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¡Otra vez tú! por Amathiel

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Notas del capitulo:

Disfrútenlo espero que les guste ^^.

Santi se levantó de su asiento sin sentirse aludido por esos ojos verdes casi salvajes que lo estaban destrozando sin decir palabras, le sonrió como siempre lo hacía  con esa sonrisa de medio lado, ladeo la cabeza acariciando su cabello ondeado mientras se acercaba y se ponía a su costado, no podía dejar de sentirse hechizado por esa centellante mirada, le gustaba sacarle de las casillas y cuando miró el cuaderno en blanco que el moreno trató de ocultar con sus brazos supo que tendría una oportunidad,  se lo arrebató y soltando una carcajada que hizo que Reinaldo se le erizaran los cabellos le dijo – eres un completo idiota, que estabas haciendo mientras el profesor explicaba la clase – retrocedió y tomando algo de su asiento lo tiró sobre la carpeta del muchacho, este bajó la cabeza y vio el bloc de notas, el pelirrojo siguió diciendo – después me lo devuelves- aún seguía riendo cuando salió del salón acompañado con las de siempre, el moreno le siguió con la mirada hasta perderlo de vista, bajó la mirada hasta tener el bloc en la mira - ¡¡Maldito tarado!! – tan ofuscado estaba que no se dio cuenta que su cuaderno había desaparecido.

Al día siguiente Reinaldo llegó a la universidad con paso apresurado, había salido tarde de su trabajo y no había cenado, sacó el celular del bolsillo de su pantalón y observó la hora, notó aliviado que le quedaba un poco de tiempo para comprar algo, el trabajar y estudiar le estaba consumiendo pero eso no le importaba, ya sólo le faltaban tres años para acabar la carrera y entonces sería libre de su trabajo esclavizador. Entró a la cafetería con paso apurado pero  para su mala suerte tuvo que encontrarse con… – ¡maldita sea, otra vez él y sus polillas! – trató de irse pero el sonido de sus tripas se opusieron, Santi y su metro ochenta parecía uno de eso galanes de moda, esas tipas amaban la luz que irradiaba, su cabello castaño casi rojizo y ligeramente ondeado le daba un aspecto rebelde, siempre vestía con ropa de moda y conducía un cuatro por cuatro polarizado que era su envidia, se miró en el espejo del local y vio a un joven de cabello negro y ojos intensos de color verde, era demasiado delgado e insignificante, su ropa era un desastre, jamás alguna de esas chicas revolotearían a su alrededor, miró hacia el pelirrojo y observó a las mismas arrastradas de siempre que lo monopolizaban con sus risas tontas y coqueteándole para que pagara sus cuentas de consumo – Es un idiota- pensó –  por qué les hacía caso y eso qué le importaba, por qué estaba tan molesto - se puso rojo del fastidio,  pidió al despensero que le diera una taza de café con un sándwich de pollo, estaba buscando el condenado bolsillero cuando un brazo se cruzó por su delante para luego escuchar la voz grave de Santi decir- no te preocupes lo pago yo- giró el rostro y vio esa estúpida sonrisa de lado adornando su rostro, confuso escuchó a las polillas cuchichear riendo estúpidamente mientras lo veían, levantó la vista y emanando una furia contenida le gritó – ¡no, gracias!, ¡es que acaso me estas tomando por esas tontas! – y las recorrió con la mirada mientras las señalaba con el pulgar –  ¡es mi cuenta y puedo pagarla!.

Santi dejó de sonreír y lo miró de manera dura y seria, levantó la mano y el muchacho pensando que lo golpearía se encogió y esperó decidido sin dejarle de mirar con rabia.

 – No  te enojes que te arrugas – sintió que un dedo le apuntaba en medio de las cejas, ante el inesperado acto, Reinaldo se relajó – así te vez mejor – agregó el pelirrojo mientras se alejaba con su harem dejándole frío de la impresión.

Su cabello azabache estaba mojado, había tardado en el baño mirando su reflejo descompuesto, sus ojos color jade brillaban ansiosos por lo que había pasado en la cafetería, tenía ganas de irse a su casa, se sentía un idiota, no debió decir esas cosas delante de todos, que pensarían ahora, se puso lívido cuando miró la hora, corrió presuroso al salón de clase, parecía que todos los asientos estaban ocupados cuando escuchó una voz llamarle – ¡¡ehhh Rey!!, te guardé sitio – Santi tenía de nuevo esa sonrisa estúpida, levantando la mochila hizo señas indicándole el asiento vacío, Reinaldo estaba por responder con una grosería cuando el profesor ingresó, cerró los puños, le miró con ojos asesinos y arrastró sus pies para sentarse a su lado, cuando pasó cerca de él le dijo en un susurro – deja de llamarme Rey – sacó el blog de apuntes de su morral y se lo devolvió con violencia sobre la carpeta - ¡gracias!

El moreno no pudo concentrarse mientras el profesor explicaba la clase con ayuda del proyector ¿es que acaso era una novedad?, sentía que tenía clavada una mirada que lo perturbaba y el aroma de su perfume le desconcertaba, olía tan delicioso que sentía hervir su sangre ¿en qué estaba pensando?, cambiaba de postura en su asiento mientras esperaba el cambio de clase cuando sintió que una mano se posaba en su pierna derecha, el muchacho miró desconcertado a todos lados para saber si alguien más lo había visto para luego mirar al idiota que estaba a su derecha, Santi parecía estar sumamente concentrado en la clase, trató de quitar la mano pero estaba fija en su pierna, de pronto notó que esta se acercaba a su…

-         ¡¡Eyy!!, grandísimo imbécil, qué te pasa.

Las luces se encendieron ante el grito del muchacho.

-        Señor Salinas, espero que pueda explicar por qué interrumpe la clase – el profesor y todos los alumnos le miraban fastidiados.

Se pellizcó la mano de  impotencia mirando de reojo al culpable

-        No… no puedo explicárselo, lamento haber interrumpido– mordió sus labios mientras bajaba la cabeza pero pudo notar que él sonreía, de seguro se estaba regodeando con la situación.

-        Veo que no está interesado en mi clase pero permita que los demás que sí están preocupados por aprobar escuchen sin interrupciones, qué más da… creo que la clase terminó, no puedo seguir después de esto – quitándole la vista se dirigió al alumnado –  para la próxima semana tendremos exposición, no quiero ningún tipo de excusas  recogeré sus trabajos sin falta y el que no presente desaprobará el semestre,  hagan parejas y tomen alguno de los temas que aparecerán en el proyector –  las luces se volvieron a apagar y los temas aparecieron en  pantalla.

-        ¡Profesor,  haré pareja con Reinaldo!

-        ¡¿Qué?!

-        Tiene alguna objeción señor Salinas – preguntó impaciente el catedrático mientras remarcaba cada palabra ofuscado por la nueva interrupción.

-        Ninguna, disculpe – respondió apenas audiblemente, quería matar a Santi.

La clase terminó y todos se levantaron para ir a la siguiente, Reinaldo había cruzado las piernas entre las carpetas impidiendo la salida de Santi esperando que el aula se vaciara, él parecía entender lo que quería así que esperó en su sitio.

-        Bien… estamos solos, qué fue eso.

-        ¿Qué cosa?

-        No te hagas el inocente conmigo.

-        Te refieres a esto – y su mano se dirigió al miembro de su compañero apretándole con delicadeza. Rey exhalo un gemido y tapando su boca apartó con violencia la mano de Santi.

-        ¡No vuelvas a hacerlo!

-        ¿Qué? ¿esto? – y acercándose más le robó su primer beso, el moreno trató de quitárselo de encima pero el más alto y mucho más fuerte le impedía apartarse, su lengua reptaba en su boca jugando con su lengua, de a pocos sus sentidos se perdían y se dejaba llevar por las sensaciones que lo consumían. Su corazón latía a mil por hora mientras la mano derecha del pelirrojo se enredaba en su cabello, sus manos estaban delante del pecho de Santi tratando de bloquearlo y  cuando una de ellas aflojó para irse a posar en el hombro del más alto este se detuvo.

Santi se apartó dejando al agitado y confuso muchacho sentado mirándole con ojos ensoñadores y anhelantes, sonrió de forma pícara mientras decía– mañana es sábado podemos encontrarnos en mi casa para hacer el trabajo – escribió en un papel y luego se lo puso delante sobre la carpeta, me voy a dormir estoy muy cansado, hoy fue un día muy emocionante.

El moreno quedó perplejo mientras lo veía  salir  del salón, cuando bajó la mirada notó el pequeño papel en donde estaba escrito una dirección y un número celular, tomó el papel y arrugándolo gritó hacía la puerta por donde había salido el endemoniado pelirrojo.

-        ¡Estás completamente loco si piensa que iré! – de pronto le vinieron a la mente las advertencias del profesor - ¡maldito bastardo! – pensó mientras guardaba la nota arrugada en el  bolsillo de su pantalón y salía del salón y se decía - ¡mañana estaremos solos! – una corriente recorrió su cuerpo y sus rodillas temblaron pensando en lo que pasaría - ¡estoy completamente perdido!

 

Notas finales:

Creo que quedó supercortito y me dan ganas de continuarlo, quedé enamorada de Reinaldo o como le llama Santi, Rey jajaja él odia que lo llamen así, creo que también lo llamaré así jajaja me gusta molestar a los ukes jojojo


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