--Tendremos una cita. Ese fue el trato.
House molestó a su “amigo” en su consultorio. Quería ver su rostro molesto o preocupado.
--Bien, debo ir a atender a “Me gusta cuando duele”…
Wilson estaba por llorar. Escuchó el ruido de la puerta y dejó que las lágrimas cayeran. Quizás no era nada serio pero el saberlo le dolía en lo más profundo.
Llevaba casi un año de relación con el nefrólogo, y sin embargo ahora resultaba que saldría con esa chica loca compasiva y que bien podría ser su hija.
--Maldición…
Jugó con su pluma, mientras perdía la razón. Quería ver desaparecer a esa chica.
Había sufrido tanto, lágrimas y burlas, por estar enamorado de su “mejor amigo” y sufrió mucho más cuando lo confesó y el otro se burló abiertamente para ver sus lágrimas y luego besarlo y terminar haciéndolo en el consultorio, el auto, el apartamento del inglés y en el baño.
Ahora estaban juntos, pasaron esa linda navidad escuchando música, comiendo comida china, sonriendo y sin salir de la cama por dos días mientras pasaron las vacaciones.
Sin embargo, House parecía tomarlo en broma, como una distracción del trabajo, o quizás era lástima.
Intentó concentrarse en el trabajo, en los pacientes, en ese caso en fase terminal que necesitaba de su entera atención pero que no pudo llevar a cabo porque en su mente solo rondaba una posible noche de pasión de esos dos.
Y él no iba a permitirlo.
House estaba loco si creía que ese tímido y sumiso James Wilson que conocía iba a dejarlo hacer de las suyas sin rechistar.
Después de tanto meditarlo, de pararse frente a la puerta, de intentar hablar, llegó a donde se encontraba la castaña y pidió muy nervioso el permiso para entrar.
Ella sabía acerca de ese sospechoso comportamiento por parte de ellos, pero no quería perder la oportunidad de tener la atención de ese atrapante hombre para sí por unos minutos.
Lo hablaron y él se dio cuenta que si bien sus intenciones no eran tan inocentes, no se hacía falsas ilusiones acerca de lo que podía pasar.
El oncólogo salió un poco más reconfortado, pero aún faltaba la peor parte. Si, hablar con un niño malcriado y grosero.
Llegó al departamento del otro y esperó a que se apareciera. El más alto llegó tarde a propósito. Jimmy estaría muy enfadado, pero más susceptible.
Comida china era su acompañante. Unas cuántas frases se intercambiaron entre ambos y House se impresionó por la actitud tan desconocida de su compañero pero supo que era el espíritu lleno de celos.
Antes de salir, consiguió que lo besara y desarregló su cabello y su corbata lo suficiente para llegar tarde y demostrarle a esa lagartona de quién era el nefrólogo.
Si, estaba monopolizándolo.
House se encargó de hacerle ver a Cameron las verdaderas pasiones de su manera particular, mientras Wilson estaba en su apartamento, muerto de cansancio y dormido entre las sábanas que habían sido testigos de su poderío con su amante.
Talvez House era más popular de lo que creían ambos, pero se iba a encargar de demostrarles a todos, incluido el aludido, que no sería tan sencillo de que lo dejara.
Lograría que si un día llegaba el momento de separarse, eso fuera imposible.
Era casi media noche cuando llegó el nefrólogo y vio que su niño estaba dormido todavía pero entre sueños lo buscaba. Se acomodó a su lado y besó sus labios.
Al día siguiente, se fue antes para evitar el cuestionario de ley. Aunque en el hospital tuvo que afrontarlo.
Wilson lo intimidó para confesar, mientras los otros se iban sobre ella.
Dos versiones, dos relaciones… Sólo una cita.
FIN