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Amanecer por Red Chaos

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Notas del capitulo:

 

Tengo diabetes. Di-a-be-tes. Y probablemente entre en estado de coma pronto k9

 

Y ya, sé que juré que no subiría mas fanfics hasta continuar los que tengo pendientes, pero es que este ya lo había hecho :c estaba en mi blog y quise subirlo porque si (: Y porque tenía quince fanfics en mi cuenta, y odio los números impares xDD

 

En fin, saludos a esas preciosas y leales lectoras que siempre leen mis boberías <3 Las amo.

 

Muah (k)

 

Amanecer

 

 

 

 

 

De cierta manera siempre fue un gran fanático de los colores. Constantemente, y desde que era un pequeño chiquillo le llamaron la atención. Por lo mismo no le extrañaba que cada vez que sus ojos pardos se posaban sobre la fiesta de tonalidades en el cielo a tempranas horas de la madrugada, se sintiera de una manera un poco desconcertante aun para si mismo; feliz.

Porque los amaneceres para él eran la combinación perfecta de matices. El momento perfecto del día que daba forma y brillo a las horas que le seguían, otorgándole paz y armonía al ambiente.

Y se perdió de nueva cuenta en aquel inmenso cielo, exactamente a las cinco con cuarenta y cinco minutos de la mañana. Esperando impaciente a que esa maravillosa combinación de tonos le diera los buenos días, invitándole a disfrutar una nueva jornada de vida.

 

 

-         ¿Changmin?

 

 

Luego se perdió. Mas que con el cielo, más que con colores o tonalidades armoniosas, se perdió en un abismo eterno del que sabia, no tenía escapatoria. Un agujero negro que con el pasar de los días lo absorbía más y más; uno… con el que era feliz.

Volteó su parda mirada y la posó sobre el desnudo cuerpo cubierto torpemente por una sábana color nieve, colisionando con unos ojos castaños que al segundo lo aprisionaron.

 

 

-         ¿Interrumpo? –preguntó el menor, tiernamente. Max sonrió en respuesta, aguantándose las ganas de correr hacia el pequeño y encerrarlo en sus brazos de por vida- Es sólo que cuando desperté ya no estabas en la cama… y me dio frío…

 

-         Tranquilo… -susurró con suavidad, acariciándole- ven.

 

 

El pequeño azabache obedeció al instante, arrastrando la delgada frazada por el alfombrado piso hasta sentarse a su lado, sobre el alfeizar de la ventana del comedor. Changmin lo recibió entre sus brazos y besó sus suaves hebras, posando sus grandes manos sobre la delgada cintura de su acompañante mientras ambos terminaban de acomodarse. Luego posó su mirada fija sobre el cielo aún nocturno, esperando impaciente a que el tan anhelado momento le diera la bienvenida.  

 

 

 

-         Siempre vienes a ver el amanecer… -susurró el menor sobre su desnudo pecho, haciéndole cosquillas. Rió quedamente por unos segundos en respuesta, bajó su rostro, y lo besó- y siempre me besas cuando te digo eso…

 

-         ¿Sabes…- empezó, murmurando. El cielo nocturno comenzó a cambiar sus colores- que mas hacemos siempre, cuando vengo a ver el amanecer?

 

-         No… -rió sobre su aun desnudo pecho, consciente de la respuesta- ¿Qué es?

 

-         El amor…

 

 

 

Y la sábana cayó. Las sonrisas cómplices aparecieron.

Changmin bajó del alfeizar, tomó en brazos a su pequeño novio y lo recostó sobre la comodidad del piso de madera en su patio trasero. Donde ninguna mirada más que la propia pudiera disfrutar del cuerpo de su azabache, donde la inexplicable belleza del colorido cielo diera rienda suelta a sus deseos.

Y sus labios recorrieron la blanca piel en toda su extensión, memorizando cada gemido, cada sentido alterado por la embriaguez que le provocaba el precioso ser bajo él.  Y pasaron los minutos, y el cielo comenzó su mutación de tonalidades, posando su incomparable luz sobre las dos almas que se unían ante su presencia.

 

Porque Changmin amaba el amanecer, amaba sus colores. Pero más que eso, y más que a cualquier otra cosa, amaba hacerle el amor a Taemin bajo él. Porque así sentía que el día podía ser perfecto.

 

 

-         Changmin… -escuchó bajo él, justo después de culminar su encuentro de amor. Cuando el cielo ya presentaba un esplendido color celeste- te amo…

 

-         Y yo… -sonrió al menor, cazando sus labios en un suave y delicado contacto- más que a la vida, Taemin.

 

 

 

 

El cielo ya era azul, no había variedad de colores. Y Taemin seguía ahí.

 

“Hasta el siguiente amanecer…”

 

 

 

 

 

Finnite.

 

 

 

 

Notas finales:

Dios, que cursi soy D8

 


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