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El altero de papeles revueltamente apostados sobre el lustroso escritorio de fina caoba se tambaleaba debido a la vibración ocasionada por los cerrones de los cajones que, el dueño de tal artefacto, propinara al mueble en su desesperada búsqueda.
Una serie de documentos, revistas, discos compactos y cantidad de cosas se adherían a las anteriores en el peculiar amontonamiento sobre el escritorio.
Hasta que se dio por vencido, el gran Yoshiki Hayashi acababa de ser derrotado por un montón de papeles que le impedían llegar a su destino.
-Piensa...piensa....- Deposito su largo índice sobre su frente concentrándose a lo sumo para resolver con el paradero de aquello que desesperadamente buscaba; aunque muy poco fructífera resulto su táctica, no logro ni por asomo recordar la ubicación de aquello.
Era esta una de las pocas desventajas resultantes de vivir en una enorme mansión, si algo llega a desaparecer de tu vista; puedes darlo por perdido.
Francamente molesto por su propia insensatez se desplomo en la cómoda y enrome silla de se despacho, enfatizando el lujo de esta, el portento de el que ahí se sentaba.
Importándole poco el valor o importancia de los objetos sobre el escritorio, los aparto con la pierna para situarse mas cómodamente; fue entonces cuando el sonido de un cristal despedazándose llamo su atención.
Se desplazo de su cómodo asiento y busco agachado bajo el mueble, el origen de aquel sonido, ahí, bajo una pila de papeles vio horrorizado aquello que se había fracturado; era un retardo de Hide y el, no había nada en especial en la imagen, simplemente aparecían ambos en una familiar imagen veinte a los atrás.
Reconoció de inmediato la melena rosa fucsia del guitarrista así como su propia cabellera rubia y larga.
Con angustia tomo el retrato en sus manos observando a su amigo y amado, sonriendo junto a el de esa forma tan picara e inocente, pero a la vez escondiendo en esa hermosa sonrisa, un trasfondo mas triste de lo que muchos pudieran imaginar.
Hacia años que Yoshiki no veía esa fotografía, de hecho no recordaba haberla colocado en su despacho, fue así como la realidad lo golpeo de repente. Ese día, ese preciso día, era dos de mayo.
Incrédulo ante su falta de memoria se vio de pronto insoportablemente molesto consigo mismo, juro jamás olvidarla y juro también que, no importando donde o que estuviera haciendo, estaría presente en el lugar de descanso de Hide.
Dio inicio a una rabieta que consistía en golpear el suelo con los pies, que tan estupido debía ser para haber olvidado esa lúgubre fecha que deseo jamás sucediera.
De un salto se puso en pie y se dirigió a su habitación con el objeto de sus recuerdos en sus manos, dando vueltas como un animal ansioso en su habitación, sin razón en realidad, por que nada de lo que hiciera lo haría sentir mejor.
Era acaso que...se estaba olvidando de Hide?; en su desfachatez e insensibilidad había decidido acaso seguir con su vida dejando de lado a aquel que juró amaría por siempre. El olvido de su aniversario luctuoso era la alarmante señal de que quizás así era, se negó rotundamente a este hecho, jamás, jamás en la vida osaría olvidar a Hide y olvidar cuanto le había amado y querido, tendría ahora el valor que no había tenido en diez años?
-Maldición!!!...- Dijo derrumbándose en la cama con las manos en el rostro, buscó exasperadamente la calma; aun, después de todos este tiempo le dolía tanto el haber perdido a Hide, le dolía aun mas la manera tan carente de sentido en que un día, le dijeron que el excepcional guitarrista ya no era mas.
Y es que, tantas cosas habían quedado inconclusas para el, durante meses se negó a creerlo, a sus ojos tal monstruosidad no era posible así que no estaba sucediendo; pero la cruel realidad descendió a el sin la compañía de la misericordiosa resignación.
Sintió un vuelco en el estomago, su cuerpo estaba tan alterado como su mente y lo estaba exteriorizando ahora en forma de unas espantosas nauseas; rápidamente se dirigió al baño donde busco calmar sus males metiendo la cabeza en el chorro de agua helada.
No era la primera vez que esto le pasaba, de hecho el recordar a Hide era el desencadenante de esta condición.
Cuando se vio más tranquilo le vino a la mente una curiosa situación, recordó una ocasión en la que, Gackt, su compañero le diera un peculiar consejo.
-Esto te pasa por que no has asimilado su muerte apropiadamente- Aclaro el cantante dejándolo completamente contrariado, aceptarla o no, no era tema de discusión dado que negar esta situación era imposible, Hide estaba muerto, y punto.
-Se lo que piensas Yoshiki...pero te voy a dar un consejo, por que no le dices a el como te sientes?...- El fino arco creado por las cejas de Yoshiki al escuchar estas palabras denotaron lo increíble le sonaran.
-No me veas así...tan solo inténtalo...veras que, te setiras mejor-
-Gackto...no voy a entablar conversación con alguien que ya murió- Musito dejando en claro que aun estaba lo suficientemente cuerdo.
-Bueno...si tu dices que esta muerto...pues lo esta- Dando por terminada la extraña conversación Gackt se marcho en aquella ocasión.
Hasta el día de hoy, Yoshiki había ignorado olímpicamente su consejo, atribuyéndolo a la conocida excentricidad del cantante.
Entonces lo decidió, se decidió a poner en práctica el raro consejo, a estas alturas, cualquier ayuda era aceptable.
Cerro sus ojos apoyando sus manos en el mueble de mármol de su baño e inclino la cabeza sin saber en realidad como empezar, que decir.
-Hide...- Pronuncio temeroso, inmediatamente, la hermosa imagen del extravagante guitarrista asalto a su mente. Trago saliva con dificultad ante la imagen.
-No se...si me escuchas...no se ni siquiera por que hago esto pero...pero...- Titubeo de nuevo ante la sensación de verse perfectamente ridículo e ilógico. Pero nada podía perder ya, lo más valioso que tenía lo había cedido ya en un día como ese hace más de diez años.
-Yo....yo...-Su lagrimas se amontonaron como una jauría furiosa por salir desbocada de sus ojos, un calambre en su pecho lo obligo a doblarse sobre si mismo dificultándole doblemente la tarea de hablar siquiera. Pero se obligo a seguir, ya había comenzado con esto y, ocultamente, tenia esperanza que de este metafísico intento salieran las respuestas que tanto anhelaba.
-Yo te extraño tanto...- Por fin y por insólito que se escuchara, aquel sentimiento se materializo en forma de palabras, palabras que jamás había dicho al parecerle sin sentido pronunciarlas.
Las lagrimas caían ya sin control por el pálido y delineado rostro del celebre pianista, que finalmente había encontrado en esta descabellada técnica un justo escape de su angustia.
-Hide...si tu supieras, si supieras que desde ese día no soy capaz de encontrar la paz y la calma que encontraba contigo...si tu supieras como mi mundo de cayo en mil pedazos, si supieras como rogué a todos los dioses que eso no fuera cierto...que era mentira que te habías ido.... -Hizo una pequeña pausa para restregarse los ojos y volver a cerrarlos.
-No encuentro manera de comprender, que es lo que pasaba por tu mente en ese momento, que sentías...estabas asustado?...sufriste?...- Ante esta ultima especulación termino por derrumbarse en el frió suelo de mármol, con la espalda pegada a la pared y el rostro pugnando por permanecer orientado hacia arriba.
-Dime que no...necesito saber por favor...que no estabas sufriendo...- La raíz de todos sus problemas en torno a esta triste situación nacían de su desesperada necesidad de saber que en los últimos segundos de vida de su adorado Hide, no hubo en su sensible alma pesar , tristeza o miseria. Que aquello que un montón de tipos ignorantes aseguraban no era más que una estupida falacia atribuida a su pereza, que la aberrante idea de que su amado guitarrista había tomado su propia vida era una vil mentira.
-No puedo alcanzar a entender, por que tenias que irte?...si llegaste a comprender cuanto te amaba aun cuando decidiste marcharte....- Otra de las razones de su desasosiego, era, la necesidad de saber si, aun cuando se separaron y Hide se había marchado a América, seguía sabiendo cuanto era que Yoshiki lo amaba.
-Dime...respóndeme!...- Rogó alzando la voz al viento deseoso de una respuesta, con sus puños apretados que, de no ser por el inherente cuidado hacia sus manos, estarían ahora estrellándose furiosos contra el duro suelo.
-Ahora me tengo que conformar con esto!..- Lanzo lejos la fotografía había portado todo ese tiempo.
-No me queda mas que observarte patéticamente en una tonta fotografía!!...estas feliz de haberte convertido en una leyenda?...pues a mi no me lo parece!!- Destrozado, tanto como la placa de cristal que cubría el retrato y que ahora estaba hecha mil pedazos, lloro como un niño, carente del conocimiento que lleva a la final longanimidad.
Colérico contra la vida que le había arrebatado a Hide, que se había llevado entre sus crueles garras el alma y talento más hermoso que jamás conociera.
-Ya no puedo Hide...Hide...- Repitió de nuevo el dulce nombre que antes le colmara de alegría, mas ahora se tornaba como un horrible sonido mortuorio.
Tantos años se había guardado estas palabras, tantos años buscando inútilmente respuestas que jamás llegaron a aparecer. Lo único que tenia ahora era la palpable ausencia alojada en el corazón.
Fue entonces, que en medio de esta crisis existencial, percibió en el ambiente un aroma muy particular, un aroma que hace tantos años no percibiera y que ahora estaba ahí, rondándolo.
El peculiar aroma del tinte de cabello de Hide inundaba el baño haciéndolo dudar definitivamente de su cordura.
Cerró entonces los ojos cuando aquella brisa se hizo tan presente que no podía negar más su real existencia.
-Hide...- Con los parpados fuertemente apretados, sintió una inusual calidez rodearle, en algo muy parecido a un abrazo. Sin comprender si definitivamente se había vuelto loco, o era solo que algún poder superior se había apiadado de el regalándole este extraño momento se quedo quieto, con los ojos cerrados intuyendo que, de abrirlos, todo aquello se esfumaría como una burbuja.
En medio de todo esto una imagen que su mente definitivamente no genero, aparecía frente a sus ojos.
El hermoso rostro de Hide, sonriéndole de esa peculiar forma que el solo sabia hacerlo, con el cabello rosado alborotado y de vibrante color y esos hermosos ojos que nunca viera en nadie mas, y, lo mas notable, expedía de aquella divina imagen un halito de caridad, de gentileza, de paz.
-Yo chan...ai shiteru- Abrió los ojos de golpe al escuchar estas palabras, que en realidad había escuchado, el nasal tono de voz fue tan real que casi, fue capaz de palpar el calido aliento fluir de los labios de Hide.
Ahí se quedo al menos diez minutos, gesticulando con los labios un montón de palabras que deseaba decir, gritar, pero que era incapaz de pronunciar debido a la impresión y grato desconcierto que semejante experiencia dejaran en el.
Sin notarlo y desconociendo el porque, empezó a sonreír; ningún dejo había ya de los sentimientos que hace años le comprimían el cuello y el corazón, por gracia de esa voz, esas palabras y de la incomparable expresión en ese rostro; eran ahora sustituidos por la calma y finalmente, la bondadosa resignación.
No había ya duda alguna para el, donde fuera que Hide estuviera ahora, definitivamente estaba en paz y sabia también que, pese a la separación de este plano existencial, su amado Hide , seguiría ahí para él, por siempre.