Jarioso es una palabra que significa: "calenturiento"/ "urgido" / "deseoso de acción" / "apasionado" / "chico fácil". Pero aquí en México así se le dice en algunos lados.
--Adiós Sakuraba, nos vemos mañana temprano.
--Adiós Takami.
El rubio recogió sus cosas y fue a la sala de entrenamiento donde se encontraba su koi, el famoso, poderoso, sexy y único: Shin Seijuurou. Llevaba una semana entrenando, una semana en que no se habían besado siquiera, y mucho menos algo más. Lamentablemente, el receptor ya estaba demasiado acostumbrado a las cuatro rondas diarias y el llevar siete días de abstinencia era algo muy malo.
--¡Shin! Ya todos se fueron... Estamos solos en este lado del Instituto...--Dijo frente a Shin que ejercitaba sus brazos y piernas-Quisiera que pasemos tiempo juntos...
Para cualquiera, esa era una insinuación en toda la regla y se habría contestado con un rápido beso y una excelente manoseada... Lamentablemente, Shin no era cualquiera y él estaba entrenando.
--Debo entrenar más, aún soy una persona débil...
<<Rayos, Shin... ¿Por qué me lo haces tan difícil? No sé cómo es que estoy contigo>>--Pensó el rubio.
¿Qué debía hacer? La primera opción era resignarse e irse de ahí. Pero llevaba una semana en compañía de "Manuela" y francamente no era lo mismo.
Recogió sus cosas y salió. Ni siquiera se molestó en darle un beso. Caminó por la calle, siendo reconocido por las colegialas que todavía se encontraban ahí.
<<Aún me queda la esperanza de que en éstos días él por su cuenta me tome por detrás en las duchas o algún salón y...>>--Comenzaba a excitarse con sus pensamientos y eso no era bueno.
Tan distraído estaba que no se percató de la construcción por donde iba y cuando pestañeó, un trozo de madera cayó a escasos milímetros de él.
--¡AH!-Se alejó hacia atrás, agradeciendo que no le pegara.
--¡¿Estás bien?!-Gritó alguien desde el andamio.
--¡S-si!
Respiraba agitado por el susto. Casi lo mata un objeto inanimado. El trozo de madera era de aproximadamente 1 metro de largo y 20 centímetros de ancho.
--¡Lo siento! Es que hubo un problema y la madera fue mal colocada... ¿Sakuraba? ¿Qué haces aquí?
--¿Eh? ¿Musashi-san? Yo pasaba y entonces...
--Ya veo, lo siento mucho. Ven por favor.
Lo llevó a una pequeña oficina y ahí le ofreció agua.
--Creí que moriría en ese instante.
--Es bastante peligroso trabajar por estos rumbos, los escolares no tienen cuidado y los espacios reducidos son comunes, así que es común ver que lluevan cosas.
Ambos sonrieron. El rubio hasta olvidó la excitación con el susto.
--¿Pasa algo?
--¿Eh? No, sólo estoy conmocionado por lo que pasó.
--Perdóname, en serio... Y ¿A dónde vas? Por la hora que es, deberían estar entrenando ¿O no?
--Terminamos antes para llegar mañana a primera hora. ¿Y ustedes? ¿Por qué estás aquí?
--Tuve la tarde libre y vine a supervisar las obras de la constructora.
--Es raro escuchar eso con un capitán como Hiruma...
--Está ocupado en muchas cosas fuera de la ciudad, así que nos dejó descansar esta tarde...
--Pareces molesto.
--Sé que no debería decirlo, pero tiene una semana que no nos vemos a solas y sinceramente, ya estoy en mi límite.
El número 18 de Oujou sonrió. Estaban en la misma situación... Pero ¡Un segundo! Musashi era seme y él era uke... Ambos estaban necesitados de atención y... Nadie estaba mirando y nadie sabría lo que podría suceder.
--¿Sabes? A mí me pasa lo mismo... Shin está entrenando demasiado y no me ha puesto la atención debida. Una semana de no hacerlo y mi cuerpo reclama su atención-Le lanzó una mirada que el moreno supo interpretar.
--Creo que pondré seguro a la puerta.
Aseguró la entrada y regresó a la mesa donde se encontraba subido el rubio, se quitó la banda de la cabeza y comenzó a besar de manera eufórica al otro que le respondió igual.
--Esto está muy mal...
--Por eso será más divertido-Respondió el rubio.
Comenzaron a frotarse mientras se besaban y se quitaban la ropa mutuamente.
Sakuraba se quedó sólo con su saco de uniforme [Que me encanta] y Musashi se quedó con el pantalón.
El moreno disfrutó del dulce cuello, propiedad de Shin, aunque sin dejar marcas porque si no sería peligroso, y después jugo con los rosados pezones y el lindo abdomen del receptor en lo que el otro gemía y apretaba sus cabellos para que llegara más abajo.
Esa boca hacía maravillas... No era la de Shin pero tenía una semejanza increíble. Ahora podía notar por qué Hiruma era tan posesivo en algunas cosas. Ese hombre era todo un premio.
Una lengua experta jugueteó su miembro y comenzó a recorrerlo. Unos dedos llegaron a su boca y la ocuparon por unos momentos para lubricarse.
--Mmm... Mu-mufafi... No... Me... Me vengo... Aahh... Siii...
La sensación de las lamidas en su miembro y esos excitantes dedos no retrasaron en nada su orgasmo. Se liberó de manera copiosa en la boca del moreno y se dejó caer sobre el escritorio.
--¿Es todo? Creí que tendrías más resistencia.
Era pura provocación, pero aún con eso, el rubio no dejaba de chupar sus dedos como si se tratara del pene del otro.
--No tienes idea de cuánto puedo aguantar con el estímulo adecuado...
Se levantó y buscó el cierre del pantalón para bajarlo y liberar un erecto miembro deseoso de atención.
Comenzó a lamer la punta y acariciaba los genitales. Musashi no pudo evitar el disfrutar esa boca que estaba haciendo maravillas... Sin duda, no tenía la misma habilidad de Hiruma pero poseía un estilo excelente. No tardaría en correrse de seguir así.
Nada más podía observar cómo su miembro desaparecía en esa cavidad tan húmeda.
--Dioses... Detente o yo... Aaaahhhh...
No pudo controlarse y dejó salir su semilla que el rubio recibió gustoso.
--La abstinencia es dañina...
Sakuraba compartió en un largo beso la semilla del moreno y guió los dedos húmedos a su propia entrada. Entraron de manera lenta, ya que a pesar del uso continuo, su cuerpo parecía ser nuevo.
--En verdad estás necesitado... Un dedo y estás demasiado duro...
--Me ponen caliente los lugares pequeños y los hombres bien dotados...
El kicker ya no aguantó más, le dio la vuelta para dejarlo recargado en el escritorio y sacó sus dedos para introducir algo más. Algo en la espalda baja del receptor lo excitó más.
Entró despacio, jugando un poco la punta y luego metió todo.
--¡AAAAHHHH! Siii... Esto es...
--Tu interior está delicioso...
Comenzó a moverse, mientras sostenía las esbeltas caderas del rubio y tomaba impulso para intentar atravesarlo.
Sakuraba sentía ese miembro dentro de sí y creyó que lo partiría en dos, aunque solamente estimulaba de manera furtiva su próstata.
--Aaaaahhhhh... Si... Sigue... Más... Quiero más... Párteme...
Cada palabra era acompañada de una embestida y una caricia poderosa sobre su miembro que estaba muy dispuesto a la acción.
Sus movimientos estaban sincronizados de manera asombrosa y las manos del de Oujou estaban incrustadas sobre la mesa, apretaba tan fuerte que con unos impulsos más, la rompería.
Musashi disfrutaba de ese estrecho y cálido interior. Sakuraba era una pieza muy valiosa sin duda, ahora sabía por qué el linebacker era tan serio con ese punto.
No pudieron continuar más tiempo porque el nivel de excitación sobrepasaba a los dos. El rubio quería terminar en la mano del moreno y éste deseaba liberar su semilla en el interior del receptor.
Uno era bueno en dar y el otro en recibir. [No tiene nada que ver, pero lo quise poner de todos modos]
--Dámelo todo... Musashi-san... Tócame... Si... Así...
--Si lo quieres, es tuyo...
El roce de su próstata era maravilloso. No podía ni pensar. Su miembro apresado se encontraba en la gloria.
El moreno embistió un par de veces más y dejó salir su semilla que llenó a Sakuraba.
El rubio terminó entre espasmos, dejando caer su cuerpo sobre la mesa y permitiendo que Musashi sostuviera sus caderas.
Jadeaban desesperados intentando que el aire circulara por sus pulmones. Eso había sido intenso.
El de Deimon sacó su miembro y dejó que el semen escurriera por los muslos del otro. Su mano estaba sucia con la esencia de su compañero pero no le importó.
--Ya necesitaba esto...
--Te apoyo...
--Las piernas me tiemblan demasiado... Eres un semental...
--Tú no te quedas en mala imagen... Mueves de manera experta esas caderas...
Si algún día sus novios se enteraban, estarían en problemas. Ambos eran de cuidado.
--Oye, eso que está en tu trasero me incomodó un poco...
--¿Eh? ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?
--El que tengas tatuada la frase "Propiedad de Shin Seijuurou" en la parte baja de la espalda, es algo que incomodaría a cualquiera.
--Es cierto-Dijo sonriendo el rubio-Pero es algo que hice por culpa de Takami. Cuando me hice novio de Shin, él nos vio haciendo esto en las duchas y como pacto convenció a Shin de que guardaría el secreto si yo me tatuaba esta frase en un lugar excitante... Y como podrás notar, a Shin le encanta mi trasero y me hizo ponerlo ahí.
--Tendré que convencer a Hiruma de hacerse uno-Dijo Musashi sonriendo.
--Fue un gusto conocerte... Si tan sólo lo imaginas enfrente de él, es capaz de asesinarte.
--Encontraría la forma de convencerlo. Bueno, creo que debo vestirme.
--¿Tan pronto?
--¿Acaso soportarías más?
--No hay nadie que me espere en casa, mis padres están en Inglaterra y no vendrán hasta dentro de tres semanas, además, no tendré atención de mi novio.
--Debo revisar la obra y es hora de despedirlos a todos.
--Ve y sácalos, yo estaré esperando aquí mientras me masturbo pensando en lo sexy que me veo con el tatuaje de mi trasero...
Para ese momento, ya estaba sentado en el escritorio. Abrió las piernas y comenzó a acariciarse a sí mismo, siendo observado por el moreno que comenzaba a excitarse.
--Regreso en unos minutos.
Fue, despidió a todos y regresó para encontrar gimiendo al rubio cuando jugaba con su entrada y le mostraba todo.
Esa puerta permaneció cerrada por el resto de la tarde. Ambos sintieron el relax de todo y acordaron en callarse para el bien de todos. Sakuraba regresó a casa y siguió con sus actividades; aunque una semana después Shin lo intentó buscar pero un proyecto de clase se lo impidió, y a pesar de sentirse frustrado por el desperdicio ya que una invitación del linebacker significaba un día entero de sexo salvaje que ambos disfrutaban, se conformó con recordar la agradable experiencia.
Musashi estuvo feliz por tres días, porque luego Hiruma llegó y tuvo que sacrificarse y hacer feliz al rubio. No lo lamentaba pero cada vez que el demonio le tocaba en algún lugar donde lo había hecho Sakuraba, los recuerdos le llenaban la mente.
Ambos estaban con sus parejas y eran felices con lo que tenían, pero ninguno se negaría cuando en el campo recordaran, y quisieran repetir, el maravilloso encuentro.
FIN