Seco…no tiene sabor. Por qué cuando lloramos todo se siente tan áspero? Tal vez porque nuestros líquidos se van a los ojos dejándonos sin saliva, nublando toda nuestra visión, y sembrando esa sensación de soledad; ese dolor punzante en el pecho…ese dolor que ni con tu mejor sonrisa puedes quitar y aunque lo ocultes, y los demás para tu alivio no se percaten de el, sigue allí…molestando…doliendo.
Es tanto que no dudas en soltar unas sutiles lágrimas. Solo pequeñas y pocas, para que los demás no te vean y te pregunten que te sucede. No quieres preocuparlos, sabes que no tiene importancia para ellos a pesar de ser tus amigos, y por que la tendría…si ni siquiera entenderían el problema.
Te disculpas para retirarte a un lugar solitario, donde nadie sepa que allí estas tú…donde, por muy masoquista que suene, puedas disfrutar tu sufrimiento tranquilo, sin abrazos, ni besos, ni palabras tratando de consolarte. Solo tú y el dolor compartiendo un buen rato, donde las palabras no existen, y las emociones se transmiten por la mirada, por los ojos llenos de lágrimas que caen inquietas por tu fino rostro.
Te tomas las rodillas, arrullándote a ti mismo, ya que después de un tiempo sientes que necesitas apoyarte en alguien, sentir que alguien te consuele, te comprenda, al menos un poco…pero estas solo. Tu mismo te has alejado, y ahora temes volver pensando el as reacciones de los demás, de cómo te van a mirar cuando noten tu mirada perdida, tus ojos hinchados y rojos, a lo cual existe una explicación posible…que lloraste. Lloraste mucho cuando te retiraste.
Aún con esa duda en tu cabeza, comienzas a relajarte, enfocándote en el que dirán si te ven en ese estado. Luego de que lo meditas y estás más calmado decides regresar a donde estabas para no levantar sospechas, pero siempre hay alguien que te conoce más que el resto, y se acerca a ti a paso firme pero tranquilo.
- estas bien? – pregunta esa persona, y tu quedas en shock pensando y preguntándote cómo te ha descubierto tan rápido.
Comienzas a titubear, tus labios tiritan y tu voz se empieza a quebrar. Un nudo se forma en tu garganta que no te deja respirar, tampoco hablar claramente, pero con un esfuerzo sobrenatural logras parecer normal ante la mirada incierta de tu amigo, ya que a él lo puedes llamar así, porque te conoce de una manera que asusta, pero que raramente llega a ser fascinante. Le dices que estas bien, que solo es un malestar, pero no se convence y te pide que le cuentes, que puedes confiar en el. Después de mucho insistirte accedes, pero le pides que sea en un lugar privado, porque te sientes muy ajeno y que no puedes expresarte bien. Luego de que encuentran un buen lugar para charlar, comienzas a contarle la situación y decirle hasta los más íntimos detalles de tu estado. El solo escucha, emitiendo monosílabos entre frases, moviéndose de un lado a otro como si quisiera levantarse y correr para no seguir escuchando, pero sabes que en el fondo te presta toda la atención. El es así.
Continúas hasta decirle todo lo ocurrido. El trata de consolarte con palabras, promesas y otras cursilerías. Te quedas más calmado; sientes que te sacó un gran peso de encima. Lo abrazas con fuerza para no sentirte tan solo como lo estabas antes.
- ya va a pasar…- te dice acariciando tus cabellos.
Duele…duele mucho…esa sensación en el pecho que no puedes alejar. Te haces el fuerte y te prohíbes llorar frente a alguien, y le das las gracias a tu amigo por reconfortarte. Llegas al salón donde se lleva a cabo la fiesta y tratas de despejar tu mente con la música y la bebida. Después de un rato ya te has recuperado, te sientes más activo y prefieres disfrutar de la fiesta, y así lo haces…te lanzas a bailar hasta que te duelan los pies; beber lo que puedes hasta que sientes que se te saldrá el licor por las narices. Estas pasándola de lujo, cuando te percatas de que ese dolor volvió…esa punzada en el pecho está comenzando a hacer acto de presencia.
Te preguntas que ocurre, mientras te vas alejando nuevamente de la multitud hacia un rincón solitario y oscuro, donde nadie pueda encontrarte. Miras hacia todos lados buscando la causa de tu malestar, y lo ves…parado frente a ti, con esa mirada que derrite a cualquiera.
- por qué a mi…?- te preguntas impactado, ya que pensaste que estabas bien escondido.
- yo…- comienza a hablar. Guardas silencio para escuchar con claridad sus palabras- cuando te vi salir de esa forma no sabía que era por celos. La verdad fui un tonto, y perdí a la persona que más quería.
- y quién es esa persona?- le sigues la charla, tratando de afirmar tu voz, pero mientras más lo ves, es más difícil mantenerte firme.
- al principio creía que era ella. Me sentía pleno y satisfecho. Pero cuando me enteré de que gustabas de mi, algo en mi interior salto de felicidad, como si fueran las mejores palabras que me han dicho.
- que cosas dices…? Tu sabes que…tu sabes que yo no quiero ser solo un capricho…
- yo tampoco…
- eh…?
- que no quiero estar con nadie más que contigo. Quiero que pasemos nuestros días y noches juntos, hasta que nos veamos en el otro lado y volvamos a reunirnos.
- yo…
- te amo…
- …
- te amo como jamás he amado a alguien, y se que fui un tonto al no darme cuanta antes de lo que sentía y hacerte sufrir de esta forma. Pero quiero que sepas que este idiota no se retracta de sus palabras y de sus sentimientos hacia ti…todo lo contrario. Me siento orgulloso de ser un tonto enamorado.
Te quedas sin palabras. Es tanta la felicidad que lloras, lloras más que antes. Esas lagrimas son nuevas, que marcan una nueva etapa en tu vida y sonríes…como nunca antes lo habías hecho. Ese dolor que llevabas cargando por tanto tiempo por fin se ha ido, con solo sus palabras, en solo unos instantes. Piensas que estas soñando, ya que es demasiado bueno para ser real, que tu mente te esta jugando una mala pasada y te estas volviendo cada vez más loco, pero descartas esa idea al sentir esos firmes y suaves brazos atraerte hacia su cuerpo…ese cuerpo que te entrega un cariño y seguridad infinitas. Sonríes al sentirlo cerca de ti…ya nunca más estarás solo…
Ves como comienza a acercar su rostro, y tu copias su acción, dejando tus labios entreabiertos para que luego se besen como nunca antes lo habían hecho, como si no hubiera un después…
- te amo… Shima…
- y yo a ti… Aoi…
Se fundieron en un abrazo que, para una eternidad, era muy poco.
FIN
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español