Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Toma mi mano por Eruka Frog

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Soy Eruka no sé si me ubiquen, si lo hacen, genialoso. Ahm.. ¿escribí Grupies, The Price y Futari (entre otros)? ojalá que sepan. El caso es que soy la misma, ¿va?

 

Disclaimer: Naruto no es mío y eso es todo lo que diré al respecto.

 

Nota importante: Friction Awards es amor, visítalo y enamórate. Y pégale a Rodoxoxo por intentar quitarme a mi Jake (ojalá no vea nunca esto, xD).

Notas del capitulo:

A Eruka le borraron la cuenta T-T digo, hola. No, no me la borraron, pero no puedo acceder a ella. No sé si esto llegue a areglarse, pero dejaré una o dos semanas más para saber si la cosa es irremediable y le continúo en esta cuenta o si es temporal y es cosa de tener paciencia.  Como favor especial, quiero pedirles que si alguna tiene copiado alguno de mis fics en su computadora, me lo pasé por pura caridad, xD mi internet es lentísimo y me tardaré dos milenios en copiar todos mis fics si es que tengo que pasarlos acá (no tengo guardado nada en mi compu).

 

Y sobre este fic: lo he hecho en un momento extraño. Tengo frio y estoy deprimida, no mucho pero lo estoy. Es viernes y quise subir algo, no sólo para mi, sino también por mis niñas/niños lindas/os.Es triste como me gusta y bueno, espero que les guste al menos la mitad de lo que yo difruté sacando todo esto de mi interior.

 

Toma mi mano y llévame hasta el abismo de la demencia que nos persigue.

Tomo mi mano y no vuelvas a creer que no te necesito.

Toma mi mano y confía, como confías en tu propia fuerza,  que no voy a dejarte.

 

               Toma mi mano y no me sueltes… por favor.

 

Toma mi mano

 Por: Eruka

 

 

 

Lo había conocido una noche de invierno. Hacia frio y la noche parecía querer devorarlos con su negrura, él tenía frio y estaba pensando tomar el autobús en la próxima cuadra. Su mirada fuerte, fiera y de marcada firmeza, se mantenía jugueteando entre los límites de la falsedad y la determinación. Confundiéndose entre la verdad y la fantasía de su confianza.

Su hermano, su último familiar con vida, acababa de morir en el hospital y él regresaba a casa luego de una agotadora tarde de preparativos. Necesitaba dormir y darse una buena golpiza por el deseo secreto de permitirse escurrir unas lagrimas de vergonzosa soledad, quizás comer algo y, al día siguiente, marcharse a la universidad como siempre.

 

-¿Quieres firmar esta petición?-al dar la vuelta, una sonrisa casi se había estrellado en su cara. Era una sonrisa tan grande, de tan auténtica felicidad, que quiso que desapareciera. Odiaba a esas personas que van por la vida queriendo repartir felicidad y afecto, cuando no  tienen ni idea de lo que es la miseria.

-Estorbas, idiota-gruñó, esquivando al rubio imbécil que todavía sonreía.

 

-Oh, vamos, al menos deberías escuchar lo que tengo por decir-el muchacho, algo menor que él (probablemente de instituto o último grado de secundaria) y de centelleantes ojos azules, se plantó de nuevo frente a él cuando estaba apunto de llegar a la parada de autobús.

 

-No tengo tiempo-volvió a rechazarlo con un ademán tosco.

 

-¡Es para evitar la destrucción de uno de los parques más bonitos de Japón!-gritó el áureo a la desesperada.

 

-¿Evitar? ¿Te refieres a ese parque para idiotas que está en esta avenida?-interrogó molesto-¿sabes las muchas molestias que causan las malditas aves a los transeúntes? Si quisiera vivir en un país con banquetas alfombradas con desechos de palomas, lo firmaría… pero es evidente que no me da la gana-

 

-¡Las aves llegaron primero!-repuso el otro. A pesar de que ahora lucía molesto e indignado, no parecía quitar de sus ojos ese brillo de alegría inquebrantable-¿a dónde crees que irán?

 

-¿Luzco como alguien a quien le gustan las aves?-interrogó. No dejaba de intentar quitarse al otro de encima,  al mismo tiempo que el otro tampoco dejaba de obstruirle el paso-como no te salgas de mi camino, voy a pegarte en esa careta de nena que tienes-advirtió irritado.

 

-¿Quién luce como niña, cabrón?-la gente se quedaba viéndolos con sorpresa y desaprobación, y él sintió el imperioso deseo  de, en serio, pegarle al rubito, que no parecía nada incómodo por ser observado por  la gente. Casi parecía acostumbrado.

 

Recordaba que, en medio de su  irritación, había terminado por llevarse al rubio hasta una calleja oscura, entre los forcejeos del otro y sus griteríos de “ayuda porque este bastardo me va a violar”. En la calleja, no supo qué hacer.

 

-Cállate-casi rogó, sobándose la cabeza con las yemas de los dedos-¿si firmo te callarás esa bocaza y me dejarás en paz?-

 

-No-negó el de ojos claros. Lo miró furibundo y el otro le sonrió alegremente-te dejaré en paz si, además de firmar, me invitas un plato de ramen-

 

Sorprendido por el cambio (hormonal seguramente) del muchacho, sólo atinó a asentir parcamente.

 

-Pero ahora no, tuve un día difícil-Los ojos azules se abrieron enormemente, como si ya le hubiera dicho donde había radicado la dificultad del día, antes de tomarle la mano y expresar  la sentencia  que sería el inicio de su tormentosa relación:

 

-¿Puedo ayudarte en algo?-

 

Inexplicablemente, le había contado. Incomprensiblemente, Naruto  (pues ese era su nombre) había sido el único asistente además de él al entierro de su hermano, increíblemente, Naruto  le había abierto las piernas cuando el resto no le quiso ni abrir las puertas de un hogar confortable donde curarse el dolor. Pasó los siguientes tres años en el cuartucho de mala muerte en el que el rubio vivía después de  la trágica muerte de sus padres.

 

Naruto era el único Sol, el único eje emocional en su vida, el único Ser Humano al que amaba más que a sí mismo. Naruto y sólo Naruto,  con sus dedos pequeños, su cuerpo de niña y su corazón infantil, Naruto con esos mismo dedos pequeños  curando cada una de las heridas con las que el bastardo de su padre se había encargado de marcar su cuerpo, de estigmatizarlo hasta que nunca más pudo pensar que valía algo.  Besando con sus labios de flor cada una de las cicatrices que lo habían hecho creer, para siempre, que no había nadie en el mundo en quien pudiera confiar.

 

Nunca más hasta que él llegó.

Para siempre, hasta que él llegara.

 

Sasuke era un cabrón, una persona tan apaleada por la vida que a pesar de caminar erguido y sin  debilidades, no era más que un niño pequeño al que la única persona que lo había amado, lo había abandonado al morir. Un niño que no tuvo una familia sino una sarta de verdugos que se encargaron de quitarle el corazón.

 

Naruto fue su hermano, su padre, su madre, su amigo y a veces su amante.

 

A veces, sólo cuando Sasuke se encontraba lo suficientemente bien para ser maduro, cuidar de sí mismo y pensar en las necesidades físicas del rubio.

 

Hasta ahora, solo como hacia tres años, nunca había pensado en lo inaguantablemente difícil que había sido para Naruto. El rubio cargaba con sus propios demonios,  con su propia maleta de pecados dejados atrás y con una sombra de muerte que ni siquiera siendo la persona más optimista del mundo podía espantar.

 

Naruto, y ahora lo notaba después de pensarlo mucho, estaba encadenado a un pasado que arrastraba mientras se arrastraba a sí mismo, y aunque la felicidad llenaba su corazón, ésta estaba siempre amenazada por la amargura y el deseo apenas reprimible de dejarse caer y no volver a levantarse nunca más.

 

Siempre había sido los problemas de Sasuke, las pesadillas de Sasuke, las ilusiones rotas de Sasuke,  los demonios de Sasuke, la vida vuelta mierda de Sasuke… El rubio no le había pedido ni una sola vez en esos tres años un minuto para hablar de sí mismo, o un abrazo que lo consolara, o siquiera una palabra de esperanza.

 

Todo lo había guardado dentro, lo había callado y simplemente lo había encerrado bajo llave en esa zona de su mente donde guardaba todo lo que lo asustaba.

 

Pero nunca lo había notado.

 

Sólo hasta ahora, que Naruto yacía en la cama, muerto con los antidepresivos de Sasuke en una mano entrecerrada, podía saber todo lo que el rubio había ocultado para cuidar de él. Una nota era lo único que había encontrado como explicación de un acto incomprensible.

 

No me sigas, vive, te amo, no es tu culpa.

 

Esas palabras eran la conclusión de la historia perdida que habían protagonizado, el final triste con el que el niño aterrorizado se va a dormir. La salida del amante martirizado que decide morirse.

 

Esa nota, impregnada todavía de la fragancia salada de su amante, es lo único que le queda.

 

Eso y el otro frasco de pastillas; suficientes para incumplir con lo único que su amante le ha pedido.

 

Notas finales:

No sé si les haya gustado, pero de todo corazón espero que sí.

 

Oh, me entrevistaron en SoloHumo, a mí a ya los otros autores, quiero decir, xD me agradaron las preguntas, estuvieron muy completas. Ojalá puedan darle una hojeada a la revista, hay muchísimos fanfics genialosos que deberían leer ^^ (y el foro de la revista es amor).

 

La campañita de siempre: si yo tuve tiempo de escribir algo para las dos (tú y yo), ¿por qué tú no tienes tiempo para comentar? -->recuerden que es una campaña, si al final no les da la gana hacerlo, es más cosa suya y de su consciencia, que mía.

 

Nos vemos en otra ^x^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).