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El beso del Vampiro por hakusan16

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Notas del capitulo:

Hola (:

Gracias a todos por los reviews que me mandaron :D

Vi por ahí que muchos no entendieron el capítulo anterior, bueno, al principio yo tampoco lo había entendido, pero luego se me despejó la mente n.nU

El capítulo anterior trató del pasado de Sasuke antes de conocer a Naruto, en dónde comenzó con la búsqueda del extravío de su hermano Itachi. Es como una intruducción antes de la verdad, osea este capítulo, aunque no es la verdad de todo, aún falta más je, je.

Bueno, lo único que me queda decir es: espero y que les guste el esperado capítulo xD

 

Capítulo 8 "Alcanzados una vez más por el pasado"

 El sol brillaba el mortecino en un cielo gris cuando desperté de una pesadilla. Miré el despertador; a pesar de todo, había dormido cinco horas. Aún así, me sentía cansado, pero no podía quedarme en la cama. El dolor de mandíbula era más agudo que nunca, pero lo peor fue ver el rastro de barro en mi cuarto. Cambié la funda de la colcha y la escondí con la ropa sucia de la noche anterior dentro del armario para que Iruka no lo encontrara y yo tuviera tiempo de lavarla. No podía dejar de pensar en lo que había pasado.

En la cocina me hice un té, y mientras esperaba a que se enfriara, recopilé todo lo que había visto por la noche y lo que había descubierto sobre Sasuke. Me costaba ordenarlo, necesitaba salir de casa. Me tomé el té de un trago, subí a mi cuarto y me vestí. Cogí las hojas y me las guardé en el bolsillo no sé bien por qué. Le escribí una nota a Iruka diciéndole que había quedado con mis amigos y salí de pinta. Desde el garage, Kakashi me gritó preguntándome adónde iba y qué demonios le había hecho en el asiento del copiloto de mi Audi. Hice como que no escuchaba y salí antes de que pudiera decirme nada más.

Como no me atrevía a subir al mirador por miedo de encontrar a Sasuke -y él era el último a quien quería ver-, vagué por las calles. No me molestaban las frías ráfagas de viento que arremolinaban las hojas de camino, rojas y doradas. Me subí el cuello de la chaqueta y hundí las manos en los bolsillos protegiéndome la cara con los hombros. De vez en cuando pasaba un coche, pero con ese tiempo, la mayoría de los habitantes de Konoha preferían quedarse en casa. Mi móvil sonó, era Sasuke, lo volví a guardar. No sé cuántas veces volvió a sonar, pero fue un alivio cuando en algún momento dejó de insistir. No quería hablar con él, no antes de tener las cosas claras. Mi razón todavía se resistía a creer que era él un vampiro. Al entrar por la calle 12 escuché un rugido familiar de una moto. Caminé más rápido, pero Sasuke me alcanzó antes de que pudiera doblar la siguiente esquina. Se paró a mi lado.

-¡Por fin te encuentro!-exclamó-. Hace más de una hora que te busco. Estaba preocupado.

-¡Déjame en paz!-respondí y seguí caminando.

-Qué...-se bajó de la moto y vino tras de mí-. ¡Dobe, espera!

Aceleré el paso, pero me alcanzó.

-¿Qué te pasa?

-Te digo que me dejes en paz-ttebayo-dije con dureza, y quise cambiarme de acera.

Sonó una bocina y los neumáticos derraparon en el asfalto. Vi la cara de susto del conductor de la furgoneta, pero Sasuke me agarró antes de que me atropellara.

-¿Estás loco?-dijo el conductor bajando del vehículo-. ¿Es que no miras por dónde vas?-parecía enojado y a la vez aliviado.

-Déjame en paz-le dije otra vez a Sasuke, soltándome de su agarre.

El conductor lo miró desconfiado.

-¿Necesitas ayuda?

-Dile a este teme que me deje en paz-dije enfadado, y me alejé.

Sasuke quiso seguirme, pero el conductor le tapó el paso.

-Ya lo has oído, amigo, déjalo en paz o llamo a la policía.

Sasuke se quedó mirándome, el hombre era alto y fuerte. Me miró y dijo:

-Naruto, ¿qué...?

-Déjame tranquilo, ¿vale?-insistí, y salí corriendo.

-Pero ¡qué te he hecho!-exclamó.

No miré atrás, seguí corriendo durante un buen rato. Como en la calle ya no me sentía seguro me metí al bosque. Sin un objetivo claro sorteé los árboles hasta que, rendido, me apoyé a uno caído.

No podía quitarme de la cabeza sus últimas palabras. No me había hecho nada, más bien al contrario: me salvó del Mangetsu; ahora acababa de evitar que me atropellaran y la noche anterior me había salvado de aquel vampiro. Nunca me había hecho nada y lo podría haber hecho. El quiso mantenerse a distancia, y no se cortó ni un pelo a la hora de hacerlo. Sólo nos dio una oportunidad cuando vio que yo no me daba por aludido. Y porque era un vampiro, no quería que le hiciera preguntas, era evidente.

Pero lo más loco de todo, era que seguía locamente enamorado de él. Quería estar a su lado, pero no sabía como. ¿Acaso tenía que aparentar que no me acordaba de nada? ¿Que no conocía su secreto? Mentirle de esa manera me parecía miserable. Era cierto que él tampoco me había contado la verdad, pero sí había que admitirlo que había cosas que no podía explicarme. Por otro lado, tampoco podía decirle: "Por cierto, Sasuke, ya sé que eres un vampiro". Me llevé las manos a la cara y sentí mis heridas. ¿Por qué no podía enamorarme de un chico normal? Como Gaara, por ejemplo, no habría tenido problemas, pero no, tenía que enamorarme de Uchiha Sasuke.

Cuanto más lo pensaba, más convencido estaba que tenía que hablar con él. Tenía que darle una oportunidad de hablar sobre todo aquello. Sabía que no me haría nada, aunque lo afrontara con lo que sabía. Me levanté decido y tomé el camino hacia Konoha, exactamente hacia la mansión donde se encontraría seguramente Sasuke.

Me había adentrado mucho en el bosque, y aunque al principio caminaba rápidamente, cuanto más me acercaba  a la mansión, más lento caminaba. Cuando por fin salí del bosque, la vi levantarse hacia mí, se me desembocó le corazón. Tuve que obligarme a cruzar el portón; me sudaban las manos, me las sequé en el pantalón y se resistieron las heridas. De camino había pensado mil variantes de cómo se lo diría y, ahora que estaba en la puerta, no me acordaba de ninguna. Respiré hondo y llamé a la puerta. Nada. Conté lentamente hasta veinte y volví a llamar. Silencio. Hasta que no llamé por tercera vez, se escucharon pasos, y por fin Sasuke me abrió. Levantó una ceja al verme.

-¿Significa que ya no tengo que dejarte en paz?-preguntó cínico.

-Tengo que hablar contigo-dije encogiéndome de hombros y evitando su mirada-. ¿Puedo entrar?

Me miró de arriba abajo y se hizo a un lado. Me dirigí a la sala y me senté en el sofá. Sasuke vino detrás, pero se quedó un instante en la puerta y luego se sentó en el sillón, delante de mí, en vez de a mi lado como lo hacía siempre. Sin saber por qué, lo agradecí.

Se hizo un largo silencio. Aunque evitaba sus ojos, sabía perfectamente que me miraba.

-Bueno, después del numerito de esta mañana, ¿qué quieres decirme?-preguntó con voz clara y sin esconder su enfado.

Aunque hubiera preferido otro tono, lo comprendía. Inseguro de cómo iba a comenzar, me mordí los labios, estaba en blanco. Cogí las impresiones de mi bolsillo y se las di. Sorprendido, desdobló las hojas y se quedó de piedra. Su gesto fue un caleidoscopio de emociones y sentimientos: susto, dolor, enojo, pero cuando levantó el rostro, era un glacial. Se abanicó con las hojas.

-¿A qué viene esto?-me preguntó impasible.

-Me acuerdo de lo que ocurrió la pasada noche-dije después de tragar saliva.

-¿De qué hablas?-

-De que me salvaste de aquel hombre-dije intentando que no notara el temblor en mi voz.

-¿Y qué tiene que ver eso con lo de esta mañana y con esto?-preguntó levantando los folios.

-Vi cómo le mordías, bebías su sangre y después le rompías el cuello. Tus colmillos eran... demasiados largos, no son humanos.

Se levantó inquieto y se quedó de pie detrás del sillón, con sus antebrazos apoyados en el respaldo.

-No sabes lo que dices-afirmó.

-Basta de juegos, Sasuke, onegai. Tu truco de "olvida todo lo demás, no ha pasado nada fuera de lo común" no funcionó-dattebayo.

Se quedó de piedra, parecía no respirar.

-No sé a qué te refieres-dijo fríamente.

-Me refiero a que te crecen  los colmillos y que bebes su sangre. Me refiero que moriste en 1901-grité enojado.

Apretó los labios y miró los folios en su mano. Por lo visto no sabía que ese artículo estaba en Internet.

-¿Qué eres, Sasuke?

Me miró. Cada segundo se hacía eterno. Se pasó la mano por el pelo abrupto.

-Te lo repetiré, no sé qué quieres de mí.

Me cansé del juego.

-Entonces te diré yo lo que eres, ¡un vampiro!

Me pareció ver enojo en su gesto, luego su rostro se convirtió en una máscara fría y ausente, una máscara que me hizo que me aferrara más contra al respaldo del sofá.

-No sabes lo que dices-dijo.

Meneé la cabeza.

-Sí lo sé. Vi cómo bebías la sangre del aquel tipo, vi cómo lo mataste, y me acuerdo de que de alguna manera  querías que tratara de olvidar lo que había pasado.

La máscara de Sasuke se desmoronó y mostró enojo.

-Te hubiera matado.

-Era como tú-repliqué.

-No, él era un vampiro.

-Como tú-dije sonriendo, asustado-, vi tus colmillos y la sangre.

Se llevó las manos a los labios inconscientemente y la bajó cuando se dio cuenta.

-No soy ningún vampiro-me contradijo.

-Entonces, ¿qué eres-dattebayo?

Dudó un instante, inhaló lentamente el aire y volvió a pasarse la mano por el cabello, nerviosamente.

-Soy un lamia-dijo como si pronunciara las palabras contra su voluntad. Lo miré sin decirle nada y esperé-. Naruto... -apenas dijo mi nombre antes de enmudecer. Me quedé en silencio. Después de una eternidad meneó la cabeza-. No puedo decirte más-dijo frío y ausente.

-¿Por qué?

-Cuanto más sepas sobre mí más peligro corres-respondió con un gesto incómodo.

Lo miré desconcertado y resoplé con amargura.

-Ya sé que eres un vampiro, o un lamia, si es que hay alguna diferencia. Vi cómo matabas a una persona. ¿Hay algo más peligroso que estar a tu lado?

-No tienes idea.

-Pues explícamelo.

Se me acercó con tal rapidez que no tuve ni tiempo de gritar. Me apreté aún más contra el respaldo del sofá. Me puso la mano en el cuello, suavemente, pero con inconfundible agresividad. Con la otra se apoyó en el sofá y se me acercó.

-Según nuestras leyes superiores, tendría que matarte-su belleza ahora era salvaje y mortal. Sus colmillos asomaban entre sus labios, largos y afilados-. ¿Eso quieres?

Intenté tragar saliva, pero el miedo me había cerrado la garganta. Me temblaban las manos y me agarré con fuerza de los cojines. El ardor de las palmas me ayudó a tragarme el nudo de la garganta y, lentamente, cuando me permitió su  mano de mi cuello, lo miré a la cara.

Sasuke me miró fijamente, le dio un fuerte puñetazo al respaldo y resopló.

-Maldita sea, Naruto. Desde que te conozco he infringido demasiadas leyes que en toda mi vida-dijo pasándose de nuevo la mano por su cabello azabache-. He matado por ti, pero a ti... no podría hacerte nada, ni aunque mi vida dependiera de eso. Piensa lo que quieras.

-Lo sé-dije, y me miró fijamente a los ojos.

Se acercó a la ventana y miró hacia fuera. Lo observé en silencio unos minutos. Me aclaré la garganta.

-¿Qué pasa si los otros lamias se enteran de que no me has matado?

-Enviarán a alguien para que nos maten a los dos-dijo sin mirarme.

Me encogí de hombros.

-Si mi vida ya está en peligro sólo por saber qué eres, ¿no te parece justo contármelo todo?-pregunté al cabo de un rato.

Sasuke me miró por el rabillo del ojo, se apoyó en la ventana y me observó durante un tanto rato que pensaba que ya no me iba a responder.

-Tienes razón-dijo-. Si te cuelgan por matar a la liebre, tienes derecho a comértela.

Seguramente puse una cara extraña ante la comparación, porque sonrió.

-¿Por dónde quieres que empiece?

-¿Por explicarme la diferencia entre vampiros y lamias?-ahora que por fin podía hace preguntas, me sentía cohibido.

Asintió.

-La principal diferencia es que nosotros nacemos así, y ellos los creamos nosotros.

-¿De nacimiento?-pregunté desconcertado, y a Sasuke se le escapó una risa seductora.

-Los lamias nacen como si fueran humanos, pero entre los veinte y veinticinco años dejan de envejecer y sólo se alimentan de sangre.

Tragué saliva.

-¿Sangre humana?

-Sangre humana-confirmó.

-Y de animales...

-Sólo por poco tiempo-dijo negando con la cabeza-. No calma la sed, más bien al contrario. Llega un momento en que la avidez es tal, que cuando volvemos a beber de una persona, es difícil controlarse. La sed arde en las venas y sólo piensas en calmarla. Muy pocos tienen la fuerza de dejar de beber antes de que el corazón deje de palpitar y quede sangre para que la víctima sobreviva.

-Entonces ¿no matan a sus víctimas?-pregunté sorprendido.

-Claro que no, nuestras leyes lo prohíben. Si encontraran continuamente cadáveres sin sangre, llamaría demasiado la atención. Un lamia bebe cada tres o cuatro días. Cuando más lo retrase, más tendrá que beber. Los vampiros beben más a menudo, pero tampoco matan a sus víctimas.

-¿Cada cuánto bebes?

-Desde que estoy contigo, cada noche, y más de lo que necesito-dijo, y apretó los labios -. Es otra de las normas que rompo por ti.

Tuve un vago sentimiento de culpa.

-¿Has bebido a alguien que conozca?

-Contadas veces-contestó sin mirarme.

-¿De quién?-pregunté con una ligera idea.

Nombró chicas y chicos con los que había estado, uno de ellos era Hinata y Neji.

-¿Has bebido la sangre de Hinata y Neji?-pregunté incrédulo.

Se encogió de hombros.

-Dobe, no significa nada que beba de su sangre.

-Claro que sí, bebiste de mis amigos-ttebayo-me di cuenta de que me ponía celoso y preferí cambiar de tema-. ¿Por qué los vampiros tienen que beber más a menudo?

Frunció el ceño.

-Porque son más débiles. Al contrario que nosotros, no pueden exponerse a la luz del sol porque les quema. Cuando el sol está alto, están más aletargados que nosotros.

-Entonces ¿el sol también debilita a un lamia?-pregunté mirándolo asustado.

-No tanto como a un vampiro, pero sí. Si nos exponemos mucho rato tenemos que beber más. Es una de nuestras debilidades, las otras ya las conoces.

-¿Los ojos?

Asintió.

-¿Es cierto lo de las cruces, los ajos y agua bendita?

-Las cruces y agua bendita son supersticiones baratas. Sé de lamias que participaron en las cruzadas y que bendijeron sus armas con agua bendita. Mi padre tenía una cruz dorada del siglo doce en su despacho. Lo de los ajos es en parte cierto, somos animales de presa, nuestros sentidos son más agudos que el de las personas. No toleramos aroma que desprende el ajo crudo, la cebolla y ese tipo de plantas, nada más.

Parecía lógico. Lo observé en la ventana, esperando a que le hiciera más preguntas.

-Ayer por la tarde... me quisiste hacer olvidar lo que había visto. ¿Cómo lo hiciste?

Su gesto se oscureció.

-Y tendrías que haberlo olvidado. Nunca me había encontrado a alguien inmune.

-¿Nunca?-pregunté sorprendido.

-No, nunca- confirmó.

-¿Entonces?

Sasuke se encogió de hombros.

-No lo sé. ¿Casualidad? ¿Demasiada adrenalina?

-¿Manipular la conciencia de las personas a menudo?

-Cada vez que bebo. Así lo establece la ley, por lo menos cuando de humanos se trata. Si no, llamaríamos demasiada la atención. Pero tiene que haber contacto ocular; en caso contrario no funciona.

En ese momento recordé sus ojos bañados de rojo sangre, junto con extrañas marcas de color negro en forma de coma.

-¿También se lo haces a los tuyos?

-Con un lamia no funciona, ni con un vampiro poderoso. Con un creado joven no supondría gran problema-respondió con altivez.

-¿Un <<creado>>?-pregunté frunciendo el ceño.

-Un vampiro. Así los llamamos los lamias.

-¿Cómo se crean?

-No es sólo a través del mordisco, como si fuera una enfermedad, sino que es fundamentalmente una decisión consciente del lamia... o del vampiro.

-¿Me estás diciendo que un lamia puede crear a otros?

Su gesto se volvió duro.

-Sí, pero no le está permitido; se les castiga con la muerte.

Preferí no seguir en esa dirección por la forma en que me respondió.

-¿Y cómo se mata a un lamia o a un vampiro?

Sasuke levantó una ceja.

-Rompería por ti cualquier ley, Naruto, pero ésta no, por favor; no lo tomes a mal.

No parecía que fuera a ceder, así que asentí.

-¿Cómo te convertiste en lamia?-pregunté mirando las hojas en el suelo-. ¿Y qué pasó entonces?

-Exactamente lo que dice ahí. Se soltó el cable, perdí el equilibrio y me caí-dijo con aspereza.

-¿Ya lo habías leído?

-Claro-asintió.

-¿Es cierto lo del sabotaje-ttebayo?

-Nunca se demostró, pero había sospechas. Antes de la función, lo comprobábamos todo, siempre lo hacíamos. El cable no debería haberse soltado-dijo con una sonrisa triste-. Éramos famosos, dobe, las cuidades nos pagaban mucho por actuar, y la gente se peleaba  por vernos actuar. Había envidias, algunas compañías nos causaban problemas, quizá porque éramos extranjeros. Ellos también querían actuar en Suna, pero nos eligieron a nosotros-melancólico, miró por la ventana.

-¿Ya eras un lamia?-pregunté.

-No-respondió dándose la vuelta-, el accidente provocó el cambio. Menos la columna vertebral me rompí todos los huesos que me podía haber roto. Estaba muerto, pero mi cuerpo se negó a aceptarlo, aunque  todavía era demasiado joven para el cambio.

-¿Cómo fue?-me incliné hacia delante.

Soltó una amarga carcajada.

-Un infierno. Cuando llega el momento, el cuerpo te va cambiando poco a poco. Se pierde el apetito y uno se vuelve más sensible al sol.

-Pensaba que a los lamias no le afectaba-ttebayo.

-Al lamia adulto no le afecta apenas, pero poco antes y después del cambio sí somos bastante sensibles-me aclaró-. A mí me pasó todo de golpe. Mi cuerpo intentaba curarse, pero nadie debía enterarse de que había sobrevivido a una caída desde treinta metros de altura. Además, durante el cambio necesitaba beber. La habitación del hospital estaba rodeada por la prensa-se pasó la mano por el pelo-. Mi hermano se gastó una fortuna en sobornos para que la gente <<olvidara>> que había visto algo extraño.

-¿Por qué no les hizo olvidar como tú quisiste conmigo?-interrumpí-. Como también le hiciste a la directora Tsunade para que no le dijera a mi tío, ¿no? No la chantajeaste como me dijiste.

Sasuke se encogió de hombros sin mala conciencia.

-Era lo más fácil.

-No tienes escrúpulos-ttebayo-hice mi puchero.

-Si es por gente a la que quiero, no-dijo categórico, me sonrojé y traté de cambiar el tema.

-¿Hay muchos de ustedes en la cuidad?

-No, este sitio es muy pequeño-dijo, apretó los labios-. Que yo sepa, sólo hay un lamia y dos o tres vampiros, su progenie.

Tenía la sensación que me ocultaba algo.

-¿Los conoces?

-Apenas he tratado con el lamia un par de veces-dijo, y me miró de reojo-. Es el dueño de Ichiraku.

Pensé en Hinata y me levanté alarmado. Sasuke me leyó el pensamiento.

-No te preocupes, sus empleadas están bajo su protección, y es tan viejo que nadie osaría enfrentarse a él.

-Entonces ¿hay otros?

-Hay un par más de paso. La mayoría de nosotros, sea por lo que sea, no aguantan mucho en un lugar.

-¿Y a qué viniste tú, Sasuke?

Se quedó un instante en silencio.

-Vine a buscar a alguien-murmuró, y fijó la mirada en el suelo.

-¿A tu hermano?-pregunté y asintió-¿Qué le ha pasado?

Me dio la espalda y se puso tenso.

-Sólo sé que ha desaparecido sin dejar rastro-dijo cerrando los puños.

-¿No tienes ningún indicio?-me levanté y le puse la mano encima del hombro.

-Uno, y todo parece indicar que lo mataron-dio un golpe contra a pared que me hizo estremecer-. Me niego a creerlo; somos hermanos, si estuviera muerto lo sentiría. Sigue vivo-dijo mirando al vacío-. Sigue vivo-repitió desesperado.

Al parecer su hermano mayor y él llevaban una gran conexión desde chicos.

Lo abracé y el me correspondió. Estuvimos un rato así.

-¿Y ahora qué?

Tardé un instante en comprender a qué se refería. Me encogí de hombros.

-Pues nada-respondí-. No eres exactamente lo que me esperaba, pero qué le voy a hacer. Además, sabiendo lo que ya sé de ti, no corro más riesgo por seguir contigo-lo miré a los ojos-. Sasuke, nunca me has hecho ningún daño, sino todo lo contrario, me has protegido y hasta me has salvado la vida. Tú mismo me dices que infringes la ley  por mí. ¿Por qué tendría que alejarme de ti?

-Soy un lamia.

-Y yo un humano, ¿qué mas da-ttebayo?

-Bebo sangre humana.

-Pero a mí no me has tocado, ¿dónde está el problema?

-Estás loco, Uzumaki Naruto, alias el dobe, muy loco, ¿no te lo había dicho antes?

-Me han dicho cosas más bonitas-sonreí-. Por cierto, ¿cuándo bebiste de Hinata y de Neji?-le pregunté pillándolo desprevenido. Apartó la mirada-Va, no significa nada, puedes contármelo como fue.

Me miró de reojo y dio un largo suspiro.

-De Hinata bebí la noche en se le estropeó su escarabajo y la llevé a casa de Gaara, y de Neji el día de química, cuando fuiste por su coche. Si no lo hubiera hecho, no hubiera podido aguantar hasta  llegar a casa contigo al lado.

Cerré los ojos y tragué saliva.

-¿Y cómo beben los lamias?-quise saber.

Me miró sorprendido.

-Ya lo sabes...-dijo, carraspeó y se peinó el cabello con la mano-. Como en las películas.

-Muerden a sus víctimas.

Tomó aire, y después de dudar, dijo:

-Sí.

-¿En el cuello?

Resopló.

-En el cuello o en el antebrazo a la altura de la muñeca. Los lamias no hablamos sobre eso.

-Ah. G-gomen nasai-bajé la mirada arrepentido y sonrojado, qué estúpido había sido, después otra duda, me llenó de curiosidad, levanté la mirada y le dije-. Si bebiste de Hinata y de Neji, ¿por qué no les quedaron marcas?-pregunté sabiendo que me estaba pasando un poco.

Volvió a dudar antes de responderme.

-Las heridas desaparecen casi al instante cuando las lamemos.

-Vaya, me imagino que la industria farmacéutica daría un dineral por un remedio como ese-ttebayo-sonreí.

El gesto de Sasuke se tornó amargo, y enseguida quité poco a poco mi sonrisa,  mirándolo con preocupación.

-Somos extraordinarios en muchos sentidos, por eso es tan importante que nadie sepa nuestra existencia.

Sus palabras me bajaron al mundo real.

-No se lo diré a nadie, lo juro-aseguré preocupado, pensado que tal vez, pero tal vez Sasuke no confiaba en mí, inconscientemente  bajé la mirada dolido.

De repente pude sentir la mano de Sasuke tomándome la barbilla y levantándola para que mirara sus ojos negros ónice con brillos rojizos.

-Si lo dudara no te lo habría contado, dobe.

Sonreí, pero de repente el frunció el ceño.

-¿Tu madre se llamaba Uzumaki Kushina?-preguntó de repente.

Pestañeé sorprendido por el cambio brusco del tema y asentí.

-¿Por qué?

-En el desván encontré un diario suyo.

-Pero mis padres vivían en Suna-respondí extrañado.

-Ya lo sé, por eso no tiene sentido, a no ser que hubiera otra con el mismo nombre-dijo encogiéndose de hombros-. Estaba en una de las cajas de los antiguos propietarios. Con la tormenta hubo goteras y tuve que apartarlo todo. Al moverlo, la caja se volcó, y así lo encontré. ¿Quieres verlo?

Asentí, me soltó y subió la escalera. Lo seguí con la mirada un tanto confundido. ¿Cómo había llegado ahí el diario de mi madre? Me dio un bloc de tapa dura, tan grande como un libro de bolsillo. Estaba forrado con papel de seda, que el paso del tiempo había vuelto amarillento y estaba adornado con letras y dibujos japoneses, ya difuminados.  Sentado en el sofá, acaricié la tapa. El corazón me palpitaba con fuerza. ¿Averiguaría más cosas aparte de lo poco que me había contado mi tío Orochimaru? ¿Y sobre mi padre? Miré a Sasuke, estaba en el sillón y me observaba en silencio. Cuando por fin pude decidir a abrir el libro, cayó la foto de una ecografía. Me temblaron las manos al recogerla. Había una flor seca entre la tapa y la primera hoja, en la que había dibujado un cinco en caligrafía antigua algo barroca. Debajo estaba el nombre de mi madre y dos cifras: 1989 y 1990. Uno era el año de su boda y el otro el de mi nacimiento y su muerte. ¿Era su último diario? Con un nudo en la garganta comencé a hojearlo.

No escribía regularmente, entre cada entrada había varias veces uno o dos días, otras, una semana entera. La tinta estaba corrida y apenas podía leerlo. Lo intenté en vano hasta que le pedí ayuda a Sasuke. Se sentó a mi lado y le echó un vistazo.

-¿Por dónde quieres que empiece?-preguntó.

Por lo visto entendía la letra; me incliné hacia él, miré las hojas amarillentas, y meneé la cabeza.

-No sé, por donde quieras-ttebayo.

Pasó unas páginas y empezó:

"23 de febrero de 1990. Minato no se podía creer que estuviera embarazada. Dijo que era imposible. En ningún momento pensó que le había sido infiel y sólo de pensarlo me da la risa. Desde que nos casamos, sus hombres me tienen más vigilada que las joyas de la corona inglesa. Tiene miedo de que su familia sepa de mí ante de lo previsto y haga algo para separarnos.

No era imposible, tengo la prueba aquí conmigo: una ecografía, la primera. Él estaba conmigo cuando me lo hicieron. No se puede distinguir gran cosa, pero no cabe duda, estoy embarazada, y Minato es el padre. Cuando el médico señaló la pantalla y le dijo que era su hijo, se quedó de piedra. Luego me besó la mano y me dijo que era el mejor regalo que podía hacerle. Nunca había visto a Minato tan feliz como en ese momento, pero hay algo que le preocupa, lo sé. De camino a casa estuvo en silencio mirando por la ventanilla, aunque no me soltó la mano ni un instante. Cómo me gustaría saber el motivo. Le he preguntado, pero me dice que todo está bien."

"29 de febrero de 1990. Nos vamos. Me lo ha dicho Minato. Ha comprado una finca en Konoha."

Sasuke me miró como queriendo asegurarse de que esas líneas provenían de mi madre. Asentí y continuó leyendo.

"No conocía la cuidad, probablemente sea tan pequeña que nadie la conozca. No me gusta la idea, pero él insiste en nos vayamos lejos. Ya lo ha preparado todo, sólo tengo que ultimar mi equipaje, y partiremos. Hubiéramos salido de viaje durante unos meses a cualquier parte del mundo si no fuera porque teme por mi salud y la del bebé. Sólo nos acompañaron sus hombres de más confianza. Me gustaría que me dijera que le preocupa tanto."

"20 de marzo de 1990. Hasta hoy he recuperado mi diario. Estaba en la bolsa de Minato que le había dado a Jiraya. Aunque mi marido tiene avión privado, hemos cruzado medio continente en coche para no dejar rastro. Ni siquiera ha pagado con tarjeta de crédito, sólo efectivo. Me da la sensación de que se está volviendo paranoico.

Anteayer llegamos a Konoha. Estaba tan cansada que dormí casi veinticuatro horas. La casa es de ensueño, está en un claro de un pequeño bosque, un poco apartada de la calle y las afueras de la cuidad. Detrás hay un pequeño lago rodeado de arces centenarios. El agua es tan clara que se puede ver el fondo. La casa está rodeada por una veranda a la que se le  puede salir desde cualquier cuarto de la planta baja. Se parece mucho a una casa de Suna. Es amplia y luminosa y en la sala de estar hay un hogar. Minato va a montar la biblioteca y su estudio en el primer piso; dice que cuando todo esté arreglado traerá sus libros antiguos, que tanto aprecia. En la buhardilla quiere hacer un taller para mí, así podría volver a trabajar. Me entra un cosquilleo en las manos  sólo de  pensar en volver a tocar piedra y metal.

También sé qué habitación será para el bebé y cómo la voy a decorar. Jiraya me mira y sonríe. Me parece que se me nota tanto la emoción que doy risa. Él dice que más que hacer gracia, estoy encantadora. Entra un coche, tiene que ser Minato y Orochimaru. Espero que me hayan traído el helado de fresa y las olivas rellenas."

Sasuke paró de leer.

-¿Helados y olivas?-murmuró con un gesto de asco, y continuó leyendo.

Le escuchaba atentamente. ¿De qué tanto miedo tenía mi padre? Por lo que entendía, mi padre parecía haber rechazado una vida entera de estar con mi madre y la había traído aquí para esconderla y protegerla de vete a saber de quién o qué. ¿Qué tenía que ver eso con su familia? ¿Quiénes eran los hombres que los acompañaban? ¿Guardaespaldas? Tenían que tener mucho dinero si se compraban una casa y empezando de nuevo en un lugar desconocido. ¿Tenía él o su familia relaciones con la mafia? Me concentré de nuevo en lo que estaba leyendo Sasuke, que acababa de pasar una página.

"7 de abril de 1990. Jiraya ha desaparecido, desde ayer no sabemos dónde está. Han peinado el bosque y la cuidad. Minato está muy preocupado."

"9 de abril de 1990. Qué desgracia. Hoy encontraron a Jiraya. Minato no quería ni que me acercara. Dos otros guardaespaldas más se llevaron el cuerpo y lo van a enterrar. Escuché a Minato hablando con Orochimaru, creen que lo ejecutaron, que era mensaje de advertencia para Minato. Tengo miedo."

"11 de abril de 1990. Minato y Orochimaru estuvieron discutiendo por la noche. Orochimaru llegó a insultar a Minato y hasta lo amenazó. Me cuesta creerlo, tengo miedo que esto pase a mayores. Minato tiene en muy buena consideración con Orochimaru, tiene total confianza en él. Nunca antes los había visto así. Si pudiera hacer algo..."

"13 de abril de 1990. Me tiembla la mano que a duras apenas puedo escribir. Minato me ha dicho por fin lo que le preocupa, y todavía no me lo puedo creer, es horrible. Sabía que nunca debería de haberme enterado de lo que él es, sabía que casarnos también iba en contra de la ley, pero ahora, por esperar al bebé de Minato y que sea un niño... Dios mío, su padre y su tío son tres de los príncipes más poderosos y, sin embargo, tiene miedo. Me ha dicho que el único que quizá comprenda, y probablemente nos ayude, será su tío Sarutobi.

Sasuke se puso tenso y yo lo miré extrañado, pero siguió leyendo.

"Si nos ayuda, los demás príncipes nos matarán." Se puso más tenso aún. "A mí, al hombre que amo y a nuestro bebé. Dios mío, no pueden matarnos así como así, él es Namikase Minato."

Sasuke paró de leer, estaba atónito. Se me quedó mirando.

-¿Tu padre era Yondiame Namikase Minato?-balbuceó rápidamente.

-Sí, pero...-respondí confundido, y el resto de la frase se me atascó en la garganta cuando se levantó de golpe.

-¡Fuera! ¡Largo de aquí!-exclamó, y el diario de mi madre cayó al suelo.

Quise llevármelo, pero Sasuke me cogió del brazo y me sacó a rastras; no entendía nada.

Cuando llegamos al garage recuperé mi voz.

-¿Qué te pasa?-balbuceé sin entender nada y oponiendo resistencia.

Me hizo seguir caminando de un tirón casi me tira al suelo.

-¡No quiero volverte a ver!-se volvió lleno de rabia, mostrándome los dientes-¿Te queda claro?

-Demo...

-¡Nunca más! ¡Olvídate de lo nuestro! ¡Olvídate de mí!-exclamó, abrió la puerta de garage y me montó en la Blade.

De reojo, me pareció ver un coche deportivo negro, pero el motor de la Blade rugió tan fuerte a él. La rueda trasera derrapó cuando salimos a la calle. El foco cortaba la oscuridad, grité, le tiré del jersey, lo intenté todo para llamar su atención, pero no me hizo ni caso. Estaba tenso y rígido. Tenía que ver con el diario de mi madre y el nombre de mi padre, pero ¿cuál era el motivo exactamente?
Llegamos antes de lo que pensaba. Paró de un frenazo, me cogió del brazo y me bajó de la moto bruscamente que casi me caigo. Aunque no fuera capaz de interpretar su mirada, me daba escalofrío.

-No quiero volver a verte, olvídate de que nos conocemos, ¡Lo nuestro ha acabado!-exclamó. Se montó en la moto y entonces se fue.

Desconcertado y dolido, además de enojado, lo seguí con la mirada hasta que desapareció. ¿Qué había pasado? ¿Por qué se había enfadado conmigo de esa manera?  Cuando me volteé para entrar a casa, el tío Orochimaru estaba en la puerta. No sabía que iba a venir. También él había seguido a Sasuke con la mirada y después me miró a mí de arriba abajo.

-¿Qué hacías con ése?-preguntó-. ¿Se puede saber quién es?

Evité su mirada escrutadora.

-Era Sasuke,  y podría considerarlo como mi ex novio.

Mi tío seguía en la puerta y me miraba de forma desconfiada. Me crucé de brazos y subí la escalera, no tenía ganas de interrogatorios, sólo quería estar en mi habitación. Me brotaron las lágrimas sin consentimiento alguno y no quería que nadie me viera así. Di un portazo  y cerré con llave. ¡No quería ver a nadie! ¡A nadie!  Me tiré llorando en la cama. Sasuke me había vuelto a dejar y ni siquiera sabía por qué. Me sentía miserable y lloré con la cara hundida en la almohada.

Continuará...

Notas finales:

O.o?

¿Qué le ha pasado a Sasuke? ¡Cómo se atreve a dejar de nuevo a nuestro querido Naru-chan T-T!

Je, je. Espero que les haya gustado.

Ya no tengo nada más que decir además de que no olviden dejar sus reviews, para saber si les está gustando o no. Ya que sin ellos no podría continuar. Acepto de todo :D

Les mando un beso y un abrazo, los quiero mucho.

Nos leemos en el siguiente capítulo. Adiós (:


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