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Perdón
Llevaban ya tres días caminando, marchaban bordeando el río para no tener que preocuparse por posibles desviaciones de la ruta, ya que la ciudad enteramente humana se encontraba en la costa, donde el río desembocaba. Dormían cuando sentían cansancio y comían cuando tenían hambre, sin ningún tipo de norma. Continuaban dentro del bosque de los Robles del sur, cuyos enormes robles de raíces alzadas impedían la llegada de luz a la tierra, por lo que no había vegetación allí, más que algunas pocas plantas de lugares sombríos.
A la hora de dormir se alejaban del río unos cuantos metros y allí hacían sus camas con los sacos de dormir, entre las raíces, y se turnaban para cuidar del campamento mientras el otro se bañaba. Aunque si de vez en cuando encontraban yacimientos de aguas termales podían disfrutar de un baño caliente.
Kyan estaba tan disgustado con su acompañante que no le dirigía la palabra salvo para decir cosas estrictamente importantes.
Delon por su parte intentaba ser amable y romper un poco el hielo, pero a la tercera noche ya no pudo más y él también se enfadó:
-¡Bueno, ya esta bien, lamento que las cosas hayan acabado así!...Yo te había pedido de buenas que me condujeras a tu palacio pero tú ni me escuchaste... Aunque tal vez no hayamos comenzado bien podríamos intentar llevarnos mejor al menos.- Delon hablaba mirando la copa del árbol debajo del cual dormían, como si no se dirigiera a nadie en especial.
- ¡A mí no me digas nada porque el que ha empezado todo haz sido tú, si te hubieses ganado mi confianza en lugar de chantajearme, tal vez habría habido alguna posibilidad de que yo te llevara allí!- Kyan se volteó hacia el otro lado, molesto.
Delon no sabía como salir de aquello, pero intentó hacer algo para arreglar un poco la situación:
- Bueno, mira, empecemos de nuevo, como si nos acabáramos de conocer. Hola, me llamo Delon, ¿Quién eres tú?-
- Vete a la mierda.- estaba tan molesto que ni se giró para insultarle a la cara.
- ¡Vale, lo siento, pero no deberías ponerte tan antipático solo por ese colgante, y no te preocupes que no lo venderé ni le haré nada!- Delon comenzaba a perder los estribos nuevamente.
- ¡No tienes ni idea, no es solo por eso!- Kyan se volvió hacia el otro, sentándose en la improvisada cama, miró a Delon con los ojos vidriosos de pura rabia – Yo creí que eras una buena persona, cuando te ví en el lago…de verdad me pareció sentir algo especial, nunca había conocido a alguien como tu…¡Pero me traicionaste como a un imbecil!
Se produjo un silencio en el que ambos se miraron, uno irradiando ira y otro sorprendido y confuso. Entonces Delon bajó la mirada y habló más calmadamente:
-Yo… de verdad lo siento… no pensaba en nada malo. Realmente deseo ir a la ciudad de los elfos-dragones… haría lo que fuera por poder llegar a allí.- Se llevó las manos al cuello y cogiendo la cadena se la quitó por encima de la cabeza.
- Lamento que todo haya ocurrido de esta manera…espero que puedas perdonarme.- y tras decir esto se acercó a Kyan y le colgó al cuello su preciado collar en símbolo de arrepentimiento.
Este se quedó sin palabras de lo sorprendido que estaba. Ambos se miraron en silencio largamente, hasta que por fin el chico le dio las gracias y para asombro del otro le abrazó con cariño. Luego, Delon se acostó rápidamente alegando estar muy cansado y así poder ocultar el hecho de que se había sonrojado.
A la mañana siguiente todo fue muy diferente a como lo había sido hasta entonces, ya que ambos se llevaban mucho mejor y hablaban entre sí civilizadamente.
El incidente había cambiado la forma de pensar de Kyan, ahora ya no creía que Delon fuese un insensible a quien solo le importase él mismo, ahora acababa de descubrir un nuevo lado de aquel desconocido con el cual compartía su viaje.
Delon en cambio se sorprendió a si mismo con su nueva actitud, nunca se había dejado conmover por nadie…Pero aquel joven de blanca piel y hermosos ojos negros le había hablandado torpemente, su mirada afilada y profundia resultaba extrañamente triste, y a la vez apasionada…Nunca había conocido a alguien tan sensible a lo largo de su dura vida.
-¿Quién te ha dado ese colgante?- Se atrevió a preguntar tímidamente.
-¿Y porqué te ha dado ahora por saber sobre mí?- Kyan se extrañó mucho ante la pregunta.
- Bueno…es que eres una persona interesante, y ese colgante es muy bonito en verdad.- Delon habló como si el tema no le interesara demasiado, como si intentara sacar conversación para llenar el silencio del camino.
Kyan tardó un momento en dar su respuesta, no estaba del todo seguro sobre revelar su vida a alguien a quien apenas conocía, de modo que prefirió contar solo aquello que le habían preguntado pero sin revelar su propia identidad.
-Fue mi hermano, estamos muy unidos, él lo es todo para mí… parece tonto pero es muy importante, nunca estuvimos separados por mucho tiempo y por eso durante estos cincuenta años sin verle, he deseado cada día poder volver a su lado. – Kyan miró al otro de repente y le preguntó:
- ¿Y si tanto le quieres porque no vuelves…?-
-No puedo seguir comportándome como un crio…tengo que buscar mi propia vida…Lejos de mi hogar…-
- Si yo estuviera en tu lugar, sabria apreciar lo que tienes.
- Es cierto, cualquiera diría que estoy loco por haber dejado todo aquello por ir a aprender magia, pero es que yo no soy como los demás. El tipo de vida que llevaba entonces me resultaba muy aburrida y yo sentía curiosidad por saber que había más allá del palacio…era mi sueño desde muy pequeño el poder salir a recorrer el mundo. Solían contarme historias de grandes magos que habían recorrido el mundo entero y habían vivido increíbles aventuras, y yo quería ser uno de ellos. Pero ahora me doy cuenta de que la vida no es tan fácil...No es fácil hacer lo que deseas…-
- En realidad sí que puedes hacer lo que desees, pero tendrás que sacrificar lo que es importante para ti, todo depende que cuánto estés dispuesto a perder.- Delon le dedicó a kyan una de sus más encantadoras sonrisas y luego ambos se quedaron en silencio.
Llegó la noche y prepararon un nuevo campamento bien resguardado de las frías brisas nocturnas.
Hicieron turno para bañarse, Delon fue el primero en ir, y Kyan aprovechó que estaba solo para peinar sus largos y lacios cabellos negros, estaba seguro de que si el otro le veía haciéndolo no se lo pensaría dos veces antes de burlarse de él. Y es que en realidad la vida de los que viven en el palacio de los elfos-dragones es muy distinta de la del resto de los elfos.
En ese momento llegó Delon, y le habló por detrás, Kyan estaba tan sumido en sus pensamientos que ni le había oído venir, y del susto que se llevó estuvo a punto de caerse. Delon le sujetó a tiempo pero él también perdió el equilibrio y ambos cayeron contra el tronco del árbol, entre dos de sus grandes raíces.
-¡Qué cobarde eres!- se burló Delon.
- ¡Y tú eres un torpe!- Kyan intentó no mirarle a los ojos, estaban tan cerca que casi podía sentir su respiración en la piel. Intentó levantarse, ya que lo estaba aplastando contra la madera pero el otro no le dejó, abrazó su cintura con cuidado y le trajo aún más hacia sí. Entonces kyan se atrevió a mirarle, estaba completamente serio, y debajo de sus ojos se notaban sus mejillas coloradas. No podía apartar la vista de el, su corazón latía en sus oídos y no le dejaba oír bien, estaba nervioso, y sin saber porque se aferró a sus brazos como si temiera que se fuera a ir de allí. Entonces sin darse cuenta sus labios comenzaron a acariciarse mutuamente con cierta timidez, como si cada uno esperara que el otro de pronto le rechazase.
Fue Delon quien se atrevió a tomar terreno en aquel juego, no sabía del todo por que lo hacía pero lo deseaba, era algo que llevaba deseando hacía varias noches y no podía evitarlo. Se lamían mutuamente sin miedo ya, acariciándose lengua a lengua, pasión a pasión. Pero aquello no estaba bien y lo sabía, se detuvo y sujetando el rostro de Kyan, le obligó a parar a él también.
- Espera…esto no está bien, no deberíamos…- Delon soltó la cintura del chico y le alejó de sí con cuidado.
- Pero yo quiero hacerlo.- Kyan no quería separarse de él, le abrazó con fuerza y no estaba dispuesto a soltarle.
- ¿No tienes miedo de que salga mal…?-
- Eso no importa… me he enamorado de ti.- Y sin decir nada más Kyan tomó su rostro y le trajo hacia sí para besarle, Delon sonrió y le besó también.
Entre sonrisas se separaron lentamente, como si en realidad no quisieran soltarse. Entonces kyan se levantó por fin y cogiendo sus cosas se fue al río. Al regresar, minutos más tarde, no había dejado de sonreír cuando recostándose junto al otro, le volvió a besar.
- Creí que me odiabas… nunca pensé que algo como esto llegaría a ocurrir, no sabes lo feliz que me haces.- Delon le abrazó contra su pecho, con fuerza.
- La verdad es que yo desde el momento en que te ví desnudo en el rio me estaba muriendo por dentro solo de pensar en esto….- Kyan se acercó aún más a su compañero, y le habló al oído, en susurros:
- Perdóname por haberte tratado tan mal desde un principio, para recompensarte te llevaré a donde tanto deseas ir: Dragonia. – y con mucha suavidad besó su cuello.
-¿De veras harás eso por mí? Gracias, pero tú eres quien debería perdonarme por mi comportamiento… ¡me odio a mi mismo por ser tan egoísta! –
- Perdonémonos mutuamente-
-Como tú digas-
- Delon ¿puedo pedirte un favor?...juntemos nuestros sacos de dormir, quiero sentirte más cerca de mí…- Ambos sonrieron e hicieron lo que kyan deseaba, de esa forma, y luego de un último beso de buenas noches, durmieron cálida y placenteramente uno en brazos del otro.