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Dragonia por kaleido_dance

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Notas del capitulo:

Holaaa!!! bueno este finde estoy actualizando un poco todos mis ficss jejeje espero que a alguien le gsute este capii T__T

 es el primer lemon incesto!!! siii!!! aon desvirga a su niñitoo1!! yuppieeee!!

 


V


Sangre


 


 


 Esa misma tarde todo se puso en marcha, se armó un gran revuelo en Dragonia al saberse que Kyon se haría hombre por fin. Había una habitación especial para tan esperado día, que antaño había sido utilizada por Aon y su padre On, e incluso antes por On y su padre Nin, y más historias.


 Los sirvientes corrían por los pasillos preparando todo, había sido tan repentino que el caos comenzaba a extenderse por todos lados, en la cocina los cocineros estaban desesperados buscando los ingredientes para la cena especial de esa noche, los criados corrían por todos lados buscando velas, sabanas, flores, todo lo que necesitarían para tener lista la cama donde se llevaría a cabo el acto.


 El pequeño Kyon mientras tanto disfrutaba de un relajante baño junto a sus lacayos mas allegados, le daban masajes y limpiaban su cuerpo con esmero y delicadeza. El niño estaba muy emocionado y ligeramente nervioso. Apenas podía estarse quieto mientras lo perfumaban y le embadurnaban el cuerpo en deliciosos aceites. Aquel día sería casi el más importante de su vida, había un traje especial esperándole, y por primera vez utilizaría las joyas que solo los herederos adultos podían lucir en ceremonias oficiales. En su habitación los sirvientes prepararon su hermoso cuerpo, vistiéndolo con una delicada túnica de seda roja, sin ropa interior alguna, decoraron sus cabellos con pequeños lazos rojos, símbolos de la sangre que sería derramada en tan especial ocasión.


 Pero en verdad todo aquello a él no le importaba tanto, el paso para convertirse en un hombre como su padre era lo que llevaba tanto tiempo esperando, luego podría dedicarse a elegir entre los mas esplendidos jóvenes de Dragonia a su amante primerizo, y a los  segundos y terceros, quienes vivirían con él en su propia torre…


 -Kyon, ¿estas listo ya?-


 La voz de su padre le hizo volver a la realidad, y muy feliz el pequeño Kyon fue corriendo hacia la puerta donde le esperaban para comenzar la ceremonia.


 Aon también estaba vestido con túnicas rojas, pero no llevaba nada en su pelo, simplemente una diadema de oro negro cruzaba su frente elegantemente. Al verlo tan arreglado y hermoso le dedicó una fugaz sonrisa, acompañada de un beso en la mejilla.


 Cogiéndolo de la mano se lo llevó a la habitación, en la puerta les esperaban todo un cortejo de sirvientes y criados, y dentro todos los amantes de Aon estaban ya inclinados saludando a su amo, Allen iba vestido de blanco y resaltaba entre todos los demás. Al verlos llegar se tomó del brazo de su señor y juntos esperaron a On, quien debía ir a bendecirles.


 El hombre llegó vestido completamente de negro, iba escoltado por todos sus amantes, unos músicos tocaban suaves melodías para acompañar su entrada. Al acercarse extendió la mano para que su hijo la besara arrodillándose ante él. Kyon también se arrodilló, y cuando el heredero mayor le enseñó el dorso de su mano, con labios temblorosos depositó en sus nudillos un tierno beso.


 -Levántate Kyon, este es el día más importante de tu vida, dejarás de ser un niño para convertirte en un magnifico hombre que algún día dará mas hijos a Dragonia. Tu sangre correrá esta noche como un día corrió la de tu padre y lo hará la de tu futuro hijo…-


 Inclinando su imponente figura cogió el rostro del niño y le robó un escueto beso.


 -Sé la honra de todos los herederos, Kyon.-


 Luego se dirigió hacia su hijo.


 -Aon, honra tú también la estirpe de los elfos-dragones y no tengas piedad de su cuerpo, a partir de hoy dejaras de ser padre para convertirte en maestro. Enséñale a amar y a ser un buen heredero.-


 Y cogiendo el rostro de su hijo juntó sus labios para deleitarlo con un elegantísimo beso, Aon cerró los ojos y tembló al sentir nuevamente aquella lengua en su boca, luego de tantísimos años sin probarla. Por un instante recordó la noche en que él mismo se convirtió en hombre a manos de su padre.


 Luego todos los concurrentes se inclinaron ante él mientras se giraba para marcharse, pasó entre todos los jóvenes que lo acompañaron y apuró el paso hacia su torre nuevamente.


 Uno a uno los amantes de Aon se acercaron para besar las manos de su amo, retirándose luego para dejar a solas a los herederos. Allen fue el último, pero no besó sus manos sino sus labios, con pasión y recato.


 -Me habría gustado estar esta noche con vosotros, supongo que dormiré solo hoy…-


 -Ya tendrás más noches para estar los tres juntos, te doy mi permiso para que duermas con Tan solo por hoy.- Le contestó el mayor con una sonrisa.


 Allen besó entonces los labios del pequeño Kyon.


 -No tengas miedo, tu padre puede ser muy amable cuando quiere ¿sabes?- Con una pícara sonrisa les guiñó un ojo y se marchó, cerrando las puertas tras de sí para dejarles a solas.


Un silencio incomodo se alzó entre padre e hijo.


 -Estás realmente hermoso hoy, Kyon.- le susurró el adulto acercándose tranquilamente. Con una mano en su hombro lo condujo hasta una cristalera que había en el lado izquierdo de la habitación, a través de ella se podían ver los rosales del enorme jardín del palacio. Había una pequeña mesa con platos esperándoles. Se sentaron en silencio y antes de comer Aon sirvió licor de fruta de la pasión en dos copas.


 -Brindemos por esta noche.- Dijo alzando la suya, Kyon, le imitó y ambos hicieron tintinear los cristales, para luego llevarse la bebida a la boca. Pero el menor nunca había probado nada parecido y al sentir como el alcohol le quemaba la garganta se atragantó y comenzó a toser.


 Aon se rió por lo bajo y le sirvió un vaso con agua para que se aclarara. Comenzaron a cenar, el niño no recordaba cuando fue la ultima vez que había probado platos tan elaborados, y todos con ciertas reminiscencias indirectas hacia el significado de aquella noche, arándanos rojos entre la ensalada, salsa de moras manchando la carne, melocotones rellenos de frambuesas rojas y jugosas.


 Cada vez se ponía mas nervioso, y su padre le obligaba a beber el licor aunque tuviera que acompañarlo de agua para aclararse la garganta, él en cambio penas bebió la primera copa, el resto de la botella se lo hizo tragar al niño.


 Al acabar la cena Kyon estaba ya que no podía enfocar bien, veía todo ligeramente borroso y le costaba mucho caminar recto, debía ir hasta la cama pero le resultaba imposible, por otro lado se sentía tan ligero y alegre, e infinitamente mas tranquilo. Aon lo condujo hasta la cama, con mucho cuidado y recostándolo allí lo desnudó cuidadosamente. Besó sus labios con cautela mientras abría la manta para tumbar a su hijo sobre las sabanas cubiertas de pétalos de rosas. Con un rápido movimiento de su mano encendió las velas que inundaban la habitación e hizo que las cortinas se cerraran de golpe, envolviéndolos  en la cálida penumbra de las llamas. Al quemar la cera desprendían suaves aromas que inundaban toda la estancia.


 -Que bien huele…- dijo con una sonrisa tonta Kyon, no sabía muy bien lo que estaba ocurriendo pero estaba poniéndose muy caliente, la lengua de Aon jugando con sus labios, sentir la suavidad de las sabanas de seda sobre su piel desnuda y la calidez del ambiente lo estaban excitando muchísimo.


 -Relájate mi pequeño Kyon…a partir de hoy ya no serás tan pequeño…-


 Aon sabía que el alcohol debía de estar embriagándolo y los efectos afrodisíacos de todo lo que había en la habitación estaban cumpliendo sus objetivos. Ya faltaba poco para comenzar el ritual. Extrajo de entre su ropa una diminuta botella de cristal, que contenía aceite de rosas. La puso en la mano del niño mientras se quitaba su túnica, dejando al descubierto su escultural cuerpo adulto.


 -¿Para que es esto…?- preguntó Kyon mirando la botella hipnotizado con los colores del cristal.


 -Para no hacerte daño, hijo…dámela.- La cogió de sus manos y la destapó, acercándola a la nariz del chico le permitió oler la fragancia que emanaba.


 -¡es delicioso…! ¿puedo bebérmelo?-


 Aon sonrió enternecido.


 -No es para beber.-


 Vertió unas gotas sobre su miembro erguido y duro, sin apartar la vista de su niño, quien a su vez lo observaba también, sorprendido. A duras penas recordaba porqué estaba allí en una cama tan bonita a solas con su padre, iban a hacer algo importante, juntos, pero ignoraba qué sería.


 Sin embargo Aon no le iba a permitir hablar más, se inclinó nuevamente sobre él devorando sus labios, su lengua, se introdujo en su boca hasta el fondo sin dejarle respirar apenas, sintiendo el fuerte sabor del licor de la cena. Con sus viriles manos fue recorriendo el cuerpo desnudo del niño, sintiendo su calor y suavidad con gran intensidad; apenas si tenía formas, unos preciosos pectorales comenzaban a sobresalirle en el pecho, y su cintura se ponía mas dura con los años, el pequeño pene que hasta hace poco apenas tenía el tamaño de su dedo meñique, ahora se alzaba magnifico y delicioso ante sus ojos.


 Inclinándose entre sus piernas temblorosas y pálidas, besó el rosado glande que asomaba entre la delicada piel, se veía jugoso  y palpitante, preparado para eyacular con un poco de estímulo, pero tal vez estaría demasiado nervioso, ya que en cuanto lo acarició con la punta de la lengua su semen se desparramó dentro de la boca de su progenitor.


 -¡Lo siento…no pude evitarlo…!- se escandalizó Kyon haciendo un ademan por levantarse, pero su padre lo volvió a tumbar restándole importancia.


 -Tranquilo…es normal que estés asi…pero relájate, hijo, sino será mas difícil.-


 Volvió  a besar sus labios mientras con una mano masturbaba su pene aún duro, lubricando con el propio semen que había expulsado jugó con la piel y con el sensible glande, hasta conseguir que se endureciera aun más. Luego se lo introdujo en la boca nuevamente para deleitarlo con una exquisita felación, húmeda y caliente. Kyon lo observaba alzando el cuello levemente, muy sonrojado y comenzando a gemir sin reparos, buscó la mirada de su padre, y ambos cruzaron sus ojos. Esa vez una cálida sensación recorrió todo su cuerpo al sentirlos, los ojos de Aon le estaban haciendo el amor sensualmente, igual que su boca y sus manos. El padre detuvo sus lamidas para permitirle correrse mas tarde, primero debía penetrarlo y así utilizaría su orgasmo para aliviar el dolor. Con cautela alzó los muslos del niño acercándolos a su pecho, le hizo cogérselos él mismo para exponer su preciosa entrada virgen. Dejó caer unas gotas del aceite de rosas en el perineo del chico para untarlo suavemente con los dedos en la rosada piel de su ano, con las yemas fue abriendo sitio entre los dulces labios para intentar introducirse. Pero estaba demasiado cerrado.


 -Kyon…necesito que te relajes, intenta respirar y soltar todo tu cuerpo.-


 El pequeño observaba todo muy avergonzado y temeroso, era la primera vez que alguien exploraba en aquella zona de su cuerpo, intentó recordar el sirviente con el que había estado jugando, la forma en que gemía cuando le metió los dedos, y el increíble orgasmo que le produjo con aquellas caricias. Poco a poco fue liberando tensión en sus músculos, procuró recordar como entraban y salían sus dedos del ano virgen del sirviente y a conciencia intentó dilatar sus labios para dejar entrar los dedos de su padre.


 -Lo estás haciendo muy bien, Kyon…sigue así…muy bien.- Introdujo la punta de un dedo, echando mas aceite lo movía en círculos intentando entrar más, empujando hacia adentro consiguió meterlo todo y retirándolo con cuidado hizo sitio para meter otro. Con dos dedos adentro lo embistió con fuerza procurando no herirlo, buscó la próstata hinchada de su hijo en el húmedo interior y al encontrarla, la acarició muy suavemente. Al mismo tiempo con los dedos de su otra mano volvió a acariciar su pene erecto y Kyon ya no podía ahogar los gritos de placer que le estaban causando tantas atenciones. Aon se estiró un poco para apresar su boca y besarlo intensamente.


 -¿Te gusta…? ¿quieres correrte?- Le susurró al oído.


 -¡Sí! ¡Ahg…ah…si, voy a correrme…aahg...ah…!-


 Ante los gritos de su niño, aceleró los movimientos de ambas manos y le mordió vorazmente el cuello. Kyon comenzó a retorcerse descontrolado sobre la cama, nunca en toda su vida había sentido nada igual, una especie de doble orgasmo estaba produciéndole espasmos en todo su cuerpo y de pronto la mente se le quedó en blanco mientras el semen salía disparado desde su glande, manchándose el vientre a la vez que gritaba desesperado.


 Alzó los brazos y se quedó allí tumbado semiinconsciente  y sin poder respirar. En ese momento Aon aprovechó para masturbarse su propio miembro, y bañándolo con el suave aceite lo colocó justo en la dilatada entrada del niño. Introdujo apenas la punta del glande, preparándose para embestirlo hasta el fondo, pero antes de hacerlo se inclinó dulcemente sobre su hijo para abrazarlo con todo su cuerpo, y envolviendo su cabecita con una mano empujó con fuerza las caderas introduciendo de golpe todo el tronco de su enorme virilidad hasta chocar con el fondo del prieto trasero. Kyon al sentir como se abría paso en sus entrañas de forma tan violenta y desgarrándole la delicada piel de los labios de su ano, soltó un grito que enseguida fue sofocado por la boca de su padre. Sus ojos se abnegaron en lágrimas mientras desesperado intentaba quitarse de encima el pesado cuerpo que lo torturaba, sin conseguir moverlo ni un centímetro.


 -Tranquilo, Kyon, tranquilo…respira profundamente y mírame…mírame Kyon.-Le susurró el padre intentando calmarlo.


 El niño abrió los ojos para encontrarse con la seria y hermosa mirada Aon.


 -Me duele mucho…-susurró ente sollozos.


 -Lo sé, tranquilo, será rápido…pronto acabaremos-


 El heredero mayor comenzó a mover sus caderas, besando los labios del niño para ahogar sus gritos, podía sentir todo su cuerpo en tensión, ya no forcejeaba por librarse del peso de su padre, pero no estaba tranquilo. Concentrándose en los movimientos de su miembro procuró no mirar el rostro de sufrimiento de Kyon mientras aceleraba las embestidas. Ya le faltaba poco para correrse, abrazaba su frágil cuerpo con ternura, recordando la forma en que había abrazado a su madre el día que también la desvirgó a ella para concebir a su precioso niño. Ella también había llorado…pero no quería recordar sus lágrimas, sino las hermosas formas de su cuerpo, como se retorcía cuando le lamía la entrepierna, y el suave tacto de sus pechos hinchados, se concentró en la deliciosa presión de las carnes de su hijo que envolvían su pene, tocaba el fondo con cierta facilidad y sentía todo su calor sofocándolo. Aceleró los movimientos todo lo que pudo hasta sentir que comenzaba a correrse, se quedó inmóvil con la cara hundida en la almohada junto al cuello del niño para ahogar sus gemidos mientras derramaba su semen en el interior. Luego no tardó en retirarse cuidadosamente para no hacerle mas daño al pequeño Kyon, dejándolo en la cama exhausto y adolorido.


 Desnudo fue hasta el armario de donde sacó una delicada toalla para limpiarle la sangre y los restos de semen de la entrada, para luego recostarse junto a él, envolviéndolo con sus fuertes brazos bajo las sábanas.


   Poco a poco fue dejando de llorar y respirando suavemente se durmió acurrucado en el pecho de su padre.

Notas finales:

gracias por haber leiiido!!! muy pronto la conti!!! en el proximo capitulo saldra la hermosa historia de amor de allen y aon...como se conocieron y descubrieron el sexo juntos ejejeje :)


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