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No Hay Mal Que Por Bien No Venga por yaoicasl

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YO TE AMO

 

Pasaron cuatro meses desde aquella vez, ellos se seguían viendo furtivamente. A Sesshoumaru no le importaba la mayoría de edad de su amor y a Inuyasha le daba igual la escasa edad de su niño. No solo se veían en el consultorio, sino que también a la salida del trabajo y en la casa del mayor. Todas esas visitas, terminaban en lo mismo… Pasión devoradora y placer indefinido.

 

En ese momento estaban recostados en la cama. Sesshoumaru reposaba su cabeza sobre el pecho del mayor, sus ojos estaban cerrados pero no dormía; acariciaba el pecho de su amor. Se sentía muy bien… ese hombre simplemente lo hacia sentir diferente, lo hacia tocar el cielo con las manos en esos momentos. Presentía que lo que sentía por aquel medico era más que atracción física…

 

Por un momento se le cruzó la idea de que… tal vez, solo tal vez, él amaba a Inuyasha… Al pensarlo sus mejillas se sonrojaron… Acumulo un poco de valor y con temor le preguntó a su amante.

 

- Inuyasha... ¿me amas?

 

El mayor miró el nervioso rostro de su niño; aquella pregunta también había cruzado por su mente, porque no sabía en que momento había sentido más que deseo por aquel hermoso cuerpo.

 

- Creo que he caído bajos tus encantos Sesshoumaru

 

Las mejillas del adolescente se enrojecieron inevitablemente. A la vez que su carita se ilumino.

 

-E… enserio?- balbució para luego sonreír y abrazarlo con fuerza- Te amo…

 

- Yo también te amo, mi pequeño

 

Estaba apunto de besarlo y volver a hacerlo sentir como el rey del mundo, cuando…Sonó el celular de Sesshoumaru.

 

-Me tengo que ir...-Dijo con una mirada desilusionada- mi  padre me precisa...

 

Se vistió, besó a Inuyasha y se fue. Pero antes de que cruzara el  porche de la casa, el mayor lo detuvo:

 

-¿No prefieres que te lleve a tu casa?

 

- Si... me encantaría

 

Inuyasha se arreglo y junto a su pareja se montaron en el vehículo; el mayor estaba ansioso, jamás había visitado la morada de su niño y en esta ocasión esperaba hacerlo.

 

- Sesshoumaru, ¿en tu casa saben que te gustan los hombres?

 

-No... No lo saben...- dijo sonrojándose- mi madre lo sabe, pero es la única que esta enterada de ello.

 

Sesshoumaru iba a comentar algo más, pero prefirió guardar silencio... su madre estaba al tanto de su situación y lo apoyaba, en un tiempo pensó que su padre también lo sabia, había notado su extraño comportamiento pero su madre le juró que no había comentado tal tema... eso era algo que lo intrigaba en demasía.

 

-¿Sessho?

 

-A disculpa… estaba pensando en otra cosa.

 

Llegaron a la casa de Sesshoumaru, un hombre de unos, aproximadamente, 40 años lo esperaba en la puerta.

 

-Aquí es- le dijo Sesshoumaru, señalando hacia donde estaba aquel hombre.

 

Inuyasha  frenó en la entrada, los vidrios polarizados no dejaban ver lo que sucedía adentro del auto,  así que decidió besarlo…

El mayor lo besó con infinita pasión, cada vez se volvía más adicto al cuerpo de su amante, su lengua se paseo campante por aquella despampanante boca y el aire fue el único impedimento para no permanecer unidos.

 

- Sessho...

 

-Di… dime- respondió sonrojándose

 

- Quiero volver a tenerte mañana

 

Aquellas palabras hicieron que el menor se sonrojada aun más, si es que se podía,

 

-bu...bue...bueno- tartamudeo de puro asombro

 

Se bajó del coche aun con sus mejillas sonrosadas, su padre el verlo así  y verlo bajar de tan ostentoso auto, lo arrastró hasta la casa; todo siendo observando bajo la atenta mirada felina del doctor.

 

-espera papá, ¿que haces?- preguntó el adolescente a la vez que era arrastrado hacia el living

 

-Tú dime ¿qué hacías en el auto de ese hombre?-increpó el hombre totalmente furioso.

 

Sesshoumaru se quedo en silencio, no sabia que responder. De pronto sintió que era tirado hacia el sofá a la vez que su camisa era arrancada de su cuerpo.

 

-Como lo supuse... así que te has revolcando con ese tipo...-dijo el padre al ver las marcas que tenia  su hijo en todo su cuerpo

 

 

Inuyasha bajaba de su auto para asomarse a la ventana...  presentía que algo malo pasaba

 

 

- Muy bien… así que te gusta que te la metan ¿verdad?...

 

El doctor pudo detallar como aquel hombre desataba sus pantalones junto con los de su pequeño; Sesshoumaru pataleaba intentando alejarse pero su padre se lo impedía.    Iracundo por divisar aquella escena, Inuyasha rompió una de las ventanas con un puño y luego se escondió esperando que aquel hombre abriese la puerta.

 

- ¿ahora que pasa? ¡Maldición!- dijo el padre de Sesshoumaru saliendo de la casa.

 

 Inuyasha aprovecho la ausencia de aquel hombre y entró en la casa.

 

- I... Inuyasha- espetó el menor sorprendido

 

- Vístete... nos vamos ahora mismo de aquí

 

El menor atendió aquella orden, se alisto y tomó la mano de su novio para salir por la puerta de atrás; se escabulleron hasta el auto y se montaron en él.  Un sepulcral silencio había entre ambos, Sesshoumaru había notado el rostro molesto de su amante y por eso no había comentado nada... temía por la reacción de Inuyasha, pero se armo de valor y respiro profundo para luego preguntar:

 

-I...inu... ¿estas enojado?- tenia miedo de la reacción que tomaría el mayor

 

-Y ¿tú que crees?- le respondió tajante el medico tratando de ocultar su enfado... de repente escucho unos sollozos, dirigió su mirada hacia el menor y lo vio llorando- ¿Que te pasa?- pregunto-  Sessho... ¿por qué lloras?

 

-Lo... siento... por no haberme defendido...- hipó el menor

 

-Pero no estoy molesto contigo.

 

-¿Entonces?- preguntó sollozando a la vez que se limpiaba las lágrimas con la manga de su pulóver.

 

- Me exacerbó que otro hombre te tocase... eres solo mío Sesshoumaru.

 

Sesshoumaru no respondió, escondió su cara  por la vergüenza que le produjo esas palabras; Inuyasha sonrió y más calmado indagó:

 

-¿estas bien? ¿Te hizo algo?- El adolescente negó con la cabeza- mucho mejor...- comentó volviendo la vista al frente.

 

-¿A dónde nos dirigimos?- preguntó el menor acercándose a su amante.

 

-A mi casa… allí te quedaras a vivir- le respondió con una sonrisa de lado.

 

El menor se impactó  ante la noticia... ¿él?... ¿viviría con Inuyasha?... Por una parte se sintió feliz pero por otra parte, ¿que dirían sus padres?...

 

- Pero...

 

- Sesshoumaru, no te dejaré en aquella casa... no con ese hombre como tu padre

 

-Pero... yo no quiero molestarte...-le respondió agachando la cabeza apenado

 

- Al contrario... no sabes cuan feliz me harías- dijo besándolo.

 

El menor correspondió al beso para luego decir…

 

-¿Estas seguro de que no hay problema? De verdad no quiero incomodar…

 

-No eres un problema-le respondió Inuyasha volviendo la vista al frente.

 

Llegaron a la casa del mayor; ya anochecía, se podía ver el poniente; ese mismo que Sesshoumaru había juzgado melancólico y triste como, tal vez, lo estaba su alma. Entraron en la morada.

 

-Ven aquí.

 

La orden fue acatada al pie de la letra por el menor. Al acercarse sintió un par de labios en su frente.

 

-I… inu…-Dijo sonrojándose al sentir ese beso.

 

-Solo quería asegurarme  de que estuvieras bien- aclaró Inuyasha.

 

Al apartarse pudo apreciar la bella carita de Sesshoumaru enrojecida.

 

-Gracias por preocuparte por mí.- Le dijo a la vez que unas lágrimas de felicidad se escapaban.

 

El doctor sonrió con ternura y lo besó en la frente.

 

-No debes agradecerlo pequeño- le respondió secándole la cara.

 

Sesshoumaru se prendió del cuello de su amor, lo dio un fugaz beso en la mejilla y le susurró al oído un “Te Amo” haciendo, así, que el mayor se sonrojase. Inuyasha lo tomó por la cintura atrayéndolo a él y probó aquellos infantiles labios. El adolescente correspondió tímidamente.

 

Inuyasha lo cargo y entre besos lo acostó en  su tálamo, besó fugazmente los suaves labios y se dirigió a una de sus orejas.

 

 - Creo que me he precipitado y no he pensado en lo que sientes... Sesshoumaru, ¿quieres vivir conmigo?

 

El menor se estremeció al oír esas palabras, cerró sus ojos y asintió con la cabeza.

 

El mayor introdujo su lengua en la oreja de su koi, descendió besando y marcando la sensible piel del cuello de Sesshoumaru.  Sus manos ingresaban sin pudor debajo de la camisa de su amor, tanteando la inmaculada piel.

 

Desabrocho uno por uno y lentamente los botones de la camisa de su niño, retiro la prenda para quedar embelesado con aquella magnánima vista. Sus felinos ojos no se despegaban de aquellos erectos pezones, ni se perdían el maravilloso compás que propiciaba Sesshoumaru al respirar.

 

-Inu…-susurró seductoramente el menor a la vez que sus mejillas se teñían de un claro carmín.

 

- ¿Qué pasa?- preguntaba el mayor mientras lamía el plano vientre del menor.

 

Su lengua se paseó por el pecho de su niño, mordió su clavícula a la par que depositaba besos en ella; bajó con cautela hasta llegar a los bonotes rosa que lo incitaban, jugó con ellos, succionándolos, mordiéndolos, halándolos.

 

- mmm... Inu… ahh- gemía el menor sin pudor a la vez que intentaba sacarle la camisa.

 

Inuyasha se percato de aquello, detuvo sus atenciones y desabrochó su camisa tirándola hacia un lado, dejando ver en todo su esplendor aquel torso torneado. Tomó una de las manos del joven y las llevó hacia su pecho para decirle:

 

-¿Te gusta lo que ves?-

 

Sesshoumaru entrecerró sus ojos y asintió con la cabeza, sus mejillas estaban sonrosadas, y se sorprendió aun más cuando vio que su amante  baja su mano hasta su hombría.

 

-Necesita mimos… ¿se los quieres dar?- Preguntó  el mayor

 

Sesshoumaru asintió y se posicionó para atenderlo. Desabrochó el pantalón de su amante, metió la mano dentro del bóxer acariciando la virilidad de su  novio. Se sonrojó  al sentir la tersa piel entre sus manos, miró a Inuyasha y decidió sacarla de su sitio.

 

Al hacerlo comenzó  masajear lentamente, para luego besarle la punta  con devoción y timidez, con esa timidez que solo se puede mostrar en la primera vez…

 

El mayor sentía los inocentes labios pasearse torpemente por su intimidad, la ingenuidad de su niño lo apasionaba aun más... su deseo por probar ese cuerpo crecía, al igual que su temperatura... sentía su sangre hervir de tanta pasión por Sesshoumaru.   Tomo las finas y largas hebras plata en sus manos e indicó el paso de las felaciones, quería que esa sensual boca cubriera todo su miembro.

 

- mmm... asi... sigue asi Sesshomaru

 

- Lo... ¿lo hago bien?-preguntó con cierto pudor

 

-Ahh... si... solo no te detengas.

 

Sesshoumaru se sonrojo no solo por las palabras de su novio, también por verlo en ese estado... su tez transpiraba, sus ojos yacían cerrados y respiraba con dificultad; todo eso él lo había provocado y lo hacían inmensamente feliz.

 

Prosiguió con sus felaciones, en el transcurso de su relación con Inuyasha, jamás había hecho sexo oral, pero complacer a su amante y ver sus eróticos gestos hizo que perdiera pudor alguno.   Sentir las fuertes manos de su amante imponer el vaivén y escucharlo exclamar propiciaron que su hombría se levantara... necesitaba a Inuyasha, quería poblarlo y hacerlo suyo como él lo hacia con él.

 

-Inuyasha quiero que termines en mi boca- comentó sorprendiéndose por sus propias palabras.

 

Inuyasha solo sonrió y acaricio su plateada cabellera.

 

-Sigue, entonces.

 

Dichas esas palabras, Sesshoumaru, retomó su labor, besando la punta a la vez que recogía y  saboreaba aquellas gotas de presumen, que eran para él  el más dulce los manjares. Lamió aquella extensión desde la raíz hasta la sima para luego metérsela de lleno en la boca, deleitándose, a su vez, por su sabor y por los gemidos de su doctor.

 

-Ahmmm- Inuyasha reprimió un gemido mordiéndose el labio inferior a la vez que eyaculaba en la boca de su niño.

 

Él tragó aquella miel blanca, lamiendo el miembro y sus labios golosamente, no quería desperdiciar ni una sola gota. Luego se dio la vuelta y apoyando su cabeza  en uno de los almohadones levantó su trasero para luego mirar al mayor provocativamente. Lo precisaba dentro de él… Inuyasha no se resistió y tomándolo por la cintura acomodó su miembro en aquella rosada entrada…

 

-Te necesito- podio desesperadamente a la vez que se ruborizaba.

 

-¡Ahhh!- grito de placer y dolor al ser penetrado- Te amo- le confesó entre gemidos.

 

-Yo también- le susurró al oído a la vez que lamía el lóbulo de la oreja derecha.

 

-¡¡Más… Más fuerte!!-Rogó

 

Inuyasha aumentó el ritmo de sus embestidas y Sesshoumaru el de sus gritos…Al sentirlo tan rudo no pudo evitar terminar manchando de blanco la colcha de la cama; al culminar contrajo sus músculos haciendo que el mayor terminara en él.

 

-¡AHH!-Gimieron llegado al orgasmo casi al unísono

 

...

 

Inuyasha despertó, eran más de las 3 a.m., allí lo vio, acurrucado a su lado. Sus labios entre abiertos, esa expresión tranquila, ese respirar profundo y sus cabellos plateados revueltos, todo eso hizo que quedara embelesado al verlo.

 

- Hay mi niño...-susurro acariciándole la mejilla.

 

De repente Sesshoumaru susurro entre un leve bufido

 

-Inuyasha… Te amo

 

El mayor  sonrió, lo besó y se acomodo a su lado abrazándolo por la espalda, cerró sus ojos y se quedó dormido.

 

 

...


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