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PARANORMAL ACTIVITY por babyeli

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Notas del capitulo:

Hola, hola.

Gomenasai!!!!!!!!!!!!!!!!!

De veras, lo siente, lo siento, lo  siento. Tuve convención esta semana y no pude subir el capi hasta hoy. Bueno, hoy es el verdadero día en que los muertos andan rondando así que no estoy tan mal jajajajaja.

De todos mods les prometo que la proxima actualización si será el domingo ne?

Eso era todo lo que había que decir así que kisses!!!!!!!!!!!

Los empaques de comida yacían en el suelo, las sabanas alborotadas cubrían apenas los candentes cuerpos yacían plácidamente sobre la cómoda cama, definitivamente había sido una noche "productiva" para los amantes.  El reloj sobre la mesita de noche marcaba las tres de la mañana, la luna apenas si era visible gracias a las inmensas nubes que la cubrían, la habitación estaba casi completamente en oscuras.

 

Sin embargo, uno de los dos amantes parecía no estar teniendo una perfecta noche, se removía sin cesar y murmuraba cosas sin coherencia. Una fina capa de sudor cubría su piel y por momentos dejaba escapar suspiros lastimosos, al parecer estaba en medio de una pesadilla...

 

-¡Waaaaaa ¡- se incorporó con brusquedad y soltó un grito, el hombre a su lado despertó sobresaltado, tratando de comprender que sucedía y se encontró con los brazos de su amante abrazándole con fuerza.

 

-¿Shuichi?- el pelirrosa respiraba agitado mientras se aferraba con fuerza al cuerpo del rubio, soltaba ligeros gemiditos producto del llanto y decía algo que el otro no lograba entender con exactitud.  Yuki supuso entonces que había tenido una pesadilla y esperó a que el chico se calmara un poco.

 

Pasaron los minutos y el llanto del cantante cesaba, el escritor se había limitado a acariciar su espalda con cariño y más paciencia de la acostumbrada.

 

-¿Estás mejor?- la voz del rubio sobresaltó un poco al pelirrosa, pero sirvió para que se incorporara y asintiera débilmente.

 

-Eso creo, fue sólo una horrible pesadilla- se abrazó al cuello de su amante con un suspiro, en la posición que se encontraban el cuerpo del menor se hallaba casi sobre el del escritor.

 

-¿Quieres contarme?- sintió como el chico negaba con la cabeza, sus brazos lo acercaron un poco más.

 

-Creo que necesito un vaso de agua- Yuki besó los rosados cabellos antes de apartar el cuerpo de Shuichi y levantarse para ir a traer lo pedido.  El cantante mientras tanto se acomodó en la cama, abrazando la almohada del rubio.

 

No era la primera vez que Shuichi tenía una pesadilla, una a tal magnitud que necesitara tiempo para calmarse.  Y todo había empezado en el momento en que se habían mudado a la nueva casa.

 

Llegó a la cocina con la mente en otro mundo, no quería pensar en los "sucesos extraños" que habían seguido las repentinas pesadillas de su amante, aunque era algo difícil si recordaba todas las cosas que los habían sorprendido más de una vez....

 

Tomó un vaso y lo llenó de agua fría, no sabía desde cuando se preocupaba tanto por Shuichi, pero en ese momento lo único que le importaba era calmarlo y tenerlo con el humor de siempre.  Hacía semanas que las pesadillas no se habían presentado de nuevo y el hecho de que aparecieran de nuevo y tan de pronto no le gustaba para nada.

 

Se dio la vuelta con pereza, se habían ido a acostar hacía un par de horas y no sentía haber descansado nada, bostezo mientras caminaba de vuelta a la habitación. Pero un bulto que pasaba a toda velocidad y se ocultaba detrás de él lo hizo detenerse al instante. Seguidamente sintió los delgados brazos del cantante envolverlo con fuerza desde atrás, podía sentir como el chico temblaba ligeramente.

 

Instintivamente regresó su vista al pasillo delante de él, el que llevaba de regreso a su habitación.  No vio nada extraño ahí.

 

-¿Qué sucede ahora?- el pelirrosa soltó un suspiro antes de contestar.

 

-Se que dirás que estoy loco...pero...estoy seguro que había alguien en la habitación... creía que eras tú pero cuando me incorporé...había...una...sombra frente a la cama...salí corriendo cuando la vi...-  Yuki dejó el vaso sobre la mesa del comedor y se dio la vuelta para así poder cargar a su amante.

 

-De seguro ha sido tu imaginación, mejor vayamos a dormir- logró tomar el vaso de nuevo y se lo entregó al pelirrosa para que bebiera, éste lo hizo despacito, aún temblaba.

 

El rubio se sentó en la cama, su amante se acomodó entre sus piernas, de nuevo pasaría la noche esperando a que se durmiera.  Aunque está vez había tomado una decisión, averiguaría, fuera como fuera, que demonios era lo que estaba pasando...

 

+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

 

-Así que por eso te has decidido a comprar una cámara ¿eh?- el rubio se limitó a dejar escapar un gruñido, cosa que su acompañante interpretó como una afirmación.

 

-Vaya que te preocupas por mi cuñadin, quién diría que resultarías siendo tan buen novio- Tatsuha se encontraba frente a su hermano con la misma actitud de siempre, había llegado con la excusa de visitar la nueva casa que compartía la pareja y se había encontrado con su hermano de muy mal humor.

 

Contrarió a lo que pudiese haber pensado, el rubio, había compartido la razón de su mal humor con él.  Y al final, habían determinado que la mejor solución para comprobar que demonios estaba sucediendo con la casa y Shuichi era comprar una cámara...

 

-Aunque yo pondría más de una, ya sabes, así tendrás la oportunidad de ver que es lo que pasa en toda la casa no solo en una parte. Además, este lugar es enorme- el moreno terminó de un solo trago su cerveza, la verdad desde que había entrado en la casa se sentía algo incomodo, aunque no lograba determinar la razón.

 

-Para ser un imbécil a veces tienes buenas ideas- el rubio fumaba tranquilamente, aprovechando que Shuichi se encontraba con "el loco del conejo", como llamaba a Ryuichi,  en la habitación.

 

-De cualquier modo avísame, si es algo más allá de un simple fantasma travieso tal vez necesites de mi asistencia- el rubio sacó el humo de su cigarro con lentitud, no quería pensar en llegar a tal extremo, las cosas no podían estar tan mal...

 

-¡Yuki¡, ¿No te he dicho que en la sala no debes fumar?, ya sabes que ese humo es malo para tú salud y la mía, sin mencionar la de todos los que nos rodean- el pelirrosa se acercó con fiereza a su amante y le quitó el cigarro de la mano, lo apagó en el cenicero junto al sofá.

 

-Eres un baka, esta es mi casa y puedo hacer lo que se me de la gana- el escritor estuvo a punto de sacar otro tabaco, de no ser porque se topó con la mirada de reproche que le hacía Shuichi lo habría hecho.

 

-Wo, quién diría que te tenían tan controlado Eiri- una mirada asesina por parte de ambos amantes fue lo único que recibió en respuesta, pero claro, su sonrisa no cambió para nada.

 

-Creo que es hora  de irnos Tat-chan- Ryuichi apareció detrás del pelirrosa, con una cara seria al principio para luego cambiarla a la actitud infantil y latosa de siempre.  Se aferró al cuello del monje e hizo que éste abrazara a Kumagoro.

 

-Claro, yo también creo que es hora de dejarlos solos- el moreno le lanzó una enigmática mirada a su hermano antes de ponerse de pie, molestó a Shuichi antes de caminar hasta la puerta y observó como Ryuichi abrazaba al pelirrosa efusivamente.

 

La pareja terminó sola de nuevo...

 

-Debo salir de compras- el rubio rompió el repentino silencio mientras se ponía de pie, su amante lo observó algo extrañado.

 

-¿Terminaste tu novela?-

 

-Soy un genio, claro que la terminé, esta mañana mientras tu roncaba en la habitación logré hacerlo- Shuichi sonrió ante el comentario, se acercó a su amante y le dio un ligero beso en los labios.

-Eso quiere decir que tendrás más tiempo para estar conmigo, tengo toda una semana libre para que la disfrutemos- Yuki sonrió también, aunque de su mente no se apartaban los malos pensamientos.  Necesitaba salir a comprar una cámara lo antes posible, debía averiguar que estaba pasando.

 

-Debo salir a comprar unas cosas, ¿me esperas aquí?- el pelirrosa frunció el entrecejo, pensó por un momento hasta que recordó algo.

 

-Creo que tendré que esperarte aquí, Hiro vendrá a verme y posiblemente traerá a Maiko con él así que será mejor que me quede- el escritor le restó importancia al asunto y asintió sin muchas ganas, no era como que le encantara salir con Shuichi, pero era extraño recibir una negativa de su parte.

 

-Bien, como quieras, regresaré en un rato- se separó del cantante luego de recibir un nuevo beso de éste, tomó las llaves del auto y su chaqueta antes de salir con su elegante caminar.

 

-Ufff, me hubiese gustado salir con él- el pelirrosa sonrió de todos modos y se dirigió a la sala, sacó su videojuego favorito y comenzó a jugar.

 

Estuvo entretenido en el aparato por al menos una hora, ni Hiro, ni Yuki aparecieron en ese lapso de tiempo.  Shuichi comenzó a sentirse aburrido cuando se trabó en uno de los niveles, así que, frustrado se dirigió a la cocina en busca de algo de beber...

 

Con las provocativas ropas que siempre usaba se detuvo frente al congelador, había visto algo que llamó fuertemente su atención en la puerta del aparato. Volteó sobresaltado, esperando que todo fuera parte de su imaginación, sin embargo, no lo era.

 

-¿Qué haces tú aquí?- dio un par de pasos hasta estar frente a la alacena, la muñeca del día anterior estaba ahí parada, debajo de las estanterías. Frunció el entrecejo con algo de duda, hasta donde recordaba la había dejado en la habitación, dentro de la caja en la que había llegado.

 

Estiró ambos brazos y la sujetó de la cintura, se fijó en la tonalidad de sus ojos y sonrió para si. A pesar de que fuesen falsos se parecían mucho a los de su amante, hasta tenían un poco de ese brillo peculiar que sólo había visto en los ojos de Yuki.

 

-Mmmm, que bonita- se la acercó un poco más al rostro mientras pensaba en su querido escritor, pero Shuichi no se pudo haber esperado lo que pasó a continuación.  Mientras seguía sumido en sus fantasías un fuerte y repentino sonido en el piso de arriba lo hizo sobresaltarse, seguidamente todos los estantes de la cocina se abrieron repentinamente haciendo que al final soltar a la muñeca.

 

Gritó asustado mientras sentía como varias cosas caían sobre su cabeza, el mismo terminó de rodillas sobre el suelo.  Entre el susto y la conmoción no se fijo que la muñeca había caído se pie y había corrido en dirección a la sala. Él se limitó a gatear hasta encontrarse en la sala, tenía un corte largo en la mejilla derecha y en la pierna izquierda, su cabello estaba alborotado y la ropa desgarrada.

 

Se puso de pie como pudo al llegar frente al sofá y trató de correr hacia la puerta, sin embargo, la muñeca se le había adelantado y con una expresión macabra en el bonito rostro lo esperaba frente a la salida. Un grito murió en su garganta, retrocedió un par de pasos y se topó con el enorme televisor de la sala, su rostro seguía sangrando y sentía una punzada dolorosa en la pierna...

 

Debía estar soñando de nuevo, eso no podía estar pasándole en verdad, era otra de esas pesadillas que no lo dejaban dormir y él debía despertar lo antes posible.  Sentía la garganta seca como para gritar así que optó por lo único factible, corrió en dirección contraria a la muñeca, de regreso a la cocina.

 

Sin embargo, al poner un pie de regreso en la cocina algo más sucedió, una fuerza extraña tomó sus piernas y lo arrastró con fuerza de regreso.  Esta vez la voz le respondí y soltó un grito lo más fuerte que podía.

 

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Yuki llegaba de la tienda de electrónicos, había conseguido la cámara más cara que el dinero puede comprar. Se sentía bastante satisfecho consigo mismo, sin mencionar que había logrado fumar hasta casi saciarse.

 

Estacionó el auto en el garaje y salió con una enorme sonrisa, pero mientras caminaba tranquilamente a la puerta, un grito le heló la sangre.  Dejó caer las bolsas que llevaba en las manos y corrió hasta entrar en la casa, su corazón casi se detiene al ver como Shuichi era arrastrado, por alguna fuerza extraña, con dirección a la habitación.

 

-YUUUUUUUUUUKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII-  el pelirrosa estiró la mano derecha en dirección a su amante y éste reaccionó al instante, corriendo hacia él y tomándolo con fuerza.  Lo que fuera que jalara al chico lo soltó en ese instante y la muñeca que seguía junto a la puerta cayó inanimada sobre el suelo.

 

Todo sonido cesó, solo los sollozos de Shuichi se escuchaban. Éste se mantenía aferrado al cuerpo de su amante, mientras que Yuki trataba de comprender lo que acababa de ver.  Su corazón latía a mil por hora y no lograba procesar la información con coherencia.

 

Acababa de ver como su amante era arrastrado por el suelo, lo había visto pataleando como loco mientras algo invisible dejaba marcas rojas sobre sus tobillos. Sentía la sangre de Shuichi machar su camisa y las tibias lágrimas que la acompañaban. Nada tenía sentido.

 

Reaccionó luego de unos segundos, debía llevar al cantante con un médico lo antes posible.  Ya luego tendría tiempo para pensar en lo que había sucedido. Tomó el menudo cuerpo del pelirrosa entre sus brazos y como pudo se levantó del suelo, el chico se aferraba a él con fuerza mientras no paraba de llorar.

 

-Debemos ir al hospital, no estás bien- Shuichi no respondió, se limitó a sollozar con un poco más de fuerza a su camisa.  El rubio comenzó a caminar hacia la salida, no quería saber nada más en ese momento, su cabeza era caos.

 

No logró que el cantante se separara de él así que se las ingenió para que fuera aferrado a su cuerpo mientras manejaba como loco hacia el hospital más cercano. Sólo había echado un vistazo superficial a las heridas del chico, y aunque no parecían en extremo graves él sangraba copiosamente.

 

-Ya casi llegamos Shu, aguanta-  visualizó el hospital a unos metros y al llegar estacionó sin precauciones, se bajó con Shuichi entre los brazos y corrió a la entrada. Al verlo entrar, las enfermeras, lo asistieron al instante.  Observó como se llevaban al cantante en una camilla mientras éste gritaba a todo pulmón su nombre.

 

-No se preocupe, le pondremos un calmante para poder atender sus heridas. Todo estará bien- volteó con brusquedad, a su lado se encontraba una mujer pequeña de mediana edad.

 

-Soy la doctora Kobayashi, yo me encargaré de atender a su amigo- esbozó una sonrisa amable.

 

-No es mi amigo, es mi novio- la mujer agrandó la sonrisa.

 

-En ese caso por favor proporcioné todos sus datos a la enfermera, ella le guiará- la doctora estiró su mano derecha en dirección a la recepción, aún con la sonrisa  bien colocada.

 

-Sólo quiero que lo atiendan lo antes posible y...- la mujer no lo dejó terminar su frase, levantó la mano con paciencia.

 

-No se preocupe, comprendo perfectamente.  Pero necesitamos toda la información que nos pueda proporcionar para atender mejor a su novio- Yuki gruñó por lo bajo pero decidió que lo mejor sería hacerle caso a esa mujer, de cualquier modo debía esperar a que atendieran a Shuichi.

 

-Bien, aquí estaré entonces-

 

-Claro, será el primero en tener noticias acerca de su novio, el señor...-

-Shindou Shuichi- la doctora abrió los ojos curiosa mientras pasaba un poco más detenidamente la vista sobre él.

 

-Vaya, si es la famosa pareja de oro, quien lo diría- con ese comentario dejó al rubio solo frente a la recepción,  él tan sólo la observó extrañado antes de comenzar a llenar la forma que la enferma le había pasado.

 

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Dos horas y nada, había perdido la cuenta de cuantos cigarrillos había fumado y cuantas veces lo había llamado el retrasado de Hiroshi preguntándole por Shuichi. Aún no quería lanzar la bomba, conocía bien a la familia y amigos del cantante como para decirles de buenas a primeras que el chico había tenido una especie d accidente.

 

Ni el mismo sabía como había sucedido todo, estaba más que confundido, y cuando la enfermera le había preguntado acerca del accidente no supo que contestar.  Temía que lo tomaran a mal, pero no tenía otra opción más que esperar ya que no sabía como explicar el incidente.

 

-Familiares de Shindou Shuichi- el escritor se puso en pie de un salto, la misma doctora que lo había atendido al principio era quien se encontraba frente a él con el mismo rostro sonriente de antes.

 

-Soy yo- la mujer asintió con energías y con un movimiento de su mano le indició que la siguiera.

 

-Antes de llevarlo con su novio debo preguntarle algo importante Yuki-san- el escritor cerró los ojos frustrado, ya sabía que iba a preguntar.

 

-¿Qué sucede?-

 

-Simplemente me preguntaba como fue que Shindou-san resultó con esas heridas- Yuki soltó un suspiro antes de contestar.

 

-Si le soy sincera debería decirle que no tengo ni la menor idea, fui a la tienda a comprar unas cosas y cuando regresé encontré a Shuichi en ese estado.  Lloraba y me decía cosas que no logré entender, lo saqué de la casa de inmediato y lo traje aquí- la doctora escuchó atenta mientras seguían caminado por un largo pasillo.

 

-Entiendo, así que básicamente usted no tiene ni la menor idea de que fue lo que sucedió- el rubio negó con la cabeza, eso no era del todo cierto pero era mejor que decirle: "vi como una fuerza invisible arrastraba a mi novio por toda la sala mientras él forcejeaba"

 

-Bueno, hemos tratado de preguntarle a Shindou-san acerca de incidente pero él se niega a hablar.  Los cortes en su mejilla y su pierna fueron provocados por un cuchillo de cocina, de eso estoy segura, mientras que en sus tobillos pareciera como si alguien hubiese intentado amarrarlo o tal vez sujetarlo con fuerza- se detuvieron frente a una habitación con el número cinco pintado con elegantes letras doradas.

 

-No comprendo como fue que todo sucedió, Yuki-san, pero esta noche debo dejar a su novio en observación.  No tiene nada grave en realidad, pero temo por su salud mental así que le pediré que se quede a su lado por esta noche.   Ha estado llamándole desde que la enferma terminó de suturar su pierna, no lo altere por favor y si logra averiguar algo más acerca del incidente se lo agradecería mucho- la mujer lo reverenció antes de retirarse, el rubio asumió que la puerta que estaba frente a él era que resguardaba a Shuichi, así que entró.

 

El pelirrosa estaba sentado sobre la cama, con la vista fija en el exterior y una enferma a su lado. Tenía ambos brazos atados a la cama y podía observar como sus piernas también lo estaban.

 

-Shuichi- la voz del rubio provocó que el chico volteara sobresaltado, la enfermera se puso en pie de un salto, lista para evitar que el paciente intentara soltarse.

 

-Yuki...- los ojos del pelirrosa se llenaron de lágrimas, sus manos lucharon contra las fuertes ataduras en un intento de lanzarse a sus brazos. El rubio comprendió entonces porque lo mantenían atado.

 

-Quítele esas cosas de inmediato- el escritor se acercó con su imponente presencia hasta la camilla, la enfermera negó con la cabeza algo intimidada.

 

-Lo siento mucho, la doctora ha dicho que...- sin esperar por otra respuesta él mismo desató las manos de Shuichi, el pelirrosa lo abrazó de inmediato, la muchacha no pudo más que salir corriendo de la habitación para avisar a sus superiores...

 

Yuki mientras tanto terminó de desatar los pies del chico, notó las vendas en sus tobillos y suspiró pesado. La herida en su pierna no era visible gracias a la venda que la cubría pero se podía imaginar como había resultado.

 

La mejilla del cantante tenía solamente una especie de bandita del lado derecho así que asumió que no era tan grave, sin embargo, la doctora tenía razón. La salud mental de Shuichi podría verse afectada.

 

-¿Cómo te sientes?-

 

El rubio se las había ingeniado para subirse a la cama, mientras mantenía el cuerpo del pelirrosa entre sus brazos. Pasarían toda la noche en ese lugar así que no importaba, el móvil del rubio no había parado de vibrar en todo el rato, pero ninguno le puso importancia.

 

-No lo sé, sólo me duele un poco la pierna- Yuki absorbió el aroma de los cabellos de Shuichi y se sintió bien por un momento.

 

-Te recuperarás pronto, eres fuerte- el pelirrosa soltó un suspiro y siguió abrazado a su amante.

 

-Yuki...-

 

-Dime-

 

-¿Viste lo que sucedió cierto?- el escritor quiso decir "si" con seguridad, pero ni el mismo entendía muy bien que era lo que había sucedido.

 

-Creo que vi algo extraño, pero definitivamente no vi todo- sintió como su amante temblaba ligeramente.

 

-Si te digo lo que paso, ¿no me creerás loco?- una punzada molesta le atravesó el corazón antes de contestar.

 

-Yo nunca pensaría que estás loco, sea lo que sea te creeré- el cantante pareció relajarse ante la revelación, se incorporó ligeramente entonces.

 

-Tengo mucho sueño ahora Yuki, podemos hablar mañana, cuando todo esté más calmado. Sólo por favor llama a Hiro y dile que estoy bien, que mañana lo llamaré, ¿harías eso por mí?- el escritor asintió e hizo el intento de bajarse de la cama.

 

-¡No!- algo sobresaltado observó la reacción del cantante, su corazón se oprimió al ver su rostro lleno de terror.

 

-No me deje solo por favor, espera a que me duerma y luego los llamas ¿si?- el rubio asintió extrañado, no sabía que demonios sucedía pero lo averiguaría.  Recordó la cámara y las extrañas pesadillas que había tenido Shuichi últimamente. 

 

Ahora le tocaba tomar una decisión, quedarse en la nueva casa y llegar al fondo de todo o irse de ahí. Cubrió el cuerpo del cantante con sus brazos y esperó a que se durmiera, ya luego podría pensar mejor las cosas...

Notas finales:

ne, ne...

Me dejan rr por favor???

Los estaré esperando

Matta ne...


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