Era una tarde tranquila de otoño. Shinya estaba sentado en la cama leyendo un libro mientras Toshiya se daba una ducha. Nada más entrar a la habitación para vestirse, el mayor habló:
—¿Qué estás haciendo, Shinya? – preguntó mientras se ponía la ropa.
—Leyendo. –Levantó la mirada y se percató de que ya estaba casi vestido. —Ya me acabo el capítulo. –Entró una brisa por la ventana que le hizo temblar. —¿Puedes cerrar la ventana, por favor? Es que tengo frío. –dijo mientras devolvía la vista al libro.
—¿Tienes frío? –Toshiya se acercaba a Shinya cada vez más en la cama hasta quedar sentado a su lado. —¿Y seguro que no quieres otra cosa mejor para el frío? –preguntó con picardía en su voz mientras acercaba su rostro al cuello del menor y una de sus manos vagaba por la cintura del rubio.
—Totchi no, que te veo las intenciones. –lo regañó el otro.
—Vamos, un poquito, solo un ratito. –Toshiya sacó la cabeza de su escondite y lo miró a los ojos poniendo uno de sus mejores pucheros mientras la mano que estaba en la cintura vagaba por debajo de la camiseta de Shinya y en su cuello se podía ver una marca del reciente beso que le había dado su pareja.
—No. –sentenció el batería mientras se separaba del moreno e intentaba levantarse de la cama dejando el libro a un lado. Al ver que Toshiya no le dejaba se removió un poco más en el abrazo que lo apresaba y se quejó. —Tengo que ir a comprar antes de que cierren el supermercado. –Toshiya hacía caso omiso de él y cada vez más iba enterrando su rostro en el vientre del pequeño que tuvo que sentarse en la cama para dejar que el otro lo abrazara. Pero el moreno seguía insistiendo y ahora su otra mano vagaba por el trasero del rubio. —¡Toshiya! –se quejó más fuerte, pero seguía igual.
—Déjame estar un ratito así. –pidió Toshiya con la voz más dulce y más cariñosa que podía poner.
—Está bien. –Al final se rindió. Toshiya era como un niño pequeño y en ese momento solo quería un poco de cariños y caricias dulces que Shinya no tardó en proporcionárselas.
Tras unos minutos así, en que la paz era lo único que reinaba en esa casa, Shinya se decidió:
—Vamos Toto, que nos van a cerrar el súper. –susurró levemente separándose de él con calma y cuidado.
— Ya voy. – dijo aún un poco adormecido, y es que poder embriagarse así de Shinya siempre lo dejaba un tanto aturdido.
Más tarde ya en el súper, la pareja discutía y compraba tranquilamente.
—¿Qué quieres de cenar hoy? –preguntó Shinya inocentemente y se encontró con la mirada de deseo de Toshiya que le levantaba una ceja. Giró su rostro y suspiró.— Te lo pregunto en serio.
—Cualquier cosa, me da igual.— Al ver que Shinya no le seguía el juego se rindió
—¿Compramos algo de postre? ¿Te apetece un helado? –propuso el joven un tanto entusiasmado con la idea.
Toshiya miró a los lados y no vió a nadie. A esas horas el supermercado estaba bastante vacío. Entonces aprovechó para arriesgarse y rodear la fina cintura de Shinya con uno de sus brazos y darle un beso en la mejilla.
—Me apeteces tú.—susurró suavemente, tratando de ser seductor.
—¡Totchi!—lo regañó el rubio, separándose de él un tanto sonrojado. —¿No puedes comportarte más seriamente? Pareces un niño pequeño. – se quejó al ver el puchero que le había puesto el mayor.
—En el fondo te gusta. –le dijo ante su sonrojo con una sonrisa perversa.
—Está bien.—Shin solo pudo asentir y reconocerlo.—Vamos.
Después de cenar los dos chicos se sentaron en el sofá a reposar la comida mientras veían algo en la televisión. Shinya estaba sentado bastante cerca de Toshiya. Una de las manos del moreno le acariciaba el muslo. Entonces Toshiya se separó un poco de él para mirarle a la cara mientras le acariciaba suavemente el pelo.
—Shin –lo llamó cariñosamente.
—¿Mmm? –murmuró el otro dirigiendo su vista al rostro del más alto.
—Hoy he estado hablando con Kyo y me ha recomendado otra postura.—hizo una pausa para ver como reaccionaba el rubio, pero su cara tenía una expresión extraña así que continuó.—¿Quieres probar?
—¡¡No!! –Enseguida Shinya se negó y se alejó un poco de él para poder sentarse correctamente en el sofá.
No era la primera vez que Toshiya le decía algo así. Hacía tiempo que era pareja y por consiguiente habían hecho el amor muchas veces y en distintas posiciones y circunstancias, pero últimamente parecía que Kyo y Toshiya estaban maquinando algo. Toshiya siempre proponía posturas que le recomendaba Kyo.
—¿Y por qué te pasas el día hablando con Kyo de eso? –preguntó en un tono que era una mezcla de enfado y confusión.
—Porque los dos tenemos pareja y queremos satisfacerlas. –respondió el moreno como algo obvio, enterneciéndose un poco por la reacción inocente de Shinya.
—Eso es para tu propia satisfacción.—se quejó el rubio decidido a ser firme en ese asunto.
—¿Entonces, no quieres? –El rostro de Shinya le hizo saber que no.—Kyo me ha dicho que a Ruki le gusta mucho.
—Totchi, a mí me da igual lo que haga Kyo con Ruki pero tú y yo somos diferentes. –explicó. Al ver que Toshiya no reaccionaba decidió decírselo claramente, estaba claro que Toshiya no entendía las indirectas ni captaba el tono de la situación.
—¡Estoy harto de tus posturas! Son muy incomodas y lo único que hago es hacerme daño y no disfruto nada. Además siempre te siento distante. Me gusta más cuando puedo mirarte a la cara y abrazarte.
—Bueno, podemos hacerlo normal. –Estaba claro que Toshiya no se iba a rendir fácilmente.
—¡No! –El menor se estaba ya desesperando, no entendía nada.
—¿Por qué?
—Porque estoy cansado y dolorido. –Shinya bajó su tono de voz hasta hacerlo casi un susurro. Estaba bastante sonrojado y avergonzado.
—¿Dolorido? –O se hacía el tonto o era tonto. Shinya asintió—¿Lo hacemos muy seguido? ¿Muy fuerte? ¿Muy grande? –preguntó, primero con preocupación, luego dispuesto a hacer rabiar al menor, mirándolo con picardía.
—Un poco de todo – admitió sonrojándose.
—Sobretodo lo último, ¿no? –Le encantaba molestarlo así, cuando se sonrojaba y era tan inocente le gustaba mucho más.
—¡¡Totchi!! –Shinya lo regañó, chillando casi su nombre en su oído y le pegó un manotazo fuerte en el brazo, realmente enfadado.
—Perdón, perdón, era una broma. –se disculpó el mayor, tocándose la zona golpeada algo adolorido.
Shinya giró su rostro hacia el otro lado, cruzándose de brazos. Estaba enfadado, Toshiya no comprendía nada y cuando actuaba así no le gustaba nada. El bajista intentó hablarle y tocarle pero Shinya no reaccionaba bien.
—Perdona Shin, no sabía que sentías todo eso.—se disculpó el otro seriamente, realmente no quería tener problemas con su pareja.—Esas cosas tienes que decírmelas si no, yo no lo puedo adivinar.
—Claro, como siempre soy el que recibe... –se giró para mirarlo a la cara y descubrió que el rostro de Toshiya expresaba algo de remordimiento, pero aún así continuó. Quería que su pareja lo entendiera del todo.— La zona acaba dolorida y desgastada con tanto... –No encontró las palabras para continuar y bajó su rostro avergonzado mientras Toshiya pasaba los brazos por el cuello del rubio abrazándolo y haciendo que lo mirara a los ojos. Sonrió con picardía.
—Pero te gusta. –Shinya se separó bruscamente y le pgó otra vez en el mismo sitio.
—¡¡¡Totchi!!! –No aprendía nada.
—Está bien. –Al final se rindió, pero Shinya no lo miraba, había girando su cara hacia el otro lado. El moreno lo cogió de las manos suavemente acariciándolas con ternura, haciendo que Shinya se girara. Entonces le dio un corto beso en los labios. —No haré cosas raras a no ser que tú me lo pidas. –prometió con una sonrisa tranquila en el rostro.
—Bien dicho. –Parecía que Toshiya lo había entendido al fin y todo volvía a la normalidad
—¿Pero no se puede hacer ni una excepción?
—¡¡No!!
La discusión duró toda la noche.