En cuanto mi madre dijo que sí mi pulso se aceleró, ¡Tendría una tarde con Darrel! Le di un beso y salimos, pero antes de eso, mi nuevo Novio me regresó por un suéter, en cuanto lo tuve salí sin perder ni un segundo, anhelaba estar con él cada momento de mi vida.
-¿A dónde quieres ir?-me preguntó nada más al salir del edificio.
-A donde tú quieras llevarme-respondí misterioso.
-Bueno… tengo un lugar en mente-dijo levantándome una ceja con una sonrisa-No espero que te guste mucho.
-No digas eso, a donde me lleves está bien-dije tomándole la mano para cruzar la calle, era costumbre.
Noto que se ríe de algo pero no me dice nada, cruzamos la calle rápidamente y al llegar al otro lado me abraza por la espalda, siento una vergüenza enorme cuando hace eso, pero me agrada, es como si nada más valiese la pena para reemplazar ese momento. Me volteo y le robo un rápido beso antes de correr un poco pero me alcanza sosteniéndome por la cintura haciéndome reír.
-Darrel-me quejo riendo.
-¿A dónde crees que vas?-pregunta haciéndome cosquillas.
-No lo sé-reí y sentí un beso en mi nuca que erizó toda mi piel.
-Ah, con que intentabas huir-dice a modo de juego y me carga en sus brazos.
-¡Darrel!-dije riendo al sentirme alzado-¿Qué haces tonto?
-Verte desde otra perspectiva-dijo antes de robarme un beso que me dejó un poco mareado, eso era de lo mejor que me había pasado nunca en mi vida.
-Quiero pintarte-dijo mirándome sereno.
-¿Y cómo me vas a pintar?-pregunto cuando me baja y me acomodo la sudadera.
-Te pintare sentado en una ventana mirando la luna-dijo sonriéndome y me tendió la mano haciendo una reverencia exagerada-¿Me concede el honor de ir a mi estudio?
-Por supuesto-dije tomándole la mano.
-Hay que tomar la línea directa para llegar-dice bajando las escaleras y compra dos boletos para viajar en el metro. Asiento y esperamos apenas un par de minutos en la estación antes de que llegue.
-Bien-suspira sentándose y me deja el asiento de junto.
En cuanto me siento le sonrío, no decimos nada por un rato, el simplemente me sonríe y yo a él, tal vez estemos hechos el uno para el otro desde el principio.
-¿En qué piensas?-le pregunto al ver que mira hacia la ventana.
-En lo afortunado que soy por haber tomado esta línea desde el principio-dice dándome un cariñoso apretón en la mano que teníamos sujeta-Tu madre tiene mucha suerte.
-No lo creo-digo apenado-No hago más que darle molestias, además creo que le es muy difícil mantenerme ella sola, por eso ya quiero tener la edad para comenzar a trabajar.
-Eso es muy noble de tu parte-dijo acariciándome el rostro.
Le sonreí y noté por un momento que una señora nos miraba ceñuda, parecía estar muy concentrada o enfadada mirándonos, desvié mi mirada hacia otra chica y Darrel tomó mi rostro con cuidado y me dio un cariñoso beso del cual no quise separarme.
-¿Qué pasa?-pregunté al ver que no me soltaba el rostro y me miraba sin hacer nada más.
-Me fascinas, eso es lo que pasa-dijo sonriéndome provocando unas arrugas en la comisura de sus labios.
-Y tú a mí-dije abrazándole, sin que me diera tiempo a hacer nada me sentó en sus piernas y me recargó en su hombro, sonreí avergonzado y me acomodé, era delicioso oler aquel aroma a loción y pintura-Darrel.
-Dime-responde sin soltarme de su regazo.
-¿Me quieres?
-Muchísimo, jamás lo dudes-dijo mirándome a los ojos y me enderecé un poco.
-Yo también te quiero-dije sonriéndole.
-Ya llegamos-dijo cuando el transporte se detuvo.
-No vives tan lejos-comento levantándome y salimos-¿Cuál es tu calle?
-Aquí a unas cuadras-dice señalando calle arriba.
Es un barrio de dinero, eso se nota enseguida, lujosos autos, casas enormes, jardines bien cuidados, choferes, desearía vivir en un lugar así, por lo menos tengo que conseguir que Maribel viva en una casa grande en donde pueda cuidar de los jardines que tanto le gustan, eso debo hacer si quiero ser un buen hijo con ella y devolverle todo lo que me ha dado y encima pagarle por haber aceptado mi “condición”
-¿Cómo lo tomó tu madre?-preguntó Darrel como si me leyera la mente.
-Bien, creo-dije caminando con él de la mano-Lloró un poco cuando se lo dije-comenté-Y… no hemos hablado tanto como antes, pero me quiere.
-Es una noticia fuerte para una madre, supongo-dijo asintiendo-¿Hace cuanto se lo dijiste?
-Hace dos días-dije sonrojado-Así que ella ya sabía de ti.
-¿Enserio?-preguntó volteándome a ver y rió-Ya no estamos lejos.
-¿Cómo lo tomó tu madre?-pregunté algo tímido.
-Bien-me sonrió-Ya lo sospechaba seguramente, quiero que la conozcas después.
-¿De verdad?-pregunté emocionado, si conocía a sus padres debía ser serio, me quería como pareja de verdad.
En cuanto llegamos aprecié el espacio, era un edificio bonito, el departamento de Darrel era espacioso pero estaba bastante tirado, había trastes sucios encima de otros en el escurridor y el fregadero, había ropa y pinturas por todos lados, al igual que cuadros tanto colgados como en el suelo y los sillones, en el aire había algo que me mareaba aunque no sabía bien que era.
-Disculpa mi reguero-dijo riendo y dejó su chaqueta encima de una silla de su comedor-Ven, pasa. Vamos a mi estudio.
Asentí y fui justo detrás de él, entramos en un lugar que estaba algo obscuro, cosa que me extrañó ya que según sabía estos lugares necesitaban muchísima luz, abrió las cortinas y las persianas que estaban debajo de ellas, me costó un poco de trabajo adaptarme a tanta luz, pero cuando por fin pude ver noté que estaba bastante más alzado, había bancos y sillas pegados a la pared con cuadros secándose, en el caballete que estaba en el centro de la habitación había un cuadro que me gustó mucho en particular.
-Es hermoso-dije sorprendido.
-¿Te gusta?-preguntó sonriendo y colocó los brazos en las caderas.
-Mucho-dije mirándolo embobado-¿Puedo?-pregunté estirando los dedos.
-Aún no está bien seco, y es precisamente el cuadro que vamos a trabajar hoy-dijo abrazándome-Espera unos segundos.
Le miré salir y escuché unos cuantos ruidos bastante extraños, iba a preguntarle qué sucedía cuando entró arrastrando un sillón rojo que me llamó la atención, no lo había visto al entrar.
-¿Y eso?-pregunté.
-Aquí es en donde te vas a sentar-dijo el sonriéndome y asentí, nunca me habían retratado antes, pero seguro era divertido.
***
Le quité la chaqueta y me hizo gracia ver que temblaba un poco por el cambio de clima, me agaché a su altura para robarle un beso, no podía profundizarlos porque aún estaba pequeño y no quería asustarle, no había caído en cuenta de cuántos problemas tendría hasta que me preguntó por mi madre.
-Siéntate-pedí-Ponte en una posición cómoda.
Me coloqué detrás del cuadro preparando un poco de pintura en la paleta en lo que se acomodaba, necesitaría hacer unas pruebas para encontrar su tono de piel, rosado, tenía que pintar aquel sillón y tendría que esperar a la noche para hacer el estrellado cielo, le miré y una idea se me vino, caminé hacia el y sin meditarlo mucho jalé de su playera hacia arriba.
-¡¿Qué haces?!-preguntó sonrojado bajándola.
-¿Ah?-pregunté y caí en cuenta-Ah, sí, necesito que te la quites, así podré dibujar mejor tu espalda y los hombros.
-Está bien-asintió soltándola poco a poco y se la saqué.
-Lo siento, Cassie no quería asustarte, no pensé en lo que… sentirías-dije apenado.
-No tiene importancia-me sonrió sentándose.
No pude resistirme a darle otro beso arrodillándome frente a él para quedar a su altura y esta vez me atreví a lamerle los labios causándole una leve sorpresa pero rió, abrió un poco los labios y aproveche para introducir mi lengua lentamente, no quería volver a asustarle, le recosté un poco y sentí como su mano se posaba en mi pecho y comenzaba a tantear.
-¿Te gusta?-pregunté separándome.
-Sí-dijo sonrojado sin separar su contacto y se acercó por otro beso.
Al sentir que comenzaba a bajar su mano hacia mi vientre me obligué a detenerle, no podía aceptar que hiciese eso, si llegase a lastimarle no podría verle a la cara de nuevo. Me levanté notando su confusión y tomé mis pinceles.
-No podemos hacer eso-dije sin mirarle.
-¿No quieres?-preguntó mordiéndose el labio-¿Hice algo mal?
-No es eso Cassie-negué de inmediato-Pero si yo llegara a lastimarte terminaría en la cárcel, y no podría perdonarme jamás.
-Bien-dijo algo serio.
Cuando levanté la mirada él estaba viendo por la ventana con el seño levemente fruncido, parecía muy pensativo, su despeinado cabello castaño hacía un halo encima de su cabeza haciéndole parecer un milagro, su boca fina y rosada estaba cerrada por completo, su nariz era recta y respingada, su barbilla algo redonda aún, pues era un niño, sus ojos cafés demostraban confusión y tal vez un poco de enojo por lo sucedido, pero para mí seguía siendo perfecto.
-No te muevas-pedí y el asintió-No te enojes Cassie.
-No estoy enojado-dijo necio haciéndome sonreír.
-Se nota cuando lo estás-dije terminando el boceto, se me había pasado increíblemente rápido el tiempo, lo que me parecieron minutos meditando su forma y dibujándola habían sido no menos que dos horas.
-Te dije que no lo estoy-reclamó mirándome.
Dejé el lápiz y me senté junto a él jalándole hacia mí y le pasé su playera, pero en lugar de colocársela me miró severo haciéndome mirar al cielo, ya comenzaba a obscurecer y apenas iban a dar las seis.
-¿Qué puedo hacer para en contentarte?-pregunté y vi su sonrisa, lo había planeado.
-Sólo déjame tantito-pidió con un puchero falso haciéndome reír.
-Dime exactamente hasta donde quieres llegar-dije sosteniéndole la mano antes de que comenzara a tocar.
-Quiero… -dijo deteniéndose y me miró a los ojos-Quiero ver.
¿Ver?, eso me extrañó, mi querido niño inocente resultó ser más pervertido de lo que había pensado, le miré unos minutos ¿Podría contenerme sin hacerlo mío en ese mismo lugar cuando comenzara?
-¿Nunca has visto uno?-pregunté incrédulo.
-No veo pornografía-dijo sonrojado.
-Prefieres en vivo-dije apoyando mi codo en el sillón y mi rostro en la mano mirándole y suspiré largamente-Estas muy… despierto para tu edad.
-No hace ningún daño-dijo rápidamente.
-Sí que lo hace-dije riéndome y vi su molestia-Te asusta que te quite la playera.
No podía creerlo, sólo había hecho pucheros y estaba desmoronando mis defensas, negué un momento y me lancé a su boca, sólo le dejaría un poco, no podía llegar muy lejos y teníamos poco tiempo.
Cassie se aferró a mi camisa mientras yo le besaba el cuello y al igual que la vez pasada comenzó a tocar, pero esta vez sólo desabotonó mi playera y tanteo mi cuerpo haciéndome sentir unas corrientes eléctricas recorrerme con cada tacto de sus deditos, solté un suspiro sin poder evitarlo, me estaba poniendo, comencé a tocar su pecho pequeño y suave, sabía que estaba mal, tremendamente mal lo que estaba haciendo, me separé recostándome y le pedí un momento, necesitaba pensar, pero antes de que me diera cuenta me había desabrochado el pantalón y comenzaba a tocar terrenos completamente nuevos para él.
-Cassie-llame intentando detenerle-No, Cassie esto está mal. Hazme caso.
Pero mis suplicas fueron mudas ante sus oídos…
***
Sentí la mano de Darrel intentando apartarme débilmente, pero no me quité, había esperado por esto desde que le había visto, no entendía por qué intentaba quitarme si lo estaba disfrutando tanto, desabroché su pantalón y acaricié, estaba caliente, sentí como si me mojara y sorprendido llevé mi mano a mi pantalón, estaba mojado, lo desabroché y lo boté lejos, me daba pena, pero el estaba en la misma situación que yo, bajé sus calzoncillos y sentí cómo su mano se aferraba a mi cabello cuando respiré, cosa que me hizo sonreír, lo estaba disfrutando.
-Cassie para ya-pidió apretando los ojos cerrados.
En lugar de hacerle caso tomé su pene entre mis manos, estaba muy caliente y era más grande que el mío, eso no me gustó mucho, un temblor le recorrió cuando hice eso, así que comencé a mover mis manos como cuando yo me daba placer, no podía ser muy diferente, pero mis calzones empezaban a apretar un poco.
-Darrel-llamé y no pude aguantar un gemido cuando me tocó, me doblegué sobre su pecho y me levantó el rostro para darme un beso como el anterior.
-Vas a pagar Cassie-me dijo a modo de broma antes de reír y me sentó en sus piernas tomando su miembro y el mío con una sola mano, me estremecí al sentir su caliente carne contra la mía y como comenzaba a mover su mano experta masajeándome por completo.
Intenté decirle que se detuviera pero no podía tomar el aire que necesitaba y al mismo tiempo hablar, me agité demasiado y me abracé a sus hombros con fuerza escondiendo mi rostro en su pecho y sentí como salió todo tibio y húmedo, pero el continuaba, claro, aún no terminaba, pero solo provocaba que saliera más y más de mi hasta que llegó el también.
-Darrel-dije riendo y le besé.
-Ay Cassie-suspiró intentando calmarse él también-¿Quién diría que te aprovecharías tu de mi y no yo de ti?
Reí por lo que había dicho, sabía que le había gustado tanto como a mí, me recosté en su pecho cerrando los ojos, me había cansado bastante y ahora sólo quería descansar.
-Tengo que limpiar esto-dijo levantándose tal y como estaba y desapareció por la puerta, yo cerré los ojos y sin darme cuenta me quedé dormido, me desperté al sentir algo húmedo en mi vientre y vi a Darrel limpiándome con papel.
-No quería despertarte-se disculpó, el resto de las cosas ya estaban limpias, me subió los calzoncillos sin decir nada y me dio el pantalón-Lo que hiciste estuvo mal, Cassie-me dijo severo y encendió un cigarrillo-Si hubiese sido cualquier otro pude aprovecharme de ti.
-Pero no eres cualquier otro-dije abrazándole como disculpa.
-Niño curioso-dijo revolviéndome el cabello-Vámonos ya, le dijiste algo a tu madre y hay que cumplirlo-Dile que estoy haciendo un retrato tuyo ¿sí?
-Bien-asentí y le di un beso, era hora de regresar a casa.