Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dragonia por kaleido_dance

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!! he tardado muchisimo en actualizar, es que la inspiracion es asi...viene y va...tambien tengo pendiente actualizar dragonfly...aunque este anexo y dragonfly no son muy populares a mi me encantan porque me permite ser tan elegante y romantica al escribirlo....y al mismo tiempo el lemon es tan fuerte....

 

  no entiendo como no le gusta a todos xd

 

esta parte es un poco hetero...pero pronto llegara la historia de kyon y todo sera muy diferente jejejeje...

 

 

II

 

Amor prohibido.

 

 

 

 

 

   Las semanas iban pasando rápidamente.  En el palacio comenzaba a notarse la ausencia de Aon, todos hablaban sobre la insana obsesión del jefe del clan, quien se pasaba los días encerrado en su torre con la hermosa niña que albergaba en un vientre al futuro heredero. Era tal su abandono que su padre On tuvo que ir a mantener una seria conversación con su hijo.

 

  -Aon…se habla mucho últimamente de tu extraño comportamiento, parece que tienes un importante problema…- El que meses atrás había sido jefe supremo del consejo, era el padre de Aon, como todos los miembros del linaje real tenia un aspecto tremendamente similar a su hijo, cabellos completamente negros, largos hasta la cintura, lisos y suaves como la seda, caian grácilmente alrededor de su rostro enmarcando sus formas afiladas y serias, sobre blanquísima piel. Sus ojos eran afilados como cuchillas, completamente negros y frios, debajo de uno de ellos había una cicatriz centenaria, que hacia mas interesante su hermosísimo rostro, por el cual el tiempo no había transcurrido en absoluto. Como todo heredero de la tradición del dragon, era inmortal, llevaba una vida normal de elfo hasta alcanzar la edad adulta, luego se mantenía en ese estado para siempre, sin cambiar en nada. Edad que su hijo pronto alcanzaría.

 

  -Padre, no tengo ningún problema, todo esta perfectamente, como siempre. No se que os pasa a todos últimamente, me cuestionáis,  me vigilais ¡¿Por qué no puedo vivir en paz?!-

 

  Aon se levantó bruscamente de la mesa, dando un puñetazo, encolerizado. On ni se inmutó, limitándose a alzar el tono de su voz para sentenciar su autoridad.

 

 -¡Eres el heredero Supremo Aon!¡Tienes que dejar de comportarte como un niño caprichoso y atender a tus responsabilidades, el reino depende de ti!¡No vas a las reuniones no hablas con los concejales, no presentas tus informes ni proyectos…!-

 

 Aon no sabía que decir para defenderse, aquellas palabras estaban tan llenas de verdad como su corazón de amor por la niña extranjera.

 

  -¡Es que no lo entiendes!¡Nadie lo entiende!¡estoy perdiendo la cabeza…!- intentó explicar el joven heredero.

 

  -¡Y perderás mucho mas Aon!- Su padre se puso de pié también, ya era hora de ir acabando la discusión. – Dentro de tres días habrá una importantísima reunión de consejo, yo también asistiré, de forma excepcional, y tu debes ir también. Ha llegado a mis oídos que en las ultimas reuniones se habló muy mal de ti, y me han pedido que te diga que si no asistes a esta reunión no te molestes en volver a ir nunca mas, yo volveré a ocupar el puesto de Supremo del consejo. – On se giró ya dispuesto a marcharse, dirigiéndose a la puerta, no se digno a mirar a su hijo para decir las ultimas palabras. –Nunca creí que me decepcionarías de esta forma, tenia grandes expectativas en ti, todos las teníamos…tal vez es que aun no estabas preparado para este gran paso.-

 

  Luego solo se oyo el suave crujido de la puerta al cerrarse.

 

  Aon se sentía tremendamente avergonzado, humillado, se sentía un completo estúpido. Ni siquiera vió llegar a su primerizo Allen, quien venia cruzando el jardín a paso ligero, con semblante serio.

 

  -Aon…acabo de ver a tu padre irse, ¿Qué te ha dicho?-

 

La respuesta se hizo esperar, el heredero parecía estar intentando controlar sus nervios, la conversación le había dejado un amarguísimo sabor a derrota y culpa. Pero necesitaba descargar toda esa tensión.

 

 -Me ha dicho que habrá una reunión del consejo…que sino voy le darán el puesto otra vez a mi padre…-

 

 -Pero no dejaras que eso ocurra, eres el heredero mayor y el jefe supremo del consejo, no puedes perder todo eso por nada…-

 

 -¿¡Nada!?¿crees que no me pasa nada? Casi no tengo voluntad últimamente…no se que hacer para volver a ser yo mismo…y esa  maldita reunión ¡no se si debería ir!-

 

 -¿Pero que dices? ¡claro que debes ir! ¡tu futuro esta en juego…!-

 

 -¡¿Y crees que no lo se?!- Nuevamente el heredero perdia los nervios ante una poderosa cólera.- ¡me criticaran todos allí…frente a mi padre…frente  a todo el mundo! ¡sere la deshonra de la familia!-

 

 -¡Ya lo eres, Aon!-

 

  El joven amante recibió una violenta bofetada por parte de su agresivo amo. Pero no se contentó con una simple bofetada, cogiendo el cuello de la túnica de su chico continuó bofeteándolo hasta que le dolió la mano y puso fin a su castigo con un fuerte empujon que envió al pobre Allen de espaldas sobre la alfombra.

 

  -¡Eres un insolente hijo de perra!¡¿quien te crees que eres para hablarme asi?!

 

 Un tenso silencio inundó la habitación.

 

   Allen no se atrevía siquiera a mirar a su amo, temeroso de un nuevo ataque, un par de gruesas lagrimas rodaron sobre sus enrojecidas e hinchadas mejillas.

 

  Aon no se dignó a mirarlo, giró sobre sus talones y se dirigió hacia la habitación de cristal donde descansaba su pequeña flor.

 

 -Ya no me quieres ¿verdad?- Allen apenas podía hablar, tenia un doloroso nudo en la garganta a punto de romperse en un sollozo.

 

 Pero Aon no se conmovió ni un ápice:

 

 -Cuando te hayas cansado de llorar puedes comenzar a llevarte tus cosas de mi torre.  

 

  Al entrar en la habitación de cristal todo su enfado desapareció de repente, era como ir a otro mundo, uno mucho mejor, donde no había normas ni criticas, solo amor. Abrió las cortinas que envolvían la cama y descubrió allí a la joven madre profundamente dormida, alargó la mano con cautela y suavemente acarició su frente. Ella despertó, pero lejos de sobresaltarse, al ver al padre de su fruto, sonrió can dulzura.

 

 -Aon…-susurraron sus labios –Aon…-

 

 -Sí…muy bien pequeña, Aon esta aquí…- Inclinandose sobre su rostro le dio un apasionado beso en la boca, lamiendo sus labios de rosa, sentía palpitar ferozmente su corazón en el pecho. La miró a los ojos largamente, acariciando su rostro, quería decirle tantísimas cosas y que ella las comprendiera, que le hablara también, saber su nombre…

 

 -Te amo…mi niña…-

 

  Con una profunda tristeza volvió a besarla, temblaba al imaginar el dia que se la arrebatarían de las manos….¿cuantos meses quedaban? No demasiados, su vientre era grande, levantó la falda de su vestido y lo acarició, podía sentir la calidez de su interior. Quería amarla por siempre, convertirla en su reina, todos la adorarían y respetarían, cuidarían juntos del pequeño heredero en su interior, como una autentica familia. Nunca había conocido a su propia madre, pero al ver a esa niña sabia que su madre debía de ser una mujer hermosa e increíble…

 

 -Te he traido cerezas.- le dijo con una sonrisa.

 

 -Cere…zas…-repitió ella.

 

-Eso es…cerezas…- Aon sacó un pequeño paquete de seda de dentro de su túnica, lo abrió y cogió una frutita escarlata, la puso entre los labios de la niña, ella la comió y luego frunció los labios para dejar caer el pequeño corazón en la mano de Aon.

 

 Una a una las comió todas, mientras su protector la observaba fascinado, admirando  su fértil cuerpecito, que no dejaba de ser hermoso a pesar del embarazo. Con cuidado le quitó el vestido para abrazarla, sintiendo su tenue calor. El también se quitó la túnica, desnudándose completamente volvió a envolver su cuerpo. Ella, curiosa no pudo evitar fijarse en su entrepierna dura y vigorosa, pero Aon la distrajo con sus apasionados besos, recorriendo e frágil cuerpo con las manos, jugó con sus grandes pechos, pellizcando sus pezones, para finalmente dirigir ávidos los dedos al clítoris escondido entre sus piernas. Mientras jugaba con los dedos allí el mismo se masturbaba preparándose para entrar. Cuando estuvo lo bastante humeda se colocó entre sus piernas e inclinándose obre ella la penetró suavemente, abrazando su frágil cuerpo, embistiéndola con tanta suavidad y cuidado como nunca lo había hecho antes. Mirándola a los ojos y besándola suavemente se deleitaba oyendo sus suaves gemidos, pero no pudo soportarlo durante mucho tiempo y acabó viniendo dentro de su cuerpo.

 

 

 

    Aquella noche durmió junto a su amada en la habitación de cristal, el resto de la torre estaba vacía, echó a Allen, el hombre que había querido desde que era un niño, habían crecido juntos, habían descubierto todo juntos, la persona que había elegido para pasar el resto de su vida…¿Cómo pudo hacerle eso?

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

pobre aon...que penita me da...esta historia es tan pervertida a la vez que dramatica....

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).