-¿De verdad Fuji-senpai?- preguntó ilusionado el chico de los smash, no tomando molestia en ocultar el brillo ansioso en sus ojos, incómodamente Ryouma bajaba su gorra, le avergonzaba que su senpai fuese tan obvio…aunque su reacción no difería mucho de la otra. –Si Momo, vamos juntos- respondió de buena fe. Echizen resopló –No seas tan desvergonzado Momo-senpai, además no mal interpretes. Él dijo que los podríamos acompañar a comer, no que nos invitaban- fulminándolo con la mirada. Momo pensó dos segundos antes de reaccionar, ciertamente estaba convencido de que su billetera no sufriría daño alguno, aunque por una extraña razón, le molestaba la forma en que su kohai le hablaba.
Tezuka y Fuji miraban discretamente la escena de esos dos, esbozando pequeñas pero significativas sonrisas Vaya, quien lo diría… pensó para sí el tensai, rompiendo la eminente discusión con una palmada, ambos voltearon a verle por reflejo –Bien chicos, no se peleen, al menos aquí no- resbaló una gota por su nuca –espérenme un momento, debo subir a buscar algo en mi cuarto- con una ínfima seña le indicó a Kunimitsu que debía seguirlo. Fuji subió primero –Voy al baño un momento- sin mucha explicación se levantó de su asiento y cruzando el umbral se dirigió a las escaleras unos minutos después que el castaño.
Fuji realmente entró al cuarto, para sorpresa del mayor que pensaba era solo una mera excusa para dejar la estancia. Él también se dirigió al sitio que había avisado: el baño, sació sus necesidades biológicas y salió, al frente, en la pared contraria a la puerta del cuarto de baño se encontraba recostado el dueño de la casa. En su mano sostenía su billetera aterciopelada azul, Kunimitsu sonrió al notar el color, casi todo lo que al tensai concernía era azul. La voz del aludido lo sacó de su peculiar pensamiento.
-¿No te parece que Echizen está algo huraño hoy?- preguntó en un tono moderado de voz –Siempre tú tan especularte, pienso que simplemente está incómodo por algo- contestó el buchou, confirmando su propio pensamiento cuando estaba con ellos allá abajo. -¿Y ese “algo” que podría ser?- preguntó curvando las cejas, dando un aire de gracioso interés. Los ojos castaños profundo del joven Tezuka se cruzaron con los pozos de agua escarchada que mostraba el otro, sonriente. –Creo que tengo una idea de que podría ser- comentó seriamente, con su tono habitual. Con una pequeña muletilla con la lengua, continuó Syuusuke –Está molesto…porque le arruinamos su cita con Momo- añadió un arco a sus cejas en un gesto suspicaz. Tezuka no dijo nada.
Tras pensar un poco más, un recuerdo reciente acudió a su cabeza -¿Qué acaso ayer no te había llamado Echizen? – le comentó pensativo, algo intrigado, la mirada de Fuji se despreocupó transformándose en una de divertida perversión –Ah, fue cuando me estabas embistiendo ¿no?- muy desvergonzada había sido su respuesta para gusto del otro, aunque a estas alturas de la vida debía de saber que al no haber testigos cerca y sacar a colisión el tema, daba pie a que el castaño mostrara su repertorio de vocablo indecoroso –Ahora que lo recuerdo puede que eso sea alguna de las razones de su incomodidad- continuó, tratando sutilmente de cortar el tema que aun le causaba algo de pudor, Fuji supo interpretar esa evasión así que siguió aludiendo hacia el chico de primero -¿Realmente crees que esté molesto por no haberle atendido? Si de verdad hubiese sido importante nos habría dicho algo ya hace rato- respondió, recobrando la distancia con el otro, cruzando los brazos.
-No lo creo, pero intento encontrar una razón a su aparente nueva rivalidad con Momoshiro- suspiró, algo cansado de sonsacar un tema que no le concernía pero era su kohai titular, y si por algún estado mental o sentimental llegase a decaer su nivel en las canchas, él se sentiría responsable por haber tenido la oportunidad de evitarlo y no haberlo hecho. -¿No creerás que solo es rivalidad deportiva cierto?- preguntó elocuente Syuusuke –No- respondió con una sonrisa –Reconozco los celos cuando los veo, así que no hay nada más que decir- Fuji rió bajo -¿Eso lo dice un celópata maniaco?- preguntó con un dulce tono de voz, avanzando hacia el otro y cruzando sus brazos por sobre su nuca –No soy tan obsesivo, solo me aseguro- respondió recatando su aparente inocencia, posicionando ambos brazos sobre la espalda baja del genio de Seigaku -¿Asegurarte de qué?- elevándose un poco de puntillas, susurró a sus labios con un aliento profundo e incitante, Tezuka mordió levemente el labio inferior que empezaba a rozar con el suyo, provocándole una sensual risita al ojos azules que lo observaba –Que eres solo mío- dijo triunfante, sin posibilidad siquiera de contestar porque sus bocas se unieron fugases mientras sus manos se recorrían mutuamente.
Un pequeño suspiro salió de la boca de Fuji al sentir como dos grandes y cálidas manos se introducían en la parte trasera de su pantalón y lo acariciaban, no sabía en qué momento Kunimitsu le había desabotonado y bajado el cierre al sacar el cinturón y no es que le importara mucho -¿Aquí y ahora?- preguntó entre cortado y provocativo el chico contra la pared –Si- susurró a su oído para morderlo después, causando un escalofrío en Syuusuke.
-Hay dos personas en la sala- contestó desafiante, probándose a si mismo las capacidades del otro –Lo sé- contestó con tranquilidad –lo tomaré como un reto- sonrió lujuriosamente, a la vez que caía el pantalón de Fuji al suelo, siendo masajeada su entrepierna –He creado un mounstro bastante ninfómano- gimió en algo que parecía una risa mientras Tezuka introducía su mano por debajo de la tela de su bóxer –No llego a tanto- contestó con un pequeño bufido, arrugando las cejas.
-Eso veremos- siseó con voz grave y marcada, metiendo su mano por debajo de la camisa del otro, jugando con sus pezones, el contacto contrastivo de su piel caliente con la fría mano de Syuusuke era excitante. Fuji bajó una mano hasta el pantalón del otro y empezó a desarmarlo, Tezuka acariciaba su cabello lacio delicadamente.
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-Oye Echizen ¿no te parece que están tardando mucho?- comentó fastidiado Momo, rodando el vaso vacio por sobre la mesa a modo de juego. -¿Y yo que sé? Tal vez estén ocupados- respondió sin mucho ánimo, restándole importancia. Se sobresaltó un poco al escuchar un golpe en la mesa, fijó su sorprendida mirada en su senpai y el puño cerrado sobre el mármol de la mesita –Desde hace rato estás bastante insoportable ¿puedo saber qué diablos te pasa? Pareciera que no te importara nada ni nadie- preguntó irritado, casi molesto, Ryouma tardó unos segundos en recobrar la compostura y una vez lo logró, afiló su mirada vidriosa –Si me importa alguien pero el muy idiota no se da cuenta- resopló cortante, volteando rápidamente su rostro, ocultándolo con la gorra. La actitud evasiva del otro le empezaba a molestar, arrugando el entrecejo y dando vuelta sobre su asiento, estiró su mano hacia él y le quitó la gorra.
-¡Mírame a los ojos cuando hables!- gritó, tirando la gorra al suelo, el pequeño titular abrió sus ojos cuan grandes eran mirándolo sorprendido….mucho mas sorprendido quedó Momo al ver un suave carmesí en sus mejillas. En una fracción de segundo la gorra regresó a su cabeza, dándole la espalda en el acto. Pensamientos atacaban el cerebro de Takeshi; tras un corto e incomodo silencio, se aventuró a preguntar.
-¿Tienes fiebre?-
-…- no contestó nada, solo se mantuvo inmóvil. Sin mucha insistencia el otro también se volteó, llegando a sospechar que su compañero le había pegado la fiebre…porque extrañamente también sentía cálidas sus mejillas.
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La boca de Fuji recorría feroz y experta todo el cuerpo de la anatomía masculina de Tezuka, siendo aun así guiado por la afirmante mano del castaño mayor. Lo disfrutaban, tanto uno como otro, se evidenciaba en sus prominentes erecciones y los gemidos que ambos procuraban ahogar antes de salir de la garganta.
La mente de Tezuka se debatía entre “pueden escucharnos” y “quiero más de ti, Fuji” vaya contradicciones le surgen cuando está excitado, pero ¡que mas daba! Lo quería entre sus piernas ya, sin importarle los riesgos…además estaban en casa de Fuji y podían hacer lo que quisieran, o al menos trataba de convencerse de eso para poder darle una razón a lo que estaban haciendo en todo el pasillo del segundo piso.
Cuando Syuusuke sintió que aquellas manos lo empujaban levemente alejándolo del miembro, sabía lo que venía, mas aun cuando al sostenerse en pie, Tezuka lo haló hacia él, posicionándolo en su delantera, reposándolo en la pared.
-Ah mmm- los suspiros que tenia contenidos se escaparon melodiosos al momento de sentir la húmeda punta del pene del otro en su anhelante entrada, señal inmediata para seguir con el proceso, valiéndose del liquido pre-seminal como lubricante natural se adentró a paso lento y profundo, acariciando la espalda de Syuusuke para aliviar un poco la incomodidad.
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La tensión en la sala aparentemente se había aplacado, aunque aun residían rastros de hostilidad entre ambos, sólo el sonido de las diversas voces en la televisión se dejaba escuchar entre tanto silencio. Tras mucho pensarlo, se decidió por hablar Momo.
-Tengo mucha hambre, voy a buscarlos para que se apresuren- pese a su voz autoritaria, no podía evitar querer que fuese más una pregunta que una afirmación. Ryouma no contestó a eso, solo respondió sentado como estaba –Hazlo antes de que terminen los comerciales- sin siquiera entender por qué, eso le causó una sonrisa al tenista mayor, al menos parecía que el chico ya no estaba tan molesto con él.
Aun sonriendo, subió con calma las escaleras, ya a mitad de ellas, escuchó farfullos y sonidos ‘extraños’ que bien podrían salir de una película pornográfica o de terror. Tragó saliva, abriendo expectante los ojos. Empezaba a sentirse nervioso, alentó su paso, pero al inevitablemente seguir subiendo las escaleras los sonidos se hacían más claros -¿Tezuka-buchou?... ¿Fuji-senpai?- llamó en un susurro, inconscientemente temiendo ser escuchado. No obtuvo respuesta, ya casi al borde de la escalera en la esquina de donde provenían los sonidos, por instinto o por astusia, se recostó de la pared extendiendo las manos, apenas moviendo la cabeza; la curiosidad pudo más que su sensatez y tras asomarse un poco por sobre el vértice de la pared blanca, pudo observar como su capitán embestía descontroladamente al ritmo de las caderas de su senpai.
Sus ojos se desorbitaron y un rubor quemante cubrió su rostro completo, emitió un chillido de sorpresa que no fue escuchado, ya que seguían muy ocupados en gemir el nombre del otro; se quedó inmóvil, sudando frio, sin poder siquiera voltear la cabeza para dejar de ver….porque no podía dejar de ver. Aun impresionado, no podía evitar empezar a pensar que tal vez….no era tan malo, es decir, el sexo es una actividad natural de los humanos y todos algún día pasan por ello pero…¿entre hombres estaba bien? ¡Claro que no! Se reprendió a si mismo ante esos pensamientos…entonces ¿Por qué diablos se sentía….anhelante? Sacudió bruscamente su cabeza, logró acumular fuerza para moverse y bajó de puntillas la escalera, aun sudando.
Ryouma seguía viendo la TV, sin fijar realmente ningún canal, solo cambiando desde el mando sin nadar que le llamara la atención. Momo estaba en el umbral de la sala, extrañamente nervioso…extrañamente alterado….extrañamente ¿excitado? Golpeó su cabeza contra la pared, ocasionando un brusco sonido hueco, llamando la atención del chico televidente -¿Qué haces golpeándote contra la pared?- preguntó con un tono que reflejaba lo absurdo de la acción. –¡Nos vamos de aquí!- gritó, extrañando un poco al chico de la gorra -¿Y qué hay del almuerzo?- inquirió, aun sentado –Comeremos en otra parte- corrió hacia él y lo sostuvo por un brazo, halándolo -¿Qué diablos haces?- interrogó incómodo Ryouma -¡Sólo vámonos!- alzó la voz, aplicando mayor fuerza, el menor forcejeaba y se aferraba al posa brazos del mueble -¡No me iré de aquí sin una explicación!- gritaba, aplicando aun más fuerza en su adolorido brazo. Un grito de placer por parte de Fuji hizo resonancia en los forcejos de la sala, indicando así la cúspide de su orgasmo.
Los muchachos reaccionaron, abriendo los ojos y sonrojándose, Ryouma había dejado de sostenerse lo que fue aprovechado por su compañero para terminar de halarlo y llevarlo hasta la puerta. Tragando saliva y viendo hacia la aparentemente interesante mesa del teléfono, preguntó -¿Ahora si nos vamos?- chasqueó la lengua –Si- respondió en voz baja, cubriéndose con la gorra.
Abrieron la puerta y salieron a prisa, ya después les explicarían algo razonable para su ausencia, mientras Fuji y Tezuka se recomponían del cansancio, el tensai rió -¿Nos habrán escuchado?- lo miró divertido…a Kunimitsu se le fueron los colores, el otro rió aun mas ante eso “! Maldición ¡ me volvió a joder” pensó con vergüenza el capitán, reposando una mano en su frente. –No te pongas así, después de todo ya nos vieron- comentó tranquilamente, encogiéndose de hombros “¿Que?” ahora si se quería morir, lo había sospechado pero pensó que solo seria parte de su trabajosa mente en el momento de hacer el amor con Fuji.
Suspiró. –Fuji, eres demasiado….impredecible-
-SI…a veces, ni yo mismo se que podría ser capaz de hacer- sonrió, mostrando picardía en sus orbes azules para después enternecer su mirar; esbozó una sonrisa, aun manteniendo su mirada firme –Aun así, debemos tratar de explicarles- le dijo, incorporándose. –Créeme- contestó con voz gruesa –que no querrán saber nada de nada….por ahora- susurró misterioso, con su cara de ángel. Kunimitsu tragó seco. Después volvió a suspirar -¿Sabes? A veces me desesperas- le dijo, tendiéndole una mano para levantarlo –Lo sé- empezaron a recoger sus ropas –Mi deber es hacer que te diferencies de un robot, al menos mientras estés a mi lado- palmeó una mano en su hombro, se dirigió al baño desnudo, Tezuka lo siguió de igual forma, abrazándolo por atrás, besando su cuello en silencio; no necesitaba palabras para que supiera su respuesta, dejó sus lentes sobre el escaparate de los utensilios de baño, y ambos entraron a la tina.