La hora del almuerzo transcurría, el genio de Seigaku llevaba aproximadamente 20 minutos tratando de probar el mismo rollo de wasabi sushi que tenia a la mano, sencillamente no podía centrarse en comer mientras Kunimitsu estaba hambriento y ocupado, encerrado en un cuarto alejado del contacto humano. Dejó el rol de arroz en la caja y la tapó, se levantó de la banca y se dirigió hacia Ooishi que estaba sentado al lado de los vestidores.
-Voy a subir a ver a Tezuka, me preocupa que no coma- le dijo.
-Buena idea Fuji, llévale su almuerzo- se levantó, se dirigió a la mesa y le entregó un bento con caja igual a la suya, enredados florales azules en los bordes. –Se lo daré- lo tomó de sus manos. –Yo mismo pensaba ir a entregársela hace rato pero él personalmente me pidió que no lo molestara- comentó afligido –Por favor Fuji, has que coma- posó su mano en el hombro del mencionado, con una mirada suplicante. –No te preocupes Ooishi, me encargaré de eso- le sonrió tranquilizadoramente, le devolvió el gesto.
Con ambas cajas caminó hasta la entrada, dejando el peso en un solo brazo para tocar la puerta con la otra –Soy Fuji- se anunció. Hubo silencio durante unos segundos, se escuchó a través de la puerta como se doblaban y transportaban unos papeles que silbaban con el aire –Está abierta- respondió. Syuusuke giró la perilla e ingresó a la habitación, como era de esperarse todos los escritorios estaban vacios, excepto los dos más próximos al escritorio del docente donde Tezuka estaba sentado. –Te traje el almuerzo, lamento la tardanza- hizo a un lado algunos papeles dispersados al borde de la mesa y colocó el bento sellado del otro, se sentó en el segundo escritorio adelante del principal –Gracias- respondió sin prestar mayor atención a la caja, con el ceño fruncido dirigido a un panfleto en su mano. –Deberías comer, es tarde- le dijo con voz clara, sin intenciones de evitar interrumpirlo en su deber, le importaba más que comiera. –Ya comeré, no me falta mucho para terminar de ordenar esto- le dijo sin mirarlo, arqueando las cejas y tachando el documento en su mano con un bolígrafo. –Ya terminarás eso después, come- contestó Fuji claramente, en tono casi pretérito. -..esto no va- susurró Tezuka depositando la hoja en la mesa. Syuusuke abrió los ojos con el entrecejo fruncido –Tezuka- llamó marcadamente, el aludido giró los ojos por sobre los cristales de los lentes, cuando se supo observado el joven genio le dijo firmemente –Come-.
Kunimitsu afiló la mirada, pero no dijo nada, escribió rápidamente en una libreta y se sentó a la silla, posando su mirada de Fuji a la caja de almuerzo se dio cuenta que eran iguales. Ciertas sospechas afloraron. Para cerciorarse decidió abrir la caja. El dueño de los ojos azules observaba la actitud cauta de su compañero, molestándole un poco Ni que estuviera envenenada reprochó mentalmente. Con un suspiro el joven de lentes susurró -…Como pensaba- el otro lo miró curioso.
-¿Qué ocurre Tezuka, por que no comes?- preguntó precavido.
-Esta caja de bento es igual a la tuya. Wasabi sushi ¿me equivoco?- inquirió señalando progresivamente su caja y la suya.
El cabellos castaños abrió sorprendido los ojos, verificando que los contenidos eran iguales, pequeño detalle: a Tezuka no le gusta el wasabi ni nada que tenga que ver con agrio y picante. –Déjame traerte otra, no tardo- cerró los ojos formando un rostro apenado, con una mano recta frente a su cara a modo de disculpa. –Así podré terminar de almorzar contigo- sonrió, liberando tenciones, el otro esbozó una media sonrisa suavizando su mirada.
Bajó corriendo por las escaleras y pasillos, recriminándose a sí mismo el no haber notado ese detalle Pensé que solo era decorativo recordando ocasiones en las que había comido el almuerzo con Kikumaru, con cajas iguales y diferente contenido Bueno, con Eiji nada es igual a lo común suspiró. Llegó rápidamente donde Ooishi que estaba cerrando su bento vacio –Ooishi, ¿quedan más bentos?- preguntó casi sin aliento de la carrera, comer y después alterarse no era recomendable para nadie. Ooishi lo miró extrañado, respondiéndole de igual manera –Aquí no queda ninguno, ve a ver si hay en la cafetería ¿Por qué?- preguntó. –Es para Tezuka- respondió sólo eso antes de seguir corriendo.
Corriendo a lo que daban sus piernas cruzó todo el campus escolar, le daba igual si lo miraban con extrañeza o lo señalaran. Subió y bajó velozmente las escaleras y al fin llegó a la cafetería, quedaban muy pocas personas, entre ellas Ryuuzaki-sensei quien terminaba de comer.
-Ryuuzaki-sensei…¿quedan más bentos?- Sumire lo miró sorprendida –Si, quedan algunos en la cocina- respondió tranquilamente -¿Por qué la urgencia Fuji?- preguntó. –Tezuka no ha comido aun- contestó recuperando el aliento. La señora se inmutó –Entonces apresúrate a llevarle un bento Fuji- señaló la cocina. –Gracias Ryuuzaki-sensei- dijo antes de echar a correr de nuevo.
La sensei le hizo señas al cocinero para que dejara entrar a su alumno, una vez dentro, apreció con horror pilas y pilas de bentos adornados con enredados florales azules en los bordes, una gotosa bajó por su cabeza Nadie comparte mis gustos se lamentó. Ingresó al área su entrenadora
-¿Alguno te sirve?- preguntó
-No Ryuuzaki-sensei, a Tezuka no le gusta el wasabi sushi- respondió con pena.
-Y no es el único…casi todos dejaron sus bentos de wasabi, tuvieron que comer en la cafetería directamente- suspiró con desgano.
-¿Y ya no quedan más almuerzos?- cuestionó sabiendo la respuesta.
-No, se los comieron todos- dijo.
Syuusuke suspiró….los miembros del equipo de tennis eran todos unos hambrientos trogloditas. Encabezados de seguro por Momoshiro Takeshi.
-Igualmente gracias por su ayuda Ryuuzaki-sensei- hizo una reverencia antes de irse. Ya saliendo por la puerta escuchó –Fuji, asegúrate de que coma cualquier otra cosa, pero que coma- asintió el joven, tomó aliento y regresó corriendo el camino que había hecho hasta allí.