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El chico de la ventana por DemonChan

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Notas del fanfic:

 

Bueno...See, mi maldita contraseña se perdio, envie mails, y todo, pero nada, se perdio para la eternidad.

Aviso que mis fics se quedaran en la cuenta anterior (mierda, ahora tendre que dejar review de nuevo en todos los fics que seguia, joder >.<) y que el fic de "en el campo de batalla" lo trasladare a esta cuenta.

En cuanto a este fic....recorde algo acerca de un libro, la torre oscura de Stephen King, donde el protagonistas se enamora de una chica llamada, Susan, pero el la recuerda como "la chica de la ventana" y esto salio para mi!

Que lo disfruten xD

 


 


El chico de la ventana. Ese es su nombre, ese siempre será su nombre, incluso después de conocer el verdadero, ese será siempre su nombre para ti, porque la primera vez que lo viste, estaba en esa ventana. Tristemente, también la ultima.


 


La primera vez que lo viste, regresabas perezosamente del colegio, hastiado de encontrarte con lo mismo de siempre. Las mismas clases aburridas, los mismos profesores ineptos, los mismos chicos idiotas y las mismas chicas idiotas.


Deseabas llegar, comer algo, hacer tus deberes y dormir lo que quedara del día, lo cual no era mucho, y toda la noche. Deseabas perderte en el mundo de tus sueños, donde las cosas no eran tan aburridas y siempre ocurría algo distinto.


Y justo cuando llegabas a tu puerta, y sacabas las llaves de tu bolsillo, habías volteado hacia arriba, en un intento de despejar tu agobiada cabeza. Y lo viste.


Un destello proveniente de la casa de a lado llamo tu atención, y únicamente volteaste porque salía de la monótona rutina, porque no tenias nada mejor que hacer.


El destello provenía de un espejo. Un chico tenia los cristales de su habitación (o al menos tu supusiste que ahí estaba) abiertos, y sostenía un espejo, recargado en el alféizar de la ventana. Nunca supiste que trataba de hacer, pero tampoco te importo, porque lo viste.


Era joven, seguramente de tu misma edad, pero nunca lo habías visto en la escuela, así que no lo supiste a ciencia cierta. Era rubio, de piel bronceada y ojos azules. Sus alborotados cabellos caían rebeldes sobre su frente, y notaste como los apartaba de forma constante. Su piel lucia extrañamente tersa, muy distinta a la de cualquier chico que hubieras visto. Y sus ojos reflejaban una vivacidad que te hubiera gustado tener, una alegría de la que carecías, una energía que te hacia falta todos los días. Pero a demás eran ojos soñadores, como si creyera que con solo desearlo podría alcanzar el cielo (y luego pensaste que no debía desearlo, pues sus ojos eran un cielo). Por eso llamo tu atención, porque pudiste notar que soñaba, igual que tú, que la vida que llevaba no le satisfacía, como a ti. Por eso no metiste la llave a la cerradura, y lo observaste largo tiempo.


Por mucho rato permaneció girando el espejo en varias direcciones, y no pudiste descubrir que intentaba, pero te gusto creer que tenia que ver con la idea de escapar de ese mundo, te gusto creer que si soñaba igual que tú.


Para cuando el sol caía y sus rayos dejaron de iluminar, con una velocidad pasmosa, la calle, el chico de la ventana corrió las cortinas y entro en su habitación. Escuchaste con atención como el espejo que había sostenido caía, y como el chico maldecía ante esto.


Entraste a tu casa.


Y luego, al llegar de la escuela esperabas verlo en la ventana, y solías agradecer a un dios en el que no creías porque siempre estaba ahí. Siempre con un espejo, siempre mirándolo todo y mirando nada, siempre sumido en su propia monotonía que parecía hacerlo mas feliz que cualquier otra cosa.


Y mirabas, mirabas con atención sus movimientos, y esperabas con un anhelo que no te corresponda que algo de su inusual alegría se trasmitiera a ti. Y sobre todo esperabas que volteara, esperabas que abandonara su monotonía, que por un momento deshiciera la rutina y mirara a tu dirección.


 


Días pasaron así. Te sorprendiste cuando contaste meses en esa situación, porque ese chico logro hundirte en su propia monotonía, porque ahora ya no soñabas con paisajes inexistentes, cuentos en los que tenias grandes poderes, lugares donde tu nombre y las personas a tu alrededor significaba algo. Ahora soñabas por conocerlo a él.


Pero de todas formas conociste al chico de la ventana. Porque te enteraste de que le gustaba el ramen, pues cuando una brisa especialmente fuerte lograba traerte su aroma, ese predominaba. Porque supiste que vivía únicamente con su abuelo. Porque un día escuchaste su nombre grito por este ultimo. Naruto, escuchaste, el chico de la ventana, se empeño en recordarte tu cabeza.


No lo creíste cuando contaste años, porque el seguía siendo tu sueño.


 


El último día que lo viste fuera un viernes, un día en el que debido a las fechas no hubo clases, lo cual agradeciste.


 Ese día saliste temprano, por encargo de tu madre, a comprar leche para el desayuno. Al volver a tu calle notaste un camión de mudanzas frente a la casa de él. Como en cámara lenta pasaste frente a su casa, mirando todo con atención.


Al llegar a tu puerta, miraste de nuevo hacia su ventana, y lo viste otra vez. Con un espejo hacia lo mismo que todos los días desde siempre (porque tu vida pareció tener mas significado al verlo). Y luego, cuando su abuelo grito su nombre, tu madre de llamo, así que tuviste que entrar a casa.


 


Al día siguiente a ese, por la noche, decidiste entrar a esa casa. Notaste que aun había varios muebles, y que seguramente volverían por ellos después. Recorriste la casa, mas pequeña que la tuya, y dejaste para el final su habitación.


Solo había cajas ahí. Rebuscaste en ellas, sin saber que deseabas encontrar.


Te topaste con muchos libros, todos ellos de fantasía. Te encontraste también con dibujos, muy malos, pero ahí estaban. Y por ultimo hallaste libretas, llenas y llenas de palabras que formaban oraciones, que creaban párrafos y que luego cobraban sentido.


Leíste poco, pues rápidamente hallaste algo que llamo tu atención. Parecía un diario, pero al hojearlo te pareció mas una especie de bitácora.


 


20/04/xxxx El espejo no lo encuentra”


 


No entendiste el significado de eso, pero seguiste leyendo.


 


“12/05/xxxx El espejo no lo encuentra, pero “él” dice que lo vio”


 


Una vez más no supiste a que se refería, pero te preguntaste con un sentimiento extraño, a quien se refería como “él”.


 


“13/05/xxxx El demonio que se ama a si mismo dice que deje de buscar. El espejo no lo encuentra. “Él” insiste en que esta cerca“


 


Todo parecía estar escrito de manera que solo el dueño de ese cuaderno lo entendiera, y pasaste varias hojas sin hallar algo que no fuera “el espejo no lo encuentra”. Luego viste algo que llamo tu atención, de ese mismo año.


 


“29/09/xxxx Si el espejo no lo encuentra, “él” se ha callado, y el demonio que se ama a si mismo ya no esta ¿Por qué debería seguir buscando?”


 


Y antes de que pudiera reflexionar sobre ello, en esa misma pagina, leyó:


 


“30/09/xxxx El demonio que se ama a si mismo llamo, dijo que mi espejo no servia, y que mirara hacia donde el espejo no. Ya no le creo, ni al demonio que se ama a si mismo, ni al espejo, y “él” sigue sin hablar


 


Supuso que ese demonio debía ser algún amigo o conocido, lo del espejo era obvio, pero ¿Quién era “él”?


En las siguientes páginas se veía lo mismo, “el espejo no lo encuentra” o algo sobre ese demonio, entonces, hallo una página casi completamente en blanco, y que en letras pequeñas tenia la fecha del día anterior:


 


19/11/xxxx Mi espejo se rompió”


 


Mas abajo, en lugar de la fecha, tenía la hora:


 


“07:12 am Lo encontré. No era un “donde”, si no un “quien” El demonio que se ama a si mismo me espera, no puedo quedarme a averiguar.


Oí su nombre, y mire hacia donde el espejo no. No vi su cara.


Mi espejo se rompió…otra vez”


 


Después de eso las demás páginas estaban en blanco.


¿Qué buscaba el chico de la ventana? Nunca lo supiste.


Te llevaste a casa todos sus cuadernos, y no hallaste nada que te diera razón de un espejo, un demonio o algo que buscar.


El chico de la ventana (tu chico de la ventana) dejo mas incógnitas de las que tu hubieras podido hallar en toda una vida. Tu chico de la ventana buscaba algo, y por encontrarlo, o al menos eso creías, su espejo se había roto.


 


De vez en cuando te preguntabas porque nunca le hablaste al chico de la ventana. La única respuesta que encontrabas era que, de haberse convertido en amigos, tu espejo se habría roto. 


 


 

Notas finales:

 

La unica manera enq ue puedo describir este fic, es "extrañamnte raro", ni idea de como rayos termino asi, y ni idea de si esta idea extraña kes habra gustado, asi que...

Si les gusto dejen review, y si no, tambien

Gracias por leer!

Pd. Maldita suerte la mia...xP Y no me creen cuando digo que el mundo esta en mi contra xDDD


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