Aquel rubio que se sentaba en el tercer asiento del bus cada día, mirando hacia afuera, como si este no fuera su mundo, como si algo mejor hubiera allá afuera, a veces lo veía con una sonrisa en el rostro, aunque con muy poca frecuencia, pero ya bastantes veces lo había visto llorar, lo cual escondía poniéndose unos lentes oscuros o fingiendo que la luz del sol le molestaba; a veces se dormía y luego despertaba cuando ya habíamos llegado a la estación final, corría con sus cosas tratando de llegar a tiempo a clases, yo? Solo lo observaba, Aquel chico... Que ya hace dos años había cautivado mi completa atención, lo conocía bastante bien, sabía que solo vivía con su madre porque siempre que al bus pasaba por fuera de su casa salía con ella y luego ella subía a un automóvil estacionado afuera, jamás hubo otra persona; cada vez que subía al bus un hombre con su pequeño hijo lo miraba con desprecio, como queriendo que desaparecieran... Sabía que tenía una voz asombrosa, ya que a veces subía tarareando algo, lo que luego se convertía en una sencilla canción cantada por una gran voz; sabía que odiaba estar con demasiada gente, ya que a veces subía con sus amigos y mientras ellos hablaban y bromeaba, el solo se mantenía callado e indiferente a ellos.
Sabía que odiaba su vida…
Porque lo había escuchado una y otra vez maldecirse a sí mismo y a todo lo que lo rodeaba, le había escuchado decir casi en susurro que algún día terminaría con su vida. Aquel chico al que no podía dejar de mirar cada día que pasaba, el que nunca siquiera volteaba hacia atrás… Solía dibujarlo seguido, dibujar para mi era solo un pasatiempo de que ya había perdido interés hasta verlo por primera vez.
Y era lunes, esperaba a la siguiente parada donde él subiría; ahí estaba, caminaba hacia los asientos vacíos, ya había pasado la primera fila, sacó algo de su bolso, ya había pasado la tercera fila, no se sentaría donde siempre, llegó hasta la última fila y se sentó a mi lado…
- Mis llaves.. Donde están?.. – dijo para sí mismo –
Miré hacia abajo tratando de parecer desinteresado, entonces ví sus llaves, las cogí rápidamente
- ehh.. Disculpa, creo que este es tuyo
- ah? Gracias – tomó las llaves – tu dibujaste eso? Si no te molesta que pregunte…
Lo había olvidado, tenía mi cuaderno aún abierto, pero solo tenía el dibujo de un paisaje de un lago, los que estaban en las páginas anteriores, eran sus retratos.
- … si…
- Dibujas muy bien…
- Gracias…
- Me gustaría dibujar así.. ehh.. Lo siento, te estoy molestando…
- No, no te preocupes, no me molestas
Como iba a molestarme?, la persona la persona a la que había estado observando hace unos años y que nunca había notado mi presencia ahora estaba sentado a mi lado y hablándome… Aún así no podía cambiar la actitud de seriedad que llevaba siempre, incluso con el. Hice unas líneas y luego saqué el papel haciendo notorio mi disgusto por esto, odiaba todos los dibujos que hacía y no fueran suyos, normalmente esos los guardaba para tirarlos o se me quedaban en el bus, lo que ocurría frecuentemente.
- vas a tirarlo?
- Si, eso creo… - dije sin interés en aquel dibujo –
- Puedo quedármelo?... – Digo, sería un desperdicio tirar un dibujo así - dijo con una sonrisa en su rostro –
El… Quería mi dibujo? Aún arrugado?...
Sentí una extraña felicidad en ese momento. Seguía esperando una respuesta, asentí, el alegremente tomó el papel, lo abrió otra vez y, luego de mirarlo por unos segundos, lo guardó en su bolso. Cerré mi cuaderno rápidamente antes que notara los demás dibujos y fuera mi fin. Se acercaba la estación donde yo bajaba, ordené un poco mis cosas en mi bolso.
- aquí me bajo, adiós
- adios, y gracias por el dibujo - sonrió –
Bajé del bus con una sonrisa en el rostro. Al día siguiente me sorprendió verlo otra vez sentarse a mi lado siendo que éramos los únicos en el bus… Pero no me molestaba para nada. Cada día encontraba alguna manera de entablar una conversación. Y yo siempre terminaba cediendo ante tu amabilidad; siempre que dibujaba algo terminaba en tus manos, llegué a dibujar cada día algo diferente solo para ver su sonrisa al escuchar que era para él… Así los días pasaron, recuerdo el día en que me invitó a su casa, dijo que su madre no estaría y que estaba muy ansioso porque yo fuera; al fin entré a esa casa que ya había visto por fuera hace mucho, dentro habían muchos cuadros de él y su madre, sentí una agradable alegría al ver tales escenas inmortalizadas en fotografías. Subió por una angosta escalera e hizo una seña para que le siguiera.
- Shinji-san, quiero mostrarte algo… Prometes que no te enojas?
Le miré sorprendido - … oke…
Entonces abrió la puerta de su habitación, me sorprendió lo que ví al entrar, en la pared estaban todos los dibujos que le había regalado pero… No eran los únicos… También estaban todos lo que alguna vez había dejado olvidados en el bus, entre ellos uno de los primeros dibujos que hice de él; no pude evitar ponerme algo nervioso… Sabría acaso que todo este tiempo yo estuve…
- yo… Siempre te veía dibujando… Y luego que bajabas del bus veía si es que habías olvidado alguno de ellos, un dia encontré ese… - apuntó a su retrato - … Me gustó mucho – sonrió –
- d-de verdad? – medio sonreí –
- si… De verdad; bueno, tu… Te interesaste por mi? – dijo algo… Sonrojado?
Me acerqué a el – ahora tu debes prometer que no te enojarás, oke?
… oke – sonrió algo confundido –
Tomé mi bolso y saqué un cuaderno, luego se lo dí para que lo viera
- que?.. Y esto? – tomó el cuaderno aún confundido –
- solo ábrelo…
Abrió el cuaderno y comenzó a hojearlo, viendo cada uno de los dibujos que había hecho de él – esto es.. Increíble…
- te gustan?
- … Me encantan – sonrió sin dejar de mirar los dibujos –
- Me alegra oír eso… - entonces no pude controlarme a mi mismo, tomé delicadamente su mentón con mi mano y dirigí su mirada hacia mi, volvió a sonrojarse – quizás esto ya es bastante obvio pero… Necesito decírtelo…
- A-a que te refieres? – me miraba inocentemente –
- … A que me gustas… Perdóname, pero es así.. Me gustas – me acerqué más a el hasta unir nuestros labios en un tímido beso, no esperé que correspondiera, sin embargo, lo hizo.. Aún sin separarme de él tomé el cuaderno y lo dejé sobre una mesa, tomé una de sus manos entre las mías y me separé suavemente –
- Shinji-san… También me gusta mucho – cerró sus ojos avergonzado –
Sonreí y deposité un pequeño beso en sus labios – lindo… - volvió a mirarme – bueno.. Creo que notaste mi interés por ti estos últimos dos años, no?
- yo también tuve mucho interés por ti… Siempre que subía al bus te veía, ni siquiera me atrevía a voltear por miedo a que me vieras sonrojado, la verdad es que comencé a ilusionarme cuando descubrí que me dibujabas… Supongo que parezco un idiota en este momento, sonrojado otra vez
- no… Te ves hermoso sonrojado; y es muy lindo lo que dijiste.. Aunque ese dibujo lo hice hace más de un año.. Entonces tu…
Me sonrió tiernamente – espere todo este tiempo para atreverme a hacer esto – se acercó para besarme mientras me abrazaba levemente del cuello, correspondí abrazándole de la cintura –
- me gustas mucho – le susurré al oído, el volvió a sonreírme y besó mi mejilla…
Entonces llegamos a aquella parada de autobuses, aquel chico rubio subió sentándose en la tercera fila de asientos… Prometo no volver a quedarme dormido tanto tiempo en el bus.. Pensando en el otra vez… Vuelvo a tomar mi cuaderno de dibujo, luego de hacer unas líneas le miro para comenzar a dibujarlo; el está ahí sonriéndome por un momento, luego se voltea otra vez.
Una sonrisa es todo lo que deseaba de aquel rubio…