“Sonrisa”
Narusasu
La sonrisa es una verdadera fuerza vital, la única capaz de mover lo inconmovible.
Orison Swett Marden.
Alguna vez habría escuchado un regaño o llamado de atención por su evidente manía de distraerse.
Lo admitía. Era distraído. Mucho. No es que no le importasen las cosas pero, en ocasiones, simplemente no veía lo que era evidente.
Sus amigos siempre le reprendían de manera tranquila, bueno, de vez en cuando lo golpeaban en la cabeza según ellos para “acomodar” sus ideas.
Ahora que estaba a punto de terminar la universidad, recordaba el hecho de sentirse completo ahora.
Y lo tenía delante de él.
Sasuke Uchiha.
La verdad, el principio no se toleraban, eran como el agua y aceite. Podían ponerlos juntos pero jamás mezclarse.
Frunció su ceño al recordar esa sonrisita de superioridad de aquellos labios…totalmente opuestos.
El rubio, el pelinegro, sus ojos eran azules que te atraían a perderte en ellos, mientras aquellos los otros eran negros que escondían el más profundo de los secretos.
La relación fue un “estira y afloja” para ambos.
Rivales, amigos, enemigos, mejores amigos, conocidos… ¿Amantes?
Realmente le dolía la cabeza cuando en una discusión tomo de la camisa al pelinegro, y le dio un beso.
¡Un beso! ¡No un maldito golpe! … ¡Un beso!
Al separarse, por una vocecilla en su cabeza diciéndole lo que acababa de hacer se separo, reparó el rostro de su “amigo” y estaba estático.
Huyó.
No estaba orgulloso, pero, que podía hacer. ¿Sufrir la furia? ¿Malas palabras?
¿Indiferencia?
…No, eso no.
Pero, al segundo día, después de decirse toda la noche, madrugada y parte de la mañana que había sido un error, Sasuke llegó delante de él.
“También me gustas”
Su boca se abrió lo más que su estupefacción; pero esos labios, deliciosos, suaves, que podían liquidar con unas cuantas palabras a cualquier persona, le daban una sensación que jamás había sentido.
Una llamada amor.
Estaban a la mitad de la carrera, ambos abogados, difícilmente en casos contrarios cederían fácilmente, pero juntos, demostraban ya, que eran de cuidado.
Naruto sin embargo, no podía estar más que feliz, estaba plenamente consciente que no todo era miel sobre hojuelas pero, bueno, no hay nunca felicidad completa.
¿O sí?
Después de un tiempo, la graduación estaba la vuelta de la esquina, el…nunca quiso ir mas allá de los besos, caricias intimas con Sasuke, no quería verse muy “necesitado” pero lo amaba mas lejos de lo físico.
Pero, se dio una oportunidad.
Una fiesta antes de terminar su carrera.
Una cosa llevo a la otra, y se vio a si mismo sobre aquel cuerpo que lo enloquecía.
Esa noche fue la más especial de todas.
+.+.+.+.+.+
Pero ahora estaba preocupado, Sasuke estaba muy extraño, como muy diferente. El nunca fue de muchas palabras pero, habían “desarrollado” una especie de lenguaje corporal.
No necesitaban hablar. Con una simple mirada sabían lo que quería el otro.
Si, estaba completamente enamorado de ese pelinegro de curvas sexys…
¿Sexys? Nota mental…jamás decirlo en voz alta, mucho menos delante de Sasuke.
Lo había citado en su departamento, se movía impaciente de un lado a otro. Hasta que escucho la chapa de la puerta girarse.
Lo vio ahí delante de él. Tan solo con una camisa blanca entreabierta y unos pantalones azul marino.
Parecía nervioso. ¡Un momento! ¿Nervioso? Pero, ¿Qué sucedía…?
-Naruto…feliz cumpleaños-
¡Oh, mierda!... ¿qué?
-¿Cómo?-
-Sí, hoy es tu cumpleaños… ¿acaso lo olvidaste?
-…-
Estaba tan nervioso que, en fin, suspiro, le sonrió mientras observaba como el pelinegro traía consigo una pequeña bolsa de regalo.
-Lo siento, con los casos y esos…pero muchas gracias por acordarte de mí-
Aunque, lo que no esperaba fuese esa sonrisa tierna que le dio. Le extendió la bolsa y el con sus manos inquietas la tomó.
Al abrirla, no entendió muy bien del todo el regalo.
Saco un pequeño conjunto de ropita color amarillo. La vio una y otra vez, su mente estaba desconectada.
Pero ese ligero sonrojo en la piel nívea del otro, le hizo un suave “clic” en la cabeza.
-Feliz cumpleaños, Naruto-
Volvió a mirarlo, dándole una sonrisa tan hermosa, que pensándolo bien, en un futuro compartiría.
Unos brazos lo rodearon sintiendo una doble calidez rodear su cuerpo, y el también lo enredo en sus brazos.
-Va siendo hora en que pensemos comprar una casa, ¿si, amor?-
-Estoy de acuerdo-
FIN