Habían pasado dos horas en las que Tom debería haber estado en su casa con su Bill. Dos horas en las que Bill mordía sus uñas, nervioso.
Que Tom se tardara en llegar, solo significaba una cosa… Bill tendría una nueva rosa. …l antes las amaba, desde que a Tom se le ocurrió esa tonta idea, Bill dejo de amarlas, se podía decir que las odiaba.
Miró a la mesita que estaba al lado de él y bufó al ver cinco rosas rojas secas, ahí estaban como muestra de infidelidad por parte de Tom.
Era injusto.
Bill le había pedido a Tom que le regalara flores, porque él simplemente las amaba.
Sabía que Tom no se las iba a regalar porque sí, porque no era para nada romántico. Tenían un año de noviazgo en donde Tom le había fallado, muchas veces, y Bill no se atrevía a dejarlo porque él era todo lo que tenía. Y estaba seguro que Tom también lo amaba.
Creyó que sólo tenía un defecto o mala costumbre, Bill estaba cegado por el amor.
Un día se extraño de verlo entrar con una rosa de color rojo, Bill se sorprendió y corrió a sus brazos, besando sus labios. Tom le entrego la flor junto con una nota… al momento de leerla se le borro la sonrisa a Bill.
¿No era suficiente él? ¿Por qué tenía que serle infiel, si lo amaba?
Bill lloro y Tom lo consoló, diciéndole que en verdad lo amaba, pero él simplemente no podía dejar de hacerlo.
Y llegaron a un acuerdo: Una rosa por cada falla.
—Mierda… Tomi, no —sollozó Bill viendo las manecillas del reloj.
Apretó un cojín entre sus manos y dejo salir las lágrimas acumuladas. Las que llevaba escondiendo todo un año.
La puerta se abrió dejando paso a un Tom con una rosa en sus manos, Bill la miraba atentamente. Por un momento pensó que la podría desaparecer si la miraba fijamente.
Tom caminó hasta donde estaba Bill y se la entrego.
—Perdón —dijo Tom sentándose a un lado de él y abrazándolo—, no hace falta decir que te amo… tú lo sabes —Tom se sentía peor cada vez que lo hacía, él si amaba a Bill—, te amo —dijo besando los labios del contrario.
Bill se sentía usado, pero al estar cerca de Tom podía sentir su corazón latir sólo por él.
—Te perdono Tomi, ahora hazme saber que en verdad me amas; hazme tuyo —dijo Bill contra el cuello de Tom, agarrando la flor fuertemente sin importarle que las espinas perforaran su piel y la hicieran sangrar.
Bill ya no podía estar perdonándolo por siempre. …l había tomado una decisión.
Quería ser de Tom, por última vez.
Le pidió que se fuera a bañar, no quería que su pene entrara con los fluidos de otra persona.
Después de que Tom se limpió por fuera, le hizo el amor a Bill, mientras se susurraban cuanto se amaban. Bill con lágrimas en los ojos, beso los labios de Tom hasta quitarle el aliento, corriéndose en su mano.
—Te amo, Bill —expresó Tom besando sus labios, nuevamente.
—Tomi… esa será la última rosa, ¿verdad? —Bill sabía que iba a ser la última por parte de Tom—… Lo será —respondió el mismo, al ver que Tom no pensaba hacerlo.
Se durmió en el pecho de su amor, sintiéndose protegido…
***
Tom ya había salido a trabajar mientras Bill se quedaba en casa, solo… la última vez.
Bill tenía una hora para llevar a cabo su plan.
Se duchó y vestía un pantalón blanco con una playera blanca y una chaqueta dorada; botas blancas y maquillado como siempre, con sombras negras, rímel y lipgloss durazno, se puso la loción que más le gustaba a su Tomi.
Había recogido algunas de sus rastas que le tapan la cara con un lazo blanco; antes de eso, había salido a comprar una rosa color azul, porque sabía que era el favorito de Tom.
Escribió en una hoja de papel y suspiró, sentándose en la cama.
Se merecía un descanso por haber sufrido tanto, si Tom quería estar con alguien más… él lo dejaría, para que lo hiciera sin remordimiento.
Pensó que los dos eran muy cobardes, Tom por haber sido infiel y Bill por terminar con su propia vida. No tenía nada que perder, sentía que ya había perdido a Tom.
Tomó la flor azul y la puso arriba de la hoja… sus manos temblaban, con mucho esfuerzo agarró la pistola que antes era de su padre.
La pistola temblaba en las manos de Bill, apunto su cabeza y cerró los ojos. Un estruendo le anuncio al silencio que Bill había muerto.
Había sangre en su ropa, en su cuerpo y en el piso, cayó sin vida sobre el colchón…
[…]
Tom al llegar, lo llamo y lo único que había ahí, era silencio y un cuerpo sin alma.
Subió a ver si Bill estaba y sólo encontró su cuerpo.
—¡Bill! Mi amor, por favor, ¡contéstame! —gritaba desesperado, abrazando a Bill.
Quería darle calor a ese cuerpo que cada vez estaba más frio en sus brazos.
—Perdón, perdón, perdón —repetía en el suelo, besando los labios de Bill.
También noto que se había vestido con lo que a él más le gustaba.
Su mirada estaba perdida, veía a todos lados y no conseguía reconocer nada. Era un maldito monstro. Bill había muerto por su culpa.
Seguía con Bill en sus brazos, era suyo y no dejaría que nadie se lo quitara. Lo cargo y recostó en la cama, donde encontró la hoja y la flor azul.
“Una rosa por cada falla, perdón Tomi… ya no podía vivir así, sufriendo por ti, todo lo soportaba por ti. Hasta ayer, tú ya no eres mío, te perdí. No te culpes por eso, ahora eres libre.
¿Te gusta tu última flor?
Te amo. Bill”
Agarro la flor y delineó las facciones del cadáver, sonrió frio al pasarla por sus labios, recordando todos los besos de Bill.
Si ya no tenía a Bill, ya no tenía porque vivir.
Ubico la pistola y la tomo en sus manos, se recostó con Bill tomando una de sus manos, entrelazo sus dedos y apretó buscando valentía para hacerlo.
—Te amo —dijo antes de apretar el gatillo y cerrar sus ojos.
Otro estruendo se hizo presente, esta vez anunciando la muerte de Tom… y dándole la razón a Bill… por parte de Tom, había sido la última rosa.