Abro los ojos, estoy en un bosque. Me despiertan los chillidos de una especie de animal, de lejos parecen provenir de un zorro, pero de unas dimensiones más grandes de lo normal.
Me acerco y descubro que tienes más de humano que de kitsune. Tu cuerpo es de tez canela aunque tus uñas acaban en garras negras. Tienes orejas de humano y también de zorro, uno de tus ojos es de color rojo con el iris alargado como los gatos y el otro, en cambio, es azul cielo y de pupila redondeada. Tus cabellos y parte del pelaje son rubios como el oro. A ello, se le une unas marquitas que se asemejan a unos lindos bigotes y una dentadura con colmillos no demasiado prominentes. ¿De dónde habría salido una criatura tan hermosa… tan bella?
Una de sus patas, o debería decir pierna, estaba atrapada bajo un cepo. Te ayudo a quitártelo, por suerte, no te dejó una herida demasiado profunda. El semi-kitsune me lo agradece lamiéndome la cara y eso me pone. Quiero poseer a ese ser divino.
Te robó un beso, saboreo esa boquita tan deliciosa que tienes. Tú me miras extrañado con esos ojos tan dispares. Empiezo a deslizar mi lengua sobre tu piel y descubro que eres macho. Bueno, no importa, sigues siendo perfecto.
Te resistes. Intentas arañarme con esas uñas afiladas, pero te agarró ambos brazos con una mano y te inmovilizó. A pesar de tu fiero aspecto, no eras tan fuerte como creía. Mientras, con la otra mano empiezo a masturbarte, no sin antes admirar un primer plano de ese cuerpecito medio-animal tan sexy.
Tu cuerpo sigue retorciéndose, pero esta vez de placer, y empiezas a gemir levemente. Tu mirada se clava junto a la mía y continúo besándote, esta vez juntando nuestras lenguas. No quiero que esto acabe nunca, kitsune mío.
Me quito el pantalón y los calzoncillos y junto mi miembro con el tuyo, que chocan de goce. Entonces ensalivo tres de mis dedos, localizo tu entrada y comienzo a meter uno de ellos suavemente.
Intentas darme patadas del dolor. “Tranquilo” te susurro, “después ya no te dolerá”. Cuando noto que te vas dilatando introduzco un segundo dedo, y después un tercero, hasta que noto que estás listo. Entonces, elevo tus piernas y penetro en ti de una estocada. Esta vez tus garras se clavan en mi espalda, pero no me importa. Estás tan estrecho, que muero de placer. Aunque intento no moverme hasta que tú no te muevas primero.
En cuanto tu cuerpo se adapta al mío, empiezas a agitarte lentamente y yo mientras voy acelerando el ritmo de las embestidas. Me doy cuenta de que he dado en tu punto más sensible cuando pegas un increíble grito de placer. Qué pena que no puedas decir mi nombre en alto, pero me conformo con tus gemidos.
Estás casi en el orgasmo, pero rápidamente cambio de posición. Te dejo en cuatro, y vuelvo a embestirte con más fuerza y más profundamente que antes y mientras te masturbo al ritmo que me muevo. No tardas en acomodarte, es más, parece que esta postura te es más cómoda. Quieres correrte, pero aún no te dejo. Sujeto tu miembro y sigo moviéndome hasta que noto que estoy a punto de irme…
Finalmente, mi esencia inunda tu interior y tú te corres en mi mano. Nos dejamos caer del cansancio. Jamás había sentido algo tan intenso como esto…
Cierro los ojos y un poco más tarde los abro sobresaltado y con la respiración agitada. Estaba otra vez en mi habitación y sentía algo húmedo debajo de mis sábanas. ¿Todo había sido un sueño?
Epílogo
Otra vez clases… Hoy andaba algo más distraído de lo normal, no me podía quitar aquel sueño de la cabeza, aquella criatura tan hermosa y provocativa…
De repente me choque con alguien.
-Gomen nasai.- se disculpo. Mis ojos se abrieron como platos. ERA MI RUBIO ZORRITO. Aunque con algunas diferencias evidentes: sus dos ojos eran azules, y no cada uno de un color. Tenía marquitas, pero no tan llamativas. Y, por supuesto, no tenía orejas ni uñas de zorro.
-No importa.- respondí.- Ha sido culpa mía, estaba distraído.
-Por cierto, me llamo Naruto Uzumaki ¿y tú? Soy nuevo por acá y no conozco a nadie aún.
-Soy Sasuke.- le dije mientras me acercaba a él.- Y estaré encantado de ayudarte.
Es más, no te quitaré el ojo de encima en todo el curso, kitsune mío…