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MPREG II la revancha por vitalife

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Notas del fanfic:

Naruto no me pertenece, es de Kishimoto (o eso le keremos hacer creer xD... y Sasuke tambien ¬¬U)

Notas del capitulo:

Pues espero k este nuevo proyecto les agrade n.n
espero tambien k las lectoras del anterior fic tambien lean este, lo hice muy ilucionada y gracias a sus votos y los animos k me dieron, seguí en esta historia k prometo sacarle mucho jugo xD

Este capitulo es un poco flojo, pero en el siguiente viene lo mejor *-*

ARIGATO A TODAS!! n.n

 

Amanecía, en Konoha la gente se levantaba de sus mullidas camas para comenzar las labores diarias, las madres despertaban a los más pequeños para animarlos a ir a la escuela, algunos padres de familia tomaban café en el comedor mientras leían el periódico matinal, los comerciantes atareados abrían sus tiendas con jovial alegría por aquel soleado día, una rubia voluptuosa era reprendida por su fiel discípula al encontrarla con resaca, los ninjas partían a sus misiones a primera hora, mientras otros shinobis tan solo sufrían de una pequeña discusión familiar.

 

 

-Ya soy mayor!! Quiero un departamento!! –exigió un joven de alrededor de veinte años-

-Eso es imposible –zanjó la conversación su padre viéndole con ligero enfado, aun que aquel delantal azul y la espátula en mano le quitaran lo intimidante-

-Además Ryou-chan… -el joven estrechó su mirada azulina con desdén- Ryou… -se corrigió a sí mismo el rubio- no veo el porqué dejar de vivir aquí

-Quiero ser independiente, siento que aquí no tengo privacidad

-Privacidad? –enarcó una de sus finas cejas negras- que quieres ocultar?

-Nada!! Es solo que… -pero su conversación fue interrumpida-

-Nii-san, en problemas otra vez? –entonó divertido un castaño de unos diez años que entraba a la cocina-

-A esto me refería –rodó los ojos el ojiazul menor-

-Pero si tu hermano no te hace ningún daño –suspiró el kitsune-

-No, nada mas fastidia –soltó con sarcasmo visiblemente enfadado- solo estoy pidiendo el departamento de oto-chan! Lo han tenido como bodega durante años, no molestaré a nadie si me mudo ahí y tampoco me molestarán –vio incriminarte al más pequeño de la casa-

-Para que lo quieres? Si crees que no me eh dado cuenta  de que te robas las llaves cada fin de semana, estas equivocado, que estas tramando Ryounosuke? –preguntó suspicaz el mayor de los Uchiha-

-Oto-san! –entonó con algo de enfado, su ceño seguía fruncido y sus mejillas se colorearon de rosa levemente- eh empezado a limpiar, quiero mudarme!!

 

 

La discusión seguía, al parecer los padres sobreprotectores no querían dejar ir a su retoño, que ya no era para nada un niño, ya era todo un hombre, el próximo mes cumpliría sus veinte años. Entre tanto ajetreo, grito, reclamo y burlas (por parte de el menor estas últimas), un rubio de alborotada cabellera atravesó la cocina preparándose un cereal con leche, con una de sus manos tomó uno de los panqueques que su oto-san acababa de sacar del sartén y sin ser del todo percatado por los demás salió del lugar con sigilo, desde hacía días su aniki estaba desesperado por mudarse, no era su problema en realidad, pero aun que ya era bastante grandecito (catorce años), le incomodaba el hecho de que su hermano mayor se mudara de casa, pues ellos eran muy cercanos; Se sentó en el sofá de la sala de estar y prosiguió  a ver el televisor mientras comía a mordidas el panqueque que como todos los sábados era costumbre desayunar en esa casa, estaba embelesado viendo una nueva serie matutina cuando de repente desde la cocina escuchó un par de gritos.

 

 

-Ryou-chan!! –ese era el grito alterado de su oto-chan-

-Nii-san!! –y ese el de su hermano-

 

-Haa… -suspiró estrechando con desgano sus afilados ojos negros- se volvió a desmayar –llevó una cucharada de cereal a su boca-   

 

 

 

 

*.*.* 15 años antes *.*.*   

 

 

Un pequeño ojiazul jugaba en su habitación, después de un tiempo comenzó a hacer su tarea de la academia ya que era un niño muy responsable, pero mientras hacía los deberes que le habían dejado le entró sed, decidió ir a la cocina por un poco de agua, bajó escalón por escalón con bastante paciencia, tarareaba una canción que de camino a casa había escuchado, al parecer bastante pegajosa pues no podía sacarla de su cabeza, llegando a los últimos peldaños se dio cuenta de que sus padres conversaban un tanto preocupados, desde la mañana cuando la pelirrosa había dado aquella noticia se les veía afligidos, pero si para él tener un hermanito era de lo mejor! Porque sus padres se comportaban de esa forma? No entendía, quizás no era tan genio como él mismo había creído o solo era demasiado pequeño para comprenderlo.

 

 

-Que vamos a hacer?

-No es que se pueda hacer mucho teme –suspiró-

-Ya lo sé, pero tener otro bebé es mucha más responsabilidad, además, si tan solo tus embarazos fueran normales no habría ningún problema! –se sentó en el sillón individual con las manos en la cabeza, desde hace minutos que estaba dando vueltas por toda la sala-

-Sasuke –le vio algo afligido- tienes que ser positivo, la mayoría de mi embarazo fue normal, lo que pasó con Ryou-chan era que éramos primerizos, ahora sabemos que hacer, quizás ahora sea más fácil

-Quizás… tu lo has dicho, solo estoy preocupado por ti y por el bebé –ante la última palabra un calorcito le recorrió el pecho, después de todo sería papá de nuevo-

-Ya cálmate… -se levantó del sofá para ir hasta él y sentarse en el área en donde comúnmente es utilizada para descansar los brazos en los sillones- solo relájate – le abrazó- todo saldrá bien –le besó la frente-

-Bueno… -correspondió el abrazo atrayéndolo hacia él, obligándolo a sentarse sobre sus piernas- solo espero que tu mal genio no regrese –sonrió de lado después de darle un piquito en los labios y descubrir las rubias cejas fruncidas-

-Teme! –estrechó su azulina mirada con un poco enfado-

-Vamos dobe, solo estoy bromeando –le restó importancia aun que una parte de él lo decía bastante enserio-

-No te creo –hizo pucheros cruzándose de brazos-

-Hn… -volvió a sonreír antes de besarlo con dulzura, de repente se sintió muy feliz-

 

 

El chibi ante aquella escena, ya con el vaso de agua en mano, solo les miró curioso, no es que nunca los haya visto besarse, no, al contrario, de tanto verlos hacer eso no le quedaba duda él como se hacía, solo que hacía muy poco que estos habían estado peleados, se le hacía curioso cómo podían reconciliarse tan rápido y hacer como si nada, de la nada en su aniñado rostro una sonrisa apareció, eso era bueno, que se quisieran mucho, además no solo era eso, pues tendría un hermanito, el fruto del amor de sus padres, aun que esas palabras dichas por la ojiverde aun no las entendía, pero para él eso significaba algo bueno (pues como sabrán, a él le habían explicado que era el sexo, mas no que provocaba xD).    

 

 

-Sasuke… -le susurró en los labios mientras lo tomaba por la nuca y le veía intensamente-

-Ahora? –se sorprendió ligeramente-

-Sii… -soltó meloso e impaciente-

 

 

Comenzaron a besarse más fogosamente mientras se acariciaban ocasionalmente de manera insinuosa, olvidándose por completo de que estaban en la sala y Ryou-chan podría verlos. El chibi por su parte les miraba atónito y algo asustado, salió huyendo rumbo a su habitación teniendo cuidado con el vaso de agua al subir las escaleras, no es que les tuviera miedo, lo que pasaba es que quería evitar ver cosas innecesarias a su edad, que bien lo podrían dejar traumado y quizás volverlo demasiado promiscuo.

 

 

-Mmn… Sasuke… -ya se había acomodado mejor sobre aquel sofá, para quedar de frente al Uchiha, con sus piernas a los costados de las de este y de tener la retaguardia descansando sobre la entrepierna de su esposo- ya está subiendo… -meneó la cadera sintiendo algo duro chocar en sus partes-

-Es tu culpa Usuratonkachi –sonrió de lado metiendo sus manos bajo la camisa del kitsune-

-Teme pervertido –dijo sonriendo para después abrir su boca y así besar nuevamente a su amado con bastante ímpetu-

 

 

 

*.*.*.*.*.*

 

 

-Han empezado… -resopló el enorme animal-

-No deberían escucharse todavía –una gota bajó por su sien-

-No me imaginé esto… -posó su mano en la barbilla- yo quería una mujer de carácter fuerte para Naruto, aun que el chico Uchiha no está tan mal –sonrió algo ruborizada y pensativa-

-Kushina!! –se alteró el rubio-

-Calma Minato –le tranquilizó- solo te amo a ti –rió-

-Par de estúpidos humanos… -siseó entre dientes, volteó ligeramente su mirada a uno de los rincones de su celda en donde había un pequeño bulto recubierto de chakra azuloso- otro cachorro… espero que este no me traicione –sonrió haciendo destellar su afilada dentadura-    

 

 

*.*.*.*.*.*

 

 

 

Los meses pasaron y Ryou-chan comenzó a sentirse desplazado, no sabía muy bien el porqué el hecho de esperar un bebé significaba que su oto-san debía cuidar tanto a su oto-chan, estaban juntos siempre y su rubio padre pocas veces “podía” jugar con él o ayudarle, las misiones solo se enfocaron en su oto-san, las cuales eran de corto plazo o de máximo una semana, en ese tiempo el “debía cuidar a su oto-chan” no sabía muy bien de qué, pero el cumplía con su palabra, con el tiempo el estomago de su oto-chan comenzó a abultarse, pensó que quizás era por ya no hacer ejercicio en todo ese tiempo o porque comía mucho, y vaya que comía! Cada vez que se sentaba a la mesa parecía que tenía semanas sin comer, devoraba cualquier cosa que tuviera a su paso, en cada momento, de repente incluso lo encontraba con botes de helado o cualquier sustancia, dulce o platillo, el tenía entendido que el platillo favorito de su rubio padre era el ramen, siempre se comía dos o tres tazones en cada sentón, pero llegar a comer más de cinco era demasiado, su oto-san parecía no inmutarse, extrañamente pocas veces peleaban y casi siempre el pelinegro era quien se disculpaba, cosa curiosa ya que él sabía que era bastante orgulloso, constantemente llevaban a su oto-chan al hospital, al parecer estaba enfermo pues de repente vomitaba, se desmayaba, se mareaba, lloraba, se enojaba, y muchas cosas más, al parecer lo estaban tratando, quizás como el sospechaba, la bipolaridad de su oto-chan le estaba perjudicando, eso le preocupaba.

 

 

-Sakura-chan… -le jaló del vestido mientras le veía con sus enormes ojos azules de manera suplicante-

-Si Ryou-chan? –le miró desde arriba, se inclinó para quedar a su altura-

 

 

Estaban en el hospital, la pelirrosa cuidaba del chibi mientras la pareja había entrado a una habitación con Tsunade, desde aquel momento el ojiazul menor estaba impaciente, mecía sus piecitos constantemente, pues al estar sentado en una silla sus pies no alcanzaban el suelo, la mirada la había tenido gacha, como si estuviese triste, la ojiverde no quiso preguntar, supuso que quizás era un berrinche por no haberlo dejado pasar al consultorio, pero en el momento que este le habló y contempló los ojos acuosos del niño, pensó que quizás le pasaba algo.

 

 

-Que tiene mi oto-chan? –preguntó muy preocupado-

-Porque? –no entendía, pensó que posiblemente al rubio le pasaba algo y había intentado ocultarlo-

-Es que… -huyó de la mirada verde- desde hace meses que oto-chan se comporta extraño… se enferma, a veces no come y cuando lo hace come demasiado, ya no juega conmigo, se enoja fácilmente, también se pone triste, su panza creció… acaso está muy enfermo? Cada semana lo traemos al hospital… -sus lagrimitas amenazaban por cruzar sus mejillas-

-Ah… -la chica se alivió soltando un suspiro- eso es porque está esperando un bebé…

-Pero.. cómo? No lo entiendo –le miró confundido- que tiene que ver eso?

-Pues… -se rascó algo nerviosa la mejilla- es que tu oto-chan va a tener a tu hermanito… como te lo explico?... –comentó en voz alta pensando- dentro de tu oto-chan se está formando tu hermanito, debido a los cambios que tiene que sufrir su interior, Naruto se comporta extraño, su vientre crese porque tu hermanito lo está haciendo –le sonríe- me entendiste?

-Más o menos –parpadeó un par de veces tratando de asimilar-

-Oh, qué bueno –suspiró de haber solucionado el problema-

-Pero si está creciendo adentro, como se metió? –preguntó inocente-

-Eeh?... –su rostro se descolocó- “porque me tiene que pasar esto a mi?!” –pensó-

 

 

Dentro del consultorio Tsunade revisaba al rubio, al parecer todo estaba bien, hoy sería el día que por fin verían su sexo, sería niña o sería niño? Eso estaba por verse. No habían querido que Ryou-chan entrara con ellos a los ultrasonidos, pensaron que quizás era mejor de que el chibi no se enterara todavía de ese tipo de cosas, aun que el rubio comenzaba a notar lo apagado que el niño se estaba poniendo, lo veía un tanto triste, posiblemente porque ya no jugaba con él o porque no le había prestado el tiempo suficiente últimamente, pero es que Tsunade le había restringido cualquier esfuerzo físico, no es que el llevara al pie de la letra eso, pero su teme se ponía extraño cuando no hacía caso (entiéndase histérico, desesperado, triste, enojado… las hormonas también le afectaban), además de recordar que cuando esperaba a Ryou-chan había tenido una alerta de aborto y no quería volver a pasar por lo mismo, quería llevar un embarazo tranquilo, pero eso le estaba costando tiempo de calidad con su primer hijo.

 

 

-Es… -la rubia buscaba con el aparato de ultrasonido la entrepierna del nene- es un niño -sonrió-

-Un niño… -sonrió- Ryou-chan tendrá con quien jugar!

-Si… -sonrió nostálgico- se llevarán los mismos años que mi hermano y yo

-Espero que no sea vengativo –susurró para que no le escuchara su esposo mientras acariciaba su vientre sutilmente con la punta de sus dedos-

-Te escuché dobe –le vio feo-

-Jejeje… no me hagas caso teme –le sacó la lengua traviesamente-

 

 

Después de algunas indicaciones de la rubia, salieron del lugar, agradecieron a una estresada Sakura por ayudarlos con el chibi (sip, la pobre no supo que decirle y por ello entró en estrés, al final solo le dijo que cuando fuera grande lo entendería, aun que al parecer el niño no se quedó conforme xD). Llegaron a casa, el mayor se dirigió a la cocina a preparar la cena, el rubio se acomodó en el sofá a ver el televisor, el se sentó junto a él, le vio curioso, en ese momento el ojiazul mayor se dio cuenta de aquella mirada, le sonrió, estiró su mano para revolverle un poco los cabellos oscuros, lo jaló de la nuca y lo recostó en sus piernas, acariciando así la cabecita de su hijo, Ryou-chan entrecerró los ojos viendo el programa de concursos que su padre había sintonizado mientras disfrutaba aquel contacto.  

 

 

-Ryou-chan, tendrás un hermanito, es niño… -le susurró con una enorme sonrisa-

-De verdad? –preguntó sin moverse de su posición, sintiéndose algo adormilado por las carisias de su oto-chan-

-Sip…

-Oto-chan –le llamó-

-Si?

-Te quiero… -susurró pero siendo bastante audible para arrancarle una sonrisa llena de ternura al rubio-

-Yo también… y mucho –le besó la cabecita dándose cuenta que ya estaba dormido-

 

 

 

*.*.*.*.*.*

 

 

Abrió los ojos topándose con un lugar lúgubre, oscuro y húmedo, extrañamente se le hacía familiar, sospechando que antes pudo haber conocido aquel sitio, caminó percibiendo como sus piernas se mojaban pues el agua le llegaba unas pulgadas arriba del tobillo, la tenue luz de las antorchas en la pared le iluminaban el camino, no sabía a dónde se dirigía, pero alguna fuerza extraña lo atraía llevándolo por aquel laberinto. Deambuló por largo tiempo hasta que por fin dio con una pequeña reja oxidada que parecía estar atorada a la mitad, pues esta se abría de abajo hacia arriba, tuvo que agacharse levemente para pasar por debajo de ella, levantó la vista para seguir con su camino, pero sus ojos quedaron impresionados al ver la enorme celda que abarcaba la gigantesca pared frente a él, del otro lado de ella no se veía nada, solo era oscuridad, una profunda y gruesa penumbra que no dejaba mirar nada, de repente algo rojo brilló entre aquella negrura, ante ello sintió las piernas estáticas, una enorme cosa lo estaba viendo y no se veía para nada amigable.

 

 

-Cachorro… -aquella voz retumbó en todo el lugar haciendo que su piel se erizara- hacía mucho que no te veía… -su corazón comenzó a bombear con fuerza cuando una afilada dentadura relució en aquel enorme hocico- me temes? –rió al ver como aquel humano palidecía frente a él- no me recuerdas? Contesta –le ordenó-

-N-no lo se… -tembló levemente tartamudeando de puro miedo-

-Vaya… -suspiró- estar allá afuera te ah hecho un cobarde, eso yo no te lo enseñé

-Qui-quien eres? –se animó a preguntar-

-Que si quién soy? –le vio directamente a los ojos haciéndolo intimidar- me preguntas que si quién soy? –entonó con fingida indignación-

-Sii!! –bajó la cabeza para casi gritarlo debido a los nervios, haciendo reír al enorme animal-

-Cachorro, soy Kyuubi no yoko, el biju más poderoso de esta tierra –abrió sus ojos un poco más de lo normal intentando envolver a aquella figura que titiritaba-

-Yo… que hago aquí? –entrelazó sus manos con nerviosismo sin poder sostenerle la mirada-

-Cachorro… -sonrió- o debería decir… Ryounosuke Uchiha-Uzumaki –el pequeño levantó la mirada impresionado- hay muchas cosas de las cuales tus padres no te han dicho

-Como sabes mi nombre? –preguntó intrigado-

-No solo se eso de ti… -en los pies del chibi comenzaron a aparecer burbujas en un tono rojizo hasta formarse un zorro de considerable tamaño- se muchas más cosas…

 

 

No tuvo tiempo de objetar nada, una garra de aquel material lo envolvió. Para el Kuubi, su plan apenas comenzaba, esta vez tendría un contenedor nuevo a como diera lugar.

 

 

*.*.*.*.*.*

 

 

Naruto observó como su pequeño comenzaba a removerse entre sueños, le preocupó pensando que quizás sufría de una pesadilla así que le movió del brazo para despertarlo, cosa que funcionó, el niño despertó asustado y algo agitado.

 

 

-Ryou-chan, estas bien?

-Creo… creo que si… -se tomaba del pecho sintiendo su corazón salirse, cerró los ojos y con su otro brazo rodeó a su rubio padre, tenía ganas de llorar-

-Tuviste una pesadilla? Te asustaste? –le abrazó protector-

-Si…  -dijo sintiéndose ya un poco mejor-

 

 

Las pesadillas siguieron cada vez más frecuentes, en las noches despertaba desesperado, incluso llegó a dormir con sus padres, el rubio comenzaba a preocuparse, por otro lado el Uchiha intentaba tranquilizar a su esposo diciendo que quizás solo era una etapa por sentirse excluido debido al embarazo de su dobe, pero fuera por una cosa u otra, el niño no quería decir palabra de lo que veía, el zorro lo tenía amenazado que si decía alguna palabra de aquello ya no volvería a despertar la próxima vez; poco tiempo pasó cuando los mayores de la casa vieron el cambio de actitud del peque, se comportaba retraído y algo reticente con su oto-chan, le miraba con recelo, ni que decir hacia Sasuke, fue entonces cuando el ultimo empezó a preocuparse siendo reprendido por su kitsune.

 

 

-Ryou-chan! Hicimos panqueques!! –le sirvió en aquella mañana-

-No es sábado –le vio indiferente-

-Sí pero… -se rascó la mejilla- creí que esto te subiría el ánimo, sigues teniendo pesadillas?

-Hum… -no respondió, solo se limitó a tomar un sorbo de su vaso de leche-

-Ryounosuke, respóndele a tu oto-chan –le ordenó demandante comenzando a comer-

-No, no eh tenido pesadillas –se dedicó a comer-

-Es un alivio –le sonrió el ojiazul mayor-

-Hn… -seguía alimentándose-

 

 

El silencio reinó durante casi todo el desayuno, de vez en cuando el kitsune intentaba sacarle las palabras a su hijo, pero este se limitaba a asentir o negar con la cabeza, todo era confuso y hasta cierto grado frustrante para los padres del peque, esto no podía seguir así. En cuanto el chibi ojiazul se dispuso a retirarse, el ojinegro lo detuvo y le obligó a verlo a los ojos.

 

 

-Que te sucede? –frunció el ceño-

-Nada… -le respondió seco-

-Ryounosuke… -dijo firme mientras sus pupilas se volvían rojizas-

-Sasuke! –se levantó de su asiento en la mesa algo alterado-

-Está bien, solo veré dentro de su mente… -le informó mientras las aspas del sharingan daban vuelta en el sentido de las manecillas del reloj-

-No tendrá secuelas? –preguntó no muy convencido-

-No, no es un genjutsu, solo descifro su… arg!! –cerró sus ojos-

-Sasuke! Estas bien? –se alteró al verlo cerrar los ojos de golpe-

-Si, solo que… -abrió los ojos con dificultad- algo me expulsó…

 

 

Al mismo tiempo los padres voltearon a ver a su hijo justo en el momento que los ojos del niño cambiaban del rojo al azul, el Uchiha le vio sorprendido, el Uzumaki simplemente estaba confuso, lo que el niño mostraba era… a tan corta edad era…

 

 

-Desde cuándo? –preguntó su pelinegro padre-

-Hace unos días –le respondió-

-Un aspa a los cinco años? –sonrió- me has ganado con dos años –comentó orgulloso-

-Oto-san, solo es un aspa, mi sharingan aun no está completo –dijo con desdén dándoles las espalda- me voy a la academia

-Quieto ahí –le quiso detener el rubio-

-Ya voy tarde –hizo una mueca inocentona y con eso salió corriendo-

 

 

Ante la fuga de su hijo y las ya constantes contestaciones, Sasuke intentó corregirlo, el niño parecía haberle perdido el respeto y no solo a él si no a su esposo también, le reprendió, lo castigó, pero este parecía burlarse de él, acataba sus ordenes mas sin embargo le mostraba su inconformidad, evadía sus preguntas y de paso se mofaba en su cara, como si se creyera superior, como si supiera algo que él no, eso le molestaba, ese niño pisaba terreno peligroso. Su dobe ya tenía cinco meses, justo a la mitad del embarazo, y todo aquello solo hacía que su kitsune sed sintiera afligido, el debía parar esto o le haría daño a su hijo por nacer. Era de noche y por fin su rubio se había dormido en sus brazos, pero a pesar de que no quería alejarse de su calidez, debía hacerlo, sutilmente deshizo el abrazo que tenía con él, así con sigilo salió de la habitación para ir a la de su primogénito, necesitaban hablar, cruzó el corredor hasta toparse con la puerta de aquella recamara con paredes de un azul pálido, al entrar se dio cuenta de que ya dormía su pequeño, pero estaba decidido a despertarlo, justo en ese momento percibió que este se removía inquieto y parecía sudar, sus parpados se movían en muestra de que soñaba, de que tenía una pesadilla, pero porque les había mentido? Según el mismo chibi les había contado que desde hace semanas no tenía ninguna, intrigado se acercó al pequeño intentando despertarlo, le sacudió el hombro, al instante este abrió los ojos asustado, temblando y estrujando con desesperación la sabana que lo cubría.

 

 

-Oto-san… -susurró entre aliviado y aterrado por lo resiente visto tras sus parpados-

-Que soñabas? –le preguntó un tanto preocupado-

-Yo… yo… -bajó la mirada algo nervioso y temeroso-

-Dímelo –le abrazó acariciando su cabecita para que se sintiera seguro-

-No puedo!... –sollozó abrazándose a su padre- el me quiere… el lo quiere…

-Quien quiere? –preguntó confuso intentando comprender-

-No puedo… le lastimará… -hipeó por el llanto-

-Por eso te comportabas así? –le alejó un poco para tomarlo del rostro y verlo a los ojos-

-El me obligó.. –parpadeó sintiendo sus lagrimas correr por sus mejillas- me controla un poco a veces… -se talla los ojos con el antebrazo- pero no dura mucho porque alguien se lo impide

-Quien se lo impide? –frunció el ceño aun asimilando-

-Un señor… un señor parecido a oto-chan…

-A tu oto-chan?... –se preguntaba quién podría ser, a menos que…-

-Si… también eh visto a mi abuelita… -Sasuke le miró sorprendido- esta preocupada… y se siente mal por no… por no poder ayudar…

-Espera… haz visto a tu abuelita y… -suelta intrigado- hablas de mi madre o de la de tu oto-chan?

-No conozco la de oto-chan –negó-

 

 

Claro que no la conocía, pues incluso su esposo no había encontrado ninguna fotografía ya que la existencia de Kushina era un secreto debido a su condición de jinshuriki, además de la vida privada del yondaime, solo pocos en la aldea sabían o sospechaban que Naruto era el hijo que ambos habían esperado con tanto anhelo y cariño, no podían negar el parecido que tenía de ambos relativamente.

 

 

-Ryounosuke –volvió a tomarle del rostro- necesito que por nada del mundo actives tu sharingan, de acuerdo?

-Esta bien –sorbió su nariz para después ver a su padre a los ojos, había comprendido su plan-

-Aquí voy –activó su kekegenkai entrando a la mente del niño-

 

 

El chibi entrecerró su mirada como adormilado, sus ojos perdieron brillo, muestra de que su padre dominaba totalmente su conciencia en estos momentos. Buscó los miedos del pequeño, algo natural que su línea de sangre percibía al entrar a una mente ajena para así poder extorsionar a su enemigo con mayor eficiencia, allí vio a una enorme criatura, un animal de filosa dentadura y redondos ojos rojos como la sangre que destellaban dentro de una abominable penumbra, se encontraba en un lugar húmedo, oscuro, tenebroso, que supo identificar como la celda del Kyuubi, eso no le agradó para nada. Salió de la mente de su hijo, lo cogió en brazos mientras este despertaba, lo cargó y se lo llevó consigo con intención de llevarlo a su habitación y la de su esposo.

 

 

-Dormirás con  nosotros –sentenció con suavidad en su voz-

 

 

Esa misma noche y sacrificando sus preciadas horas de sueño, se enfrentó al Kyuubi siendo ayudado por sus “suegros” que entraron al combate, estos no habían podido contener por su cuenta al animal ya que el chakra que habían dejado dentro del cello, el cual les permitía aparecerse, era escaso y no podían desperdiciar mucho, aun faltaban otros cinco meses de embarazo que cuidar (lo sé, Ryou-chan duró nueve meses y diez días, no salía el dato todavía en el manga cuando escribí eso, así que finjan que Ryou-chan fue prematuro xD /para las que no recuerden, el embarazo de un jinshuriki es de diez meses n.n/). Los meses después de eso habían sido tan tranquilos que cuando se dieron cuenta, ya era la hora.

 

 

-Sasuke! –se estremeció al sentir como algo parecía habérsele reventado y se deslizaba entre sus piernas- Sasuke!! Te estoy hablando!! –caminó con lentitud debido a su enorme vientre de la sala a la cocina donde se suponía debía estar su amado- Sasuke! El bebé quiere…!!

 

 

Y eh ahí a su esposo tirado en el suelo, retorciéndose de dolor mientras se tomaba del estomago en un intento fallido de menguar aquella contracción que le hacía sacudirse ante cada errático movimiento en su interior, el ojiazul le veía desconcertado, pero recordando el incidente con su primer hijo, solo sintió como una gota resbalaba por su sien.

 

 

-D-dobe yo… -pronunció con dificultad intentado incorporarse, pero otro fuerte dolor lo regresó al suelo- yo te… llevaré al hospital… -terminó de decir con dificultad-

-Lo que digas… -suspiró- me voy yendo… -se dio media vuelta dispuesto a irse-

 

 

Aun que intentó ocultarlo muy bien, sentía como se le entumecía el cuerpo, al parecer no sentía totalmente el dolor, pero sus piernas parecían querer dejar de obedecerle, un poco torpe y empezando a sudar, logró llegar a la entrada de la mansión en donde había un mueble con gavetas, abrió una para sacar de ella un pergamino, lo abrió, mordió su pulgar y pasó su dedo por el papel lleno de garabatos y símbolos dejando un rastro de sangre, un “puff” se hizo presente acompañado de un sapo de considerable tamaño que al parecer sabía qué hacer, le dio la espalda al rubio esperando que este se recargara en él y así poder cargarlo y llevarlo rápidamente en enormes saltos al nosocomio. Por otro lado Sasuke luchó como pudo por levantarse, había escuchado aquella invocación, su dobe estaría bien, ya habían ideado un plan de emergencia en el caso de que al rubio le tomara solo y por sorpresa el trabajo de parto, no es que el Uchiha fuera un inútil, claro que no, pero no recordaba que las contracciones fueran tan fuertes, juntó sus manos y otro “puff” se escuchó en aquella casa, pero esta vez la nube de humo solo mostró el piso vacío de la amplia cocina.

Medio aturdido se dio cuenta  donde estaba, era obvio, el mismo se había trasportado ahí, era la sala de recepción del hospital, fue rápidamente reconocido y ayudado por unas enfermeras fue guiado hasta donde se suponía debía estar su esposo, entró a la habitación en donde el rubio esta postrado sobre una plancha con las piernas abiertas y…

 

 

-SASUKEEEEEEEEEEE!! –gritó el kitsune al ver a su esposo entrar sintiendo esta vez una fuerte contracción-

-Naruto aquí estoy… -respondió en un hilo de voz pues el también había sentido lo mismo-

 

 

Se acercó a un lloroso y sudado dobe que a leguas se veía que sufría, el pelinegro se sentó en una silla al costado de donde estaba el ojiazul, le acarició la cabeza, tomó su mano e intentó tranquilizarlo, por otro lado Naruto se sentía impasible y nervioso, le calmaba un poco el tener a Sasuke a su lado, que lo mimara y lo atendiera pero cada contracción mas fuerte a la anterior le hacía perder la paciencia, según las enfermeras que le atendían mientras Tsunade y Sakura llegaban, le dijeron que aun faltaba dilatación, que por suerte y no como la vez anterior,  iba mas rápido, al parecer esta vez no necesitaría del “henge” para poder dar a luz a su hijo. Pocos minutos tardaron en llegar sus “doctoras particulares”, estas le revisaron y pronto le dieron la orden de pujar, al parecer en el tiempo en el que ellas lo preparaban, el nivel máximo normal de dilatación había llegando. La pelirrosa algo curiosa sonrió al ver el orificio que se abría en medio del perineo del rubio, se preguntaba con cierta picardía si ese “agujero” también lo usaba el Uchiha, pero según los estudios que había hecho a este, al parecer este solo se abría cuando era momento de dar a luz, en su estado normal solo se veía como una especie de hendidura en la piel, “el canal de parto” como así lo habían bautizado, se conectaba por dentro a la zona anal debido a una pequeña membrana en donde lo más probable era que por ahí el esperma del pelinegro se filtrara, por lo tanto era así como el kitsune quedaba embarazado.

 

 

-Sasuke… -le apretaba la mano- Sasuke me duele…

-Lo sé dobe, lo sé –le da un beso en el dorso de la mano y se la acaricia con su palma libre-

-Sasuke… -su respiración se volvió un poco más agitada- siento que ya viene!! –cerró los ojos con fuerza y también sus puños aplastando la de su esposo con demasiada fuerza- AGH!! –pujó notando la sensación de cómo algo se abría paso en su interior de adentro hacia afuera-

-Vamos Naruto!! –le alentaba su amiga ojiverde- ya casi!!

 

 

Mientras tanto la rubia voluptuosa que estaba entre las piernas del chico, tomó con sus guantes puestos la cabecita del niño que ya se asomaba, le dio una seña a su discípula Shizune que rápidamente se preparó con unas mantas a un costado de la Hokage.

 

 

-Naruto –le llamó la de ojos castaños- necesito que en la siguiente contracción pujes lo más fuerte que puedas, entendido?

-Mnn.. –asintió aguantando un poco el dolor-

-Tú puedes dobe… -le sonrió su esposo con un semblante cansado ya que sentía en su cuerpo relativamente lo que su dorado amor sufría-

-Sasu… -pero fue interrumpido por otro espasmo de su organismo- AGH!! AAAH!! –pujó con todas sus fuerzas-

 

 

 

 

*.*.*.*.*.*

 

 

-Kushina… -susurró al ver como su esposa cargaba un diminuto bulto que le enseñaba-

-Nuestro segundo nieto –le sonrió- es igual a ti

 

 

El pequeño de rubio cabello los vio a ambos, cerró los ojos y en un destello de luz se desvaneció de los brazos de la pelirroja. Por otro lado el zorro gruñía fastidiado por no haber podido salir de esa oscura celda llena de papeles con la palabra “sello” escrita con excelente caligrafía en cada uno de ellos.

 

 

*.*.*.*.*.*

 

 

 

 

-BUAAAAAAAAA!! –lloró al sentir como su pecho se expandía debido a su primera bocanada de aire-

 

 

Tsunade tomó al recién nacido cuidadosamente con ambas manos, Sakura le pasó las tijeras al Uchiha para cortar el cordón, pero en cuanto esté las tocó palideció y se sintió mareado, sin más remido la pelirrosa lo tuvo que hacerlo, el bebé fue pasado a Shizune quien lo limpió, lo pesó y midió, para después envolverlo en una manta siendo llevado junto al rubio para que lo viera, este sonrió cansado, Sasuke miraba la escena desde una silla a unos metros de ellos, no era su culpa ser un inútil en estos casos, toda la culpa la tenía aquel estúpido síndrome que tenía y no le dejaba hacer nada, suspiró agachando la cabeza, sintió como le tocaban el hombro.

 

 

-Sasuke-kun –al momento el mencionado levantó la cabeza topándose con unos ojos color jade- quieres verlo antes de llevarlo a los cuneros? –le preguntó amablemente con la pelinegra a un lado de ella la cual cargaba al chibi-

-Hnn.. –asintió medio ido en sus pensamientos-

 

 

Le dejaron cargarlo un momento, el cual le pareció de lo más maravilloso, una cálida sonrisa se le escapó del corazón, otro bebé, otro pedacito de él y su dobe, sin duda esa sensación de satisfacción en su pecho jamás le iba a cansar, era tan hermoso para sus ojos, tan pequeño para sus brazos, tan calientito que no sabía cómo describirlo o quizás si… ser padre de nuevo.

La noticia del segundo hijo del héroe de Konoha se esparció en la aldea como pan caliente, para las tres de la tarde todo aldeano sabía de tan magnífico acontecimiento, todos menos él, un pequeño que salía de la academia preguntándose porque el ex equipo taka le esperaba a la salida.

 

 

-Juugo-san, Karin-san, Suigetsu-san, que hacen aquí? –preguntó curioso un chibi ojiazul-

-Ryou-kun –le sonrió el pelinaranja inclinándose a su altura para revolverle los cabellos-

-Ryou-chan tu oto-chan acaba de pa… -pero un fuerte golpe en la cabeza le cortó sus palabras-

-CALLATE ESTUPIDO SUIGETSU!! –gritó una histérica pelirroja, después volteó a ver al niño mirándolo embelesada por su parecido Uchiha, era tan lindo- tu ototo-chan ya nació –dijo con un en dulcificado tono de voz-

-Ototo-chan?!! –exclamó con los ojos iluminados por la ilusión-

-Kyaaaa!! qué lindo!! –casi gritó con corazoncitos en los ojos admirando al chibi-

-Solo falta que seas pedófila al igual que Orochimaru –rió enseñando su puntiaguda dentadura-

-CALLATE CARA DE PEZ!! –le tiró un puñetazo que el alcanzó a esquivar, pero el segundo no, causando así que al peliblanco se le desasiera la cara en agua por el golpe-

-Vamos Ryou-kun, te llevaremos con tus padres al hospital

 

 

El más alto del ex equipo hebi ignoró la disputa de sus compañeros, desde hacía años que la rubia Hokage le había hecho estudios para contraatacar el sello maldito en su interior, si bien no lo había podido desaparecer de su cuerpo, a base de medicamentos podía controlar su instinto asesino y así menguar el problema, esa mañana había ido como de costumbre por su dosis de medicina semanal y fue ahí donde encontró a un Sasuke bastante fatigado que le pedía el favor de recoger a su hijo a la salida de la academia para llevarlo al hospital, como era de esperarse, el aceptó. Guió al pequeño ojiazul a la clínica, este de vez en cuando volteaba hacia atrás para reírse un poco de las disputas de la pelirroja y el acuático, desde que recordaba siempre ese par se le había hecho gracioso, aun que Karin-san era una melosa con él, a veces eso lo agobiaba, su oto-san siempre decía que si ella lo molestaba que fuera tajante con ella, aun que él no se animaba a ser así, después de todo la chica de lentes siempre tenía buenas atenciones con él, por otro lado el peliblanco era diferente, era como su tío, uno con el cual se divertía y podía hablarle de lo que fuera sin que este se molestara o se aburriera, siempre ayudándolo con sus travesuras, el pelinaranja era otro asunto, este parecía más su protector y guardián que cualquier otra cosa; no se dio cuenta de que tanto habían caminado hasta que se encontró frente a las puertas del recinto medico, entraron, Juugo preguntó el numero de habitación y caminaron hasta llegar al número “106”, no mas vio a su oto-chan corrió a abrazarlo en su cama, este le sonrió cálidamente, lo cierto era que el rubio no estaba solo, casi todos los compañeros de generación estaban presentes con excepción del Kazekage y su la familia, en un rincón estaba su oto-san sosteniendo algunos regalos que le acababan de dar a su oto-chan hace poco, o más bien a su hermanito, por cierto, y su hermanito?

 

 

-Oto-chan, y mi ototo? –preguntó curioso-

-Tu ototo? –pasó su vista a ver a alguna de las chicas, una peliazul se dio cuenta, le sonrió para ir al pequeño cunero a un lado de la cama del rubio y sacar al nene, se lo entregó en los brazos- gracias Hinata, si no fuera porque no me dejan levantarme yo hubiera ido por el

-No te preocupes Naruto-kun –le restó importancia y contempló enternecida como el chibi conocía su hermanito-

-Mira… -destapó lo suficiente al pequeño para que el chibi ojiazul lo viera- el es tu ototo, se llama Misaki-chan

-Hola Misaki-chan… -estiró su manita para tocar la de su hermano, el cual cerró la suya apretando levemente dos de los dedos de su aniki-

 

 

El pequeño entreabrió los ojos topándose con dos pares de zafiros atentos a el, parpadeó y volvió a cerrarlos para dormir, aun no se acostumbraba a ese mundo tan distinto al interior de su oto-chan, mas sin embargo no soltó los dedos de su hermano.

 

 

-Que lindos –comentó la Hyuuga- es rubio al igual que tu, Naruto-kun

-Sí, aun que tiene los ojos del teme –sonrió-

-uien tiene mis ojos? –de repente el Uchiha hizo aparición en la conversación-

-Misaki-chan tiene los ojos tan negros como tu –suspiró algo decepcionado- yo que quería que los tuviera tan azules como yo y Ryou-chan

-De verdad? –una sonrisa se afloró en sus labios, le emocionaba la idea de que su hijo tuviera rasgos iguales a los suyos-

-Aun que también… -intervino la peliazul- durante los primeros seis a ocho meses el color de los ojos de un bebé tarda en definirse –dijo con total sabiduría-

-Yo dudo que esos ojos puedan cambiar de color, son negros! Lo juro!! –hizo pucheros el kitsune-

 

 

Los presentes ante lo dicho por el Uzumaki rieron, en aquella tarde de verano todo sería festejo, pretexto puesto por la Hokage que ya estaba bebiendo como de costumbre aun en área de trabajo.
Los años pasaron, Misaki-chan creció, era un niño muy calmado y un tanto introvertido, no tenía muchos amigos, solo conocía a los de su hermano, Ren-chan,  Hotaru-chan y Aiko-chan, los últimos dos del clan Hyuuga, aun que en realidad el estaba más apegado a su aniki que a los amigos de este, aun que también jugaba a veces con ellos, a temprana edad se interesó en las artes ninja, le gustaba contemplar a sus padres o a su hermano entrenar, ver a su oto-san afilar las armas, espiar a su oto-chan cuando meditaba en modo sennin y convencer a este ultimo en llevarlo a recoger a su nii-chan a la academia, él admiraba mucho a su hermano Ryounosuke, quería ser como él.

 

 

-Nii-chan –le miró suplicante desde su cama, ambos compartían habitación- onegai –juntó sus manitas a la altura de su pecho-

-No lo se… -dejó un momento de meter cosas en su mochila- pero no creo poder llevarte conmigo          

-Onegai, prometo quedarme quieto, solo quiero ver como entrenas

-Pero… -frunció el ceño- igual puedes ver a oto-san u oto-chan

-Si pero esta vez es práctica de elementos, no me dejarán estar ahí, además oto-chan quiere perfeccionar una nueva técnica… -bajó la cabeza, cuando su rubio padre decía algo así es que la practica sería peligrosa y el no podía estar ahí-

-Etto… -se rascó la mejilla algo nervioso, su hermanito sabía a veces como convencerlo- está bien, le preguntaré a oto-san

-Sii!! –saltó en la cama de manera un tanto hiperactiva, de repente se calmó y sus mejillas se colorearon de rosa- gomen por brincar en la cama –juntó sus deditos-

-Pero si oto-chan no está para regañarte –una gotita bajó por su sien-

-Pero brincar en la cama es peligroso, puedo caer y…

-No le hagas tanto caso a oto-chan, es muy exagerado –le baja de la cama- veremos que dice oto-san de llevarte a entrenar, aun eres muy pequeño –le revolvió el cabello con demasiada fuerza dejándole aun mas alborotadas sus hebras doradas-

-Mnn… -se aplacó el pelo con sus manos como pudo e hizo un pequeño puchero- estamos en invierno!! Para el próximo verano tendré cuatro!! Ya no soy tan pequeño!! –se defendió-

-Como digas… -sonrió burlón- vamos abajo –se acomodó la mochila en el hombro-

 

 

Bajaron las escaleras, fueron a la sala, se asomaron al patio trasero y sus padres no se veían por ningún lado, el aroma a fideos les llegó a la nariz, seguro estaban en la cocina, se encaminaron entusiasmados, entraron tranquilamente pero al darse cuenta de la situación, cualquier palabra murió en sus bocas, su oto-chan estaba sentado en la barra de la cocina con las pernas abiertas y sus brazos enredados en el cuello de su oto-san, este ultimo lo tenía bien agarrado de la cintura y nuca, se estaban besando de una manera bastante apasionada, su pelinegro padre se dio cuenta de las presencia de los niños, entreabrió los ojos separándose de su amado, los chibis pudieron observar como un hilillo de saliva unía sus bocas, el sonrojo de su oto-chan además de su respiración entrecortada (que por cierto parecía no haberse dado cuenta de que eran observados), su oto-san tenía un brillo extraño en sus ojos, al parecer habían interrumpido algo muy importante.

 

 

Notas finales:

Arigato x leer!! espero les haya gustado n.n
como recompensa aki les dejo una imagen k hice de Misaki-chan n.n

Misaki-chan

 

Como les dije en las notas al principio, este capitulo es algo flojo y cuenta a grandes rasgos el embarazo de Naruto debido a k Misaki-chan fue muy trankilo, pero no se preocupen, el siguiente embarazo será una verdadera pesadolla para Sasuke xD
ah y para las pervers... habrá lemon en el siguiente capi!! *-*
y muchas cosas mas!! no se lo pierdan!! xD

bueno, comenzamos con las amenazas...

dejenme reviews!! k ya comencé a escribir el segundo capitulo!! y si no me dejan tardo mas en actualizar xD

nos vemos pronto n.n

cuidense!!

 

Cha nee ;D

 


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