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La vida de cenicienta por Vampire White Du Schiffer

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+ : : Cuarto capítulo : : +

−Yo preferiría llamarlo: el poder de joder. –Mascullaba terriblemente molesto.

−¿Joderte? ¿Yo? Ah, pero por qué no lo dijiste antes.

−¿Eh? –Se fue haciendo chiquito ante la mirada lasciva de Kaito.

−¿Qué? –Repitió su confusión.

−Ya te dije… -Se acercó lentamente para besar esos finos y blancos labios.

−Déjame ir. –Masculló poniendo sus manos para impedirle acercarse más, pero era casi inútil, Kaito era mil veces más fuerte, sus músculos se tensaban para oprimirle con estrepitoso poder. –Ya me cansé de tu juego. –Masculló mirando a suelo. –Porque estoy seguro de eso… -El aire se comenzó a poner pesado, la tensión y seriedad se podían atrapar entre los dedos.

−¿Sabes? –Kaito se rascó la nuca y miró a un lado con molestia. –Ya me hartó tu barrera, estás tan metido en tú papel de ser el hermano gemelo que todos quieren sólo porque persiguen realmente a Zero que no te das cuenta de lo que estás perdiendo; piensas que todos van detrás de ti porque contigo encontrarán algún o verdadero consuelo, pues saben que Zero pertenece en alma y corazón a alguien que nadie conoce, pero que todos envidian.

«Tú hermano trabaja por todos en una casa donde habitan, y no haces nada por ser sincero ni siquiera contigo mismo, te hundes día en una adicción profunda por creerte víctima y decir que así todo está bien. –Ichiru, palabra por palabra, se desmoronaba. Dejaba de forcejear y se pegaba a la pared. –Me das tanta pena. –Dijo en un murmuro que sólo él pudo escuchar. –Porque Jamás creí que encontraría a alguien como yo. –Kiriyū  pegó un brinco.

«–Ichiru… ¿Sabes una cosa? –Le sonrió. –Yo amaba a Kaname. –Confesó con extrema tranquilidad. Ichiru abrió los ojos sin control. Kaito le soltó. –Crecimos juntos y viví un tiempo en casa de los Kuran, me volví su mejor amigo por lo mismo que tenemos la misma mentalidad ambiciosa y ruin. –Se echó a reír. –Pero un día todo mi mundo cambió por completo. Kaname vivió su primera decepción amorosa, a manos de un chico que era mayor de edad. –Tomó asiento en una de las sillas que tenía una sábana blanca sobre ella.

«–La verdad es que yo amenacé a ese sujeto. –Dibujó una sonrisa sádica. -¿Sorprendido? Yo lo estaría, yo apenas era un débil mocoso y mi sed de sangre fue lo suficientemente tangible para hacerle sucumbir… pero mi plan tuvo una falla, o más bien una consecuencia muy obvia, Kaname quedó destrozado, yo le dije al tipo las palabras justas que debía recitarle a Kaname la próxima vez que se viesen, mi mejor amigo tuvo una época oscura. Y yo, como el patético convenenciero, le consolé, nunca tuve algo con él, si es que te lo preguntas. –Se encogió de hombros.

«–Aunque si me intenté aprovechar varias veces de su condición. En fin. –Se estiró. –Jamás creí que aparecería alguien valiente en mi camino. –Miró a Ichiru. –Me encontré a Zero una vez, antes de que Kaname lo viese, y eso fue hace mucho tiempo. Apenas éramos unos mocosos. Y ustedes andaban en pañales. Pero la mirada de tu hermano removió algo en mí, por primera vez me sentí culpable y le conté la verdad a Kaname, él me perdonó al instante, no sabes cuánto deseé que me odiase, que me dijese entre gritos y maldiciones la escoria que soy.

«Pero siempre fue ligeramente más inteligente que yo. «No te odiaré, si es lo que buscas, al contrario te seguiré amando como el hermano que eres para mí, y así te sientas mil veces más culpable por la piedad que te tengo» –Kaito rió amargamente.

«–Tuvo mucha razón, aún siento la carga… pero mucho tiempo después, Kaname se repuso en su totalidad, me dijo que había conocido a un niño que le llamaba la atención, le dije que debía arriesgarse, pero él decidió ser prudente esta vez; se veían poco, pero sé perfectamente que el amor le había tomado preso en su totalidad. Kaname al fin tenía lo que deseaba, el hecho que se iba a casar me lo ocultó seguramente porque temía mi reacción, por dentro me consumí. Pero inmediatamente, te conocí, yo no sabía que Zero tenía un hermano gemelo, y me sentí realmente celoso.

«Entonces me propuse hacerte mi víctima. Es una paradoja: busco algo para hacerlo mi prisionero porque yo soy reo de mi propia pasión. Mi atracción por ti fue instantánea, esa es mi verdad, tus ojos reflejan algo totalmente diferente a la mirada de Zero, te lo aseguro. Tú sufres por una nimiedad que es algo tan pesado como el mundo mismo en tu corazón y a tú percepción de las cosas. No es tu cabello ligeramente más largo lo que me impulsó a acosarte, no fue amor a primera vista, ni siquiera yo creo en eso, simplemente fue inevitable, te escogí. O el destino te escogió, tómalo como quieras. –Se levantó y tomó su suéter.

«–Digiere esto como el único momento de debilidad que verás en mí. –Se dirigió a la puerta y miró de soslayo a Ichiru, seguía junto a la pared, agarrando su antebrazo con su otra mano. –Puedes decírselo a Zero, estoy seguro de que me matará en cuanto lo sepa.

Takamiya abrió la puerta. En un momento de cámara lenta, Ichiru corrió y abrazó a Kaito por la espalda. Ese fue un instante que duró horas. Kaito se quedó como estatua, sorprendido. No esperaba que Ichiru le fuese a detener.

−¿Ahora qué? –Murmuró riéndose, ocultando su mirada de Ichiru que lloraba y que hundía su cabeza en la espalda del muchacho y sus lágrimas le mojaban.

−¡No seas idiota! ¡Estoy así por ti! ¡¿Cómo pudiste soportar eso?! ¡Dejaste ir a la persona que realmente amas tan fácilmente! ¡¿Por qué no hiciste lo mismo con mi hermano?! ¿Es por eso que te crees cobarde a pesar de tener semejante ego? ¡No me hagas reír! –Podría gritar pero le dolía el pecho.

−¿Podrías callarte? –Llevó su mano a cubrir su propia frente. –Me comienzas a causar jaqueca. –Su sonrisa era hueca.

−¡Tú cállate! ¡No eres más que un cobarde! ¡Yo no me pienso callar! –En eso, Kaito le dio rápidamente la vuelta, le dio un apasionado beso, uno que duró varios minutos, después de eso, Ichiru siguió llorando, pero esta vez en el pecho del mayor.

−Tonto. El que debería estar consolando a alguien eres tú.

−Aún no te creo, yo no tengo nada de especial. –Sollozaba. –Eso lo dices para poder convencerme y ganar apuestas contra la persona que sigues amando. –Kaito le abrazó más fuerte.

−¿Me parezco a Kaname? –Le levantó el rostro.

−En lo engreído… -La mucosidad le escurría por la nariz. –En lo pesado, en lo aburrido, en lo ególatra, grosero, altanero, convenenciero, mentiroso… pero no eres igual. Nunca lo serás.

−Ah, esto es lo que siempre quise oír. –Le volvió a besar, pasando su mano morena por la cintura del menor. Se acercaron a la mesa. El peli plata fue sentado allí. Ichiru aventó el suéter de Kaito y se lanzó para rodearle al cuello y comenzar a corresponder más fogosamente a sus besos, a sus caricias.

El moreno le mordió el lóbulo de la oreja. Se desnudaron de la parte superior de sus cuerpos.

−Sé mío, Ichiru. Y prometo convertirme en el aire que respiras. –Susurró desesperadamente antes de tatuarle varios besos extenuantes.

−Sólo si… -Se remordió los labios y le miró con los ojos entreabiertos. –Sólo si tú me pagas con lo mismo. −Kaito dejó escapar una sonrisita sincera. –Parece que el sol salió. –Le dijo haciéndole sonrojar ligeramente, Ichiru le tomó por las mejillas y le besó. –Intentemos remediar nuestras vidas, ¿Si?

−Ahora, la luna salió para mí, y por vez primera desearé no haberla aborrecido nunca. –Sellaron el pacto en un fogoso beso. Olvidaron si la puerta seguía abierta. No se atrevieron a separarse. El fuego ya les consumía, los había atrapado en una demente posesión que ninguno se preocupó en romper. Silenciaron todo dialogo en el agua de sus bocas. Sus dedos se entrelazaban. Sus cabellos desaparecían entre ellos. Sus alientos pesaban. Sus garras salieron. Kaito desabrochó los botones de ambos pantalones.

Ichiru soltó un pesado gemido cuando sintió un dedo colarse entre su ropa. El menor abrazó al otro hombre, dejándose complacer. El mayor tomó ambas hombrías para estimularlas.

−¿Qué-Qué haces? –Tartamudeó con mucha ansiedad. -¿No piensas…? –Kaito le aprisionó. -¡¡¡Ahhh!!!

−Quiero demostrarte que iré en serio. –Le susurró entre sus labios calientes. –Eres preciado, anhelado, pero aún no es tú tiempo, tú serás el que te entregues voluntariamente. –La frente del moreno se perdió entre el cuello y hombro de Ichiru en unos instantes, mientras seguían ocultando sus libidos en una experta y caliente mano. –Pero… Aún… No. –Jadeaba con trabajo.

Continuaron jugando. Satisfaciendo sus hambres. Comiendo sus labios. Destrozando con sus manos, con marcas en diversos lugares. El pequeño Ichiru temblaba y se perdía en aquel abrazo mortal. Naufragaba en aquel par de brazos morenos y fuertes. Deseaba más, mucho más. Deseaba ser una persona completa en ese mismo instante. Pero entendía a Kaito, de verdad. Leves lágrimas fueron secadas por dulces besos.

−No hagas que me arrepienta. –Le dijo entregándole, pareciera, su vida en un último beso.

−Lo dudo. –Entonó engreído.

 + : : La graduación : : +

Kaname y Kaito. Los mejores promedios, bastante aburrido, dijeron ellos. Zero estaba orgulloso y el hermano menor, conforme. Las dos familias asistieron completas, incluso la madre de Zero fue.

 El compromiso estaba más que concretado. Kaname ensanchaba una enorme sonrisa de victoria. La última jugada para poder pasar el resto de su vida con Zero, su otra mitad.

Ichiru, por primera vez, prestó atención a la relación que tenían los «gemelos» Kuran. Y sin duda era algo muy pequeño, pero aún fuerte, los sentimientos de amor hacia una persona no desaparecen con el sólo soplo del viento. Kaito aún veneraba a Kaname, se notaba en el saludo, en el abrazo; y cuando el moreno puso la mano sobre la cabeza de Kuran se veía aún más; aún sentía que debía protegerlo, reponerle el daño que le había infringido. Ichiru hizo conjeturas mientras Kaito caminaba hacia él. Tal vez se interpretaría egoísta, pero su conclusión apuntaba a que Kaito era quien había unido a su hermano con Kaname, probablemente. Eso sería algo que preguntaría más tarde. Y otra cosa, aún más egoísta, el joven Kiriyū estaba determinado a volverse en la espina que protegería a Takamiya de las desgracias. Ichiru estaba decidido a convertirse en lo único y más importante para Kaito Takamiya.

+ : : Y el día de la boda llegó : : +

−¡¡Ah!! ¿Dónde están mis mancuernillas? –Zero estaba volviéndose loco.

−Hermano… −Ichiru estaba sentado sobre la repisa comiendo pizza.

−¡Qué!

−Las traes puestas.

−… ¡Ya lo sabía!

−Ah, bueno, tal vez también sería bueno que supieras que tienes pasta dental en la barbilla y que todavía cargas con las etiquetas de la ropa. Y que traes mal abrochado el último y el primer botón. Y que las manos te tiemblan por el coraje, y que estás a punto de tirarme una charola… Zero… Zero… detente…. Ah olvídalo. Limpiarás tú después.

−¡Ni siquiera puedes ayudarme en eso!

−Oye, oye, te casas más no te vas de la casa que tienes que limpiar, pero seré comprensivo, primero limpias donde vivirás con Kaname, y después te vienes a la nuestra.

−¡Mejor vete a arreglar las cosas!

−¿Problemas? –Aparecía Kaito, con un traje negro, se veía estupendamente guapo. A Ichiru casi se le cae la comida.

−Ninguno. –Masculló Zero. Por un momento se encontraron sus miradas. Las dos serias. –No te preocupes. –Le dijo pasando a su lado y deteniéndose hasta que parecieran sus costados casi tocarse. –Yo cuidaré de él. –Le dijo en medio de una ligera sonrisa. Kaito se sorprendió por un momento y después correspondió en una sonrisa honesta.

−Te calcinaré en el infierno si haces lo contrario. –Le dijo poniendo su mano sobre las hebras color plata, en gesto paternal. –Así que puedes destazarme sino cumplo con mi promesa.

−Hecho. –prometieron. Ichiru no entendió nada. Zero se dirigió a su habitación, había «olvidado» algo.

−¿Qué trato hicieron? –Preguntó curioso y algo molesto. –Quiero saber. –Kaito le besó.

−No te lo diré. Sufre un ataque de celos por lo mientras.

−¡Takamiya!

−Anda. –Fingió sentirse ofendido. –Invoca mi nombre. –le mordió el cuello. –Tal y como gritaste cuando te viniste en mi mano. –Ichiru se puso de mil colores.

−¡¡¡No digas eso!!!

−Eso no me reclamabas anoche.

−… ¡Ojalá que te coma un oso!

−Mejor cómeme tú. –Le robó otro beso y le abrazó. Ichiru guardó silencio. No por el comentario, sino porque sintió que algo húmedo caía en su espalda. El gemelo menor le rodeó tiernamente y le cantó consolaciones.

−Ojalá que yo sea el único que te vea llorar o que la próxima vez que llores sea por mí.

−Idiota, no habrá próxima, hoy se acaba el sufrimiento de las décadas. –Se hundió en el abrazo. Dejó salir su dolor, en la única persona que sería capaz de entenderlo.

            + : : : : +

La Iglesia estaba en perfecta armonía, aunque el padre de Kaname veía el reloj, y estaba sumido en una preocupación muy personal.

 Las flores impregnaban con su olor la sala completa. Todos estaban contentos. La unión de dos familias. Cosa común en los matrimonios, pero esta iba a ser especial. Claro que sí. Después de todo se trataba de los Kiriyū y de los Kuran los que dejaban a sus hijos contraer nupcias.

Kuran Kaname, el hijo de Haruka, estaba dignamente vestido. Ah, tan ataviado de elegancia y porte con su ropa blanca. Pureza… bah. Era la encarnación misma de la perversión, pero eso importa relativamente poco ahora que ya tocaban la marcha nupcial.

Kiriyū Zero, por su parte, era una joya bañada en negro. Corbata roja, y nervios a flor de piel. Ya estaba en la entrada, viendo que después de atravesar la nave, estaría con Kaname, el hombre que le hacía la vida imposible, y, al mismo tiempo, amaba hasta la muerte.

Los violines se escuchaban hermosos. Como canciones celestiales. La gente de las bancas, ambos lados, se pusieron de pie, para ver que Zero era encaminado por…

¿Por quién?

Ichiru se había perdido con el padrino de anillos, es decir, se había perdido con Kaito. En algún momento debieron distraerse en el viaje. Pero el problema que aseguró pánico en todo mundo, tenía sonrisa tétrica, aire desalineado, y corpulencia terriblemente…Sexy.

−Disculpen –comenzó con una bella sonrisa, algo socarrona; tomó de la mano a Zero que estaba sorprendido por el atrevimiento y por la persona que lo realizaba –, pero me debo raptar al novio.

Kaname no lo pensó dos veces, se apartó de inmediato del Padre que iba a casarlo, para ir por su prometido.

Haruka Kuran estaba temblando ligeramente, nadie se percató de ello, pero Kaname lo intuía, no por verlo, sino porque sabía perfectamente la persona que se estaba llevando a Zero.

−¡Mas te vale que te detengas allí! –gritó Kaname.

Pero el corpulento hombre chasqueó los dedos, hizo que Zero cayera en un sueño muy profundo y se lo llevó cargando.

−Lo siento hijo –dijo el delincuente –, pero esta preciosura debe ser examinada por mí, primero que nadie –mantuvo su gesto eufórico.

−¡Maldito seas, Rido Kuran!

Damas y caballeros, Zero conoció a su otro suegro de manera poco convencional…

Notas finales:

-w-! Respondo a sus hermosos revs en estos días. Erza hermosa, ya estamos en donde nos quedamos <3.


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