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Competencia de verano por Yunalesca

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Notas del capitulo:

 

Disclaimer: por ahora, KH Reborn es propiedad de Akira Amano

Pairing: principalmente 1859 HibaGoku, RebornxLambo, puede que otros más adelante (podéis hacerme sugerencias)

Notas: Y aquí está el número dos. Es una especie de capi introductorio para presentar la situación en la que van a estar los niños a partir de ahora.

Gracias por los ánimos que me habéis dado con el capi anterior ^^

 

Tratos y reencuentros

 

-Me niego- fue la rotunda y previsible respuesta de Hibari.

Tsuna se limitó a dejar escapar el aire con pesadez, y no tenía muy claro si era un suspiro de resignación o de puro alivio.

-No pasa nada. Reborn ha dicho que debemos ser pares, así que eso lo soluciona- le quitó importancia el castaño. Si bien era innegable que la cercanía de Hibari siempre le producía una sensación de reconfortante seguridad, también era cierto que le aterraba en la misma medida.

-También dije que tenían que participar todos los guardianes, estúpido Tsuna- puntualizó su tutor, aprovechando la ocasión para patear su trasero sin miramientos por el simple hecho de no prestarle suficiente atención.

-Vamos Hibari, lo pasaremos bien todos juntos- intentó convencerle Yamamoto.

Tsuna emitió un sonido agudo mientras se llevaba las manos a la cabeza. ¿Cómo se le ocurría utilizar semejante argumentación? ¿Acaso Yamamoto quería morir joven? Dio un bote involuntario cuando el líder del comité ladeó la cabeza, afilando todavía más la mirada, y no se atrevió a respirar nuevamente hasta que se convenció de que no iba a haber represalias por esas palabras.

Hibari se acomodó en la butaca, recostando tranquilamente la espalda contra el respaldo y mirando a la manada de herbívoros como si se hubieran vuelto completamente locos. El estúpido Vongola acababa de proponerle que participara junto a ellos en una competición de verano organizada por las más importantes ramas de la mafia. El bebé, por su parte, había asegurado que era la manera perfecta para reforzar los vínculos familiares y mejorar su poder. ¿Qué clase de estúpidas excusas para amontonarse eran esas? Evidentemente no necesitaba a una ridícula panda de debiluchos para volverse más fuerte, y esperaba por su propio bien que a ninguno de ellos le hubiera pasado por la cabeza que tenía interés en formar lazos de alguna clase con nadie.

-Suficiente- decidió Hibari, poniéndose en pie y apoyando las manos sobre la mesa del escritorio. Hora de sacar la basura de allí, decidió.

-Supongo que no me dejas otra opción- se resignó Reborn, acomodándose el sombrero y avanzando ligeramente.

Por un instante, Tsuna tuvo la aterradora impresión de que su tutor iba a disparar a Hibari, y lo que pudiera pasar después de eso era algo que, definitivamente, no deseaba presenciar. Estaba dispuesto a coger la mano de Yamamoto y huir de allí sin mirar atrás: que se matasen los monstruos entre ellos. Pero en lugar de sacar su arma, Reborn se limitó a saltar a la mesa para poder mirar cara a cara al líder del comité disciplinario.

-Si participas en la competición, cuando finalice te concederé cualquier cosa que desees- ofreció con una sonrisa que dejaba muy claro cuán seguro estaba de su victoria.

Tsuna le miró con la boca abierta. Maldito Reborn y sus chantajes malintencionados. A él había conseguido convencerle de participar asegurándole que si ganaban, le concedería una semana entera de tranquilidad, sin entrenamientos espartanos ni nada que tuviera que ver con la mafia. Y parecía que estaba dispuesto a utilizar el mismo truco sucio con Hibari.

El moreno miró a su interlocutor con renovado interés, obviando el molesto hecho de que los pequeños zapatos estaban sobre su escritorio.

-¿Incluso pelear contra mí?- inquirió, simplemente para asegurarse. Se sintió infinitamente complacido cuando el bebé asintió con convicción- Bien, cuéntame más de este tonto juego- pidió.

Reborn sonrió. Él siempre tenía bajo la manga el as necesario para cada situación. Ganar aquella competición era esencial para la moral de Tsuna, así que si a cambio tenía que dar una paliza a Hibari cuando la competición terminara, estaba dispuesto a hacerlo. Se sentó sobre la mesa y comenzó a explicar en qué consistía el juego por tercera vez aquel día.

-La competencia de verano es uno de los actos más esperados por todas las familias mafiosas. Se celebra cada cinco años y establece cual es el grupo más fuerte dentro del gremio- hizo una pausa mientras Hibari volvía a tomar asiento-. Durante cinco días, los diferentes grupos compiten entre ellos sin descanso. Las pruebas concretas cambian en cada edición, pero el funcionamiento general siempre es el mismo: los grupos se dividen en parejas distribuidas en el terreno y deben cumplir una serie de objetivos. El primer equipo que los consiga todos se proclama vencedor y obtiene el título del grupo mafioso más fuerte.

Hibari torció el gesto, aparentemente descontento con algo de lo que el bebé había dicho.

-¿Por qué parejas?- inquirió.

-Es la tradición- argumentó. Si se hubiera tratado de Tsuna no hubiera dicho nada más, pero no estaba del todo seguro de que Hibari se contentara simplemente con eso-. Además, se trata de decidir el grupo más fuerte, así que se les obliga a dividir su fuerza y al mismo tiempo a cooperar, todo ello de manera aleatoria para asegurar que son capaces de enfrentar cualquier situación.

-Entiendo- concedió el moreno. No le gustaba la mecánica del juego pero comprendía que se trataba de alguna de esas ridículas ideas de comprobar como de bien se avenían los miembros de una manada.

Reborn jugueteó con León entre sus manos, haciéndole pasar de animal a pistola una y otra vez. Sabía que Hibari estaba dudando. Quizás pedirle trabajar en equipo era demasiado para él, pero sería de una utilidad innegable para la familia si demostraba que podía hacerlo.

-Si participas y mantienes a salvo a tu compañero hasta el final, lucharé contigo hasta que estés satisfecho- insistió.

-Tsk- protestó Hibari-. Trato hecho- accedió a regañadientes- ¿Cuándo empezamos?- quiso saber.

-Esta noche será la primera reunión. Puede que el torneo empiece hoy mismo o puede que sea dentro de unos días, eso lo anunciará el jurado junto con las normas. Estad preparados para lo que sea- advirtió el pequeño tutor.

-¿¡Esta misma noche?!- se alarmó Tsuna-. No me habías dicho que era YA- protestó, poniendo énfasis exagerado en la última palabra-. No estoy preparado- se lamentó.

Reborn decidió que era un buen momento para otra sesión de violencia gratuita con su alumno.

-¿Esa es la actitud de un líder? Debes dar seguridad tus subordinados- aleccionó acompañando las instrucciones de una dolorosa torsión de brazo-. Además, deberías estar agradecido de que en honor al décimo Vongola, este año se realice la competición en Japón- recuperó inmediatamente su tono amable cuando se encaró de nuevo al líder del comité disciplinario, que observaba la ruidosa escena con creciente disgusto-. Nos vemos esta noche en el parque oeste de Namimori, Hibari. A las diez en punto- indicó antes de salir.

OooOoOoOoOoOo

Tsuna se estaba poniendo los zapatos sin demasiado entusiasmo. No podía salir nada bueno de aquella competencia que desde su principio estaba marcada por chantajes y mentiras. Reborn había engatusado y coaccionado a la mitad de sus guardianes para que participaran, y para terminar de arreglar la situación, había hecho que Shamal hiciera un informe falso diciendo que él y sus amigos tenían una fuerte gripe y no podrían asistir a clase por unos días. A su madre le había dicho que se iban unos días de acampada para no sabía que estudio de ciencias naturales.

-¿Y si al final no empezamos hoy mismo?- protestó Tsuna a su tutor, que se limitaba a sacar brillo a su pistola con una tranquilidad que le sacaba de quicio.

-Entonces lo tenemos todo a punto para poder realizar un maravilloso entrenamiento intensivo- le quitó importancia con una sonrisa retorcida.

El chico dejó caer la cabeza con pesadez. Eso sería todavía peor, pensó mientras sentía que el alma se le escapaba por la boca.

-Tsuna, Lambo-san está preparado para su semana de comer dulces hasta que reviente- anunció la vaca, haciendo su aparición con una enorme mochila cargada a la espalda.

-¿Qué le has dicho a Lambo?- cuestionó Tsuna, pero Reborn se limitó a ignorarle y colocarse el sombrero.

-Parece que ya estamos listos para partir- observó su tutor.

-¿¡Por qué diablos siempre tienes que pegarte a mí por el camino?!- protestó alguien al otro lado de la puerta.

Tsuna suspiró resignado y se unió a Gokudera y a Yamamoto, quien en estos momentos reía despreocupadamente. El peliplateado todavía estaba refunfuñando cuando los últimos miembros del equipo hicieron su aparición.

-¡Juntaremos nuestras fuerzas al extremo!- fue el ruidoso saludo de Ryohei.

-Lo haré lo mejor que pueda jefe- prometió la dulce vocecita de Chrome.

-¿A Chrome también la has metido en esto?- se escandalizó Tsuna.

-Por supuesto que no. Kokuyo iba a participar en la competición por su cuenta, así que sólo he tenido que mover los hilos para que tu guardián de la nube se pase a nuestro bando- corrigió.

-Así que también le has hecho chantaje- acusó a su tutor.

-Le he prometido que podrá visitar a Mukuro en prisión cuando esto termine- explicó, mientras hacía el símbolo de la victoria con los dedos orgulloso de su habilidad para manipularlos a todos-. Mukuro estará contento de poder tomar parte en la competición, así que en caso de que despierte se unirá a nosotros. Posiblemente....

-Tus palabras no me tranquilizan- lloriqueó Tsuna.

-Bien, puesto que estamos todos, es hora de ponerse en marcha- anunció el arcobaleno.

Gokudera reprimió un suspiro al tiempo que encendía un nuevo cigarro.

-Así que él no viene- murmuró para sí mismo, sin poder ocultar del todo su alivio.

-Por supuesto que sí- corrigió Reborn-. Nuestra nube ya debe estar esperándonos en el parque- sonrió con malicia cuando el peliplateado saltó al sentirse descubierto- ¿Decepcionado?- inquirió.

-Por... por supuesto. Espero que al menos esta vez no se quede también con la parte guay, ese debería ser el derecho de la mano derecha del Décimo- mintió frunciendo el ceño.

Reborn ladeó una sonrisa mientras empezaba a caminar hacia el parque. En las competencias de verano siempre pasaban cosas interesantes. Con un poco de suerte, ese año tampoco sería la excepción. Saltó sobre el hombro de Tsuna y le obligó a llevarle a cuestas.

Tardaron poco más de veinte minutos en llegar al punto de reunión. El parque oeste de Namimori era uno de los más grandes de la ciudad. Rodeado por una reja de metal y una espesa hilera de árboles, tenía una única entrada que se cerraba cada día cuando empezaba a ocultarse el sol, lo que lo convertía en el emplazamiento perfecto para alojar un considerable número de gente y al mismo tiempo mantener alejadas miradas indeseadas. Algunos de los participantes ya debían haber llegado, porque el pesado candado estaba partido en dos y la puerta abierta de par en par.

-¡Voooi! Así que toda la escoria se está reuniendo para que pueda aplastarlos de una sola vez- anunció una voz cargada de entusiasmo.

Las miradas del grupo se dirigieron a lo alto de la verja, donde un joven de largos cabellos blancos les observaba aparentemente divertido. Squalo levantó su espada a modo de saludo.

-Kishishishi, será un placer torturaros de nuevo- colaboró Belphegor, acomodándose su inseparable corona.

De todo el grupo, Tsuna pareció el único preocupado por su presencia allí. Gokudera se limitó a mascullar algo entre dientes, Yamamoto devolvió el saludo con su despreocupación habitual y el resto pareció indiferente ante el hecho.

-Reborn, ¿Por qué está Varia aquí?- se alarmó Tsuna.

La primera respuesta que recibió fue un golpe en la cabeza por parte del bebé que todavía permanecía sentado en su hombro.

-Escucha cuando te hablan. Te he dicho que este torneo es único y decide quién es el grupo más fuerte dentro de la mafia. Por su puesto, todo el mundo quiere participar y obtener ese honor, así que están todos aquí, los que conoces y los que no.

-Squalo-senpai, el idiota del jefe está de un humor terrible- anunció alguien al otro lado del enrejado-. Dice que puesto que no hemos traído su trono, debo llevarte allí para que tenga un lugar cómodo sobre el que sentarse- añadió, enfilándose de un salto sobre la valla.

Una enorme vena palpitante apareció en la frente del espadachín, quien masculló algo acerca de patear el real trasero y desapareció con sus compañeros.

-¿Por qué está Fran aquí?- inquirió Tsuna, un poco más desesperado.

-¿Quién sabe?- fue la esquiva respuesta de Reborn-. Deberíamos entrar, dentro de unos minutos serán las diez.

El grupo traspasó finalmente la puerta y quedó sorprendido por la imagen que ofrecía el interior del parque. Había montones de gente amenazadora, agrupados por todas partes en pequeños corrillos. Hasta donde les alcanzaba la vista debía haber por lo menos un centenar de personas.

-Debe estar de un humor espléndido... ¿No crees, Gokudera-kun?- ironizó el arcobaleno.

-Hah, ¿por qué me preguntas a mí?- protestó el peliplateado.

Reborn volvió a sonreír con infinita satisfacción. El hecho de que ni siquiera le preguntase de quien hablaba le dejaba muy claro que algo había pasado entre Hibari y él.

-Porque como guardián de la tormenta y futura mano derecha del Décimo, es tu tarea englobar y coordinar a todos los otros guardianes. Deberías ir a buscarle- sugirió, disfrutando con todo aquello.

-Tsk- refunfuñó Gokudera. No le apetecía en absoluto encontrarse a solas con Hibari, pero no podía defraudar la confianza de Reborn en su capacidad para ser la mano derecha del Décimo. Se metió las manos en los bolsillos y jugueteó con el cigarrillo entre los dientes-. Está bien- accedió.

-No va a ser necesario- indicó la voz de Hibari. Se dejó caer al suelo desde la rama del árbol en la que se encontraba y miró a la multitud a su alrededor con visible enfado. Si se percató de que Gokudera había dado un par de involuntarios pasos atrás, no dio señales de ello-. Más te vale cumplir tu palabra, bebé- advirtió, sin poder ocultar su desagrado.

-Tú cumple tu parte del trato y yo cumpliré la mía- prometió Reborn de manera solemne.

-Tsuna, Kyouya, me alegro de veros- Dino hizo su aparición con Romario pegado a sus talones y su habitual sonrisa amigable en los labios- Pero...- su expresión se tornó en una mueca seria y llena de confianza-, aunque seáis vosotros no pienso contenerme- advirtió, mostrando su látigo de manera amenazadora.

-¿Dino también?- lloriqueó Tsuna llevándose las manos a la cabeza.

-Puede que no todos los herbívoros aquí reunidos sean tan debiluchos al fin y al cabo- murmuró Hibari, cambiando por fin su mueca de hastío por una de leve interés. Si entre aquella multitud había más gente del nivel de Dino quizás no hubiera sido tan mala idea aceptar participar en aquel estúpido juego.

-Sawada-dono, demos lo mejor- propuso alguien a su derecha.

Tsuna se giró lentamente sólo para encontrarse con lo que ya esperaba. Basil le sonreía animadamente al lado de su padre.

-Tsu-kun, papá intentará matarte si es necesario, pero ten presente que será con mucho amor- aseguró Iemitsu.

-Así que él completará el grupo de asesores externos...- comentó Reborn al ver las dos pequeñas figuras tras el padre de su alumno- por eso brillaba mi pacificador- comprendió al fin.

-Kora, no podía dejar pasar una oportunidad como esta, Reborn. Esta vez te demostraré de lo que estoy hecho- anunció Colonnello.

-Hm, estaré esperando para ver cómo te retiras llorando- punzó Reborn.

Un sonido estridente, como el de un altavoz mal conectado, llenó por completo el lugar, interrumpiendo el previsible intercambio de golpes entre los dos arcobalenos.

-Se ruega a todos los participantes que se reúnan con sus respetivos grupos. En unos minutos se anunciarán las reglas de la vigésimo tercera edición de La Competencia de Verano- dijo una voz de mujer.

El parque se convirtió en un hervidero en plena ebullición. Algunos miembros pasaban por su lado como una sombra tan veloz que era imposible identificar, en una ostentosa demostración de habilidad. Otros, como Dino, avanzaban con calma hasta su familia y les dirigían palabras de ánimo. Sólo el grupo del Décimo Vongola se quedó inmóvil en su lugar, mientras su líder se esforzaba por contener el llanto.

-Reborn, esto está lleno de gente peligrosa- se lamentó Tsuna-. Lo único que vamos a sacar de aquí van a ser heridas y golpes, nos has metido en un torneo que no podemos ganar- auguró de manera funesta.

-No digas tonterías Tsuna, tu equipo es el más fuerte- le tranquilizó-. A fin de cuentas, te dije que los equipos debían tener un número par de miembros, así que esta vez puedes contar con el hitman más fuerte de todos- aseguró, al tiempo que amartillaba su arma.

-¿Eh, estás vez vas a luchas junto a nosotros?- se sorprendió el castaño. Casi se dejó caer al suelo de puro alivio cuando Reborn asintió con la cabeza.

-Por eso te he dicho que no podemos perder- sentenció con arrogancia, arrancando una sonrisa a todos los miembros de su equipo.

Los altavoces invisibles volvieron a emitir su señal de aviso y el parque entero enmudeció, expectante.

-Bienvenidos a esta nueva edición de la Competencia de Verano. Como dicta la tradición, Cervello se encargará de supervisar el torneo y ejercer de juez- anunció la voz de mujer. Casi al acto se elevó una plataforma circular en el centro del parque, que se detuvo cuando estuvo por encima de sus cabezas. Una veintena de mujeres, todas ellas idénticas y vestidas de igual modo, se encontraban en formación sobre el estrado- Las reglas como siempre son simples. Cada pareja tendrá un objetivo que cumplir durante los cinco días que dura la competición. Para conseguirlo, podéis torturar, asesinar y extorsionar de la manera que consideréis oportuna. El primer grupo que complete todos sus objetivos será declarado vencedor. Como cada año, no es posible que las parejas se ayuden entre ellos de manera intencionada, pero si casualmente os encontráis en el mismo cuadrante de terreno podéis ofrecer a vuestros compañeros una ayuda puntual. Cervello emitirá una señal de aviso si considera que se trata de una ayuda no reglamentaria- la mujer que se encontraba en el centro de la plataforma hizo una pausa para mirar a la concurrencia y asegurarse de que entendían el reglamento-. Como hay nuevos participantes, recordaré que una vez se inicia el torneo nadie puede entrar o salir del terreno de juego, sin importar la gravedad de las heridas sufridas, hasta que complete su objetivo- una serie de murmullos se alzaron entre la muchedumbre, y la mujer esperó pacientemente a que estos se apagasen- La competición dará inicio mañana a las ocho de la mañana. Cada una de las parejas recibirá instrucciones para llegar al lugar donde se celebra el torneo a cinco de esta madrugada y deberá presentarse en el escenario de juego antes de la hora límite. No está permitido llegar a la competición en grupo y aquellas parejas que lleguen tarde serán directamente descalificadas- explicó.

-Hm, seguro que nos han preparado algo para el camino- observó Reborn-. La cosa se pondrá peligrosa incluso antes de empezar- añadió con una mueca de expectación.

Tsuna sintió un escalofrío, y se preguntó porque tanta gente sonreía satisfecha y aparentemente excitada con esas normas tan peligrosas.

-A continuación mis compañeras se reunirán con cada uno de los grupos participantes y se procederá al sorteo aleatorio de las parejas- finalizó la mujer, tras lo cual todo el resto de miembros de Cervello desapareció en un parpadeó de la plataforma central, distribuyéndose de manera coordinada entre los presentes.

Tsuna aguardó con creciente ansiedad a que llegase su turno de emparejamientos. Mientras escuchaba las normas había pensado que la cosa no podía ir peor, pero cuando había mirado a sus amigos y había tratado de imaginarlos cooperando de dos en dos había tenido la desagradable sensación de que lo peor estaba aún por llegar. Sintió como se le encogía el estómago de puros nervios cuando una de aquellas mujeres caminó con paso decidido hasta ellos y les mostró una especie de ruleta extraña.

-Por favor, turno de hacer su tirada- anunció Cervello-. Si tienen un coordinador entre los distintos guardianes de su líder, que dé un paso al frente.

-Ese eres tú, Gokudera- dijo Reborn, empujando ligeramente al guardián de la tormenta.

-¿Yo?- inquirió sorprendido. Él nunca se había encargado de coordinar nada. Le vinieron a la cabeza las palabras que Yamamoto le dirigió en el futuro durante su primera pelea contra Gamma.

-¿Qué crees que significa ser la mano derecha del jefe?- preguntó el bebé- Significa descargar al jefe de sus responsabilidades. Esta vez te encargarás tú del azar.

Gokudera dio un paso al frente, sintiendo el cuerpo agarrotado. Agradecía infinitamente la confianza que Reborn estaba depositando en él durante este torneo, pero él no tenía precisamente muy buena suerte. Más bien parecía que todo siempre le pasaba a él. Tragó saliva y, cerrando los ojos, hizo girar aquella ruleta que no entendía muy bien cómo funcionaba, sintiendo como el corazón le palpitaba con violencia en el pecho.

Sabía que normalmente en aquella situación estaría deseando que le tocase ser la pareja de Tsuna, pero lo único que podía hacer en ese instante era rogarle a cualquier dios que, sin importar quien fuera su compañero, no le tocase pasar esos cinco días junto a Hibari.

 

Notas finales:

Gracias por leer ^^

 

 


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