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Dragonia por kaleido_dance

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Notas del capitulo:

Bueno, porfin se puede decir que la parte de Aon ha medio terminado, ahora es el momento de la infancia de Kyon, y de como su educacion pervertida comienza....

III


Kyon


 


Aon optó por cambiar su actitud para no arruinar su vida, estaba a punto de ser padre, tenía toda una vida por delante, hasta que su hijo tuviera hijos también, él sería el heredero supremo de la tradición, igual que su padre y el padre de su padre, y su padre también….


Era imposible rechazar la tradición, y él amaba a Allen, desde pequeños se habían amado, y juntos habían esperado con tanta ilusión el bebe que sería heredero…


 Pero aunque cada noche hiciera el amor con su amante y con otros hermosos jóvenes del palacio, no podía dejar de pensar en su amada niña embarazada, cuando allen no estaba o dormía profundamente se acercaba unos minutos a la habitación de cristal para mirarla y tocarla. Por la noche lloraba antes de dormir, porque sabía que faltaban pocos días para el parto y entonces no la volvería a ver jamás.


  Un día Allen le descubrió llorando y supo enseguida porque su amo estaba últimamente tan raro, era por la niña extranjera.


 -Aon, sé que te has enamorado de ella…¿pero de verdad no te basto yo para olvidarla?-


 -Nunca podrás entenderlo Allen…ha sido la primera vez en mi vida que he visto a una mujer…jamás conocí a mi madre…-


 Las lagrimas rodaban pesadamente por las mejillas de Aon, con suma serenidad.


 -Lo sé Aon…yo he estado contigo toda tu vida casi…-


 -Pero a ti no te quitaron a tu madre, seguramente aun podrías verla si quisieras…yo no tengo nada de ella, ni un recuerdo…ni siquiera puedo distinguir su presencia en mí…mi cuerpo tiene el mismo aspecto que el de mi padre, no puedo ni imaginar el aspecto que tenía, es como si no hubiera existido nunca…-


 El joven amante abrazó al triste heredero contra su pecho, acariciándole la negra melena.


 -Te amo Aon, yo me quedaré contigo, y cuidaremos al niño juntos…los dos.-


 


 En ese mismo instante dos jóvenes parteros aparecieron en la habitación agitados y con sonrisas nerviosas.


  -¡Su alteza! ¡Venga enseguida, ya esta a punto de nacer!-


  Aon confuso, se secó las lagrimas a toda prisa, mientras Allen y los dos jóvenes le conducían a la habitación de cristal donde parecía haber un buen ajetreo, varios médicos, los dos jóvenes parteros, incluso el padre del heredero daba vueltas nervioso junto a la cama, donde la niña se retorcía entre gemidos, tenía las piernas abiertas cubiertas por una sabana, y los médicos metían allí debajo sus manos, otro hombre le secaba el sudor con un paño húmedo.


 -¡Aon! ¿Dónde estabas! Lleva de parto unas 2 horas y media, pero parece que ya es el momento, la cabeza comienza a asomar…-


 -Lo siento, padre, ya estoy aquí…-


 El futuro progenitor se acercó rápidamente a la cama, y los médicos le permitieron ver debajo de la sabana, donde vió algo que casi le hace desmayarse, pero recomponiéndose con valor se acercó a la cama y abrazó a su niña, cogiéndole la mano.


 -Vamos, cariño…se fuerte, pronto acabará…-


 Pero no fue tan pronto, tardó otra hora y media en lograr dar a luz al bebe, Aon no se movió de su lado en ningún momento, y en cuanto oyó los llantos del niño se sintió muy aliviado, lleno de emoción y conmovido, nunca había vivido un momento semejante en toda su vida. Pero lo mejor llegó cuando los médicos le dieron un pequeño envuelto de toallas y sabanas blancas, en su interior asomaba una carita diminuta, rechoncha y palida.


 -Hola…-


 Susurró el joven heredero, llorando silenciosamente. El bebe había dejado de llorar, en su lugar comenzó a abrir los ojitos lentamente, eran de color verde claro como los de su madre.


 -¿Quieres ver a mama…?-


 Con muchísimo cuidado colocó al bebe junto al rostro de su madre, ella sonriente y llorando le dijo unas suaves palabras en un idioma desconocido para Aon, quien la besó dulcemente, sin dejar de abrazarla, ni soltar tampoco al bebe, temía tanto que se le cayera o le ocurriera algo malo…


 Todos se marcharon de la habitación contentos y silenciosamente, debían comenzar los preparativos para la gran fiesta de bienvenida que se celebraría dentro de tres días en el palacio.


 Aon se acomodó en la cama de la habitación de cristal, junto a la madre de su hijo y el pequeño Kyon, asi le llamo, en honor a la mujer que había amado mas que a nadie, en secreto la llamaba Kyarineh, que en elfico antiguo significa cereza, la fruta preferida de la joven. Aquella noche se sintió el hombre mas feliz y triste del mundo, porque sabía que al despertar ya no sería el mismo, habría perdido lo mas hermoso que había conocido en la vida…


 


  Pero el sueño pudo con su voluntad, y sin darse cuenta se quedó profundamente dormido entonces su Dragon alzó el vuelo excepcionalmente en una noche de luna creciente, llevando entre sus garras a la niña extranjera devuelta a su casa, nuevamente virgen y sin recordar nada de lo que acababa de vivir.


 Cuando a la mañana siguiente el llanto del bebe despertó a Aon, descubrió a su lado un vacio que le partió el corazón, y llorando silenciosamente acunó al pequeño Kyon para que dejara de llorar, casi parecía que el también supiera que acababa de perder a su madre.


 


 Pero los días iban pasando poco a poco, muy lentamente, Aon se pasaba las horas con el bebe, jugando con él, no lo dejaba solo nunca, y no dejaba que nadie lo tocara, excepto Allen, quien lo cuidaba cuando él no podía, o la mujer que le daba el pecho. El que debía ser el heredero supremo del clan descuidaba nuevamente sus deberes como jefe de la corte, no asistía a las reuniones, no salía de su habitación, no hacía nada mas que cuidar del bebé. Allen intentaba animarle para que saliera, al menos que bajara a cenar al salón, o que hiciera algo, que hablara con su padre, pero no servía de nada.


 


 -Aon, otra vez nos encontramos en la misma situación de hace unos meses, no puedo creer que hayas vuelto a caer en depresión…-le reñía su padre, un día en que le permitió entrar a verle.-Un bebé debería ser motivo de alegría y gloria para ti, para todos…me estás decepcionando muchísimo, hijo.-


 -Lo siento, padre..- Aon apenas podía hablar, un sollozo le quebró la voz, y sus ojos se inundaron de lagrimas.


 -¡Pero mirate, Aon! ¿es que no te cansarás nunca de llorar? Yo no te eduqué así…-


 -¿Cómo lo hiciste padre…? ¿Cómo pudiste seguir luego de que ella se fuera?-


 -Ha sido tu error, te has enamorado de ella…no estabas preparado, yo creí que te había enseñado a amar a quien debías…-


 -¡No puedes obligarme a amar a quien tú desees!-


 -Aon, tú elegiste a Allen, yo solo te enseñé a amar…pero la tristeza nubla tu mente…intenta olvidar, haz lo que quieras, come, bebe, ama a tantos hombres como quieras, hijo, eres el heredero de este clan, tienes todo lo que puedas desear, excepto mujeres…¡pero porfavor despierta ya!-


 Con su fuerte mano dio una bofetada en la cara a su hijo, quien se dejó golpear impotente, cayendo de rodillas sobre la alfombra, incapaz de reaccionar, mientras su padre On cogía al bebé de la cuna junto a la cama.


 -Me quedaré con el niño hasta que hayas vuelto en ti…yo cuidaré de él…-


 -¡No, padre, no! ¡Por favor…no me lo quites, por favor…!-


 -Es por tu propio bien…-


 -¡No…!-


 On cerró la puerta suavemente tras de sí, y Aon se quedó en junto a la cama llorando.


  Pronto Aon fue recuperando su cordura, apoyado por Allen y sus amantes segundos, nunca le dejaban estar solo o triste, y utilizaban cualquier método para ello, el mas frecuente era la bebida, mezclada secretamente con el conocido elixir de la felicidad, un estimulante presuntamente prohibido, solo permitido en casos extremos como el de Aon. Era un líquido que al beberse aceleraba la circulación, haciendo que el corazón bombeara mas rápido, produciendo una agradable sensación de felicidad y alegría. Cuando Aon ya parecía estar mas tranquilo fueron dejando de administrarle el elixir, pero nunca mas perdió el gusto exesivo por el alcohol.


 Sin embargo pocas semanas fueron necesarias para que él volviera a retomar sus actividades como jefe supremo del clan y la corte, incluso pudo volver a cuidar del bebe, quien pronto sería iniciado en la tradición de los dragones, convirtiéndose de forma oficial en parte de la familia.


 Así fue como un día el pequeño Kyon vestido con una túnica negra muy simple, fue llevado al altar por su padre, donde los sacerdotes lo iluminaron con un rayo de luna guardado en una rosa, y luego dibujaron con tinta sagrada el símbolo del clan en la parte posterior de sus pequeñas y frágiles caderas. Orgullosos los otros miembros del clan dieron una fiesta inmensa en su honor, en los jardines delanteros del palacio, donde estuvo todo el pueblo invitado, aunque la familia real no podía mesclarse con ellos y permanecía en un recinto privado.


 Así fue como comenzó la particular historia de Kyon, quien tuvo que crecer un poco antes de lo debido por fortuitas e inexorables circunstancias de la vida.


 


 

Notas finales:

En fin, espero que a alguien le haya gustado, porfavor si os gusta o lo que sea dejad algun review asi me da animos a continuar!!!

el proximo capi tendrá mucho lemon, Aon debe iniciar a su hijo en el sexo, comienza el incestooooo!!!


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