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Sasuke, el miedoso por Maria

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Notas del fanfic:

La ailurofobia es el miedo injustificado a los gatos.

Por favor tenganme paciencia, ya subo el 2 cap ;D.

Naruto no me pertenece.


antes.

Sasuke era un muchacho frío, casi nunca hablaba y casi nunca sonreía, de hecho había dejado de sonreír desde que Itachi había matado a todo su clan.

Él se había entrenado en Konoha, la aldea en la que se refugió cuando era niño, junto con Sakura, una loca obsesiva que se la pasaba gritando su nombre… una vez llegó a pensar en ponerle copyright a su nombre, así tal vez dejase de gritarlo.

Había dejado la aldea cuando vio lo inútil que resultaba y así no conseguiría su venganza, así que se fue con Orochimaru… otro loco obsesivo que quería su cuerpo (¡Ja, como si eso llegase a suceder!).

Pero había valido la pena haber soportado todas las insinuaciones sexuales del pedófilo, también verlo todas las noches usar una falda y ver shoujo (y vivir con la idea de que Orochimaru fantaseaba con apoderarse de su cuerpo y ponerle una falda… ufr), ya que se había hecho más fuerte.

Pero una vez Orochimaru había dejado de servirle, decidió acabarle.

Cualquiera diría que era una persona fuerte y que no le tenía miedo a nada.

Pero, él era una persona muy complicada y sí le temía a algo. Mejor dicho, le tenía pánico a algo. (Y no era su hermano).

Y cuando veía ése algo, ya no era tan galán ni era tan fuerte.

Era débil, sumiso.

¿Qué puede ser tan malo para convertir a la fiera en un indefenso gatito?

Pues eso mismo.

Eran los gatos.

Por suerte, su miedo era controlado, él podía esconderlo y a veces reprimirlo.

Si algo le agradecía a Konoha, era haberle permitido hablar con aquél psicoanalista.


Sasuke saltó pisando fuerte sobre la corteza del árbol y agarrándose de las manos a las ramas para hacer piruetas cuando sus pies no podían alcanzar las ramas. Era seguido por tres ninjas, que cansados intentaban seguirle el paso.

—¡Sasuke!, ¿podemos parar? —Karin, la chica del grupo, alzó la voz intentando captar la atención del muchacho, que como de costumbre la ignoró.

Había expresado lo que los otros dos querían decir. Estaban muertos del cansancio. Un minuto más saltando o si veían a otro árbol, gritarían.

Ya habían pasado varios días corriendo, desde que Sasuke había dado muerte a Orochimaru, ¡y ya querían descansar!

De todos modos, de aquí a que encontraran a Itachi pasaría un laaaargo tiempo.

Pero Sasuke no paró sino hasta después de una hora, cuando ya eran de noche. Quizá deberían estar agradecidos, la otra vez no habían parado sino hasta después de que éste les habló.

—Éste es un buen lugar para descansar, —todos ya habían, sin embargo, hecho ya su intento de campamento y prendido la fogata (Suigetsu se fue alejando de ellos, probablemente buscando un lago… ¿por qué Sasuke no podía hacer el campamento cerca de un río o algo así?).

El Uchiha alzó una ceja, observando confundido la luna. Algo estaba mal, muy mal. Por su espalda recorría un espasmo.

No sabía por qué, pero ése lugar le ponía de nervios. Al principio había detectado que era un lugar apacible, pero desde que aterrizó… era como si algo le… mirara.

Decidió ignorar ése miedo y se fue hasta la fogata, sintiéndose tonto por querer estar tan cerca de la luz y de la compañía humana.

Sasuke se fue calmando a medida que iba pasando el tiempo, Karin disfrutaba alegremente de su compañía e incluso aprovechó a acurrucarse, Sasuke la dejó hacerlo, sintiéndose más calmado y a la vez avergonzado porque ¡él ya no era un niño!

Pero él nunca hizo ver su miedo.

Suigetsu llegó una hora después, en forma de agua, asustando a Karin por detrás, quien gritó e hizo que el Uchiha temblara y apretara los dientes tratando de no gritar.

Nadie se dio cuenta de esto, menos Juugo, que alzaba una ceja, preguntándose qué podía ser tan horrible para espantar al Uchiha.

Decidió no decir nada.


Era mejor salir de ahí, Sasuke no podía conciliar el sueño, no podía.

Se recostó en una rama, después de haber abandonado el campamento, aún con el miedo persiguiéndole.

¿Qué era eso?

¿Qué era eso?

No tenía idea, pero le incomodaba.

A eso de las dos, después de haber casi conciliado el sueño, Sasuke sentío un curioso peso y la textura de bolitas que caminaba encima suyo.

No supo por qué, pero tuvo la urgente necesidad de llamar a su mamá.

Abrió los ojos, ya sabiendo que era un animal, no exactamente qué clase, pero sabía que era uno. Se paralizó al darse cuenta de que dos grandes y felinos ojos le miraban con necesidad.

Estaba mudo, no sabía que hacer. Quería espantar al gato, de todos modos ya había aprendido a controlar su miedo, pero sus piernas estaban muertas y su cuerpo no respondía.

Abrió la boca, con los ojos bien abiertos observando como el gato se acercaba, aterrorizado.

El gato no había terminado de maullar cuando ya Sasuke había gritado como niña.


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