"Padre,
Has de saber que tanto Teru como yo nos hallamos bien. Pudimos escapar del carruaje y refugiarnos en un castillo donde hemos sido amablemente recibidos. El dueño es un hombre apuesto y generoso aunque un aura de misterio lo rodea, sin embargo cada vez que me mira con sus brillantes pupilas azules no puedo evitar olvidar todas mis sospechas que tan solo se reavivan cuando sonríe ampliamente, cosa que tampoco hace muy a menudo. Su nombre es Kamijo, pero se niega a revelarme su apellido, como si de un secreto terrible se tratara, no obstante eso no me preocupa.
Se ha ofrecido a llevarnos personalmente el pueblo más cercano cuando comience a deshelar, por suerte no queda demasiado para la primavera y pronto volveremos a estar a tu lado en casa. En cierto modo me siento egoísta ya que a pesar de todo no puedo evitar recelar de las intenciones de estos hombres, en especial uno alto y moreno, hermano menor de Kamijo que pasa mucho tiempo con Teru.
El pequeño parece estar muy contento y agradecido con las atenciones que recibe, como bien sabes Padre, mi hermano es un niño inocente aún que se divierte con las cosas más simples, por eso cuando le he visto jugando en la nieve con Masashi me he sentido tranquilo sin embargo no puede dejar de asquearme el modo en que él mira a mi hermano, no está bien, parece leer mis pensamientos y cada vez que trato de ver a Teru se interpone en mi camino, me da pavor su mirada escarlata.
Por otro lado Kamijo es sumamente caballeroso y me lleva a pasear por entre los rosales de los jardines a pesar de que muchas zonas del castillo están prohibidas para nosotros, pero no me importa pues a cada momento que paso con él su presencia se vuelve más y más embriagante, sinceramente, ayer soñé con él y, cómo puedes ver, no puedo sacarlo de mis pensamientos."
Durante nos instantes Machi dejó la pluma suspendida en el aire sin darse cuenta de que varias gotas de tinta negra goteaban sobre el pergamino manchándolo, sus preciosas pupilas verdes miraban fijamente el jardín del palacio donde Teru reía mientras Masashi lo abrazaba, entonces de pronto el moreno desvió la mirada hacia él produciéndole escalofríos.
Bajó la mirada pero al mirar de nuevo los dos habían desaparecido, sacudió la cabeza y se dispuso a escribir de nuevo aunque solo le dio tiempo a garabatear una pequeña pero afectuosa despedida antes de que Kamijo entrara en el cuarto tras haber llamado suavemente.
Cerró el tintero y limpió la pluma, después selló la carta con lacre y un sello proporcionado por Kamijo y la colocó en la zona destinada al cartero, luego suspiró, tenía que ir con el rubio que lo llamaba, y al verlo de nuevo supo que no era capaz de negarle nada a aquel hombre envuelto en un halo tan mágico, tan misterioso y sensual, tal vez comenzara a sentir algo más profundo por él, tal vez incluso fuera amor auténtico.
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español