~Prólogo~
El agua y el aceite no se llevan,
pero pueden estar juntos sin revolverse.
(Anónimo)
– Naruto… yo…–
Estabas tirado delante de mí, la lluvia nos cubría a ambos, golpeando nuestros rostros, lástima que estuvieras inconsciente para impedirme que me fuera, la pelea había sido larga, había mostrado la mayoría de mis sentimientos en ella, protegiendo mis ideales que desde hace años tengo, y tú en unas horas me habías hecho darme cuenta de que no estaba solo, quebrantando toda esa mascara de frialdad que tenía.
¿Cómo alguien como tú, llegaba tan lejos por alguien como yo?
¿Por qué simplemente no me dejabas ir?
Porque era un hermano para tí.
Esas palabras me dolieron Naru… me dolieron.
Yo te quiero como algo más.
Por eso quería matarte, no quiero que mis sentimientos intervengan en mi venganza, pero al verte así, te digo que realmente fui yo el que perdió.
El cuerpo desmayado del rubio se encontraba tirado en el suelo, a unos centímetros de su rostro se encontraba el de Sasuke, arrodillado ante él, mirándolo fijamente, tenía un impulso descabellado, pero no se atrevía, debatía internamente por tomar una decisión, cansado de pelear consigo mismo se acerco al kitsune lentamente, podía sentir la respiración tranquila y cálida de su compañero de equipo en su rostro.
¿Qué haría Naruto si supiera lo que quería hacer?
Sin remordimiento acerco sus labios a los del rubio, juntándolos con rapidez, con miedo a que su amigo se despertara y lo rechazara. Sus manos tomaron el rostro del chico rubio, exigiendo que se quedara ahí que no escapara, siendo él, el que lo estaba asiendo.
Sentía la calidez del otro, aunque no participara en el beso, se sentía extasiado, tenía un sabor dulce; a vainilla y canela, tenía el mismo sabor que aquella vez que había sido un accidente. Su dulce roce comenzó a cambiar con intensidad, deseaba más que eso, no quería irse, no así.
Se separó lentamente de su nueva adicción, mirándolo con admiración. Naruto siempre había estado dispuesto a todo… sólo por él. Se lo agradecía, aunque el rubio no lo notara. Se había enamorado de un dobe como Naruto.
Qué ironía.
Sonrió… después de todo en esa pelea no había roto el lazo que lo unía con el Uzumaki como tanto quería, si no que lo había hecho mucho más fuerte e intenso que antes.
¿Cuántas veces me habías salvado Naruto?
Siempre estuviste ahí para mí, con tus gritos y travesuras llamabas mi atención, claro todo culpa de tu estupidez que tanto amo.
En el puente del país de las olas fuiste tú él que me había salvado. Yo solo te protegí de Haku, pero tú nos protegiste a todos, haciendo hasta cambiar de mentalidad a un ninja del libro bingo, un asesino de clase S.
En ese tiempo yo no sabía lo que sentía por tí. Simplemente me preocupabas.
Pero tú cambiaste por completo mi rutina. Después de volver del país de la Ola, nuestra amistad empeoró un poco, había lastimado tu orgullo, pero tú me habías lastimado otra cosa, claro que mi egocentrismo y frialdad no me hacía darme cuenta de eso.
Te salvé de caer de una cascada, ganándome más odio de tu parte y yo que solo quería hacer las paces, sé que te insulté, pero es imposible para mí no hacerlo… es como te demuestro mi amor por tí.
Después llego Gaara del Desierto, llamando tu atención, pero para mi suerte él quería ser mi oponente, no el tuyo y eso hizo que sintieras celos. Quise creer que era por mí.
Los exámenes Chuunin se aproximaron, entramos en batalla tan solo en la segunda prueba y me di cuenta del gran amor que te tenía, no iba a permitir que la serpiente te lastimara, no a tí. Me enfrente a él saliendo como perdedor, adquirí la marca de maldición, pero no me importaba… tú estabas bien.
Antes de volver a pelear, me llenaste de celos al ver como defendías a Sakura de mi ¿Ahora ella era más importante? Simplemente no me iba a dejar derrotar por la pelirosa, así que te dije que también quería pelear contigo, pude ver como tu rostro se iluminaba, tal vez te estaba reconociendo como rival.
En las preliminares volviste a salvarme, sin darte cuenta. Estaba peleando con el subordinado de Orochimaru, y el sello maldito estaba por consumir todo mi cuerpo, pero tu grito… tu estúpido insulto me salvo de la derrota.
Después de eso nos separamos un largo y pesado mes, no tenías idea de cómo extrañaba nuestras peleas ¿Qué estarías haciendo en ese momento? Yo solo sabía algo de tí cuando Kakashi hacia algún comentario de cualquier cosa tuya. Como que me habías ido a buscar al hospital armando un escándalo, pero de todas formas no te dejaron siquiera verme.
¿Qué tan preocupado estabas por mí?
Llegaron las batallas finales para ver quien se convertiría en Chunnin, sinceramente no me importaba; quería luchar contra ti, quería sentir esa adrenalina que solo tú me haces sentir, aquella que me hacía volverme tan feliz, olvidando mi pasado que lo tenía tan marcado en el presente.
No pude ver tu combate con el Hyuuga que tanto me preocupaba, pero me tranquilicé al verte delante de mí, diciendo que habías ganado el combate, solo me hacía falta derrotar al ninja de la arena para pelear contigo. Nadie se imaginaba lo que iba a pasar.
Sentía tu mirada sobre mí, sé que estabas sorprendido por mis movimientos, sé que te estabas muriendo de preocupación porque no me pasara nada, y pensé que con este gesto tú corresponderías mis sentimientos que tanto guardaba.
Lo atravesé con mi chidori y di por ganada la batalla, sin embargo, las explosiones empezaron y la guerra estalló. Ninjas de la arena y del sonido nos atacaban, Gaara era uno de esos, como misión lo perseguí para acabar con él.
Una vez más me perseguiste, junto con Sakura ¿Por qué tenía que venir ella? Derroté a la hermana del jinchuriki, y él único que quedaba era el pelirrojo, no conté con que se transformara en un demonio.
Sakura me protegió de un ataque final, yo no tenía el chakra suficiente para protegerte, pero si para darte tiempo para una huida. Te exigí que te fueras y me dejaras con él, que no quería ver morir a gente importante delante de mí, te reconocí como mi amigo… en eso se armó la batalla, entre ustedes dos.
No lo hacías por mí, sino por salvar a Sakura que cada vez era más aprisionada por la arena del enemigo ¿Por qué ella? Te rechazaba constantemente y tú le seguías insistiendo, que daría yo por ser ella.
En la pelea me sorprendiste ¿Cómo podías invocar un sapo? La lucha se llevo a cabo y saliste tú como ganador ¿Qué habías estado haciendo este mes? Mejor dicho ¿Con quién habías estado este mes?
Me sentí débil y frágil ante tí, ni siquiera podía protegerte.
La venganza había desaparecido de mi cabeza, tú ocupabas la mayoría de mis pensamientos.
Mi motivo de ser más fuerte no era el de matar a Itachi, si no el poder protegerte de todo…
Para nuestra mi desgracia mis pesadillas se hicieron realidad, él volvió para hacer lo que años atrás me había hecho: quitarme a lo que más amaba.
Itachi llego a la aldea de Konoha especialmente para llevarte con él, alejarte de mí, y así poder matarte ¡¡No!! Me negaba a eso, no podría vivir sin tí, eras y serás el pilar de mi vaga existencia y hasta ahorita lo acabo de comprender, si tú mueres yo moriré contigo.
Ese día fue casi tan espantoso que cuando lo perdí todo. Recuerdo buscándote por todas partes, intentando dar contigo, pero tú no aparecías, temía llegar y que fuera demasiado tarde. Corrí y corrí hasta llegar a tí, y miré al dueño de mi desdicha.
Itachi solo me dirigió una mirada, venía por tí, pero no lo permitiría, incluso si tenía que morir, únicamente lo haría por tí, me venció de una forma patética… era débil por mi falta de odio, creí que no podría odiarlo más de lo que ya lo hacía, pero me equivoque.
Quede inconsciente mucho tiempo, y mis celos salieron a la luz. Cada pelea la perdía y tú me salvabas…
Llego el día del hospital donde estallé y peleamos, pero fuimos interrumpidos por Kakashi y Sakura, te notabas tan entusiasmado por querer derrotarme ¿eso era lo que querías? ¿Solamente vencerme? Por eso me llené de odio, porque tú no te dabas cuenta de nada… no te dabas cuenta de mis sentimientos.
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Konoha apenas estaba siendo restaurada por el ataque que habían dado los del sonido, algunas calles todavía se encontraban destruidas, otras apenas estaban siendo remodeladas, mientras que algunas ya estaban restituidas.
Tsunade estaba cansada en su despacho, durante días no había podido ir a dormir, ella era la Hokage y tenía que hacer todo lo posible porque las cosas volvieran a estar como antes, pero las cosas solo parecían empeorar para la Gondaime.
El último Uchiha había decidido abandonar la aldea escondida entre las hojas para irse con su antiguo compañero Orochimaru en busca de poder, cegado por la venganza y el odio… si el chico supiera que eso jamás le dejaría nada bueno.
Pero ese no era el mayor problema, si la serpiente lograba poseer el cuerpo de Sasuke, la aldea definitivamente estaría perdida, con el Sharingan no se jugaba, era un rasgo sanguíneo muy poderoso, al cual en manos de Orochimaru sería muy difícil vencer, es decir, indestructible.
Pero eso era lo que menos le preocupaba por el momento.
Había mandado a los Gennin a traerlo de vuelta, y su pequeño Naruto había salido en su búsqueda, y eso la mortificaba, la mataba por dentro, pero como pilar de la aldea ella lo único que podía hacer era estar sentada en su escritorio sin hacer nada… solamente esperar.
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Sonrió de medio lado al cielo nublado, que solo le tiraba gotas de lluvia en un inmutable rostro. Estaba a punto de cometer la estupidez más grande del mundo, pero de la que jamás se arrepentiría. Nadie estaba ahí para impedírselo, era una oportunidad única que no desaprovecharía.
A Sasuke todavía le dolía bastante el cuerpo por la anterior batalla, pero todavía podría cargar con un peso extra. Tomó entre sus brazos el cuerpo desmayado del rubio y lo subió a su espalda, Naruto no pesaba tanto como creía.
Caminaba sin ninguna dirección, infiltrándose entre las penumbras del bosque con el kitsune colgando en su espalda, mientras que pequeños recuerdos llegaban a su mente.
– Como lo esperaba de mi hijo – escucho la voz de Fugaku en mi cabeza. Solo una vez logré escuchar esa frase de la boca de mi padre, dirigida especialmente a mí.
– Tu eres capaz de despertar el Mangekyo Sharingan, pero hay un requerimiento paras eso – ahora resonaban las palabras de mi hermano en mi cabeza – debes matar a tu mejor amigo –.
¡¡No!! ¡¡No haré lo que tú me dices!!
Yo obtendré poder a mi manera…
Yo definitivamente te superaré…
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Kakashi había llegado tarde… demasiado tarde…
Por primera vez en mucho tiempo, había querido llegar a tiempo para detener esa absurda pelea, que era más importante de lo que pareció. Estaba desilusionado, jamás pensó que sus alumnos llegarían a tanto, él creía que la plática que había tenido con Sasuke le hubiera ayudado, pero al parecer no, el Uchiha se había dejado llevar por el odio, arrastrando a Naruto con ello.
El peli-plata llegó con Pakkun al valle de fin, donde efectivamente la batalla había terminado dejando muchos rastros de lucha, pero a ninguno de los participantes. El jounnin los buscó con la mirada, pero estos parecían no estar… eso no podía estar pasando.
– Se lo llevó – susurró el perro ninja.
Ahora sí que la cara del sensei era todo un dilema, esperaba de Sasuke todo ¡¡Definitivamente todo!! Menos eso ¿Cómo se había llevado a Naruto con él? Pero ahora entendía un poco mejor las cosas, siempre había creído en algo y ahora el Uchiha se lo había aclarado.
– Ya no puedo seguir su rastro… la lluvia lo ha borrado – así como la anterior vida del kitsune.
– Será mejor que le avisemos a la Hokage – mencionó triste el Hatake, aunque se pusiera a buscar hasta debajo de las rocas, sabía que no había ya ningún rastro de los dos, estaba casi seguro, que ya habían llegado a la guarida de Orochimaru.
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Podía sentir el delicado aroma de Sasuke en su nariz, por alguna razón inexplicable el Uchiha lo estaba cargando y era lo que menos le importaba al rubio… él solo quería estar con su azabache, que los dos regresaran juntos a Konoha… a su hogar.
– Sasuke…– le susurró, mientras abría lentamente sus ojos.
– Descansa dobe – contestó el otro – no me iré –
Ante estas palabras Naruto se sintió seguro y protegido, todo pronto volvería a ser normal (según él), el jinchuriki no tenía ni idea de lo que se avecinaba, no estaba consientes de los problemas que venían con esto. Porque Sasuke Uchiha había decidió llevar consigo al rubio a cualquier parte que él fuera, aun si tenía que romperle los brazos y las piernas, atándolo eternamente consigo.
Naruto se dejo vencer por la seguridad que sentía y entró al maravilloso mundo de los sueños.
“no me importa caer en la oscuridad en busca de poder… solo no me odies por arrastrarte conmigo”
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Sakura estaba parada en la puertas de la aldea de Konoha, esperando que su sensei, junto con su escandaloso amigo regresaran con Sasuke. Tenía un mal presentimiento de las cosas, sabía que algo malo estaba pasando, o que un mal se avecinaba, su vida estaba a punto de cambiar, y eso era lo que más le preocupaba, no quería perder a Sasuke-kun de su lado…
La pobre chica estaba tan perdida... El único que regresaría a esa aldea sería su sensei, porque sus compañeros no volverían a pisar Konoha en un muy, pero muy largo tiempo.
CONTINUARÁ…