Era un soleado día entre primavera y verano, las flores coloridas y bonitas podían apreciarse e su esplendor y los niños jugaban a la pelota con diversión entre ellos, era un día realmente…
-¡Es terrible, terrible!-este grito plagado de desesperación ahuyentó a las pobres avecillas que anteriormente piaban sin preocupación-¡Este acto es inhumano, mira como sangra! ¿ven porque prefiero no salir? ¡¿Lo ven?!-el chico que gritaba de esta manera fue callado por un golpe justo sobre su cabeza-¡Au! ¡Mello!-exclamo adolorido cubriéndose la arte afectada con ambas manos y viendo lloroso al chico que lo provocó.
-ya cálmate Matt, estas exagerando demasiado-espeto con una venita sobresaliendo en su cien y aun con el puño cerca de la cabeza del pelirrojo.
-pero… esta sangrando-lloriqueó-¡Eres un insensible por no preocuparte!-inculpo apuntándolo con su dedo índice y mirada incriminatorias. Fue asi que el rubio le dio otro golpe en el mismo lugar, presa de lo entupida que le parecía la forma de actuar de su amigo.
-Matt… ¡Near solo se raspo el dedo, maldición!-vocifero señalando al alvino sentado con una rodilla al pecho y mano extendida, en sonde se podía ver que el dedo que siempre utilizaba para jugar con su cabello tenia un pequeño tono rojizo, pero que en menos de una semana estaría completamente curado y sin rastros de haber existido en la pálida piel del niño.
-Mello tiene razón, Matt no tiene por que actuar de esta manera-emitió el alvino sin mostrar expresó alguna.
-pueden decir lo que quieran, pero una herida es una herida sin importar la magnitud, voy por la enfermera-y sin dar tiempo a objeciones se fue corriendo al interior de edificio. De verdad, el pelirrojo Video Gamer se comportaba como una madre sobre protectora con los que consideraba importantes en su vida.
El rubio suspiro exasperado y volvió a mirar a Near, quien mantenía la vista fija en su pequeña lastimadura. Mello sabia que no era común para el ojinegro el lastimarse, ya que siempre tenia extremo cuidado con sus actos y no habían muchos momentos de “riesgo” en su rutina, sin embargo, de vez en cuando, lograba convencerlo de salir al patio a jugar con el y Matt.
Suerte que el oji azul últimamente era mas precavido, todo a causa de haberse amigado con Near y preocuparse ya sin tanto lío mental de la seguridad del menor. Del bolsillo de su pantalón negro saco una curita blanca y sin que el pálido chico lo previera acerco la blanca mano para cubrir el índice con la curita una vez quitados los papelitos que protegían los adhesivos, y mas por puro impulso de su interior dio un pequeño beso a la zona lastimada ahora cubierta.
Near se sonrojo levemente, Mello había descubierto que pequeñeces como esa lograban aflorar al exterior las emociones de su reciente amigo y eso siempre le otorgaba una gran e inexplicable dicha que esperaba nunca perder, el rubio sonrió sinceramente, cosa que hizo el color de las mejillas del alvino aumentar un poco de tono.
Mello estaba contento de haber intentado llevarse mejor y haber triunfado, si, seguiría peleando para ser L, pero ahora todo era mas sano.
Y claro, ver a Near mas expresivo cada día con esas pequeñas acciones de su parte no tenia precio.
Para cuando Matt volvió con la joven mujer vestida de blanco, Mello ya había retomado la difícil actividad de enseñarle a Near como patear la pelota sin caerse en el proceso.