Y todo comenzó un día especial…
El sol brillaba mostrando un claro cielo despejado en el horizonte habiendo un panorama universitario debajo de él con varios jóvenes yendo y viniendo en eso un rubio de pelo largo corría a toda velocidad abrazando sus libros en su pecho y vistiendo ropas blancas claras de postulantes a médicos
-¡MATT!- escuché un grito dirigido hacia mí, volteé con una sonrisa sabiendo perfectamente quien era
-Buenas tardes Mello- me quité los googles para mirarlo con más claridad
-No seas tan formal…- se quejó mirando al suelo –Vamos saliendo como un año ¿recuerdas?- encogió sus hombros mirándome cabizbajamente mientras murmuraba casi sin abrir los labios
-Claro cariñito- me puse a su altura tocándole la nariz con mi dedo índice, se veía gracioso mirando al centro sonrojado entonces sus pupilas parecían querer unirse en cualquier momento
Pensar que este era el demonio del tercer año en medicina, los rumores sobre él habían llegado hasta mi área de ingeniería civil y pues… no era alguien especialmente tierno que se sonroja al ver a su novio mientras carga sus cuadernos al pecho haciendo una “equis” con sus brazos al sostenerlos y tartamudea del nerviosismo.
Pero cuando se enojaba sí que era temible, ay de mí el día en que olvide comprarle chocolates en san Valentín… de nuevo…
Aun así esa bestia dormida me encantaba.
-Mi papá… va a viajar hoy y pues… yo… quería saber si tú…- veía sus manos temblar y ahora ya estaba rojo hasta las orejas
-Vas a estar solito… y le tienes miedo a la oscuridad- le tomé del mentón viendo sus ojos entrecerrados
-¡Eso no es verdad!- molesto pero sin renunciar a mi contacto
-Pero sí que te gustaría que estemos en lo oscurito ¿no Mello?- dije burlesco al instante me empujó e intentó huir y le tomé de la mano antes de que salga corriendo
-¡No soy tu payaso idiota!- se removía con fuerza lo atraje hacia mis brazos encerrándolo completamente
-Solo era un chiste, no te lo tomes a pecho- le di un piquito en los labios que lo hizo tranquilizar pero seguía enfadado al menos dejó de moverse – ¿Te parece si voy a las 9?- asintió levemente con la cabeza y corrió inmediatamente, no lo podía ver pero adivinaba que seguía sonrojado – Ya era hora…- dije para mí mismo, no es que lo estuviera esperando pero así como su carácter tan exótico también me atrae mucho el cuerpo de Mello y no quería obligarlo a nada así que decidí esperar el momento en que él me lo dijera.
Tal como quedamos llegué a las 9 de la noche y yo en frente de la casa, a la cual nunca antes había entrado, tan nervioso mis manos sudando mi frente mojada a punto de desesperarme toqué el timbre temblando. Desde el comienzo sabía que Mello y yo no quedábamos en apariencia ya que él era tan sexy con esa mirada impenetrable capaz de congelar al mismo sol, su cuerpo tan bien formado, su alto intelecto no por nada era el mejor de la universidad y ese pelo rubio tan suave que la primera vez que pude abrazarlo su olor embriagaba a tal punto de no dejar irlo por horas ante el desconcierto de él que me acusaba de haberme dormido pensando que su charla me había aburrido.
Y yo… solo un chico subnormal metido en los videojuegos con ojos grandes para su edad por lo cual usaba los googles para esconderlos que con el tiempo se me convirtió en una costumbre, mi flojera y mis vicios superaban a mis ganas de estudiar agradecería si paso la materia con notas mayores de 70… cuando Mello se entere… seguramente me obligará a estudiar…
No sé qué cosa vio en mí.
La puerta se abrió lentamente mostrándome a su dueño atrás aunque un poco opacado por la falta de luz –Entra- dijo con simpleza tardé unos segundos en reaccionar guiado por su mano inconscientemente lo seguí
-Mello me preguntaba si comiste porque primero podríamos…- abrió una de las tantas puertas en esa casa enorme –Cenar…- cerró y al instante me empujó apenas ya que yo era más grande que él, hasta que mis piernas toparon con algo solido cayendo en una suave cama
-¿Y si…- se encimó sobre mi –…me cenas a mi?- dijo tímido, con lo poco de luz podía notar sus mejillas rojas y por la cercanía escuchaba claramente el acelerado latido de su corazón
-Mello…- cambié de posición con él y ahora me encontraba arriba –Si me tientas así…- comencé a sacarme la camisa y me desabroché el cinturón –No respondo en qué estado despiertes mañana…- me deshice de mi pantalón comenzando ahora con su ropa
-Confío en ti- sonrió tan bellamente que ya no pude aguantar y asalté sus labios mientras él posaba sus manos en mi cara
-Te amo- hambriento de curiosidad acariciaba su piel desnuda con mis palmas y mi boca bajó a su cuello chupando para saborear mi presente cena, sus gemidos empezaron a nacer entrecortadamente excitándome aun más –Eres tan sexy…- ronroneé en su cuello besándolo por última vez para seguir descendiendo hasta su pecho degustándolo provocando el aumento de sus gemidos
-Matt…- jugaba con mi pelo y cuando tenía demasiado goce se aferraba a mis orejas; asomé mis dedos a su pierna tocándola lascivamente para abrirla y así poder tener mayor acceso a su parte más íntima, lamí mi otra mano y estaba por dirigirla a su entrada…
-¡MELLO DECIDIMOS VOLVER Y…!- entró un hombre pelinegro con una sonrisa extraña quedándose perplejo y los ojos bien abiertos al ver la escena