De un momento a otro, la luz que se desprendía a trazos por entre el espacio abierto de la puerta de la única habitación que parecía habitada en todo el pasillo del segundo piso, moría a mitad del recorrido y no alcanzaba a iluminar más de media escalera que conducía a la planta inferior de la casa y por lo tanto, no se distinguía mucho más allá de los bocetos fórmicos de los objetos en la sala.
En lo que parecieron horas (realmente solo fueron escasos segundos) rememoraron todos esos días anteres &iores, los pensamientos y emociones que les habían llevado a proceder con esa necesaria y a la vez latosa ‘pequeña contienda’…..¿todo eso en qué terminó? Ambos sabían que no había un final propiamente dicho en una conversación, siempre, se quisiera o no, se dejaban cabos sueltos, frases incompletas y emociones desviadas; lo mejor que podían hacer era tratar de aprender de lo que les hubiese quedado entre tantas palabras y aplicarlo a futuro.
Syuusuke desvió un poco su recuento mental, cayendo en la ‘tradicional’ manera de reconciliarse de las parejas modernas y que tanto le gustaba…..sólo falta que tengamos sexo sonrió.
El pasillo de entrada yacía a oscuras, desde las escaleras se veía que la única luz que había en la planta era la del recibidor, en todo el pasillo de entrada. Se dirigieron hasta allá casi tentativamente, confiando su rumbo en la dirección del bombillo que iluminaba la pequeña zona del vestíbulo con su pequeña mesa de madera y la puerta principal.
Una vez allí Fuji se colocó los zapatos y se dispuso a despedirse. Tezuka rápidamente quitó el cerrojo de la puerta y giró la perilla, sin abrirla del todo, volvió a su lado para despedirse.
-Hasta lueg- fue acallado con un agresivo beso, y con el un vaivén de lenguas en disputa por tomar el control mmm…siempre Kunimitsu tan previsible se deleitó para sí, al saberse correcto en sus planes. Gustoso permitió que el castaño mayor mordisqueara y lamiera sus labios, jugueteando con toques en la punta de ambas intrusas. Las manos del más alto se paseaban agresivas por sobre la camisa, ingresando bajo ella y llegando al pecho del otro, donde masajeó con descaro los pezones, endureciéndolos bajo su tacto.
-Ah- gimió al separarse para respirar, trabajo que se empezaba a tornar difícil con Tezuka recorriéndole todo el tórax con la lengua; en su pantalón algo empezaba a crecer y con ello, los recorridos eléctricos que viajaban por su sensible cuerpo. –Kuni-mit..- apenas podía emitir sílabas, siendo cargado y depositado sobre la modesta mesa-escritorio que hacía de banquillo telefónico, el arcaico aparato de llamada fue empujado a un lado junto con el talonario de notas y la pluma que estaban frente a el cableado, ocupando el espacio el trasero de Fuji.
-Tú- abuelo- articuló, frenando con la mano la muñeca del mayor, ya que ésta había descendido a su entrepierna y desabotonado el pantalón –Dormido- cortó y soltó el agarre para profundizar más el toque con aquella piel caliente y anhelante. Estaba salvaje, lujurioso, temerario y excitado; así lo notaba con sus gestos y toques ¿Quién eres y que hiciste con Kunimitsu? Pensó divertido, embriagado con la “renovada” manera de practicar el sexo de su amante. –AH- gritó ahogado, aun prevenido de no disturbar estrepitosamente, misión complicada con la gran mano de su amante que presionaba rítmicamente sus testículos.
No supo en qué momento, pero el habitante de la casa que lo tenía acorralado sobre la mesa, lo cargó y lo bajó de la misma, como minutos antes lo había montado. Lo recostó de la pared justo al lado de la entrada, en el pequeño escalón que separaba el recibidor del pasillo principal. Tezuka sonrió lujurioso….una fugaz mirada analítica que le dedicó el tensai antes de cerrar fuertemente sus ojos y aislarse a las sensaciones, le delató una no tan oculta mirada de ¿picardía? en los pozos marrones de su chico, pudo identificar en ellas la adrenalina de un divertido reto y el placer de llevarlo a cabo sin contratiempos y discretamente.
Algo se tramaba Kunimitsu.
Las opciones cayeron rápidamente en su cabeza, mientras de su boca escapaban gemidos acalorados. Una opción era detenerse, y precaver….Tezuka no era de los que hacían algo indebido pero dadas las últimas circunstancias y su ya conocida ‘reveladora faceta’ al tener sexo le hacían dudar un poco de lo que podría estar pasando por la mente planeante del otro. La segunda opción era seguirle el juego y además incitarle a improvisar en lo que podría ser una interesante experiencia…elecciones opuestas, pero ambas llevaban a la conclusión de: “el típico desenlace tras una reconciliación, versión Tezuka Kunimitsu”
Su propia risa fue bruscamente cortada al sentir como su hinchado glande era humedecido por un líquido caliente, entrando y saliendo con velocidad de una cavidad cuyo tacto bien conocía. –mmm- suspiraba calladamente, sintiendo su rostro sonrojar y su cuerpo temblar, inconscientemente sus caderas se movían al ritmo de las lamidas del mayor, percibiendo su ardiente aliento chocar en suspiros. El líquido pre-seminal comenzaba a desbordar. Sus párpados usualmente juntos, parecían soldados para contener las lágrimas de placer que empezaban a acumularse y a escocer, su sentido agudo de la audición y la momentánea detenida de los chupetones, le avisaron de algún movimiento de Tezuka; al abrir los ojos, ya desorbitada su visión, pudo muy vagamente discernir la silueta del tenista castaño frente a él y sintiendo sus amplias manos sostenerlo por las caderas fue movido con fuerza de su sitio contra la pared.
Parpadeó sorprendido y vislumbró un cuento de terror: estaba un metro fuera de la casa de los Tezuka, pisando el tapete de entrada, con la cremallera abajo, una prominente erección interrumpida…y un Kunimitsu riendo, relamiendo con burla el suave sabor salado que restaba sobre sus labios.
-El que ríe al último, ríe mejor- sentenció con gracia, una gracia que Fuji bien conocía. Cerró la puerta.
-¡TEZUKA!- gruñó como animal, sintiendo la vergüenza, el vaporón ¡y el dolor en su entre pierna!
Tras la puerta el aludido contenía su risa, debatiendo consigo mismo por la intensión de la mala acción antes realizada ¿venganza? ¿rendir cuentas? Ni una ni otra…simplemente, quería probar cómo le caía a Fuji, un poco de su propia medicina.
Se decidió a reir, escuchando tras la puerta las quejas y maldiciones del otro.