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Maid suicide!! por amy

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Colérico, ¿qué mejor palabra para describir el estado de su querido novio?, que lo miraba queriéndolo asesinar a él y a cierto rubio que yacía detrás de esa puerta a sus espaldas, ajeno a esa situación.

-Uruha, por favor, cálmate.- insistió nuevamente, mirándolo con cierto miedo. El castaño sólo lo miró y bufó, estaba a leguas de querer si quiera calmarse.

Apretó los puños junto con los labios, no tenían ninguna intención de querer desquitarse con el pelinegro, pero el que no lo dejara pasar lo estaba haciendo perder el poco autocontrol que aún le quedaba.

-¡Quítate!- dijo molesto, firme y amenazante. Los nervios se le crispaban a cada segundo, jamás hubiera creído que ese lindo castaño tuviera un mal humor de mierda. Bueno, quizás si lo sabía, y también estaba consciente de que cumplidos y palabras bonitas y cursis –esta vez- no tendrían forma de bajarle los humos a su novio.

-Yuu…- y la cosa se ponía peor. Aoi sólo tragó en seco y respiró, si debía ponerse firme, ahora era el momento.

-Escucha Shima, debes tranquilizarte.- habló en tono suave, mirándolo serio. Sin embargo, Uruha no parecía tener ganas de si quiera considerarlo.

-¡¿Cómo mierda se supone qué debo estar tranquilo?! ¡Aoi esto es grave!-  su semblante se fue suavizando, agachando la cabeza. Aoi soltó un ligero suspiro y se acercó a él. También estaba molesto, pero sabía cómo moderarlo o disimularlo.

-Ayer Ruki no dejaba de hablar de su última cita…- murmuró apretando los puños con impotencia.

-Uruha…-

-Tú… no sabes lo feliz que se veía… - no quería llorar, pero, a estas alturas, ya le era imposible detenerse.

-Uru…- con delicadeza lo abrazó y lo dejó descargar lo que no podía soltar en frente de sus amigos.

Realmente el cargar un secreto de semejante calibre no era bueno para la conciencia.

-Ya…- aunque no fuera su culpa el que su novio llorara de esa manera, Aoi se sentía sumamente culpable, molesto e igual de triste que Uruha. Pero no había mucho que ninguno de los dos pudiera hacer.

-Vamos.- indicó el mayor, llevando al castaño a su propia habitación.

--/--

Posó ambas manos en sus costados, imposibilitando el poder moverse, claro que no es que quisiera moverse mucho tampoco.

-Aki…- suspiró con las mejillas sonrosadas. Akira lo miró con una sonrisa juguetona, paseando sus manos sobre su pecho, fue zafando los botones del pijama que traía el enano. A cada botón que desaparecía, la sonrisa de Akira se ensanchaba, admiraba plenamente la blanca y reluciente piel que su Taka le mostraba, al igual que el excitante hecho de ver como su pecho subía y bajaba aceleradamente, debido a los nervios seguramente.

-No…- murmuró cerrando los ojos e intentando cubrir su desnudez con sus brazos.

-Eres precioso, cariño…- le susurró sobre su mejilla, para depositar un suave beso en ella. Takanori abrió los ojos y se encontró con los labios de Akira besando su frente, obviamente su sonrojo había aumentado notoriamente.

-Taka…- esa ronca pero dulce voz lo hacía perderse en el aroma que desprendía su ser…

-Taka…- suavemente, suavemente, bajaba por su cuello y su estómago, suspirando sobre él, haciéndole estremecer…

-Taka…- sintió como su pantalón se deslizaba por sus piernas con lentitud, dejándolo aún más expuesto ante él…

-Taka…- estaba completamente expuesto ante él, ¿vergüenza? Se quedaba en exceso corto para describir lo que sentía…

-¡Maldición Ruki abre!- ¡Plop! Y al abrir los ojos no encontró a su amado príncipe azul.

-Qué mierda…- musitó viéndose así mismo con la respiración aún agitada, sudor, el pijama a medio abrir y a su amiguito erguido orgullosamente.

-¡Gah!-gritó horrorizado, ¿qué mierda había soñado? Y aún más ¿qué estaba haciéndose él mismo?

-¡Enano!- la voz de su molesta hermana le devolvió el juicio. Se acomodó el pijama, limpió el sudor y se levantó directo a abrir la puerta.

-¿Qué?...- preguntó con cierto miedo.

-Hasta que abres, que bajes a desayunar.- dijo sin detenerse a mirarlo mucho.

Takanori tan sólo asintió y cerró la puerta, aún tenía cosas de que preocuparse, como su amiguito y el porqué había soñado esas cosas.

Un problema a la vez, su amiguito necesitaba cierta atención…

Puso el seguro del a puerta y se encaminó al baño, cerró la cortina y se desvistió, una extraña idea codeó su razón.

¿Por qué no?...

-No seas imbécil, Takanori.- se auto regañó al descubrir sus perversas y propias intenciones. Bufó y sin pensarlo, al abrir la llave de agua fría, se metió.

El cambio de temperatura le afectó a tal grado de maldecir a todos los bellos e inexistentes –según él- santos que se cruzaran por su mente.

Logró acostumbrarse, la calentura ya le había bajado, pero los pensamientos insanos seguían allí, al igual que los recuerdos de cierto día en el cementerio.

“Si quiera… lo hubiésemos hecho de una vez…”

El calor volvió, pero a sus mejillas, ¿cómo había sido capaz de pensar aquello?

Sacudió la cabeza, lo mejor era no buscar respuestas donde no las hay.

Hoy no había escuela, ¿razón? Ni el mismo la sabía, a veces su instituto celebraba días de descanso sin razón aparente, en fin, mejor para él, podría dormir más.

Tomó ropa suelta y ni el cepillo se digno a pasar por su cabello, ya se arreglaría después para ir a trabajar.  Bajo las escaleras sin apuro y llegó al comedor.

--/--

Sorprendentemente, su castaño novio había caído rendido después de llorar por vario tiempo. Y, después de dejarlo cómodamente acurrucado durmiendo en su cama, se decidió a ir a hablar con cierto rubio que también empezaba a molestarlo de sobre manera.

Dio suaves golpes a la puerta, respirando hondo, intentando evitar lanzarse a golpearlo apenas le viera.

-Pase…- respondieron al otro lado de la puerta. Un suspiró más, y al fin se atrevió a asomar la cabeza.

-Akira…- le llamó, haciéndolo sacar la vista del monitor.

-Ah… Buenos días, Aoi. ¿Qué pasa?- dijo en tono tranquilo, acomodándose en el asiento.

-Akira.

-Yuu.

-No es gracioso.- le reprendió algo molesto.

-Oh vaya, hombre, que humor.- sonrió.

-Akira faltan dos días.- el semblante del rubio se tensó al instante.

-Lo sé.- respondió cabizbajo.

-¡Lo sabes! ¡¿Entonces por qué no se lo has dicho?!- dijo azotando ambas manos en el escritorio de madera, provocando un sonoro sonido. Akira no se inmutó.

-Akira, por favor, no piensas ocultárselo por siempre, ¿verdad? No es que pudieras, también.- siguió sin dejar de mirarlo.

El rubio sólo guardaba silencio, lo que enfurecía aún más al otro.

-¡No me digas que lo dejarás como la otra vez!- duro golpe. Eso logró calar en lo más profundo de su ser, el sólo recordarlo le quemaba por dentro.

-¡Di algo!

-No es… tan fácil como piensas…- murmuró sin levantar la mirada, dejando que su cabello la cubriera.

-Tampoco lo será cuando estés con el traje y mucho menos en la iglesia.-  habló un poco más calmado, pero sin dejar el grado de molestia. Sabía que su hermano asemejaba a alguien inmaduro e infantil la mayoría del tiempo, pero también sabía que desde pequeño había sido criado con principios, mismos que ahora debía poner en práctica, pero, que al mismo tiempo se contradecían entre sí.

Akira sabía que el tiempo se le había acabado, el cuento, la magia, el amor, se harían pedazos en escasas horas.  Y el intentar disimular que nada malo pasaba, era empeorar las cosas.

Siempre había sabido cómo enfrentar sus problemas, hallarles una solución pacífica a los conflictos, pero ahora, su mente estaba en blanco, sin saber que hacer, esta era una de aquellas veces que sentía miedo, mucho miedo.

-Pronto tendrás que enfrentarlo, nada saldrá bien si te sigues escondiendo.- finalizó el pelinegro y salió, sabía que posiblemente su hermano ya le había dado más de mil vueltas al asunto, sin conseguir nada, seguramente lo único que cabía en su cabeza era la desesperación.

Akira abrió el último cajón de su escritorio, hallando una foto que hacía tiempo no veía, porque hacía tiempo que no se sentía así.

-Mamá…- miraba con envidia aquella apacible sonrisa, esa mujer siempre fue desenfrenada y  atrevida, todo lo contrario a su padre.

De pequeño solía preguntar el porqué se enamoraron, ellos sólo reían y decían “Fue el destino”, nunca lo entendió, hasta que lo sintió…

“El amor es algo mágico”. Erika siempre se lo decía, en aquellos días en los que su padre estaba demasiado ocupado como para llegar a cenar a casa. Tan pronto cumplió edad como para hacerse cargo  de un puesto estable en el negocio de su padre, se preguntaba, ¿Cómo era capaz su madre de aguantar tanto?

Días enteros sin verlo, de llamar y no poder oír su voz, de tener que casi criar a un hijo sola…

Akira no lo entendía, y le molestaba que su madre fuera tan ingenua. Ella siempre le miraba dulcemente, agradeciéndole su preocupación.

-Cuando te llega el amor, es posible hacer lo imposible- murmuró alzando la cabeza. Si eso era cierto, ¿entonces no era suficiente el amor que le tenía a Takanori?

Notas finales:

Hello everybody!!~

Seré sincera, había pensando en dejar de escribir, ¿por qué? no le vi mucho sentido el quedarme aquí ._. eso, aparte, pase a mi último grado de secundaria, y pensé en que está vez si debería dar lo mejor de mí. Gracioso, ahora no puedo ir a la escuela por dos meses, oh si, ¡mi mala suerte es grande! Me fracturé el peroné por ir a la tienda C: me internaron y justo hace una semana, salí. Directamente salí y la escuela me empezó a dejar trabajos -.-

Antes de esto reconsideré el almenos terminar esta historia, aún no sé que pasara, pero con este accidente decidí preocuparme por el -ahora- el mañana ya no desteca.

Duele y es una sensación horrible el no poder moverse por tu propia cuenta, ¡ni el teclado lacanzó para escribir!

En fin, les deseo que JAMÁS les pase algo así, y mucho menos que tengan que estar en un hospital, el ambiente es deprimente, aunque no sea realmente así, la desgracia lo hace parecer...

Bueno, dejando eso me encuentro bien, a pesar de que hace un frío de mie**** xD

Aunque hubo drama en el cap, ¡anhelaba escribir un título así! xD Lo juro, MSI es una banda inspiradora *0*

Ya pronto estaremos en el final, y no porque haya vuelto para terminarlo, no, es sólo que el relleno empezó a hartarme y no veo más cabos que deban ser resueltos :/

Agradezco el apoyo que he recibido a lo largo de este fic y, ¿por qué no? ¡en los otros igual! De verás, ¡Muchísimas gracias! :DD

Quizá decida seguir escribiendo *Lacrimosa, aunque no sea muy leído, mantiene  una temática que me fascina y le tengo un gran cariño a la historia♥

El que publiqué otra historia, después de terminar éstas, no lo sé, quizás sí, quizás no. Aunque no vaya a la escuela, no tengo mucho tiempo libre ToT

Creo que eso es todo, gracias por darse el tiempo de leer c:

Bye!

 

 

 


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