia –Supongo que ese algo es ver mi progreso con las cargas- afirmó observativo –Quien sabe- hizo un ademán dubitativo con sus azulados ojos –El secreto de las mejores observaciones son las que ignora el observado- dijo en un susurro.
Algo muy cierto confirmó a sus adentros el mayor –Me gustaría saber qué es lo que pretendes averiguar de mí, hasta donde sé me conoces como muy pocos- confesó, sorprendiendo un poco al otro quien sonrió abiertamente y entretenido –Supongo que estamos en las mismas- respondió Syuusuke.
-Eso quiere decir que sabes qué pienso en estos momentos- enserió su mirada castaña, para darle una perspectiva más enfática de sus monocromáticas emociones, revueltas en ese momento –No leo las mentes, pero sí de adivinar se trata, contigo nunca acierto- rió -¿Me ahorras el proceso de acertar?- inquirió expectante el tensai, esperando que no suprimiera lo que, se veía en su rostro, quería decir.
Suspiró. La mano que aún conservaba junto a la de Syuusuke la dirigió a su frente, limpiando la ligera película de sudor que empezaba a formarse –Creo que debo empezar por aceptar que, en algunas cosas tienes razón, y aunque sea inconscientemente, nunca te he llamado por el estatus que te corresponde, por lo visto es solo una de tantas palabras que sólo tú me haces decir- un pequeño deje irónico ensombreció su rostro, no con las intenciones de mostrar algún desgano al decir eso, si no hacia sí mismo, por empezar a notar que en su vida diaria la distinción amigos-pareja-familia era muy estrecha, lo que cambiaba era en cierto punto los sentimientos…muy poco los tratos. Era una especie de paradoja de actor, usando el mismo rostro para distintos tipos de películas. Pensando a ciencia cierta, la versatilidad y sociabilidad nunca había sido su fuerte. -¿Status? Poco me importa eso pero usando mí “conocimiento” sobre tu vertical lógica puedo interpretarlo- los tecnicismos no le iban al titular de 9no del todo bien y lo sabía, suspiró y con un suave gesto habló –El hecho de que nunca me hayas llamado “novio” no quiere decir que no haya sabido que así me consideras- Kunimitsu se ruborizó mínimamente, desviando la mirada hacia la recientemente interesante pared decorada a su frente –Es decir, no porque nunca le diga a Yutta “hermano” significa que no lo sea- simplificó.
-Tu manera simple de verlo, me hace aparentar ser todo un exagerado- bufó –No- contradijo el contrario –Eres muy simple en realidad pero tu simpleza confunde, ya que la cubres con responsabilidades y barreras- contestó comprensivo –Nadie sabría que soy en realidad sentimental ¿sabes? Parezco un sarcástico pervertido- rió ante su propio comentario, Tezuka se enterneció ante la auto denominación del otro. –Aunque aclaro que no me desagradó que me llamaras así- comentó pícaro.
El capitán captó una indirecta muy discreta, no la dejaría pasar ya que estaban en el juego de “hiciste esto y me gustó” “esto no tanto” oportunidad perfecta de sacar algunas migrañas –La verdad no me desagradaron tanto tus juegos pesados, al menos no la intención- aclaró el buchou –Pero si me molestó de sobremanera, esa forma tuya de llevar las cosas despreocupadamente sin enfatizar directamente lo que quieres decir- de cierta forma era un reproche y una queja, siguiendo la línea de charla amena que ninguno tenía la intención de estropear –Kunimitsu, tú eres directo, tajante, yo no…dejo indirectas al aire, esperando que sean entendidas y después analizo la reacción que causa- sonrió agudo – El problema es que personas cómo tu pueden entenderlas, e interpretarlas pero no es de tu gusto ser el protagonista de un guión pre-escrito, eres más de los que toman la iniciativa que de los que la siguen, cómo gran líder que eres- dijo Fuji, las miradas se cruzaban sin verse realmente, cada quien perdido en sus pensamientos.
-Soy posesivo, así que tu nato perfil bajo me atrae y me conviene, me encanta cómo alguien que emana potencial y fuerza pueda pasar desapercibido, y no ser ignorado cuando se descubre- abrió los ojos, revelando un azul que emanaba la sinceridad de sus palabras –Tu versatilidad y adaptación…es algo que siempre he admirado- susurró. Sus labios fueron levemente silenciados por las yemas de los dedos del mayor, explorando curiosas esas líneas carmesí –Lo que me gustó desde un principio Syuusuke, fue ese lado tuyo incapaz de mostrarse por completo…tímido, cubierto de sonrisas falsas, no sé cuando comenzó, pero desde hace tiempo quería ser capaz de poder descubrirlo, de hacértelo conocer como suponía que era, y que lo mostrarás- sonrió algo nostálgico enmarcando sus muecas con los cristales de los lentes.
Ya las cartas habían sido lanzadas, quedaban muy pocas reservas en el mazo y parecían insuficientes, volverlas a barajar seria un desgaste y quien retrocediera perdería sin haber sacado su mejor mano…así que la última ronda era la definitiva.
-Siento que camino en círculos hace días, a veces parecen más zigzags que otra cosa…pero nunca recto, nunca señalizado, y de alguna forma eso me hacía sentir inseguro- su vista era baja pero su voz firme, se retractó de la pequeña señal de debilidad y levantó la mirada, posándola en aquellos profundos pozos azules brillantes. –Si lo colocas de esa manera, me haces sentir mal ¡pareciera que te tratara como mi conejillo de Indias!- espetó apenado el genio –Esa nunca fue mi intención…aunque éstas siempre tienden a mal interpretarse- se encogió de brazos –lo que quería era mostrarte, que no todos los caminos son directos y derechos, hay algunos zigzagueantes y torcidos. Pero creo que en el proceso yo mismo aprendí que podemos enderezarlos si nos decidimos a hacerlo, no todo es caminar de “buenas” por la vida, torciendo las cosas a nuestra conveniencia- reflexionó.
Las palabras hasta ahora fluidas que había drenado Kunimitsu estaban empezando a escasear, siendo reemplazadas por sus característicos monosílabos y gama de miradas serias. La conversación estaba llegando a su punto máximo, pasarlo sería desviar el tema y esforzarse para volver a caer en un hueco de expresiones indecisas. Pérdida de tiempo. Pérdida de energías. Retroceder. Palabras negativas en el diccionario del estudiante de secundaria y tenista de Seigaku, Tezuka.
-No hay nada más que decir ¿cierto?- más que pregunta era una afirmación, le dolía el rostro de cambiar tan drásticamente sus sonrisas por una variedad impensable de expresiones, todas tan espontáneas y propias que se le hacían desconocidas. El tensai esperaba expectante una ‘orden’ de retirada, se sentía satisfecho consigo mismo, aunque le costó más de lo esperado…debía empezar a cambiar su manera de opinarse para que no fuese tan engorrosa, y así evitar caer en su círculo vicioso de mal interpretaciones en un futuro.
El castaño de ojos oscuros, no se concebía en una opinión distinta, aprender a compartir las cargas emocionales, las responsabilidades, sonaba muy bien al oído, pero realizarlo era más complicado de lo que aparentaba. Es sólo el principio se aclaró, recogiendo fuerzas en su travesía, intencionada totalmente en aprender a leer las complejas emociones del otro. Acudiría a su propio ‘modos operanti’ para el inicio de su adaptación –Hasta aquí llega la conversación- habló el buchou, con una sonrisa autosuficiente poco conocida, que reflejaba que detrás de esa orden estaban las energías para salir adelante y esquivar la mayoría de piedras que se encontrarían juntos en el camino.
Fuji se levantó del lánguido colchón y se dirigió a la puerta de salida, no podía simplemente “brillar por su ausencia” en su casa sin siquiera avisar –Ya es tarde, debería acompañarte- dijo con leve preocupación –Vivo a dos cuadras, dudo que salga un gato negro a maldecirme- rió, el otro se limitó a sonreír ante las siempre ocurrentes contestaciones del castaño menor. Definitivamente esa noche había sido fructuosa ya que descubrieron el verdadero trasfondo de esa peculiar relación. Más allá de los intereses, los gustos en común u opuestos, los niveles o las personalidades….detrás de todo, estaba la base más fuerte y sólida, que juntos crearon e inconscientemente cubrieron con murallas pintadas y camuflajeadas, la base de todo lo que los unía ere ese afán y deseo por aprender de ellos mismos, atreves del otro. “La mejor manera de detallar nuestro reflejo en el espejo, es muchas veces a través de otros ojos, aunque éstos puedan ver más de lo que quisiéramos…todo es parte de la verdad de cada quien y del cómo la acepte” palabras espontáneas, algo adornadas pero sinceras, que definían su propia relación…pensó Tezuka.
Se sentían renovados, con nuevas metas a mediano y largo plazo que les ayudarían, si no tanto a mejorar, a encarar situaciones agudas en un futuro con mucha más capacidad y conocimiento sobre ellos mismos….sus jóvenes y adolescentes mentes procesaban muchas emociones a la vez, mientras bajaban por las escaleras hacia el pasillo de salida, para despedirse momentáneamente por esa ocasión.
Salieron de la alcoba, entrecerrando la puerta de la habitación….Tezuka sonrió para sí, enigmático y decidido, contuvo de pronto las ganas de reír, por suerte Fuji iba delante de él sin percatarse de la afilada mirada que le dedicaba el otro.