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Dragonfly por kaleido_dance

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Notas del fanfic:

He vuelto a publicar esta historia bajo un nuevo pseudonimo por seguridad XD y he arreglado los primeros capis para que no sean demasiado sosos jajajajajaa

 

 

 

Tambien hay un anexo sobre la infancia de Kyan en su palacio :

 

Dragonia, en originales.

Notas del capitulo:

he editado el primer capitulo para adaptarlo a mi estilo mas reciente...esta historia la escribi hace 4 años ya XD

1

 

 

 

De mentiras y chantajes

 

 

 

 

 

  Era una cálida mañana de abril, bajo un despejado cielo, donde unos pocos pájaros sobrevolaban el Bosque De Los Robles y sus lagos y arroyos. En uno de esos arroyos era donde un hermoso elfo se dejaba envolver por la suave corriente del agua, luego de haberse quitado toda su ropa, dejándola a buen recaudo en la orilla junto a sus preciadas armas.

 

    Nadaba, se zambullía una y otra vez dejándose llevar por maravillosa sensación de ingravidez que le producía el agua, pero luego de unas horas llegaría el momento de partir nuevamente a seguir su camino.

 

   Se acercó a sus cosas para comenzar a vestirse, cuando de pronto sintió una extraña presencia entre unos arboles cercanos, aguzó el oído y concentró su vista para percibir cualquier movimiento mientras su mano derecha aferraba con determinación un precioso arco tallado por el mismo, y en menos de un segundo dirigió veloz su flecha hacía la criatura que le observaba. Luego se dirigió allí rápidamente para ver lo que era.

 

 Se encontró con algo que nunca habría esperado, un joven elfo agazapado, cubriéndose la cabeza con las manos mientras temblaba de miedo. Al acercarse un poco mas a él, el joven dijo con voz llorosa:

 

 -Por favor….no me mate…-

 

 -Tranquilo, chico, no te haré nada, pensé que serías un animal o algo asi…levantate.-

 

 Dominante y seguro el arquero cogió por el brazo al pobre elfo asustadizo y lo alzó. Pero al verle, el joven se echó hacia atrás nuevamente aterrorizado y volvió a implorar con voz llorosa:

 

 -Por favor…no me viole…-

 

 -¡¿Qué?!-

 

 Pero al ver su propio cuerpo desnudo, se dio cuenta de que tenía una poco discreta erección que ocultó rápidamente cubriéndose con ambas manos, y con un fuerte sonrojo intentó excusarse.

 

 -Perdona…es que este tipo de situaciones me excitan… a veces…- y recuperando la flecha que se había clavado en el árbol se presentó como un elfo viajero llamado Delon, iba solo por los bosques haciendo vida sobre la marcha, justo en ese momento estaba buscando una ciudad elfica llamada Llumed, donde tenía un conocido a quien deseaba ver.

 

 -¡Yo vivo en Llumed! Está aquí mismo, en este bosque…Puedo llevarte si quieres, me llamo Kyan…-

 

 -¿De verdad me llevaras…? ¿Ya no te doy miedo?- preguntó el apuesto montarás aun cubriendo su miembro que ya había vuelto a su tamaño normal.

 

 Kyan le miró con sus afilados ojos negros, recordando las escenas del baño que había espiado desde su escondite. Había ido al arroyo a buscar una flor acuática para su maestro en Llumed, cuando descubrió una hermosa criatura bañándose allí, completamente desnudo, tenía el pelo dorado como el sol, ondulado, le caía por los costados de su rostro con tanta gracia y naturalidad…incluso se podían ver entre los cabellos preciosas trenzas de oro, y sus dos orejas puntiagudas asomando entre ellas. Su piel era levemente morena, deliciosa y suave, brillaba por las gotas de agua bajo la luz matinal. Su rostro era también hermoso, con dos ojos de un color esmeralda intenso, con cejas y pestañas doradas conseguía una mirada feroz pero traviesa a la vez. Sus dulces facciones le daban un aire inmaduro, no parecía ser demasiado adulto, aunque el resto de su cuerpo parecía afirmar lo contrario con potentes musculos y formas muy bien definidas, especialmente las que le acababa de enseñar en toda su plenitud ante la sorprendida mirada de Kyan, quien al verle de aquella forma, secretamente también había sentido como su miembro se despertaba con ardor, por suerte la ropa que llevaba pudo ocultarlo…

 

 

 

 -Perdona…te he preguntado que si me llevarías allí realmente…- Inquirió Delon al ver que su interlocutor fantaseaba descaradamente.

 

 -¿Eh…? ¡ah…er..sí, claro!-

 

 -Muy bien, si no te importa ire a vestirme y te acompañaré devuelta a la ciudad…-

 

 Y luego de decir esto se dio media vuelta y se dirigió hacia donde estaban sus cosas, Kyan no pudo evitar sonrojarse al ver como se meneaban sensualmente sus glúteos al correr…pero tuvo que dejar de mirarlo si no quería que le volvieran a hacer daño los ceñidos pantalones, asi que se dirigió rápidamente al arroyo para coger la flor que estaba buscando, no le fue difícil encontrarla, pequeñita pero de un bonito color anaranjado, cortó varias y las guardó en una bolsa de cuero.

 

 

 

  -Bueno, ya podemos ir ¿no?- preguntó Delon una vez vestido con sus pantalones caquis, camisa verde, capa de viajero, guantes de cuero, altas botas de piel, su bolsa y sus armas bien colocadas. Kyan luego de volver a darle un repaso con la mirada, recordó que debía dar una respuesta:

 

 -Claro…vamos.-

 

 

 

         

 

Y dicho esto, ambos se adentraron en el bosque, y caminaron hasta distinguir entre las ramas de los altísimos Robles de raíces alzadas, la hermosa ciudad colgante de Llumed; pero al llegar a la entrada Kyan se despidió del joven, pues tenía cosas que hacer en los alrededores.

 

 

 

     Al caer la tarde, kyan decidió volver a la ciudad ya que su maestro le estaría esperando en la casa, pero en cuanto entró en la sala se encontró al viejo hablando animadamente con el joven Delon de esa mañana, su expresión debió de ser muy obvia ya que el hombre de canas exclamó:

 

         

 

  -Debe sorprenderte mucho ver parientes jóvenes de este anciano, a juzgar por tu incredulidad, mi querido aprendiz…te presento a mi nieto, Delon.-

 

  

 

-La razón de mi asombro es que curiosamente ya nos habíamos visto, maestro- se disculpó el chico.

 

Y con una leve reverencia ante ambos, se sentó en una butaca.

 

  

 

-¡Que casualidad más fortuita!...supongo que no hace falta aclararte que el joven Kyan es mi aprendiz… Bueno, Delon ¿Porque no nos cuentas que haces en Llumed? Hace mucho que no tenía noticias tuyas… ¡esta visita es algo inesperado!-

 

 El viejo sonrió a su nieto, y este también lo hizo.

 

   

 

-Bueno la verdad es que estoy de paso, me he marchado de mi ciudad y he decidido ir a recorrer mundo,  ahora voy hacia el norte, pasaré por un pueblo que según dicen es enteramente humano… me gustaría infiltrarme.-

 

Sonrió misteriosamente y hablando como en secreto.

 

 

 

    -¡Qué típico de ti, desafiar al peligro, aventurarte en lugares prohibidos…! no quisiera ser tú si te descubrieran.-

 

el maestro se echó a reír y los otros le acompañaron.

 

 

 

   - También tengo pensado buscar el palacio de la familia de elfos-dragones del norte, dicen que está muy bien escondido a pesar de ser soberbio, también me gustaría infiltrarme allí.-

 

Kyan se sorprendió de que aquella persona supiera de la existencia del palacio.

 

  Y ante su total perplejidad  el anciano comentó:

 

 

 

   - Kyan ha estado en ese lugar, hasta hace poco, cuando se presentó en mi puerta pidiéndome que fuese su maestro.-

 

   Ante esto, el aludido no sabía que decir, estaba nervioso, odiaba hablar del tema.

 

   

 

-¡Que interesante!...pero me parece algo extraño marcharse así sin más de semejante lugar.- Delon le miró fija y acusadoramente con una traviesa sonrisa en la boca. Kyan, cada vez más inquieto, no sabía como salir de aquello, a lo que respondió:

 

 

 

    - Aunque es cierto que se trata de un lugar maravilloso, los criados tenemos las mismas tareas que cualquier otro criado, y como no me atraía especialmente seguir la tradición de mi familia, decidí buscar a alguien que me enseñara las artes de la magia blanca.-

 

   Sintió un gran alivio por dentro al ver que su historia no era cuestionada; y es que para huir del tema se inventó una respuesta clara y concisa que poco interesara.

 

 

 

    - Bueno, Delon, dormirás en la sala ya que solo estarás unos días…-

 

 El maestro fue interrumpido por su aprendiz:

 

 

 

   - No hace falta, seguro que debe venir cansado de dormir en el suelo cada noche, lo mejor sería que durmiese en la cama donde yo duermo, yo lo haré en la sala y no habrá  descontentos para nadie.-

 

   Kyan sonrió para intentar ser lo más amable posible, ya que se  sentía un intruso en casa de su maestro a pesar de que ya llevaba allí cincuenta años.

 

 

 

   La propuesta del chico fue aceptada y los siguientes tres días transcurrieron normalmente para Kyan, él prefería no pasar mucho tiempo en la ciudad para no molestar demasiado al maestro y a su nieto, quienes de seguro tendrían muchas cosas de que hablar. Y el no quería que Delon le interrogara sobre su pasado en Dragonia, del cual prefería no recordar nada…

 

      

 

    Una tarde el maestro le anunció la partida de Delon al día siguiente, y le propuso a Kyan que fuera con él para poder sacar algo de experiencia de vida del viaje, y lo cierto era que poco le quedaba al joven qué aprender de sus enseñanzas. No obstante kyan se percató al instante de que esa propuesta provenía, de cierto modo, de su nieto y su curiosidad por el palacio y no del anciano. Aceptó de buen grado a pesar de que aquello no le convencía del todo, y se propuso saber a donde pretendía llegar Delon con todo aquello.

 

 

 

    Esa noche Kyan había ido a bañarse a las fuentes de la ciudad, que estaban bajo las raíces alzadas de los robles  y eran de aguas termales. Esas fuentes se iluminaban con faroles mágicos, y a Kyan le gustaba especialmente nadar en ellas por la noche. Bajó las largas y estrechas escaleras talladas en las raíces mismas, y fue hacia una de las fuentes, pero poco antes de llegar sintió ruido de agua que provenía de ella. Le extrañó mucho que alguien más viniera a bañarse a aquellas horas y escondiéndose detrás de una de las rocas que envolvían el pequeño lugar, asomó los ojos y observó.

 

 

 

     Era Delon. Kyan se ruborizó, sabía que no debía estar haciendo aquello, y seguramente si hubiese sido cualquier otra persona no lo habría hecho, pero no quería dejar de mirarle, seguía encandilado por la belleza de aquel cuerpo increíble. Completamente desnudo se echaba agua sobre el cabello con las manos, cerrando los ojos muy relajado medio oculto por la neblina de las aguas calientes. Se quedó mucho rato allí, observándole, sin saber bien por que, atraído por algo que no sabía lo que era, pero que le fascinaba. Solo cuando Delon se hubo marchado Kyan se atrevió a salir de su escondite, entonces se quitó la ropa y se metió en  el agua tibia, recordando cada detalle de la hermosa figura del nieto del maestro.

 

   

 

 Al volver a la casa pasó por delante de la habitación de Delon y casi sin querer se adentró en ella, se acercó a la cama y se arrodilló junto al chico, mirándole. Era Demasiado hermoso…

 

 

 

     Pero no quiso seguir allí por mucho tiempo, de modo que se fue con cuidado e intentó no volver a pensar en él por el resto de la noche.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A la mañana siguiente prepararon su equipaje y luego de comer con el maestro por última vez, se despidieron y emprendieron la jornada. Caminaron en silencio durante un tiempo, entonces Delon le hizo detenerse.

 

 

 

      - Antes de seguir quiero fijar bien el rumbo.- y con eso, se sentó sobre un tronco y sacó un mapa.

 

 

 

      - Me parece bien. – Kyan se sentó a su lado y observó el mapa.

 

 

 

      - Primero quiero hacer un trato contigo, ¿que me dices de llevarme a ver el Palacio de Dragonia?-

 

 Miró a Kyan con una sonrisa

 

      - Lamento decirte que no se admiten forasteros, a menos que sean de invitación Real, y por encima de todo deben ser aprobados por los Dioses.-

 

  Kyan le habló con seriedad, intentando no sonrojarse ante aquella mirada.

 

 

 

      - Pero supongo  que al menos me puedes conducir hasta la puerta…-

 

   Esta vez pasó un brazo por encima del hombro del joven – por algo somos colegas, ¿verdad?- y con esto volvió a sonreír.

 

 

 

      - Lamento desilusionarte pero eso es imposible, colega-

 

Y apartándole el brazo de sobre de sus hombros agregó:

 

 

 

-  ¿Es que acaso no conoces las historias sobre el Palacio?-

 

Le miró con escepticismo.

 

 

 

El otro puso cara de incrédulo y se rió.

 

 

 

     - Vamos, tampoco puede estar tan bien escondido, es decir…es un Palacio enorme…-su sonrisa se fue desvaneciendo con rapidez.

 

 

 

     - No es así. El tamaño y la grandiosidad no importan en absoluto, simplemente es imposible de encontrar para aquellos que sean ajenos porque  ni siquiera esta allí. Ese lugar está escondido mágicamente, y solo es encontrado por quien debe encontrarlo. –

 

   Kyan hizo una pausa y se sorprendió con la cara de perplejidad que se le quedaba al otro, con lo que prosiguió:

 

 

 

      - Pero creo que es mejor que no diga más…-

 

 

 

      - Pero de seguro que tu si que puedes llegar, y si yo voy contigo, entonces…-

 

su cara de asombro se volvió de entusiasmo en un parpadear.

 

 

 

      - Entonces no me dejarán entrar a mi, y no podré llegar de ningún modo.-

 

kyan sabía que en realidad si que podrían entrar, pero como el asunto se estaba volviendo demasiado comprometedor, decidió cambiar de tema lo antes posible.

 

 

 

      - Creo que lo que deberíamos hacer es ir a la ciudad humana y allí ya decidiremos a donde ir luego…-

 

 

 

     - Oye, oye, espera un momento…todo eso me parece demasiado extraño… de hecho tú me pareces demasiado extraño…-

 

 y pasando el brazo nuevamente por sus hombros lo acercó hacia él y le miró acusadoramente:

 

 

 

     - ¿Sabes que?, no me creo nada lo de que seas un simple sirviente, eres demasiado refinado y delicado para serlo, y déjame decirte otra cosa, anoche en las fuentes te vi desnudo y tienes un cuerpo muy hermoso y notablemente acostumbrado al lujo… creo que eres un mentiroso, y que intentas escapar de algo. A demás, el maestro me habló de ti, dijo que cuando fuiste a su casa, poseías ya un nivel de cultura y de conocimiento sobre la magia que no eran del todo acordes a tu supuesta posición.  Hay algo que no quieres que sepamos, pero te aseguro que lo voy a descubrir. –

 

    Sonrió con malicia y le soltó. Kyan se echó hacia atrás, intentando no parecer nervioso, era evidente que le había descubierto, pero no pensaba rendirse tan fácilmente…

 

 

 

     - En realidad, no… no soy un sirviente, es cierto…pero no te llevaré al Palacio de los elfos-dragones, así que no me lo pidas más, no haré ningún trato.-

 

se puso en pié dispuesto a seguir con la marcha, pero entonces el otro le cogió del brazo y trayéndole hacia si le hizo caer de rodillas a sus pies, con lo que le hizo una prisión con los brazos alrededor del cuello y se acercó a su oído:

 

 

 

     - Entonces no me dejas más remedio que jugar sucio…-

 

susurró, y dejó caer pendiendo de su dedo anular, delante de las narices de Kyan, un hermosísimo colgante de oro con forma de rosa de los vientos incrustada con rubíes. Kyan intentó arrebatarle su preciada joya inmediatamente, pero Delon cerró las piernas alrededor de su cintura impidiéndole moverse, sujetando a su vez sus manos, entonces, se volvió a acercar a su oído y susurró:

 

 

 

       - Es algo muy bonito, creo que me gustaría quedármela…o a lo mejor si la vendo saco algún dinero y te abandono por ahí, ¿Qué te parece?-

 

 

 

       - ¡Ladrón, devuélvemela…!- Kyan intentó soltarse pero le fue imposible, Delon tenía una fuerza asombrosa.

 

      - Bueno, no se… tal vez si me llevaras a tu palacio tenga la amabilidad de devolvértela…-

 

 

 

      - ¡Esta bien, te llevaré a allí, pero devuélvemela, por favor!- Kyan entró en desesperación, aquello era increíble.

 

 

 

     - No soy ningún tonto…me llevarás contigo y cuando hayamos entrado te lo daré.-

 

Soltó al otro con brusquedad y se colgó rápidamente  el collar al cuello

 

 

 

– Pero hasta entonces permanecerá conmigo. –

 

  Sonrió con malicia y ayudó a levantar a Kyan del suelo, pero este le apartó de un golpe.

 

 - No me hago responsable de lo que suceda en el Palacio.-

 

Intentó ser lo más frío posible. La verdad era que ya se había resignado a que no conseguiría arrebatárselo por las malas, y por tanto tendría que llevarle a donde le prometió.

 

 

 

    - Bueno, tú dirás a donde ir…-

 

Delon volvió a hablar con el tono amistoso de antes, como si nada hubiese ocurrido.

 

Todo lo contrario de Kyan, quien con su gélido tono respondió:

 

 

 

  - Seguiremos el camino a la ciudad humana, cuando sea el momento de encontrar el palacio, lo encontrarás.-

 

Se acomodó la capa y luego de plegar el mapa, continuaron el viaje.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado, podeis criticar, comentar, preguntar dudas y dar sugerencias, espero que sigais leyendo, la proxima parte será muy interesante!!!


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