Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Te vi sentado en un balcón por FanDeixSaso-x3

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

...

 

Es increíble lo rápido que pasa el tiempo; lo que me pareció una ”curiosa experiencia” se ha convertido en mi “día a día”. Ya ha pasado un mes desde que conocí a Deidara, 4 semanas desde que sé que me gusta, y 3 semanas desde que Itachi me dijo que el también le gustaba. Pero por más que me cueste decirlo, he continuado mi vida tal y como siempre, sino es que de otra manera; ya que a veces la monotonía se hace presente, pero cuando estoy con Deidara… en verdad me parece que nada es igual que antes.

 

¿Tal vez estoy loco…? No, solo enamorado.

 

-Un… ¿Sasori…? ¿Holaaaaaa…?-   Un movimiento frente a mis ojos, como si intentaran devolverme a la realidad, logro hacerlo. Reaccione, parpadee un par de veces, y mire a Deidara por inercia; y es que, cada vez que algo pasa, busco refugiarme en el azul de sus ojos.   -¿Escuchaste lo que te dije, un?-   Pregunto sonriendo, ocultando muy bien su obvia molestia.

 

-Yo… No. Perdón, estaba distraído. Pensaba…-   Conteste, devolviendo la mirada hacia el piso; pues caminábamos hacia la escuela, como muchos otros días.

 

-Últimamente estas muy distraído, un… ¿En qué pensabas?-   Lo mire de reojo, ocultándome bajo algunos mechones de mi cabello.

 

-Yo… Nada importante. Lo siento-   Me disculpe, de una manera un poco tonta, ya que me estaba poniendo nervioso, y ni sabía el porqué.

 

-También has estado muy callado y pensativo, un… ¿Algo te preocupa?-   Inquirió nuevamente, ocasionando que una extraña y desconocida sensación de malestar invadiera mi estomago; lo que me saco una nueva de descontento.   -¿Te encuentras bien, un?-   Pregunto, al mirar que me había detenido por unos segundos.

 

-Estoy bien. Pero…-   Por un momento quise decirle algunas de mis penas, las cuales son desconocidas para alguien que no sea yo; pero decidí callarme, y seguir caminando como si nada hubiese pasado, dejándolo atrás.  

 

-¡Sasori, espera, un!-   Se quejo, pero no me detuve.   -¿Qué te ocurre?-   Pregunto, algo molesto.

 

-Llegaremos tarde a la escuela. Vamos-   Dije de una manera suave, casi fina y aguda. Me detuve un momento, y mire hacia atrás.   -¿Deidara…? ¿Vamos?-   Pregunte, un tanto sumiso y abatido; o más bien, cansado.

 

-No, hasta que me digas que te sucede ¡un!-   Dijo, cruzándose de brazos. Yo suspire, rendido.

 

-… Dime, ¿cómo quieres que te diga algo que ni yo mismo sé? ¿Cómo esperas que te explique algo que ni yo entiendo? Por favor, te diré lo que me sucede cuando logre descifrar que es-   Me gire para encararlo, y mirarlo a los ojos. Podría asegurar que estos estaban vidriosos, y que mi rostro de agonía se reflejaba perfectamente en ellos. Pero, ¿Por qué estoy así? Últimamente, creo que no soy yo mismo…

 

-Seré el primero en enterarme, ¿ok, un?-   Finalmente volvió a caminar, hasta llegar a mi lado para poder ir juntos.

 

-Está bien-   Respondí sin ánimos, un tanto aburrido.

 

-¿Por la garrita?-   Poso su mano frente a mí, con el meñique extendido.

 

-¿Qué?-   Pregunte con una sonrisa en los labios al ver ese acto tan infantil. Si mi memoria no me falla, eso es de la película “Tierra de osos”. Lo mire divertido, el me miro serio; por unos momentos el silencio gobernó, mientras nuestros ojos no perdían contacto.   –Por… la garrita-   Hice lo mismo que él, y juntamos nuestros meñiques para sellar el “trato”.

 

-¡Perfecto, un!-   Dijo animado, mientras seguimos caminando.

 

 

Es la tercera clase, lengua extranjera; no me concentró, por lo cual no hago el trabajo correspondiente. Me he vuelto un poco flojo, pero ahora simplemente me siento muy cansado como para escribir algo; así que por eso me encuentro recostado sobre mis brazos, con el rostro cubierto, casi dormido.

 

-¡¡Sasori!!-   Un golpe en mi espalda, acompañado de ese grito, hizo que me quejara en silencio; opacando mi vos en mis brazos. Descubrí uno de mis ojos, y busque al poseedor de aquella vos tan familiar: Pein.  

 

-¿Qué quieres?-   Pregunte, entre molesto y fastidiado.

 

-Nada-   Dijo tranquilamente mientras se sentaba en un lugar frente al mío.   –Es solo que has estado en la misma posición los últimos 10 minutos, y quería asegurarme de que no habías muerto-   Sentencio, por lo que volví a esconder mi rostro. Me quede callado, con la falsa esperanza de que así se fuera; pero como era de suponerse, no fue así.   –Te ves cansado… ¿Has estado fumando mota?-   Aunque no lo vi, podría jurar que tenía una sonrisa en los labios al decir lo último.

 

-Jodete, Pein-   Proteste sin mirarle ni inmutar mi posición.

 

-Ya. En serio, ¿Qué te pasa?-   Su vos sonó preocupada, pero seguí sin moverme y sin decir palabra alguna.   -¿Sasori?-   Tomo mi cabello por la nuca, y levanto mi rostro con algo de brusquedad; pero me deje hacer, quejándome levemente por la incomodidad.   –Sigues vivo-   Aclaro y me devolvió a la posición en la que estaba.

 

-…Dolió-   Me queje nuevamente, incorporándome de tal manera para poder verlo, mas sin embargo seguía recostado sobre mis brazos.

 

-¿Y bien?-   Pein me miro, yo lo mire; ambos nos miramos, y no dijimos palabras por unos segundos.

 

-¿Y bien, qué?-   Pregunte, desviando la mirada hacia el suelo. Realmente no lo entiendo.

 

-¿Por qué ese ánimo? Te ves peor que Itachi en sus días depre- 

 

-Mm… Tal vez, pero… no sé. Solo no estoy de humor-   Suspire suavemente, casi sin inmutarme.

 

-Espero que solo sea eso-    …Sinceramente, yo también espero que solo sea así. Mire a Pein alejarse, paso por paso, lentamente…

 

 

Me siento mal, lo que horas antes era solo “cansancio” o “aburrimiento” se ha convertido en “cansancio extremo” o “fatiga”. El cambio de clase me parece condenadamente largo, mi siquiera tengo ánimos de caminar, por lo que arrastro los talones. Valla, ¿Qué le ha pasado al Sasori que solo quería venir a clases para despejar su mente? Ahora parece que mi mundo se despeja solo cuando hay viento, y estoy en el transcurso de mi casa a la escuela, o viceversa.

 

Esto es frustrante, no sé lo que me pasa. ¿Tal vez estoy enfermo?

 

-¡¡Sasori, un…!!-   ¿Por qué todo mundo tiene la costumbre de gritar mi nombre aunque estoy a un par de pasos? Como sea, unos brazos me rodearon por el cuello, abrazándome por detrás. Yo simplemente suspire pesado, pues ese peso extra me cansaba aun más.   -¿Qué te sucede?-   Inquirió Deidara, porque no hace falta que lo vea para reconocer su vos.

-Nada. ¿Qué haces aquí?-   Pregunte, deteniéndome, pero con el encima.

-Nada, un. Simplemente te vi, y quise saludarte antes de irme a mi clase. Así que hola, y ¡adiós, un!-   Libero mi cuerpo de su agarre, y se fue corriendo, como es costumbre suya. Yo simplemente seguí mi tortuoso camino.

 

Llegue al salón, y todas las luces estaban apagadas; recargué mi cabeza en el cristal de la ventana, y cerré los ojos. Me reincorpore, mire hacia todos lados, y encontré al resto de los integrantes de mi grupo dispersos por la escuela; seguramente es una hora libre.

 

Decidí dirigirme a dirección, y preguntar por el profesor de química, para así poder vagar libremente y sin preocupaciones por la escuela. Como supuse, el hombre no está, por lo que decidí ir a un lugar más calmado, donde pueda pensar a solas.

 

Camine con un poco mas de ánimos hacia uno de los edificios donde no me dan clases, subí las escaleras casi corriendo; y al llegar al pasillo deje mi mochila en el piso y recargué mis brazos en el barandal, para poder admirar la noche gélida y fría. Esta escuela, a diferencia de otras, tiene todos los pasillos de los segundos pisos resguardados con una pequeña barda, por lo que cualquier persona en estado depresivo –incluyéndome- podría aventarse sin ningún problema; aunque claro, es poca la posibilidad de muerte.

 

Di un gran suspiro de alivio, mientras un acogedor viento soplaba fuertemente contra mi rostro, revolviendo mi cabello; pero eso no me molesto en lo más mínimo, de hecho, hasta me pareció agradable. Abrí los ojos, pues lo había cerrado para que no entrase polvo en ellos, y mire la plaza cívica, donde estaban algunos muchachos jugando futbol soccer; y entre ellos, reconocí a Hidan e Itachi. Volví a suspirar, complacido porque Itachi –supongo- ya dejo su estado depre a un lado.

 

-¡Sasoriii…!-   Al escuchar esa vos estuve dispuesto voltear, pero un par de manos cubriendo mis ojos me lo impidieron, además de un cuerpo pegándose al mío por detrás.   -¿Qué haces, un?-   Deidara me soltó, y se coloco a un lado mío, para admirar la vista de los muchachos del partido de futbol.   -¿Juegan bien, he?-   Comento sonriendo; yo lo mire, luego mire directamente el balón que iba de un lado al otro. Parpadeo un par de veces, antes de comprender algo…

 

-¿Qué haces aquí? Deberías estar en tu clase-   Cuestione sin mirarle.

 

-Seeh, un… Pedí permiso para ir al baño, pero creo que los están limpiando, y no me dejaron entrar; cuando volvía te vi, y decidí hacerte compañía un rato antes de aburrirme de nuevo en historia, un-   Me mantuve callado, mientras él alzaba la vista para mirar las estrellas. Suspire, cansado.   -¿Ahora si vas a decirme que es lo que te pasa, un?-   Pregunto calmado, yo solo lo mire.

 

-Deidara…-   Empecé a hablar por inercia. No sé ni lo que estoy haciendo, ni lo que estoy a punto de hacer.   –Me gustas…-   Ahora, no sé qué pensar; y mucho menos se que hacer. Tal vez solo debo… ¿Esperar que él haga o diga algo?

 

-Sasori…-   Dei se acerco a mí, pero no me inmute en lo absoluto. Solo me dedique a mirarle a los ojos.   –No sabes… lo mucho que he esperado que sientas eso, un-   Se acerco aun mas a mí, hasta quedar frente a frente; separados por unos cuantos centímetros. ¿Quién diría que es más alto que yo?   -Tú también me gustas, desde que te vi; y me sigues gustando-   Sentencio, acariciando mi cabello junto con el suave viento que soplaba.

 

No pude resistirme más, y acorte la poca distancia que nos separaba besándolo en los labios de una manera suave, y hasta un poco tímida. Era un impulso que nació de la nada, necesitaba hacerlo. Me mantuve quieto, disfrutando del calor de sus delgados labios, después de todo, era mi primer beso… Luego de unos segundos, nos separamos.     

 

-Espero que seas consiente que a partir de hoy seremos novios, un-   Dijo nervioso y suavemente, pues su vos tembló un poco. Yo sentía como mi corazón retumbaba en mi pecho, pero de igual manera sonreí tontamente y asentí.

 

-…Yo seré el dominante-   Sentencie, casi riéndome de mi comentario, ya que era un poco fuera de lugar; y estaba feliz.

 

-No me importa, un. Solo quiero estar contigo-   Sus brazos rodearon mi cuello, abrazándome mientras acariciaba nuevamente mi cabello.

 

-Deidara…-   Llame aun mas su atención, sin dejar de mirarle a los ojo.   –Creo que deberías volver a tu clase-   Comente, un poco molesto, pero es por su bien; no quiero que tenga malas calificaciones por mi culpa.

 

-Cierto, un…-   Su pesado suspiro choco contra mi rostro, su aliento tiene un suave olor a vainilla; es tan delicioso.   –Nos vemos al rato, un-   Se alejo de mi, beso dos de sus dedos, y los coloco sobre mis labios antes de irse.

 

Lo observé alejarse… En verdad tiene una sexy manera de caminar, ¿será que lo hace a propósito? Ja, no lo dudo.

 

Cuando desapareció de mi vista, decidí seguir viendo el partido de futbol. Estaba sonriendo como idiota, baje la vista hacia los muchachos, y entonces mi estúpida sonrisa desapareció de mi rostro; transformando mi expresión en una de asombro, frustración, y algo de tristeza.

 

¿Cómo es que fui tan idiota como para haberme quedado en el mismo lugar donde TODOS vieron como besaba a Deidata, en especial, mí mejor amigo?

 

Solo pude terminar de ver como Itachi salía corriendo, desapareciendo por completo de mi vista, y posiblemente, desaparecerá por completo de mi vida...

 

¿Acaso he sido un completo idiota el día de hoy?

Notas finales:

Espero les haya gustado, me sigan leyendo, y dejen RR :DD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).