-otro día, misma rutina- se decía a si mismo un apuesto joven de cabello color rojo que terminaba en puntas, con unos hermosos ojos verde agua y con dos extrañas marcas de bajo de aquellos ojos cuyo nombre correspondía a Axel.
El sol comenzaba a alumbrar a toda la ciudad, las personas comenzaban a levantarse para dirigirse a su trabajo, preparar el desayuno a excepción de los jóvenes ya que habían iniciado las vacaciones y no tenían motivo alguno para levantarse, pero el joven Axel no era poseedor de aquel lujo, pero ¿Por qué?, ¿Por qué tenia que levantarse temprano?, ¿Por qué siempre se quejaba en las mañanas?, ¿Por qué siempre la misma rutina?
La respuesta era simple….
El joven Axel no era nada más y nada menos que el rey gobernante de aquella ciudad.
Se tenia que levantar temprano para ponerse al tanto de las noticias de su reino, de lo que había pasado el día anterior y de lo que tenia que hacer ese día.
Siempre la misma rutina…..
Levantarse, escuchar las noticias, resolver problemas, hacer una que otra cosa y de vez en cuando ir a eventos o fiestas de su pueblo o de otros reinos y siempre tenia tiempo de sobra que utilizaba para leer libros o pasearse por todo su reino.
Cualquier joven deseaba ser gobernante y tener todo lo que quisiera y hacer lo que quisiera pero el sabia que un gran poder siempre llega con una gran responsabilidad, pero en fin, no le quedaba de otra y tenia que hacer lo mismo todos los días.
Apenas era medio día y el ya había terminado todo lo que le correspondía hacer.
-la misma y aburrida rutina de siempre- se decía así mismo mientras ponía una cara de fastidio y caminaba por un gran pasillo rodeado de hermosos cuadros, grandes floreros con flores recién cortadas en la mañana y adornos muy costosos.
-bien creo que saldré un rato, como todos los días, saludare a las personas como todos los días, jugare un rato con los pequeños como todos los días, platicare con las personas mayores como todos los días, comprare un helado de sal marina como todos los días acompañado de mi consejero y como todos los días me quejare por la misma rutina de siempre.
El joven Axel salio de su gran castillo, saludo a varias personas de la ciudad de la ciudad, jugo con algunos pequeños y platico con varias personas mayores, se dirigió hacia una tienda de helados pero estando a escasos centímetro algo le llamo la atención, en esa tienda de todos los días se encontraba un joven de menor edad que el, con cabello rubio y unos ojos azules tan brillantes y hermosos que al mirarlos te perdías en ellos pero aquellos hermosos ojos parecían tristes y con la mirada hacia abajo se dio media vuelta, provocando que chocara con Axel.
-vaya, lo siento mucho-decía el joven sin mirar con quien había chocado y se fue corriendo mientras Axel observaba como aquel rubio se perdía entre la multitud.
-que agradable sorpresa tenerlo por aquí príncipe Axel - decía el dueño de aquella tienda con un tono de alegría – ¿va a querer lo de siempre?
-¿quien era el?- decía Axel algo interesado por el chico.
-¿el?, ah, ¿el joven que estaba hace rato?, se llama Roxas, es un joven que lleva casi una semana viviendo por la ciudad, es una persona muy amable y muy buena, pero me da pena el no poder ayudarle-decía el dueño mientras buscaba la paleta de sal marina
-¿ayudarle?- Pronuncio aun mas interesado pero sin mostrar dicho interés.
-si, el tiene una hermana, su nombre es Namine y esta enferma, nunca he visto a sus padres y el nunca los menciona por lo que supongo que viven solos, ellos dos viven en una pequeña casa y el me había comentado que desde que llegaron ha buscado trabajo para poder pagar el medicamento de su hermana, pero por el momento no necesito ayuda- una pequeña sonrisa se mostró en el rostro de Axel mientras el vendedor le ofrecía aquella paleta de sal marina.
-nnn… ¿y sabe donde vive?
-claro, vive en una pequeña casa fuera de la ciudad, antes de llegar al bosque.
-Bien, gracias-Decía Axel dando media vuelta y caminando en dirección a su castillo.
-Solo espero y encuentre un trabajo muy pronto- una pequeña sonrisa se mostró en el rostro de Axel al escuchar esas palabras por parte del dueño.
-Zexion- pronuncio el príncipe sin parar de caminar.
-se le ofrece algo joven Axel?- pronuncio un joven que se encontraba caminando atrás de el con una gabardina negra, de cabello gris que le cubría su ojo derecho y que en la mano llevaba un libro el cual estaba leyendo.
-Viste lo que hizo ese tal Roxas?- decía Axel con una voz maliciosa y volteando a ver a esa persona que lo acompañaba cada vez que salía a la ciudad.
-Claro que lo vi, que desea que haga?- preguntando su acompañante cerrando el libro esperando la orden que le tenia preparado.
-ya sabes donde vive, arréstalo y mañana a primera hora quiero verlo en mi castillo- pronuncio Axel con una sonrisa maliciosa.
-Deacuerdo, pero que pasara con…-
-Quiero que la lleven a mi castillo y que la atienda el mejor medico de la ciudad pero no quiero que su hermano lo sepa, será mas divertido así- pronuncio Axel dando media vuelta y siguiendo su camino hacia su castillo.
-como usted ordene joven Axel
Axel siguió caminando por un rato, después se detuvo y una sonrisa se mostró en su rostro.
-Al parecer se termino la misma rutina de todos los días.