Capitulo 2
No pude evitar sonreír macabramente al decir eso, sinceramente ese niño daba risa...
Agachó la cabeza, y con sus manos tomó mi miembro acariciándolo en toda su extensión… no lo hacia mal… Apoyé mis manos en la cama y, echándome un poco hacia atrás sin poder evitar gemir hondamente, clavé mis ojos en aquel niño… Cabello plateado, sus grandes ojos finos eran muy semejantes al oro y ni hablar de aquellas marcas rojas en las mejillas y aquella media luna azul en la frente… todo su ser paresia de fantasía…
Lo admito… mi vivo deseo era bajarle los humos a ese pendejo engreído… hacia varios meses que se robaba mis clientes y se metía en mi zona… y cada ves que le decía algo respondía sin mirarme, altanero como era, un simple “Yo nos los busco… ellos vienen a mi”…Simplemente cada vez le tenia más asco a esa puta… porque eso era lo que era una puta con todas las letras… no se respetaba ni a sí mismo… no tenia códigos, ni leyes…era deprimente…
Pero… Al analizar mejor su figura me sobrevino una curiosidad… ¿Qué se sentirá poseerlo?...
Tomé la mano con la que me masturbaba y lo tiré sobre la cama lo acomodé abriendo sus piernas…
-Eres una muy buena sirvienta- dije a la vez que untaba en vaselina su entrada y agarraba uno de los dildos que tenia a mano- ¿Ya se te ha parado?... ja, ja, ja… que puerca que eres- Le comenté introduciendo el consolador en su culo…
Chilló.
Encendí el vibrador y lo puse en su máximo nivel. Comencé a moverlo, metiéndolo más al fondo y tirando para afuera, sin sacarlo. Me fascinaban sus chillidos…
Introduje un dildo más, este era sin vibrador, y lo fui metiendo en su interior.
-Ahhh-grito… de dolor, de un placentero dolor, al sentir ser invadido por ese juguete.
Sin esperar ni un segundo comencé con el movimiento, moviendo ambos consoladores, creando mil variante; uno luego otro, girándolos, los dos a la vez, etc.…
-Basta…- decía como podía, tratando de detenerme…
Si yo le hubiese echo caso… no me hubiese lamentado aun hoy de esa estupidez.
-¿Por qué?... si te gusta…. Di la verdad mi Putita- le susurré lamiendo su oído para luego introducirle mi lengua en él.
-Ahh… basta… me partirás-me aseguraba a la vez que unas lagrimas rodaban por sus mejillas.
Me separé un poco de él, haciendo caso omiso a sus suplicas, introduje un dedo en su contraído anillo…
-Queda espacio todavía para uno más- comenté con una campante sonrisa, a la vez que acomodaba mi miembro en su entrada, me detuve y contemple su asustada mirada-Esto será divertido pequeño.
Con esfuerzo introduje mi miembro en su interior… si su entrada era apretada… con esos juguetes era aun más.
-Ahhh…no, no puedo más- gritó desesperadamente.
Yo sentí como un líquido me manchaba el pene, no le di importancia y seguí envistiéndolo.
-Ahhh- chilló agudamente…
-Te gusta ¿verdad?-pregunté sádicamente…me separé un poco de él para poder verlo a la cara, tenia los ojos abiertos desembocados en no se que punto de la habitación- oye… ¿te encuentras bien?-no respondio… ya para eso mis nervios subieron de tono, y mi calentura bajo a menos trescientos cincuenta grados centígrados.-No me jodas…Responde- le grite ya asustado.
Saqué mi virilidad de adentro de él y lo mismo hice con los consoladores. Limpié aquella herida que le produje en su pequeña entrada.
Juro que jamás en mi vida sentí tanto miedo como aquella noche, lo miraba preocupado mientras que en mi mente no dejaba de repetirme
“¡oh! ¡Por Dios! ¿Que he hecho? Se me fue la mano”
Sin poderlo creer ya estaba velando por sus sueños, el chico estaba inconsciente…
No sé en que momento, pero me quede dormido
…
La luz penetraba molesta por la ventana…
-Kagura cierra la persiana, entra mucha luz- musité a la vez que me tapé con la almohada.
Mientras sentía como alguien me abrazaba, de repente todo lo ocurrido anoche me vino a la memoria, la puta esa, la habitación… el desmayo, abrí rapido mis ojos y me tranquilicé al ver al pequeño, aparentemente, perfectamente bien.
-Vincent… ¿Cómo dormiste?-preguntó mientras restregaba su cabecita en mi pecho.
-¿Vincent?... A perdón hasta la fecha estaba creído que mi nombre era Naraku Sunsaku.- le respondí sarcásticamente- Yo estoy bien y tu María ¿Cómo has dormido?-no me resistí a decir eso ultimo ja, ja.
Se separó espantado, y me miró aterrado a los ojos, hasta que pareció caer en cuenta de lo ocurrido anoche, unas lagrimas le rodaron por las mejillas y escondió su cara entre sus rodilla, que las llevaba flexionadas; ¿Hey tanto mal le hice?
-¿Estas bien?-pregunté acercándome a él y apoyando mi mano en su espalda.
-Si… no es nada…solo… que perdí una noche…-me respondio sollozando
-¿Cómo?-no entendí lo que decía por sus lloriqueos- Habla no mariconees…
-Perdón… quise decir, que perdí una noche… que no puedo cobrarte, me desmayé mientras lo hacíamos y…
“¡Mejor cállate!”, pensé en ese momento en que lo besé, sus labios eran aterciopelados, no me resistí e introduje mi lengua en su boca.
Dios… este chico si era una ramera…
Sus labios indecentemente abiertos me dejaron paso libre para juguetear con su lengua, inspeccionando cada rincón…
Maldito aire, pudo haber seguido ese beso de no haber sido mi falta de oxigeno, auque él ya estaba casi morado cuando me separé.
- El que debe pedir disculpas aquí soy yo… me excedí en lo de anoche- dije una vez al recuperar el aire.- acércate un poco más.
Me hizo caso, levanté sus caderas, es muy liviano, introduje un dedo en su entrada para ver si lo había lastimado tanto. En efecto… esta mujer es una tarada, o perdonen… no les mencione… cuando hablo de mujer me refiero a mi.
-Disculpa… me excedí contigo…
-No… estoy bien…- me dijo tratando de sentarse, pero al apoyar se trasero se quejó inevitablemente.
-No me mientas… no estas bien… estoy seguro que te rompí el culo y no podrás usarlo en una semana por lo menos…
-Pero ¿que importa? Tengo que trabajar igual… la comida nadie me la pone en la mesa- me dijo con desprecio…
No sé que me movió a decir aquello pero…
-Te la pago yo… ven… vístete y te llevo a tu casa…
-Estemm… yo no tengo casa…- me dijo algo apenado mientras agachaba su cabeza.
-Te vienes a la mía entonces- le dije…
Juro por mi madre que no tengo la más mínima idea de donde carajo salio eso, pero lo dije… y estaba dispuesto a cumplirlo.